Parásito

Cuando Diego, Gabriela y Miriam terminaron de bajar las escaleras, siguieron hasta la cocina, en donde Ivanna, quien ya estaba allí, con amabilidad se ofreció a hacerles un “licuado de órganos”.

Gabriela no entendía cómo podía hacerse agua su boca mientras miraba aquel líquido grumoso y desagradable dentro del gran vaso de aluminio en sus manos. Lo puso sobre el mesón frente a ella. Pero lo siguió sosteniendo y mirando.

- Háblame de Vega- dijo Ivanna a Diego cuando todos los vasos estuvieron servidos- ¿Qué piensas hacer por fin con él?

- Rastrearlo, torturarlo, devorarle las entrañas y poner su cráneo vacío sobre el escritorio de mi nuevo despacho para guardar mis lápices- dijo Diego mirando fijamente su vaso de órganos.

- ¿Y eso lo planeaste cuándo?- sonrió Ivanna impresionada.

- Se me acaba de ocurrir- dijo él- Pero suena bien ¿No?

- Creí que ibas a olvidar el asunto- dijo Gabriela un poco perturbada por su plan.

- Yo nunca dije eso- dijo Diego mirándola.

- Pero… ¿Qué caso tiene, Diego?- quiso saber ella.

- ¿Qué?- preguntó Diego- Ese imbécil fue a mi casa, mató a mis súbditos, intentó matar a mi niñera y a mi novia, envió Kamikazes a mis tierras y gracias a él, ya no podré volver allí nunca más ¿Y tú quieres que olvide el asunto?

Ella se quedó callada. Era cierto. Ella tampoco se quedaría como si nada si alguien le hubiera hecho a ella todo lo que Vega había hecho a Diego.

- Por su culpa no pude despedirme de mi mamá y mi papá- Dijo Miriam con dolor y enojo.

- ¿Ves?- le dijo Diego a Gabriela- El idiota debe morir.

- Diego tiene razón- dijo Ivanna- Además… Vega no va a quedarse tranquilo. Seguirá tratando de obtener a Nica. Y… por lo que sé, podría generarnos muchos problemas.

Diego miró a Ivanna fijamente, durante unos segundos.

- ¿De qué hablas?- preguntó.

- Pues…- suspiró Ivanna- Mientras tu estuviste en esa montaña jugando al niño bueno con estas dos linduras, varias casas demoniacas fueron atacadas. Todas ellas con una cosa en común: “Vega y Snow las visitaron minutos antes”.

- ¿Qué?- dijo Diego.

- Lo que oyes- dijo Ivanna- Al parecer… Vega ha estado reclutando demonios y todo tipo de seres sobrenaturales para su causa, sea cual sea. Y aunque son muchos los que se han negado… actualmente tiene un ejército muy numeroso.

- ¿Atacó a los que se negaron?- preguntó él.

- Exacto- dijo Ivanna luego tomó aire y sonrió con ironía- Por cierto, esto te va a encantar. ¿Has oído de las Kitties?

- Sí. Es… un pequeño ejército de híbridas que sirven a Kurt.

- Servían- dijo Ivanna- Kurt está muerto al igual casi todas las Kitties. De hecho… solo quedan cinco Kitties ahora, las cuales… están al servicio de Vega.

- ¿Vega mató a Kurt?- preguntó Diego- Pero si ni siquiera Jade pudo hacerlo.

- No, no fue Vega- dijo Ivanna- Fue Snow.

- Ah. Eso tiene más lógica.

- Sea lo que sea que esté planeando hacer… tarde o temprano afectara nuestro anonimato. Sobre todo si los Arcángeles deciden tomar cartas en el asunto.

- Me sorprende que aun no lo hayan hecho- dijo Diego.

- Ya sabes que ellos no se meten en problemas entre demonios, al menos que su Dios se lo ordene.

- Patético- dijo Diego.

Él bebió todo su licuado de un solo trago, y luego miró a Ivanna.

- ¿Dónde tiene Vega su ejército?- preguntó.

- Nadie lo sabe- dijo Ivanna- Y eso es raro porque… ¿Cómo ocultas un ejército de monstruos?

- Bueno, yo he ocultado a cuarenta carnívoras durante cincuenta años- dijo Diego.

- Buen punto- sonrió Ivanna.

Ella suspiró cansada, y luego bostezó.

- Creo que dormiré un poco- dijo y luego miró a Diego- Y tu deberías hacer lo mismo.

- Luego- dijo él.

Gabriela notó que Ivanna no tenía un licuado de órganos frente a ella.

- ¿Tú no comes, Ivanna?- le preguntó.

- No como personas- dijo Ivanna- Soy un súcubo. Yo me alimento de…- ella sonrió de manera perversa.

- De sexo- dijo Diego.

- De la vitalidad sexual- sonrió Ivanna y luego le dio un manotón a diego en la cabeza- Nadie te preguntó, cabezón.

- Suerte que eres hermosa- dijo Gabriela, y segundos después se dio cuenta de lo embarazoso que había sido el comentario.

- Gracias…- dijo Ivanna desconcertada.

- Me pregunto si valdrá la pena el riesgo de acostarse contigo- dijo Diego.

- Oye…- dijo Ivanna confundida- Eres mi hermano menor.

- ¿Y?- preguntó él.

- Que nos decapitarán si cometemos incesto- rió ella- Voy a dormir. Cuídense.

Ella salió de la cocina, al tiempo que Gabriela sonreía y miraba a Miriam, quien ya se había bebido su licuado.

- Gaby…- dijo Diego, y ella lo miró- ¿Por qué dices que sabes dónde está Rico?

- Porque lo sé- aseguró ella, luego tomó aire- Algo raro me pasa, Diego. Tuve un sueño muy extraño, y… creo que no fue solo un sueño. Yo… creo que vi los recuerdos…- ella suspiró y lo miró a los ojos- Los recuerdos de Rico.

- ¿Qué estás diciendo?- preguntó él- Explícate.

- Mientras dormía… escuché una voz que… me preguntaba cosas. Quería saber sobre algo que pasó en mil setecientos ochenta. Y me llamó… Rikven.

Diego la miró a los ojos, en silencio, durante unos segundos.

- Rikven, es el nombre original de Rico- dijo finalmente- ¿Qué sucedió luego?

Gabriela le contó todo lo que había visto en su sueño, estando en el cuerpo de Rico Halliwell.

- Luego…- decía ella- Esa voz me dijo que quería ver todo lo que había vivido estando con Ya´qob. Es decir… contigo. Ese es tu nombre ¿No?

- ¿Y luego?- preguntó él.

- Pues… el resto de mi siesta me la pasé soñando con todo lo que hemos vivido desde que nos conocimos. Y fue raro, porque… todo fue exactamente como pasó.

- Claro- dijo Diego- Eran tus recuerdos.

Se quedó mirándola de nuevo, en silencio, mientras que ella esperaba que él le iluminara un poco su mente.

- ¿Y cómo sabes dónde está Rico?- preguntó él.

- Pues…- suspiró ella, recordando- Mientras me estaba bañando, me pasó algo. Fue… como una visión. Solo que yo estaba en el cuerpo de Rico. Estaba… frente a una mujer asiática llamada Azusa, tomando té. Al parecer ella lo llamó porque necesitaba su ayuda. Y mencionó… que Ritsu había complicado todo. Y pues… dado que ella está aquí y que, según lo que dijo hace un momento, tiene problemas con Azusa… es posible que lo que yo haya visto en esa visión, no sea otro recuerdo, sino… algo que estaba pasando en ese momento.

- Está con Azusa- Dijo Diego- Pero Ritsu no sabe eso. Dijo la verdad después de todo.

- Eso parece- dijo ella.

Diego calló, y segundos después, miró a Miriam, quien solo estaba escuchando sin decir nada.

- Miriam- dijo él- Ve por Andreina. Tenemos que ir por las cuarenta lo antes posible.

- Si- dijo Miriam de inmediato y se levantó de su asiento frente al mesón.

Ella salió rápidamente de la cocina, y Gabriela miró a Diego un poco preocupada.

- ¿Por qué me está pasando esto, Diego?- quiso saber ella.

- Una de mis hermanas estuvo en tu mente mientras dormías- dijo Diego- Buscaba algo en concreto.

- Pero… ¿Por qué tengo los recuerdos de Rico?- preguntó desconcertada- Es algo ilógico.

- Eso…- dijo él mirándola a los ojos- Eso no lo sé. No logro entenderlo.

- ¿Y lo que pasó en el baño?- preguntó- Yo no estaba dormida en ese momento.

- Quien haya entrado en tu mente, logró dejar un rastro a propósito.

- ¿Un rastro?

- Un parasito- dijo él- Seguirá espiando tu mente, y cualquier cosa que vea, su dueña también lo verá. Eso incluye cosas que esten pasando ahora.

- ¿Puede sacarse?- dijo nerviosa.

- Claro- dijo Diego- Pero por ahora… lo primero es ir por las cuarenta. No te preocupes. Ese parasito no puede hacerte daño. Estarás bien. Bebe tu licuado.

Miriam caminaba por el pasillo público, de prisa y nerviosa. Atenta por si alguien aparecía de la nada. Pero cuando llegó al espejo al final del pasillo, recordó que solo un Lilim podía abrir la entrada. Exhaló con fastidio y luego se sintió avergonzada de sí misma por no recordar ese detalle.

Miró su propio reflejo unos segundos. De pronto, el reflejo inclinó su cabeza hacia la izquierda sin que ella lo hiciera. Ella dio un paso atrás asustada.

- ¿Dónde y con quien fue la primera vez que tuviste relaciones sexuales?- preguntó el reflejo.

Ella se extrañó. No pensó que su reflejo fuese a preguntarle algo. Después de todo, no era un Lilim. Así que, ¿Por qué iba el espejo a comprobar su identidad?

- En mi…- tartamudeó- En mi casa con Diego.

Se escuchó una cerradura y el espejo se abrió hacia adentro. Ella se sintió aún más extrañada. Pero entró al pasillo oculto, y tras digerir aquel suceso unos segundos, empezó su marcha hacia el cuarto de Andreina.

Gabriela bebió todo su licuado de un solo trago. Una vez que el líquido tocó sus labios no pudo detenerse. Se sentía excitada y llena de vida. ¿Cómo podía algo tan desagradable ser tan delicioso y estimulante?

- Dios…- dijo excitada.

En ese momento, una niña rubia, como de diez años, entró a la cocina, con una bata de baño puesta.

- Saori- dijo Diego al verla- ¿Hace cuánto que estás aquí?

- Tres días- dijo ella con tranquilidad, caminando hacia la nevera.

- Pero tienes restringida la entrada a Venezuela.

- Si- dijo ella sacando una jarra de jugo de la nevera- Pero mamá me pidió venir.

- ¿Ah sí?- preguntó él.

- Sí.

Diego miró un segundo a Gabriela, quien miraba a la chica rubia. Luego él volvió a mirar a la chica unos instantes. Entonces se movió tan rápido que ninguna de ellas pudo verlo. Tomó a Saori por su cuello, la puso contra la pared, y puso su otra mano en su cabeza.

Gabriela observó aterrada como la chica convulsionaba, como si estuviese en un trance. Entonces Diego la soltó, y ella cayó al suelo de rodillas, agitada.

- Así que fuiste tú ¿Cierto?- dijo Diego con voz fría y calmada de siempre, mientras la chica lo miraba con una expresión de miedo y cansancio- Fuiste tú quien vio la Nica en manos de Marycer.

- Diego…- dijo Gabriela un poco nerviosa, y levantándose su asiento.

- Me pareció extraño que te mostraras tan tranquila al ver a Gabriela, ya que es un despertar- dijo Diego mirando a Saori- Así que pensé que, ya la habías visto, y… que habías sido tú la que puso ese parasito en su cerebro. Por eso tuve que ver tus recuerdos por la fuerza. Pero… no, no fuiste tú. Sin embargo… acabo de ver algo más interesante. ¿Qué fuiste a buscar a casa de Marycer?

Ella continuó respirando agitada y mirándolo con miedo.

- Moa me envió- dijo ella con voz ronca.

- No fue eso lo que te pregunté- dijo él.

- Bien…- dijo resignada- Te lo diré. Rico ha estado viviendo con Marycer desde hace tres años. Cuando llegaste a esta casa, Moa se preocupó y me envió a pedirle que sacara a Rico del país. Pero… fue tarde. Marycer estaba sobre aviso. Lo envió lejos antes de que yo llegara con el mensaje. No quiso decirme a donde.

Diego la miró fijamente, sin decir nada, por varios segundos.

- ¿Todo este tiempo estuvo cerca de mí?- preguntó Diego.

- Escucha…- dijo ella.

Antes que terminara de hablar, Diego la pateó en la cara tan fuerte, que su cuello se rompió y cayó muerta en el suelo.

- ¡Diego!- gritó Gabriela aterrada.

Diego caminó hacia la salida.

- Andando- dijo cuándo iba pasando junto a Gabriela- No tenemos tiempo que perder.

- ¡Mataste a tu hermana!- le gritó ella.

- No está muerta- dijo él sin detenerse- Pero le tomará un buen rato regenerarse.

Antes de llegar al cuarto de Andreina, Miriam vio a la misma caminando hacia ella, acompañada de una mujer con cabellos verdes y largos.

- ¿Cómo entraste?- se extrañó Andreina al verla.

- Ah…- dijo ella deteniéndose- No sé. Nada más respondí la pregunta.

- Pero no eres un Lilim- dijo Andreina deteniéndose a pocos centímetros de ella.

- Ya se…- dijo Miriam confundida- Por eso se me hizo raro.

La mujer de cabellos verdes la miró minuciosamente con sus ojos verdes como esmeraldas. Luego sonrió incrédula.

- Eres la novia de Diego ¿Cierto?- preguntó.

- Eh…- tartamudeó Miriam mirando a aquella mujer- Sí. Soy… su novia.

- Ah…- dijo Andreina- Ella es Jade. Mi hermana mayor. Y… una de las tantas hijas adoptivas de Diego.

- Hola…- saludó Miriam un poco nerviosa.

- Y ella es Miriam- dijo Andreina y luego se quedó pensando- Bueno y es la novia de Diego. Eso es todo.

- Más que eso- sonrió Jade mirando a Miriam- El espejo de seguridad la reconoce como esposa, o mejor dicho, la mujer de Diego. Por eso la dejó entrar.

- Oh- dijo Andreina, y luego miró a Jade con curiosidad- ¿Eso cómo afecta a la familia?

- Créeme, cariño. No quieres enterarte- sonrió jade

- Temía que dijeras eso- sonrió Andreina con resignación.

Miriam las miró un poco inquieta y confundida. Luego tomó aire y miró a Andreina.

- Oye… Diego quiere que bajes- le dijo- Dice que hay que ir por las Cuarentas ya.

- Okey…- Dijo Andreina tomando aire aliviada- Ya era hora.

- Vamos. Está muy apurado.

- Si- dijo ella y luego miró a Jade- ¿Algún mensaje para Diego?

- Si…- dijo Jade recordando- Dile que mi cumpleaños será en seis meses.

- Lo sabe- dijo Andreina- Pero no le importa.

Diego caminaba por el pasillo público con algo de prisa, junto a Gabriela. Ella acababa de recordar algo muy importante.

- ¿Cómo se supone que Miriam iba a abrir el espejo?- preguntó- ¿No pensaste en eso?

- Para ella es fácil- dijo Diego- Al ser mi mujer tiene ciertos privilegios en esta casa. Privilegios que son muy limitados en comparación a los de un Lilim. Pero muy útiles en muchos casos.

- Ah…- dijo Gabriela comprendiendo, luego sonrió- Niña suertuda.

- El problema es que, olvidé algo importante- dijo Diego- Ella puede entrar y salir del pasillo. Pero Andreina está bajo arresto domiciliario. Tuve que hacerlo porque sabía que intentaría salir de la casa para ir por sus hermanas a casa de Lilu, lo cual… es un suicidio para ella.

- ¿Entonces el espejo no la dejará salir?

- Exacto- dijo Diego- Debo dar la orden de que la libere.

Andreina y Miriam se hallaban frente al espejo. Miriam ya había respondido la pregunta pero el espejo se rehusaba a abrir.

- Mientras estés conmigo, no se abrirá- dijo Andreina fastidiada- Diego tiene que levantar mi castigo personalmente.

- ¿Por qué no me lo dijo?- dijo Miriam preocupada.

- Hay cosas que Diego olvida a veces- dijo Andreina- No es perfecto, por más que tú lo veas así.

- Oye, cállate- dijo Miriam frunciendo el ceño.

Una cerradura se escuchó, y el espejo se abrió hacia ellas. Del otro lado, Diego y Gabriela las esperaban.

- Olvide que no podías salir- dijo Diego mirando a Andreina.

- ¿Ves?- le dijo Andreina a Miriam.

Ellas salieron de aquel pasillo y se reunieron con Diego y Gabriela. Entonces el espejo se cerró y ellos se dispusieron a caminar hacia las escaleras. Pero su paso fue interrumpido por Ivanna y Misha, quienes los miraron seriamente y de brazos cruzados.

- ¿Van a algún lado?- preguntó Misha con tono serio.

- Si- dijo Diego- Vamos con Lilu a buscar a mis hermanitas ¿Algún problema?

- Mírate- Dijo ella con rabia- Ni siquiera has dormido un poco.

En ese momento, Gabriela supo de inmediato, que era lo que lucía diferente en Diego. Tenía ojeras. Al principio no las notaba por el tono trigueño de su piel, pero ahora podían hacer contraste

- Lo haré más tarde- dijo él.

- Lo harás ahora- dijo Misha con autoridad.

- No puedes obligarme- dijo él.

- Oh. Sí que puedo.

- Diego, no puedes ir con Lilu en ese estado- dijo Ivanna- De por si es un suicidio ir teniendo todo tu poder al cien por ciento.

- Lilu no va a atacarme- dijo Diego- Es mi hermana.

- Está loca- Le recordó Misha.

- ¿Quieres hablar de locura, Misha?- dijo Diego- Hace tres noches una de nuestras hermanas casi me mata en la cocina, y otra puso un parasito en el cerebro de Gaby, sabrá Satán con que intenciones. Me vi obligado a pedirle a Verona que pusiera a sus muñecas en mi habitación y en la de Gabriela solo para ver si alguien la atacaba a ella o a Miriam. Así de inseguro me siento en esta casa. Y si piensas que voy a dormir aquí, déjame decirte que tú sí que estás loca, Misha Valentine.

- ¿Así que si te atacaron?- dijo Misha empezando a perder la paciencia.

- Espera…- dijo Ivanna desconcertada- ¿Le pediste ayuda a Verona?

- Si- dijo Diego- Ahora debo darle una muñeca nueva, y ya sé lo que eso implica, Ivanna. No es necesario que me lo digas.

- Mira…- dijo Misha negando con la cabeza- No voy a dejarte salir.

- ¿Vas a arrestarme?- preguntó él- ¿Bajo qué cargos? ¿No querer dormir? ¿Querer buscar a mis hermanitas? O… ¿No confiar en mis hermanas mayores?

Misha lo miró fijamente, enojada, pero sin decir nada.

- No tienes un motivo valido para apresarme aquí- dijo Diego- Y es ilegal apresar a un Lilim sin motivos.

Ella continuó mirándolo. Ambos pares de ojos amarillos se encontraron en una especie de lucha por autoridad. Entonces ella se hizo a un lado, y de mala gana le indicó que continuara su camino.

- Gracias, mamá- dijo él.

Diego comenzó a avanzar, seguido por Gabriela, Andreina y Miriam, quienes no se atrevían a mirar a aquellas dos mujeres.

- Espera- dijo de pronto Ivanna.

Él se giró y la miró.

- ¿Y ahora qué?- preguntó él.

Ivanna le extendió su mano abierta y en ella hizo aparecer las llaves de un automóvil.

- Si vas caminando, estoy segura de que llamarás la atención- le dijo.

- Gracias- dijo él tomando la llave.

Él le pasó la llave a Gabriela, quien la tomó un poco confundida y nerviosa. Luego, miró a Misha de nuevo, con sus ojos amarillos.

- Por cierto- dijo- Ya han pasado meses desde que me enteré de que, mi hermana Jade está prisionera en esta casa. No es justo que la sigan teniendo en ese pasillo.

- Es sospechosa de ocultar a un despertar, descendiente suyo- dijo Ivanna.

- Lo sé Pero no tiene que estar presa mientras espera su juicio- dijo Diego.

- Tratándose de una Lilim interdimensional, esa es la única forma de asegurarnos de que estará presente el día de su juicio.

- Buen punto- dijo Diego- Pero déjame evitar todo ese penoso proceso. Jade es inocente

- ¿Cómo estás tan seguro de eso?

- Crié a Jade desde que nació- dijo Diego- Eso significa que tuve que cambiarle los pañales en muchas ocasiones. Pero nunca fue porque se orinara. Eso nunca pasaba. ¿Sabes por qué?

- ¿Por qué?- preguntó Misha con interés.

- Porque Jade no tiene nada allí abajo- dijo él- Está plana como una muñeca. Y por ende, no hay forma de que se embarace. Mamá sabe eso. Déjenla libre ahora y será como si nada hubiese pasado.

- Pero…- dijo Misha incrédula- Si eso es cierto… ¿Por qué Jade no dijo nada cuando se le acusó?

- Supón que tu tuvieses esa misma condicion, Misha ¿Te gustaría que tus hermanas lo supieran?- dijo Diego.

Misha se quedó pensando en eso un instante.

- Te repito que solo quiero evitar un penoso proceso- dijo Diego- No creo que Jade se sienta muy bien si tiene que probar su condición frente al concejo. Es más, puedo apostar a que preferirá que la ejecuten por un crimen que no ha cometido, antes que desnudarse en público.

Ellas se miraron una a la otra, dudosas.

- Como sea…- dijo Diego- Despues de solucionar los problemas que tengo ahora, volveré por mi querida Jade, y me la llevaré conmigo, opongase quien se oponga.

Él Continuó su camino con Gabriela y las demás, sin volverá detenerse ni a mirar a sus hermanas.

- ¿Sabías que Ritsu tiene la misma condición de Jade?- preguntó Gabriela mientras bajaban las escaleras.

- Claro que lo sé- dijo Diego, y luego la miró- ¿Pero tu como lo sabes?

- No lo sé- dijo Gabriela, y luego suspiró un poco perturbada- Pero Rico si lo sabe. La crió desde bebé.

- Oye, ese parasito tuyo puede ser muy útil- dijo Diego.

- Nada de eso- gruñó Gabriela- Sacarás esa cosa de mi cabeza hoy mismo.

- Eso depende- dijo Diego

- ¿Depende de qué?- quiso saber ella.

- Tengo curiosidad- dijo él- Siempre he querido saber si es cierto que Priscilla no tiene ni un solo lunar en todo su cuerpo.

- No es cierto- dijo Gabriela con seguridad- Tiene tres lunares pequeños en su nalga derecha, que forman un triángulo. Y tiene uno cerca del pezón derecho, que resulta muy…

Ella calló y detuvo el paso con una expresión de confusión y pánico.

- ¡¿Cómo sé eso?!- gritó, ahora angustiada y perturbada.

- No lo sabes- dijo Diego- Son los recuerdos de Rico. Me voy a divertir mucho.

Miriam y Andreina soltaron una carcajada, mientras Gabriela aún seguía digiriendo aquello.

- No es gracioso- se quejó.

- De hecho si lo es- dijo Diego.

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Comments

Elizza Diaz

Elizza Diaz

😅😅😅 Damelo Gaby! me resultaría de maravilla🙈😆

2023-07-07

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