La puerta roja

- ¿Dónde estamos?- preguntó Gabriela mirando a su alrededor.

Era una especie de poso, sin salida de ningún tipo. Las paredes estaban empapadas de sangre fresca y se respiraba un olor nauseabundo.

- ¿Por qué huele tan feo?- dijo Miriam tapándose la nariz

Gabriela notó que la sangre que corría por las paredes, no caía en el suelo donde ellos se encontraban, sino que seguía hacia abajo. Fue entonces cuando se dio cuenta de la distancia y de que estaban sobre una especie de plataforma. Caminó hasta el borde de aquella plataforma y miró hacia abajo.

- Dios- dijo horrorizada por lo que veían sus ojos.

Debía haber más de cien cadáveres en el fondo de aquel poso; la mayoría de ellos mutilados y sin entrañas.

- ¿Saciaste tu curiosidad?- preguntó Diego, quien seguía en el centro de la plataforma con Miriam y Andreina.

Ella lo miró, luego volvió a mirar los cadáveres. Muchos de aquellos cuerpos estaban extrañamente completos, pero al igual que el resto, estaban desnudos, y todos eran hombres. Miriam también se asomó.

- Mierda… - dijo Miriam espantada- ¿Son demonios?

- Lo dudo- dijo Gabriela, luego miró a Diego- ¿Qué es este lugar?

- Es el basurero- dijo Diego.

- ¿El basurero?- preguntó ella confundida.

- Aquí terminan todos los amantes de nuestras hermanas- dijo Andreína y luego sonrió con malicia.

Gabriela frunció el ceño perturbada, luego volvió a mirar los cuerpos y negó cansada. Entonces suspiró y miró a Diego.

- ¿Qué hacemos aquí?- preguntó

- Esperar- dijo Diego.

- ¿Esperar que?

Se escuchó un ruido muy fuerte, y Gabriela casi resbaló del borde al sentir las vibraciones bajo sus pies. Todos miraron como una especie de plancha de cemento comenzaba a salir del borde de la plataforma hacia la pared lejana, como si se tratara de un puente mecanico. Una vez que aquella plancha tocó la pared, un gran rectángulo rojo se dibujó en ella.

- Esperar eso- dijo Diego.

Gabriela y Miriam se reunieron de nuevo con Diego y Andreína, y miraron hacia aquel rectángulo.

- Que no esté ella allí- dijo Diego para sí mismo, y Gabriela lo miró confundida.

Andreína tomó la mano de Diego y él la miró.

- Aun podemos volver- dijo Ella.

- ¿Y morir por mano de los Arcángeles?- preguntó Diego- Es una idea interesante. Pero no.

- ¿Es una puerta?- preguntó Gabriela, ahora mirando el rectángulo rojo.

- Si- dijo Diego- Andando.

Comenzaron a caminar por el puente que había formado la plancha de cemento hacia la puerta. Gabriela no dejaba de ver el montón de cadáveres debajo de ellos.

- ¿Que hay en esa puerta?- preguntó Miriam de repente.

- La razón por la que los niños le temen a la oscuridad- dijo Diego.

Gabriela miró hacia la puerta un momento, mientras seguían caminando.

- ¿Son ideas mías o… esa puerta no tiene cerradura?- preguntó extrañada.

- Lo segundo- dijo Andreína.

- ¿Entonces como la abriremos?- preguntó Gabriela.

Finalmente, llegaron hasta la puerta. Era cierto, la puerta no tenía cerradura de ningún tipo.

- ¿Y ahora?- preguntó Miriam.

Diego miró a Gabriela de repente y permaneció mirándola por varios segundos.

- ¿Qué?- preguntó ella

- ¿Te sientes bien?- le pregunto él.

- No- sonrió cansada- Acabo de ser golpeada por un demonio, de ver a mis compañeros morir, y de ser correteada por Arcángeles psicópatas, cosa que ni en mis sueños más locos creí que me pasaría algún día.

- Entiendo- dijo él- Pero… yo lo pregunto porque… tu energía está… muy baja, como si estuvieses a punto de desmayarte. 

- Eso ya lo hice- sonrió, de  nuevo cansada, luego suspiró- Si, la verdad… me siento muy cansada. Quiero dormir.

- ¿Solo eso?- preguntó él- ¿No sientes… hambre?

- No- dijo ella con mirada seria- No vas a obligarme a comer carne humana.

- Si te da hambre, no será necesario obligarte, créeme.

Él miró hacia la puerta de nuevo. Se quedó mirando por un momento, luego acercó su muñeca a su boca. Pero se detuvo; miró fijamente a Andreína y luego acercó su muñeca a la boca de ella.

- Hazlo- dijo él.

- Eso… está prohibido- dijo ella desconcertada y nerviosa- Me pueden matar por eso, Diego.

- Nadie tiene por que enterarse- dijo él- Sé que lo deseas.

Andreína miró el brazo de su hermano, lo tomó, y tras dudarlo un segundo, hizo crecer sus dientes como piraña y le mordió la muñeca. La sangre caía al suelo como un torrente mientras ella seguía pegada de la muñeca. Gabriela y Miriam miraban aquello un poco horrorizadas

- Suficiente- dijo Diego, pero Andreína seguía mordiendo- Ya basta Andreína.

Ella se despegó del brazo, y miró a Diego con ojos rojos y respirando excitada. Su boca estaba empapada de sangre.

- Lo siento- dijo ella excitada, y sus ojos volvieron a ser cafés

- Suerte que no eres vampiro- dijo Diego acercando su muñeca herida hacia la puerta.

Colocó su muñeca sobre la superficie de madera y la sangre se deslizó por ella. Segundos después, la madera comenzó a absorber la sangre. A continuación, un horrible y decrepito rostro brotó de aquella superficie. El rostro era de carne y hueso, pero del mismo color rojo de la puerta. Diego retiró su muñeca.

- Ah...- dijo aquel rostro con una voz anciana pero excitada, mirando a Diego con unos ojos negros como la noche- Otro Lilim. Y no cualquier Lilim, sino un Halliwell.

- Vengo a visitar a mis hermanas- dijo Diego.

- Oh... temo que eso no va a poder ser- Dijo el rostro.

Gabriela notó que aquel rostro era femenino, tanto por sus rasgos como por su voz.

- ¿Qué?- dijo Diego- ¿Por qué?

- Ha habido mucha conmoción en esta casa desde que ese semidemonio cruzó el portal hace poco.

- Evaristo- dijo Gabriela con desagrado.

- No había visto a la señora Jessica tan furiosa nunca- agregó el rostro- Creí que me desintegraría.

- Pero yo soy su hermano- dijo Diego- Soy un Lilim. No puedes negarme la entrada.

- La señora Jessica fue muy específica: Nadie entra y nadie sale por esta puerta.

Diego se quedó mirando al rostro fijamente.

- ¿Jessica sabía que vendríamos?- Preguntó Andreina.

- Claro- dijo Diego, y luego miró a Andreina- Mientras peleaba con Vega, Ivanna me habló por telepatía y me pidió que me diera prisa en venir. Por eso me parece raro todo esto.

- Es obvio que Jessica solo quiere fastidiarte- dijo Andreina- Derribemos la puerta.

Diego volvió a mirar al rostro.

- Oye, sabes que puedo tirar la puerta- le dijo él.

- Esta puerta fue construida por Lilith- rió el rostro- No hay ser en el mundo capaz de destruirla.

- Andreina- dijo Diego, y enseguida, Andreína le dio un puñetazo a la puerta.

El golpe fue tan fuerte, que hizo que todo el poso se estremeciera, pero la puerta siguió intacta. Andreína miró a Diego.

- Puedo intentarlo de nuevo- dijo ella.

- No- dijo Diego- Puede ser peligroso.

- Puedes golpear cuantas veces quieras niña, pero nunca lograras derribar esta puerta- dijo aquel ser.

Diego miró al rostro unos instantes, luego se soltó el cabello y lo agitó con sus manos, pero con su rostro inexpresivo como siempre.

- Estoy seguro de que... podemos llegar a un acuerdo- dijo él.

- ¿Un acuerdo?- preguntó aquel ser.

Gabriela miró a Diego, un poco preocupada por sus palabras.

- Si- dijo Diego- Debe haber algo que quieras y que nosotros podamos darte a cambio de que nos dejes pasar.

- ¿Así que quieres sobornarme?

- Sobornar es una palabra muy fea- dijo Diego- Digamos que es un intercambio de favores

Hubo un silencio, interrumpido solamente por los gemidos de aquel ser mientras pensaba

- Bueno... ya que lo mencionas...- dijo aquel ser finalmente- Hay algo que me gustaría tener en este momento.

- Solo pídelo- dijo Diego.

- No es mucho lo que quiero- dijo el rostro- Verás... tu posees un raro aspecto, pero eres hermoso, muy hermoso.  Y he estado sola muchos siglos, gracias a tu madre, que me condenó a esta horrible existencia.

- Di rápido que es lo quieres- dijo Andreina impacientándose, pero el rostro no quitaba la vista de Diego.

- Es simple...- dijo el rostro- Lo que quiero es... un beso tuyo.

- ¿Qué dijiste?- Preguntó Gabriela sorprendida.

- ¡Lo que vas a tener es un puño en la cara!- gritó Miriam enfadada.

Gabriela detuvo a Miriam antes de que se acercara al rostro.

- Cálmate- dijo Gabriela sujetándola con fuerza.

- ¿Qué tanto te puede costar besarme?- preguntó el rostro.

Hubo un nuevo silencio, mientras Diego miraba al rostro, hasta que, finalmente:

- No puedo hacer eso- dijo Diego- Soy un niño.

Gabriela lo miró con ironía, pues recordó las veces que lo había visto besar a Miriam. También recordó el beso que le había dado a Elizabeth en aquel granero, hacía ya muchos años.

- Un niño de miles de años- le recalcó aquel ser- Un niño, que dejó su inocencia atrás, hace mucho tiempo.

- Calla- dijo Diego, con su acostumbrada voz fría y pasiva, luego lo miró nuevamente en silencio y agregó- Okey, pero tienes que prometerme que abrirás la puerta después de que te bese.

- Prometido

- Diego... ¿Qué haces?- Dijo Miriam indignada.

Diego se inclinó hacia el rostro. Miriam apretaba sus puños tan fuerte, que sus uñas se clavaron en las palmas de sus manos y la sangre comenzó a manar de ellas. Gabriela solo se retorcía del asco, pero no podía evitar mirar la escena. Andreina se dedicó a mirar los cadáveres en el poso, ignorando por completo aquello. Cada sonido producido por los húmedos labios era perturbador y parecía que aquello no terminaría nunca.

- Creo que voy a vomitar- dijo Gabriela asqueada.

Finalmente, Diego se reincorporó y se limpió la boca con su brazo.

- Labios cálidos y deliciosos- dijo el rostro con voz excitada.

- Ahora abre la puerta- dijo Diego- O te juro que mi madre sabrá de esto.

- Lo prometido es deuda- dijo el rostro y la puerta comenzó a abrirse hacia adentro.

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Comments

Elizza Diaz

Elizza Diaz

😥

2023-07-06

1

Elizza Diaz

Elizza Diaz

😂😂😂😂 Que imaginación le haces a mi mente😅

2023-07-06

1

Elizza Diaz

Elizza Diaz

Ay! mamá 😶

2023-07-06

1

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