Miseria

Andreina saltó por los aires, lista para aplastar la cabeza de Lilu, quien la miró despreocupa mientras caia hacia ella, y tras unos segundos escupió una especie de proyectil rojo fluorescente que se dirigió hacia la pequeña Lilim. Pero Andreina, desapareció antes de que el proyectil impactara en ella, y un segundo despues, apareció detrás de Lilu y ataco por la espalda con su gran martillo. Una tecnica ingeniosa, pero inutil.

Antes de poder impactar su martillo contra la espalda de su hermana mayor, esta lo detuvo con su mano blanca como tisa, sin siquiera girar su cuerpo para encararla.

- Maravilloso- dijo Lilu con su voz pasiva y sexy, y esbozando una pequeña sonrisa. Pero aun sin girarse a mirar a Andreina- No esperaba menos de un Lilim criado por Diego.

Andreina hacía presión con fuerza sobre su mazo, para llegar a la espalda de Lilu. Se estaba esforzando tanto, que una gran aura negra empezó a rodearla..

- Andreina, Basta- ordenó Diego con su voz pasiva y su mirada inexpresiva.

Pero Andreina continuaba expulsando su poder, mientras que Lilu parecía demasiado relajada. Gabriela y Miriam, por otra parte, estaban muy nerviosas.

- Luchar, aunque sabes que no puedes Ganar- sonrió Lilu, aun de espalda a Andreina- La misma esencia de un guerrero de alto nivel- ella soltó una risita debil y odiosa- Dejame decirte algo sobre ellos, mi querida hermana. Todos son miserables.

Lilu tiró del martillo de Andreina y mandó a esta contra una pared lejana, que se agrietó al recibirla. Pero se puso de pie de inmediato con su martillo, y nuevamente clavó una mirada de colera en Lilu. Se dispuso a atacarla de nuevo.

- Andreina- dijo Diego quien apareció en su camino de repente, y le puso su mano en el hombro- No lo hagas.

- ¡Apartate!- gruñó Andreina con rabia.

- No arreglarás nada con esto- dijo él- Solo harás que ella te mate.

- ¡Yo no veo que tu hagas algo mejor!

Ambos se quedaron mirando a los ojos fijamente, en silencio, por varios segundos. De pronto, Lilu rió de manera debil y odiosa una vez más, y ellos la miraron.

- Miseria, miseria, miseria- dijo mirándolos, no solo a ellos dos, sino tambien a Gabriela y a Miriam- Eso le aguarda al guerrero invencible ¿No es asi, Diego?

Él no dijo nada, ni tampoco Andreina, quien la miraba con una ira asesina. Solo se limitaron a mirar a aquella palida y siniestra mujer.

- Sobrevir…- continuó diciendo ella- ¿Para que? Al final no queda más que colgar la espada y ver como los años pasan, mientras… obedeces las reglas contra las que luchaste la mayor parte de tu vida.

Ella suspiró y miró a su alrededor con nostalgia. De pronto, pareció sumergida en sus propios pensamientos.

- Condenada a vivir en la oscuridad durante siglos- murmuró eso como si hablara para si misma- Con la soledad y la muerte como unica compañía- Entonces miró a Gabriela y a Miriam- ¿Creen que morir es malo? No. Vivir para siempre, es el verdadero castigo. En especial cuando tu vida inmortal no te pertenece.

Hizo una pausa, mientras su mirada se tornaba triste y melancólica. Entonces miró a Andreina.

- La vida no es justa- dijo- Y la vida inmortal es una prision miserable, de la cual no quieres salir, sino hacerla menos horrible- Ella cayó mientras continuaba mirando a Andreina. Entonces sonrió- Tu hermano Diego se aferra a eso ultimo. No quiere terminar solo y vacio en su prision. Es por eso que te ha traído aquí el dia de hoy.

Gabriela intentaba procesar esa ultima parte en su cabeza, mientras miraba a Diego confundida y asustada. entonces vio como Andreína fijaba su mirada de panico y tristeza en la cara de Diego.

- ¿Qué… está diciendo?- preguntó Andreina a Diego, temblorosa.

- Diego…- dijo Gabriela, temiendo por lo que iba a pasar ahora.

Diego miró los ojos cafés de Andreina, los cuales solo reflejaban terror.

- Sabes que te amo, Andreina- dijo él- Eres una de las pocas cosas que de verdad me importan en esta vida- él calló un segundo- Pero… eres el nucleo de todo este problema. Fue por ti que La Orden envió a esos cazadores a nuestra casa, y fue por ti que durmieron a tus hermanas.

El corazon de andreina se aceleró y un nudo se formó en su garganta, pues suponía lo que estaba a punto de suceder.

- Por eso no me evacuaste de El Llanto Negro aquel dia, junto con el resto de las cuarenta, ¿Cierto?- dijo ella con un hilo de voz, mientras una lagrima rodaba por su mejilla- Sabías lo que iba a suceder al llegar a La Casa De Las Muñecas. Sabías… que nos iban a dormir.

Gabriela recordó aquel momento en que las cuarenta entraron al portal debajo de la escalera en la casa Halliwell. El juró que se reuniría con ellas, y les aseguró que no las iban a dormir. Pero ella no le creyó. “estás mintiendo” le habia dicho. Y él solo respondió con lagrimas en sus ojos: “ Eres muy observadora”.

- Lo siento, Andreina- dijo él, secándole las lagrimas con su dedo- Pero esto es lo justo, y lo sabes.

- Diego…- dijo Gabriela preocupada- ¿Qué es lo que intentas hacer?

- ¿Qué no es obvio?- Dijo Lilu, con su voz pasiva y sensual- Intenta intercambiar a Andreina por el resto de Las Cuarenta.

- ¿Qué?- dijeron Gabriela y Miriam al mismo tiempo, impactadas.

Andreina soltó el llanto y abrazó a Diego, presionando su cara empapada de lagrimas contra su pecho.

- Miseria, miseria, miseria…- musitó Lilu mientras andreina seguía llorando sin parar- ¿Cuántos siglos de juegos con tus hermanitas crees que te perderás? Oh, la inmortalidad es tan cruel.

- Diego, no puedes hacerle esto- dijo Gabriela en tono de suplica- Debe haber otra manera. Habla con tu mamá.

- Mamá nunca acudirá a mi llamado- dijo Diego- Ni siquiera vendra a la ciudad como todos creen. Solo quiere mantenernos tranquilos.

- Si… eso… lo hace muy seguido- dijo Lilu.

Andreina tomó aire mientras despegaba su cara del pecho de Diego y tras mirarlo a los ojos unos segundos, miró a Lilu y desapareció su mazo.

- Lo haré- dijo ella.

- ¡Andreina, no!- gritó Gabriela angustiada.

- ¡No voy a dejar que mis hermanas paguen por mis crimenes!- le gritó Andreina, llorando- ¡Les prometí que las iba a cuidar siempre!

Se miraron unos segundos fijamente, luego Andreina volvió a mirar a Lilu, totalmente decidida.

- Primero, despiertalas- dijo Andreina con un nuevo nudo en su garganta- Quiero despedirme de ellas.

- Pues…- suspiró Lilu mirandola con sus ojos color rubí- tendrás que perdonarme, hermanita.- ella esbozó una pequeña sonrisa, de nuevo- Pero eso no es posible.

- ¡Tu las dormiste!- le gritó Andreina- ¡Asi que puedes despertarlas!

- Oh, si- dijo Lilu con su acostumbrado tono pasivo y sensual- Claro que puedo. Lo que quiero decir es… que tengo prohibido hacerlo.

- ¿Qué?- dijo Andreina confundida.

- No pusieron atencion a lo que les dije hace un momento ¿Verdad?- sonrió ella, odiosamente sensual- Se me ordenó dormir a las Cuarenta, no a su lider solamente- ella tomó aire y sonrió, ahora con deleite- Me temo que tanto tu como tus hermanas, se quedaran en este lugar a dormir, para siempre.

Andreina gritó con rabia e hizo crecer sus uñas como cuchillas y corrió encolerizada hacia Lilu. Pero antes de que alcanzara su objetivo, Lilu le escupió un nuevo proyectil rojo que impacto contra su cara.

Andreina cayó hacia atrás, al tiempo que un proyectil plateado salió de su mano e impactó contra Miriam, quien fue mandada hacia atrás violentamente al recibirlo con su pecho.

- ¡Miriam!- gritó Gabriela mientras corría a socorrerla.

Andreina habia caído inconciente en el suelo. Diego, rapidamente hizo aparecer la espada Nica y fue hacia Lilu a una velocidad increible. Intentó cortar a Lilu, pero esta evadió su espada con suma facilidad. Él continuó atacando una y otra vez tan veloz como un rayo. Lilu, sin embargo se movía de un lado para otro con mucha calma, evadiendo cada ataque con una sonrisa.

Gabriela sostenía la cabeza de Miriam en el suelo, mientras miraba aquella escena. Ni ella podía ver la espada nica mientras Diego la agitaba, debido a la velocidad con la que lo hacía. Y veía a Lilu esquivando los ataques como si fuese solo una silueta pálida que danzaba frente a Diego.

Miriam comenzaba a abrir los ojos. Miró a Gabriela, aun aturdida.

- Gaby…- musitó Miriam con un hilo de voz, y Gabriela la miró.

- Miriam- dijo Gabriela preocupada- ¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?

- ¿Qué pasó?- preguntó tratando de poner su cabeza en orden.

- Andreina te atacó por accidente- dijo Gabriela- Pero… vas a estar bien.

Miriam se puso de pie con la ayuda de Gabriela y miró a Diego y a Lilu peleando.

- ¿Qué pasa?- preguntó asustada.

Un aura negra habia aparecido alrededor de Diego, mientras seguía atacando a Lilu. Pero gabriela notaba extrañada que, su velocidad no aumentaba, sino al contrario. Y el poder que se sentía no era tan grande como él que habia sentido en El Llanto Negro durante la batalla con Vega. Pese a que no había reparado en ese detalle en aquel momento, ahora podía notarlo perfectamente.

- Algo anda mal- dijo preocupada.

Diego saltó por los aires y agitó su espada en sentido vertical, y una brisa cortante se dirigió hacia Lilu, cortando la superficie del suelo mientras lo hacia. Al impactar contra ella hubo una explosión, que dejó una cortina espesa de polvo.

Gabriela vio a Diego caer de pie en el suelo, pero la cortina de polvo habia cubierto por completo el lugar donde se encontraba Lilu. No la veía ni sentía. Y ahora reparaba en que, nunca la habia sentido. Su poder nunca se sintió cuando hizo su dramatica entrada al castillo. Ni siquiera cuando la tubo a escasos centimetros de ella.

Miró hacia Diego, y de pronto vio como su cuerpo, se tambaleaba lentamente, como si le costara mantenerse en pie. Entonces lo recordó; lo que habia estado en sus narices todo el dia.

- Está agotado- murmuró preocupada- Necesita dormir. Si sigue peleando va a…

Su voz se cortó, cuando vio a Lilu detrás de él. Luego, no pudo evitar el gritó de horror que salió desde sus entrañas, al ver la mano palida y ensangrentada de Lilu salir por el pecho de Diego.

Él dejó caer la Nica al suelo. No habia expresion alguna en su rostro, pero si sangre saliendo de su boca como un torrente.

Los ojos de Miriam se tornaron rojos como el fuego e hizo crecer sus uñas como dagas y sus dientes como estacas filosas, y corrió hacia Lilu, como una fiera.

- ¡Miriam no!- Le gritó Gabriela intentando detenerla.

Fue tarde. Miriam ya estaba a una escasa distancia de Lilu y no iba a detenerse. Pero Lilu, sin retirar su mano derecha del cuerpo de su hermano, apuntó a la chica con la palma de su mano izquierda y enseguida, esta se detuvo como si algo hubiese tirado de ella.

- Nunca me gustó tener cuñadas- dijo Lilu con su voz sensual y pasiva, luego sonrió.

Lilu agitó su mano hacia arriba y el cuerpo de Miriam salió disparado hacia el techo, tan fuerte, que cuando impactó contra el techo, se hundió en él. Luego agitó su mano hacia abajo con la misma violencia, y esta vez Miriam impactó contra el suelo, donde quedó hundida.

Gabriela miró horrorizada como empezaba a formarse un charco de sangre alrededor de Miriam. Entonces miró a Lilu, y se aterró cuando la siniestra mujer la miró con sus ojos rojos y brillantes, sonriendo con malicia.

- Tampoco me gustan las niñeras- dijo aun sonriendo- Y ni hablar de los despertares.

Lilu apuntó su palma, ahora hacia Gabriela, quien estaba tan aterrada que, comenzó a sentir como su corazon latía, tan fuerte, que parecía que se iba a salir por su boca.

De pronto, el brazo izquierdo de Diego se estiró como una gran lengua y rodeó el brazo con el que lilu apuntaba a Gabriela hasta sujetarlo como una cuerda. Luego su brazo derecho tambien se estiró y rodeó el cuello de la mujer de la misma forma que su brazo.

- No te atrevas- dijo Lilu con su voz calmada y sensual.

Ambos brazos de Diego se cubrieron de ardientes llamas, que comenzaron a quemar la cabeza y el brazo de su hermana, quien tras lanzar un grito ensordecedor, desapareció, y un segundo despues reapareció detrás de él, lo tomó de la nuca, lo levantó y le pegó estrelló la cara violentamente contra el suelo, haciendo un gran crater por el impacto.

- ¡Diego!- Gritó Gabriela aterrada y preocupada.

Lilu la miró. Su cara y su brazo izquierdo, aun ardian en llamas. Pero se fueron apagando lentamente mientras la miraba. Sus quemaduras desaparecieron segundos despues de las llamas.

- Creo…- dijo Lilu, de nuevo con voz pasiva y sensual. Luego sonrió- Creo que eres demasiado bella como para matarte.

Gabriela miraba aquellos ojos rojos y brillantes, mientras aquella aterradora mujer caminaba lentamente hacia ella. Comenzaba a sentir que algo extraño le estaba pasando.

- Oh, miseria, miseria, miseria- agregó Lilu acercandose- No sería justo, para tan hermosa criatura.

Definitivamente algo pasaba. No podía mover su cuerpo, pese a lo mucho que deseaba salir corriendo de aquel lugar. Ni siquiera podia dejar de ver esos aterradores ojos rojos.

- Lo que haré, será beber hasta la ultima gota de tu sangre- continuó Lilu acercándose mas y mas- Luego, te regresaré a la vida como mi esclava- sonrió excitada- Oh no te imaginas cuanto nos vamos a divertir tu y yo.

Estaba perdida. Nadie iba a ayudarla ahora. Ni Diego, ni Miriam, y mucho menos Andreina, estaban en condiciones de defenderla. Era su fin. Pasaría la eternidad como uno de los muertos vivientes de aquel castillo.

No, no podía terminar asi. Tenía que escapar de alli, junto con sus amigos. ¡Tenia que vivir!

- Cierra los ojos- sonrió Lilu cuando ya estuvo a solo tres centimetros de ella. Y abrió su boca mostrando sus largos y filosos caninos, que brillaban por su blancura.

- ¡Aléjate de mi!- gritó aterrada, lo mas fuerte que pudo.

Para cuando se dio cuenta que Lilu ya no estaba frente a ella, su corazon ya estaba demasiado acelerado, su cuerpo podia moverse, su mente daba vueltas en un mar de momentos vividos, y su brazo derecho se extendía frente a ella, hasta una distancia de mas de cinco metros.

Era un brazo de cuero, negro y musculoso, mas grueso que todo su cuerpo. Y en su enorme mano, con filosas garras como espadas, que se habia estrellado contra el suelo a lo lejos, pudo ver la cabeza de Lilu asomándose entre sus dedos, y sonriendo con excitación.

Gabriela no lo entendía. Pero mas que confundida, estaba muy acelerada, extasiada y con ganas de explotar.

- Ahí está- rió Lilu con excitación- Ha comenzado el despertar.

- ¿Qué me has hecho?- dijo Gabriela asustada, notando como su voz se distorsionada, haciéndose gutural.

- ¿Yo?- volvió a rei Lilu- Creme, dulce amiga. Yo no tuve nada que ver en esto.

Lilu comenzó a levantar la enorme mano de Gabriela, sin dificultad, mientras ella intentaba mantenerla presionada, con un inutil esfuerzo.

- Maldicion- Gruñó Gabriela en cuanto Lilu estuvo de pie y lanzó su pesada y norme mano a un lado.

Miró a Gabriela con una sonrisa de deleite, luego extendido su mano hacia el lugar donde yacía el cuerpo de Diego, y la espada Nica que aun estaba en el suelo a su lado, voló hacia dicha mano. Detalló la espada y luego la agitó con suavidad. Entonces volvió a mirar a Gabriela con una sonrisa.

- Como dije: “Tu y yo vamos a divertirnos”.

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