—Por supuesto que hablaba sobre lo que me está mostrando, doctor.
—Muy bien. Entonces lo hará sola. Demuestre que estaba prestando atención— retoma la postura, mientras observa mis manos.
Así es difícil poder concentrarme, ya que los nervios me están comiendo viva. Las manos me están temblando por la presión de tenerlo ahí al lado y observándome.
—¿Así, doctor?
—Para ser la primera vez que lo hace, lo ha hecho muy bien. Ahora pruebe esto.
Esas palabras se pueden malinterpretar. En una fracción de segundo tuve miles de pensamientos, no muy sanos, que me llevaron a maldecirme mentalmente. Dios bendiga a la mujer que se esté comiendo semejante hombre.
—¿En qué está pensando en horas laborales? — la mirada que me da, no puedo negar que me incomodó. Es como si hubiera visto a través de mí, lo que se cruzó por mi sucia mente en ese momento.
—Solo estaba pensando en el certificado. ¿Puedo tratarlo en un certificado real?
—Si se siente preparada para intentarlo, no puedo prohibirle hacerlo— sale del estrecho cuarto y regresa minutos después, con unos papeles y un certificado en blanco, que ya tiene un sello—. Estos documentos son los que tiene que llenar el paciente el mismo día que se le administra la tuberculina. Debe asegurarse de que lo firmen, ya que esto es evidencia para el Departamento de Salud. Debe adjuntarse el resultado de laboratorio con esta hoja. Ahora bien, debe llenar el certificado con toda la información que se encuentra en este documento. Es importante que sepa que los certificados que ya tienen sello, no pueden ser alterados. Un sello perdido, es un problema que tendríamos con el Departamento y una justificación que se debe dar. Por eso si comete algún error, debe borrarlo en el momento, o de lo contrario, arreglarlo luego será complicado. ¿Hasta ahora me he dejado entender?
—Lo he comprendido claramente, doctor. Muchas gracias por tomar su tiempo de explicarme. Haré mi mejor esfuerzo para que quede impecable y sin errores.
—Sé que lo hará. Pase por mi oficina tan pronto lo tenga listo— sale de la oficina e inclino la silla hacia atrás para mirar su espalda. Incluso de espalda no se ve nada mal.
Debo concentrarme en el trabajo y en hacer las cosas bien. Él se tomó el tiempo de explicarme, algo que su hermana y las demás compañeras no hicieron. No puedo hacerlo quedar mal, tampoco hacerle perder más tiempo. La preparación me ha tomado más tiempo de lo que pensé, ya que han estado entrando y saliendo pacientes de la oficina, pero tan pronto termino, voy a entregárselo.
—¿Cómo ha quedado, doctor?
—Lo ha hecho excelente—se siente bien ser halagada—. La espero el viernes— le dice a la paciente, me entrega el expediente y salgo con ella.
Le termino de llenar los documentos, me aseguro de que hubiera pagado y le entrego el certificado. Luego le paso los siguiente pacientes y me tomo el tiempo de seguir organizando un poco el desorden. Definitivamente quien estaba trabajando aquí antes, dejó mucho sin hacer. Poco a poco iba tocando el suelo e iba adelantando lo que podía. La sala se había ido vaciando, ya que traté de ir al paso del doctor. A la hora de almuerzo, él sale de su oficina con un papel avisando el almuerzo y lo pega en la ventanilla.
—Necesito que llame al negocio familiar de comida criolla y encargue mi almuerzo. Le sugiero que también compre algo con ellos. Le aseguro que hacen una comida exquisita, además la traen a la oficina.
—Suena bien. Le buscaré el número de inmediato.
—Está sobre su escritorio. Al igual que lo que suelo encargar siempre.
—Gracias, doctor.
Pensé que se iría, pero se sienta en la otra silla del escritorio, mientras realizo la llamada. Cada vez que lo miro de reojo, no lo veo ni pestañear. Sus ojos color cafés se cruzan con los míos y desvío la mirada.
—Ya hice su encargo.
—¿Qué edad tiene?
—24.
—Parece de menos. Pensé que nos había engañado en su currículo.
—¿Por qué lo dice?
—Leí que era de aquí mismo. ¿Es eso cierto?
—Sí, soy de Vista Hermosa.
—Tengo curiosidad sobre una cosa. ¿Usa todo el tiempo medias y tacones?
—¿Perdón?— lo observo confundida, ante su extraña pregunta.
—He notado su incomodidad al caminar. La oficina es pequeña, la única forma de que le moleste usar tacones es porque no está acostumbrada a usarlos. ¿Es cierta mi teoría? —no entiendo a qué vienen sus extraños comentarios y preguntas.
—No suelo usar tacones todo el tiempo— confirmo su teoría, y sonríe.
—¿Se aplica cremas para evitar lastimarse?
—No, no lo hago, doctor. ¿Por qué la pregunta?— cruzo las piernas al ver que extrañamente las está mirando.
—Solo quiero prevenir que se lastime. Siento mucho si la incomodé con mis preguntas— levantándose de la silla, guarda las manos en los bolsillos de la bata—. Cuando venga el almuerzo pase por mi oficina— no tengo tiempo de responder, cuando rápidamente entra a su oficina. De repente se ha vuelto muy extraña su actitud.
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Comments
dulceangel derondon
Dr. a mi también me causan molestias los tacones. será que me da un masajito..
2025-04-08
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rubi salgado
le llamará la atención sus tremendas piernas y se fija mucho en ellas 😃😃
2024-11-29
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mimar silva
es observador el médico
2025-02-16
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