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—Envíeme su ubicación, ya salgo para allá — eso fue muy rápido, yo que pensé que si me rechazaba sería una vergüenza, luego de haberme atrevido a coquetearle.

Le envío la dirección de la playa y quedamos en encontrarnos cerca del muelle. El único detalle es que mi mamá y Jeremy están por ahí y, si lo ven lo más probable quieran conocerlo. No creo estar preparada para hacerlo. El doctor no tarda en llegar, tal parece que le ha metido turbo al auto. Asumo que su casa no queda tan lejos. Miro a todas partes antes de acercarme a su auto, cualquiera que me viera pensaría que haríamos algo malo.

—Suba— me pide al bajar el cristal y no tengo de otra que subirme.

Luego de haberle dicho eso por llamada y lo que pasó anoche, no encuentro cómo mirarlo a la cara.

—¿Tiene la segunda pieza puesta debajo de ese pantalón corto?

—Sí.

—¿Por qué no entró a la playa? No se ve mojada— porque no ha visto mi ropa interior en este momento con solo verlo.

—No tenía ganas de entrar.

—En este lugar será muy incómodo y no podré verla bien. ¿Le gustaría ir a mi casa? No está lejos y puedo traerla según terminemos— ese terminemos lo puedo interpretar de muchas formas, pero no puedo olvidar que solamente puede tener contacto físico con mis piernas.

—Me parece bien, pero debo avisarle a mi mamá por mensaje.

—¿Está acompañando a sus padres? Entonces no estaría bien que me la lleve y los deje solos— de él me dejaría raptar sin problemas.

—Mi mamá está acompañada con mi amigo y no creo que tenga problemas en que vaya con usted y luego regrese, no se preocupe.

—¿El amigo de anoche?

—Sí, ese mismo.

Sin decir nada, pone el auto en marcha y descansa su mano encima de mi muslo. Lo miro mientras maneja y es que es inevitable no hacerlo. Tan pronto llegamos a su casa en Pitahaya, lo sigo dentro. No es adecuado que vayan a verme con él aquí o puede traerle problemas.

—¿Por qué tan nerviosa?

—¿Vive solo?

—Por supuesto. ¿Cómo podría traerla si estuviera viviendo con alguien?

—¿Y no tiene pareja, doctor?

—Creo que es momento de que dejemos las formalidades y entremos en más confianza. Le dije que me llame Maykel.

—Lo siento.

—Soy divorciado, pero actualmente no tengo pareja.

Es imposible creerle algo así. ¿Cómo sería posible que alguien como él no tenga a nadie? No dudo que me esté mintiendo, aún así, no voy a cuestionar nada más sobre eso. Asumo que debía hacer estas cosas con su ex esposa.

—Sígueme— subimos al segundo piso y entramos a lo que debe ser su habitación—. Quisiera verla con esto — busca en la gaveta unas medias oscuras con un encaje que cae sobre el muslo.

—No creo que me sirvan, se ven muy pequeñas.

—Son a tu medida. Las escogí para ti. Por supuesto que deben servirte.

—Pero debo lavarme las piernas porque estaba caminando descalza en la playa y las sumergí dentro del agua.

—No las lave, solo remueve la arena— este hombre tiene unos gustos demasiado raros.

Me acompañó al baña y yo misma remuevo la arena mientras él me observa. Luego me siento en el borde de la bañera y él se arrodilla con una toalla para secarlas. Se acerca varias veces a olfatear mis piernas y fue difícil evitar avergonzarme. Regresamos a la habitación y agarro las medias.

—¿Puede quitarse el pantalón?

—¿Qué? Pero dijo que… — me interrumpe.

—No voy a pasarme contigo, tengo presente y claro nuestro acuerdo, pero me gustaría verla en el traje de baño y las medias.

—¿Debo quitarme la camisa también?

—Si no te molesta y no te sientes presionada, me gustaría que lo hiciera.

Ahora es cuando mis complejos e inseguridades aparecen, haciéndome dudar de si debo o no hacerlo. Solo es quitarme la camisa y el pantalón, quedándome en el traje de baño. No es la gran cosa, a fin de cuentas, eso iba a hacer en la playa. Solo debo imaginar que allá estoy. Me quito la camisa y el pantalón, luego me siento en el borde de la cama para deslizar las medias por mis piernas y, para mí sorpresa, quedaron a mi medida. El material es cómodo y suave.

—¿Puedes caminar por la habitación, dar una vuelta y entrar a la cama?

¿Este hombre cree que soy modelo o algo parecido? No dije nada, solo hice lo que me pide. Camino por la habitación mientras él me sigue con la mirada, doy una vuelta despacio y me acerco a la cama para tenderme sobre ella.

—Dios mío — murmura, antes de entrar a la cama y posicionarse entre mis piernas.

Sus grandes manos se deslizan desde mi muslo, hasta llegar a la planta de mis pies, para luego hacer lo mismo, pero por la parte de abajo. Esas manos tienen la facilidad de derretirme con tan solo tener contacto en mi piel. Flexiona mis rodillas y descansa mis piernas sobre sus hombros. Restriega su mejilla entre ellas, mientras que a su vez las olfatea; parece un tierno gatito. Se detiene, rozando sus labios sobre mi piel, haciendo que el escalofrío se haga presente. Sus labios van recorriendo y besando desde mi tobillo, a la punta de mis dedos. Produce cosquillas, pero no son más fuertes a las que siento por dentro.

Llega un momento en que no le es suficiente besando y percibo la humedad y calor de su lengua. A través del fino material de la media, puedo percibir claramente todo lo que hace. No hay lugar de mis pies, que su lengua no haya recorrido. Incluso succiona la punta de mis dedos, mientras me mira con lascivia. Su expresión está tan cambiada, no parece en nada al hombre con el que he estado en esta situación anteriormente. Mis gemidos no puedo controlarlos, la sensación de ser estimulada de esa manera por él, es muy fuerte.

Su lengua crea un camino recto con destino a mi entrepierna. No hay rincón que no lamiera y diera varias traviesas mordidas. Está tan cerca a mi parte íntima, que me pone nerviosa. Si su lengua se mueve unos centímetros más, estoy segura que podría probar los fluidos que por mi excitación están brotando de mi vagina y humedeciendo el traje de baño.

—Se encuentra en un lugar que no debe, Maykel— advierto, y se detiene solamente para mirarme y esbozar una sonrisa con evidente malicia.

—Esto es parte de mis piernas, así que tengo el derecho de devorarla si quiero — su respuesta y tono dominante, no es del mismo doctor que creo conocer.

Esto es muy cruel. Si esto continúa, no sé si pueda controlarme. El calor y ardor está consumiendo cada parte de mí, evitando que pueda pensar claramente.

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