Hijos adoptivos

Gabriela se quedó impactada y horrorizada. Ella, la chica que odiaba la carne de cualquier tipo, acababa de ingerir órganos humanos, y lo peor, le había gustado. No recordaba haber probado algo tan delicioso como aquello en toda su vida.

- Dame eso- dijo Moa quitándole el vaso, luego desapareció.

La mujer de cabello azul miró a Gabriela un segundo con seriedad, luego miró a Diego.

- ¿Es en serio pa'?- Le preguntó, aun con expresión seria- ¿Arriesgas tu vida para proteger a una de las criaturas que has cazado y matado por años?

- Lulú, no tengo nada en contra de los despertares- dijo Diego- Solo seguía órdenes de mi madre.

- ¿Y que harás cuando ella te ordene matar a esta mujer?- preguntó ella- Porque eso es lo que hará cuando se entere de su existencia.

- Yo me preocuparé por eso- dijo Diego- Ahora vayan con Jade y luego a sus habitaciones.

- ¿Que?- sonrió ella incredula.

- Si sabes que tenemos trescientos años ¿Verdad?- dijo la mujer morena- Ya no somos niñas.

- En ningun sentido- dijo la mujer negra.

Diego levanto su mano derecha a la altura de su nariz, y en su palma, hizo aparecer una ardiente llama azúl, la cual sostuvo mientras miraba a las tres mujeres fijamente, con su rostro inexpresivo.

- Ok...- dijo Lulú nerviosa, mientras las otras dos mujeres retrocedían asustadas- Solo era un chiste, Papi. Iremos con Jade, y luego... nos quedaremos en nuestras habitaciones ¿Cierto hermanas?

- Si, Papi- dijeron las dos mujeres al mismo tiempo, temblorosas.

Las tres mujeres desaparecieron del lugar, y Diego hizo desaparecer la llama de su mano.

- Mocosas- dijo él y luego miró hacia Ivanna y Misha.

- Se que me arrepentiré por preguntar esto, pero...- Dijo Ivanna tratando de mantener la calma- ¿Que piensas hacer ahora?

- Ya lo dije, me iré esta misma noche- dijo Diego, y calló un momento mientras las miraba a ambas- Y me llevaré a Jade conmigo- Agregó

- Está arrestada- dijo Misha de manera cortante- Debe quedarse hasta que su juicio se lleve a cabo. Y en cuanto a ti, te quedarás en esta casa hasta que mamá llegue.

- No pueden obligarme a quedarme- dijo Diego.

- Tecnicamente si podemos- sonrió Ivanna con superioridad- Eres nuestro hijo.

Diego las miró fijamente a las dos por unos instantes, sin decir nada.

- La puerta esta cerrada y no puedes salir por medio de la teletransportación- dijo Misha- Tu unica salida es por el portal que te lleva de vuelta al Llanto Negro, y a los Arcángeles.

- No hagas nada estúpido, hermano- dijo Ivanna.

Ivanna despareció del lugar, y Diego y Misha se quedaron mirándose fijamente. Entonces Misha suspiró y miró a Gabriela, quien seguía procesado los ultimos minutos, luego volvió a mirar a Diego.

- Vuelvo en un momento- dijo- Mantén a tus amigas en esta piso ¿Si?

Misha desapareció de aquella sala. Entonces Gabriela miró a Diego, el cual también la veía a ella fijamente con su rostro de maniquí.

- Sé que me estás mintiendo- dijo ella con tristeza y miedo.

- No comprendo- dijo Diego- ¿Por que dices eso, Gaby?

- Sabías lo que era- dijo ella con un nudo en la garganta- Sabías en que me convertiría, y nunca me lo dijiste.

Diego la miró fijamente por varios segundos.

- Al menos...- dijo por fin- Dejame explicarte las cosas. Por favor, Gaby.

Minutos más tarde, Andreina y Miriam se encontraban sentadas frente a la barra, mientras Diego y Gabriela charlaban en el sofá de la sala principal.

- ¿Moa es mayor que Misha?- preguntaba Miriam mientras se servía un vaso de refresco.

- No sé- dijo Andreina- Apenas conozco a Misha.

- ¿Qué?- se extrañó Miriam- Pero es tu hermana.

- Si, bueno…- dijo Andreina pensativa- Misha fue enviada al infierno, en el año mil novecientos treinta, yo tenía dos años de nacida apenas, aunque tenía esta misma apariencia.Y pues… la volví a ver hoy.

- ¿O sea que tu cuántos años tienes?- quiso saber Miriam.

- Cincuenta y dos- dijo Andreina- igual que Wendy y el resto de las Cuarenta. Somos las más jóvenes de la familia.

- Son unas ancianas- rió Miriam.

- Ay si- rió Andreina con ironía- Como que Diego fuera un bebé. Tiene más de tres mil años.

Mientras tanto, Misha e Ivanna caminaban por el pasillo oculto, charlando.

- ¿Cómo vas a convencer a Moa?- preguntaba Ivanna mientras caminaban.

- Sé que Moa lo va a entender- dijo Misha, luego puso cara de fatiga- Son Lilu y Miranda quienes me preocupan.

- No olvides a mamá- dijo Ivanna.

- Si…- suspiró Misha preocupada- Pero, bueno, un problema a la vez ¿Si?

Se detuvieron frente a la puerta de la habitación de Miranda y la miraron dudosas.

- Si no logras convencer a Miranda, tendremos que hacer cualquier cosa para proteger a Diego- dijo Ivanna preocupada- Sabes eso ¿Verdad?

- Amo a mi Diego más que a nada en este mundo- dijo Misha con pesar, luego la miró- Pero sabes que él no será quien se lleve el peor castigo.

- Eso es cierto- dijo Ivanna angustiada.

- Esperemos algo bueno de Miranda esta vez- dijo Misha acercándose a la puerta.

- ¿Y luego esperar algo bueno de Lilu?- sonrió Ivanna con ironía.

- Eso ya sería pedirle a los olmos que den peras- sonrió Misha, y luego Ivanna rió.

Misha tocó la puerta tres veces con fuerza.

- ¿Quién?- dijo la voz adormilada de Miranda.

- Soy Misha. ¿Podemos hablar un minuto?

- ¿Misha?- preguntó Miranda- ¿Qué no estabas pudriéndote en el noveno círculo del infierno?

- En el octavo de hecho- dijo Misha- Logré salir hace unos meses.

- Maldita seguridad- dijo Miranda, aun adormilada- Debieron encadenarte.

- Lo hicieron- dijo Misha- Por cierto, Domaco te manda saludos. Y espera que mueras pronto.

- Hay demonios tan rencorosos- dijo Miranda.

Se oyó un bostezo, seguido de un inquietante silencio que duró medio minuto.

- ¿Saben que hay un despertar en la casa?- dijo Miranda de repente.

Ivanna y Misha se miraron preocupadas.

- Eh…- dijo Misha nerviosa- Si Miranda, de eso quiero hablarte.

Otro silencio, uno aún más largo e inquietante. Entonces la puerta se abrió, emitiendo un chirrido horrible. Ambas miraron la absoluta oscuridad en la habitación. De pronto dos ojos claros con pupilas verticales, parecidos a los de algún enorme reptil, aparecieron en aquella oscuridad.

- Cierren la puerta al pasar- dijo Miranda.

Diego y Gabriela continuaban en el sofá de la sala, hablando. Gabriela lo miraba con expresión seria.

- … Era por eso que Wendy y el resto de las Cuarenta, te querían fuera de la casa- decía Diego- Ellas sabían lo que eras, y lo que me harían a mi si descubrían que te tenía conmigo.

- Pero ¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó ella con recriminación- ¿Por qué ocultarme que era descendiente de un demonio?

- Porque…- él la miró a los ojos- Me habías contado todas esas cosas horribles sobre tu pasado, y creí… que decirte algo así, solo… te haría sentir peor.

- Y cuando decidí convertirme… ¿Por qué seguiste ocultándomelo?

- Lo sé, hice mal- dijo Diego- Pero por eso quería que renunciaras a esa idea. Yo sabía en lo que te convertirías. Y en el último instante, quise decírtelo. Pero eso habría complicado el cambio, porque tu fe habría dejado de ser verdadera.

Gabriela suspiró irritada y se pasó su mano por la cara, luego negó perturbada mientras veía hacia la barra en la siguiente sala, donde Andreina y Miriam charlaban

- ¿Sabes?- dijo él- Cuando te convertiste en demonio y me dijiste que no sentías hambre, creí... que talves yo estaba equivocado sobre tu origen, porque un despertar, siempre es carnívoro. Quería creer eso, de verdad.

Ella lo miró a los ojos unos segundos.

- ¿Cuándo te diste cuenta de que era descendiente de un demonio?- le preguntó- Dime la verdad, Diego, no más mentiras.

Él la miró un segundo sin decir nada.

- En cuanto te vi por primera vez- dijo Diego finalmente- Es algo que no solo se siente, sino que también se huele en las venas.

- ¿Entonces sabes… de que demonio desciendo?- quiso saber ella.

Una vez mas, se la quedó mirando en silencio por varios segundos.

- No- dijo finalmente.

- No me mientas- dijo ella irritada.

- No conozco a todos los híbridos, Gaby- dijo Diego- No tengo idea de quien pueda ser tu tátara abuelo o abuela.

Gabriela volvió a suspirar irritada.

- Gaby…- dijo Diego tomando su mano, y ella solo lo miró- Tienes que creerme.

- Misha, dijo que los descendientes de demonios tienen habilidades que las personas normales no tienen- dijo ella aun con mirada seria- ¿Mi habilidad es que puede ver cosas que otros no ven?

- Pues, es más que eso- dijo Diego- No solo ves cosas que los humanos normales no pueden ver. Tu, puedes ver cosas que muchos demonios no pueden ver. Por ejemplo: a las Cuarenta. Ellas pueden ocultarse de cualquier demonio, menos de mi madre. Pero tu puedes verlas aunque ellas no quieran.

- Me dijiste que ese don lo había obtenido al cruzarme con ese Kamikaze que se llevó a Elena- dijo ella- También me mentiste en eso.

- No- dijo Diego- Tu encuentro con ese Kamikaze despertó ese don que dormía dentro de ti. Pero… es extraño. Es como… si hubieras nacido con ese don pero alguien te lo hubiese bloqueado.

- ¿Quién?- dijo Gabriela confundida.

- Posiblemente un demonio, o un ángel blanco- dijo Diego- Bueno es más probable que haya sido un Ángel blanco, para mantenerte a salvo.

- ¿Por qué?- se extrañó ella- ¿Por que querría un Ángel mantenerme a salvo? Tengo sangre demoniaca.

- Pero eras humana- dijo Diego- Eras inocente de todo.

Volvió a suspirar, luego miró por un momento la mano de Diego sujetando la suya.

- Contéstame algo- dijo ella, y lo miró de nuevo a los ojos- Solo… respóndeme de una manera simple ¿De acuerdo? ¿Por qué… no me dejaste morir en ese despacho?

- Por la misma razón que te confié mi única muestra de sangre aquel día en mi cuarto- dijo Diego- No quería perderte, Gaby. Yo… sabía las consecuencias que implicaba convertirte, sí, pero… decidí que si te convertías en Demonio, haría lo que fuera para protegerte de todos, incluso de mi madre.

Ella volvió a mirar la mano de Diego un segundo, luego suspiró y la apretó.

- Ven acá- Suspiró ella, y luego lo abrazó con fuerza y besó su cabeza- No puedo estar molesta contigo, enano cabezón.

Cuando se separaron, ella lo miró a los ojos y reparó en un detalle importante.

- ¿Por que le dices "mamá" a Misha?- preguntó con interés- No es tu madre ¿O si?

- No- dijo él- Es mi hermana mayor. Le digo mamá porque ella e Ivanna me criaron por muchos años, cuando Verónica, Rico y yo nos separamos de mamá y empezamos a viajar por separado.

- Entiendo- dijo ella luego sonrió- La verdad si se nota que te quieren mucho.

- Y yo a ellas- dijo Diego- Además… como me parezco tanto a Misha, puedo decirle mamá en público y todos se lo creen.

Gabriela rió, luego recordó aquella noche en la cocina de la casa Halliwell, cuando bebía un vaso de leche con Diego. Él le había mentido diciéndole que era de Rumania y que no lucía como el típico rumano debido a que se parecía a su hermana Misha, la cual era original de Cuba.

- Misha no es cubana ¿Cierto?- sonrió ella

- Ah, te acuerdas de eso- dijo Diego.

- Si- rió Gabriela- Si me acuerdo.

- No, no es Cubana- dijo Diego- Cuba ni siquiera existía cuando Misha nació.

Ella volvió a reír. Luego pensó en las tres mujeres que habían evitado que Jessica la asesinara. Y tambien pensó en Jade, la misteriosa mujer que los habia saludado escondida detras de la puerta de su habitacion.

- No me queda muy claro el asunto de "Tus hijas adoptivas"- dijo confundida- ¿Como es eso? ¿Quienes son esas mujeres en realidad?

- Son mis hermanas menores- dijo Diego- Verás... los Lilims, somos una familia muy numerosa. Es dificil hacerse cargo de los mas pequeños. Y mi madre no es... la mujer mas maternal del universo, que digamos. Asi que los mayores criamos a los menores desde que nacen. Y de esa manera se convierten en nuestros hijos adoptivos, segun las leyes Lilims.

- ¿Entonces... Andreina...?- dijo ella tratando de entender.

- Es mi hija adoptiva- dijo él- Al igual que el resto de Las Cuarenta.

- Pero esas tres mujeres de hace un momento, lucen muy mayores. Incluso se ven mayores que yo.

- Bueno, eso es por que los demonios envejecen hasta cierto punto- dijo él- Yo envejecí hasta tener esta apariencia. Pero ellas... no corrieron con esa suerte. Es la naturaleza, no se puede hacer nada.

- Entiendo...- sonrió Gabriela, un poco sorprendida.

Justo en ese momento, Misha, entro a la sala, acompañada de Ivanna.

- Okey…- les dijo ella a todos- Presten atención.

Andreina y Miriam corrieron desde la otra sala y se reunieron con Diego y Gabriela para escuchar

- Logré ganar algo de tiempo con Miranda- Agregó Misha- Ella… dejará que tengan aquí al despertar, pero… no más de una semana. Además hablará con Moa y las demás, para que no la lastimen. Fue todo lo que pude hacer por la chica.

- Una semana- recalcó Ivanna- Solo eso. Si mamá llega o no durante esos días... es irrelevante.

- Me parece bien- dijo Diego poniéndose de pie- No quiero ver a mi madre. Además... solo estamos aquí de paso, para recoger a Las Cuarenta.

- Exacto- dijo Andreina- Y por cierto ¿Dónde están?

Misha miró a Ivanna un poco confundida.

- ¿Las Cuarenta?- le dijo ella, aun confundida- ¿Ese ejercito de niñas sin poder de pelea? ¿Están aquí?

- Pues…- dijo Ivanna nerviosa.

- ¿Dónde?- sonrió Misha- Quiero verlas.

- Verás…- Ivanna se rascó la cabeza un poco apenada- Es que… si estaban, pero…

Ella los miró a todos un momento con cara de vergüenza y nervios.

- Rayos…- suspiró ella resignada- Oigan traté de evitarlo, enserio…

- ¿Evitar que?- preguntó Andreina dando un paso al frente y mirándola con temor- ¿Dónde están mis hermanas?

- Ivanna…- dijo Misha esperando su respuesta.

- Jessica las envió con Lilu- dijo Ivanna.

- ¡¿Qué?!- gritó Andreina con terror- ¡¿Por qué hizo eso?!

- Oye… tratamos de impedir que lo hiciera. Pero dijo que eran órdenes de mamá. No pudimos hacer nada, Andreina.

- ¿Por qué enviaría mamá a sus niñas con Lilu?- preguntó Misha confundida y espantada.

- No lo sé…- dijo Ivanna- Pero prometió que estarían bien.

- ¡¿Con Lilu?!- gritó Andreina alterada- ¡Estarían más seguras con Miranda que con ese monstruo!

- Iré a hablar con Jessica- dijo Misha angustiada- Debe haber un mal entendido.

- ¡No!- gritó Andreina, luego hizo aparecer su enorme martillo metálico entre sus manos- ¡Yo iré a hablar con esa perra!

Andreina comenzó a caminar hacia la puerta enfadada, con su martillo, el cual era más grande que ella. Pero Diego apareció en su caminó y sopló su rostro. Entonces ella comenzó a tambalearse y su martillo desapareció. Cayó de frente hacia Diego y él la abrazó, mientras sus ojos cafés luchaban por no cerrarse.

- ¿Por qué… haces… esto?- dijo ella adormilada.

- Lo siento- le dijo él al oído- Pero es por tu bien.

- No quiero… dormir- dijo ya casi sin fuerzas- Mis hermanas… me necesitan.

- Iremos por ellas- dijo él- Pero se hará a mi manera. Ahora solo… descansa.

- Te… odio- dijo ella y finalmente se durmió.

Diego cargó a Andreina entre sus brazos y luego miró a Ivanna y a Misha.

- Esta vez no dormirá por mucho tiempo- dijo él- Estará despierta en un máximo de doce horas.

- Si piensas ir con Lilu ahora…- dijo Ivanna- debes saber que es un suicidio en el estado en que te encuentras.

- Si- dijo Misha- Es obvio que no has dormido en mucho tiempo y que no te has alimentado en horas.

- Necesitas descansar- dijo Ivanna y miró a Miriam y a Gabriela- Todos necesitan descansar.

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