Capítulo IX: Proximidad

Henry secretamente volvió a su habitación. Ver a su esposa tomando un baño lo dejó excitado, su virilidad estaba prominente en sus pantalones, decidió tomar un baño frío para poder relajarse y calmar sus apetitos.

–Te anhelo Elizabeth, no tienes idea cuánto ansío cada parte de ti– decía solo en su bañera mientras se sumergía en el agua– ¿Cuánto tiempo voy a aguantar esta pasión que despiertas en mí?

Después de vestirse ordenó al chambelán enviarle un mensaje a la Reina: solicitaba verla en el despacho privado. El asunto del ataque todavía estaba pendiente y las sospechas sobre su esposa crecían entre los miembros de la corte, así que era urgente interrogarla para no manchar el honor de su esposa.

El Rey estaba sentado a la cabeza de una larga mesa rectangular, aguardando que la Reina llegara y tratando de ordenar sus pensamientos ante las dudas que le surgían. De repente la puerta se abrió, a paso ligero ella entró con una mirada seria pero penetrante y haciendo una reverencia según su costumbre. Llevaba un vestido de terciopelo, mangas campana, color celeste platino, cabello suelto pero tomado por encima y una pequeña tiara estilo cintillo. La mente de Henry no pudo quedarse en aquel lugar en ese instante, sino que volvió al momento que la vio desnuda en la bañera.

–¿Su Majestad se encuentra bien? Parece distraído y distante de aquí– interrumpió el silencio entre los dos– No creo que me llamara aquí para permanecer sin palabras. Está claro el por qué de su requerimiento.

–Me disculpo, mis pensamientos están confundidos después de lo que viví. No quiero acusarte sin pruebas, pero debo saber qué sabes sobre Francis Lovell. Me resulta extraña tu advertencia antes de mi partida– puso su mano en la mesa mientras ella se sentaba en la otra cabecera.

–¿De modo que Su Majestad ya decidió que soy culpable de la emboscada?

–Cuida tus palabras. Tengo muchas preguntas y no puedes negar que tus acciones las últimas semanas fueron muy extrañas.

–No tengo miedo de lo que usted pueda hacerme. Si lo desea, castígueme, habrá muchas personas en este palacio contentas con su acción.

–Ni te imaginas lo que podría hacerte, si yo quisiera – ella impetuosa hundió las cejas al escuchar esa frase– Solamente quiero que contestes a mis interrogantes–se levantó y caminó al otro extremo de la mesa y deteniéndose al lado de Elizabeth.

–Mi señor, hablaré lo que sé–respiró profundo– Francis Lovell era uno de los principales aliados del Rey Richard, mi tío lo consideraba el partidario York más leal de toda Inglaterra. Se le otorgó Norfolk a cambio de la alianza que iba a hacer con la familia real.

–¿Qué clase de alianza?

–Alianza matrimonial. Yo me casaría con Francis Lovell y la Princesa Cecily con un primo de él...

–¿Casarse contigo?– tragó saliva de solo imaginar a la mujer que deseaba con locura como la esposa de otro hombre, peor que fuera el sujeto intentó matarlo– Y tú, ¿querías casarte con él?

–Por supuesto que no– respondió girando la cabeza hacia el monarca– No me quería casar con el Rey de Inglaterra, todavía menos con alguien inferior a mi posición. Puedo decirle al Rey que ese hombre busca venganza, de seguro usará el nombre del antiguo soberano, mas en el fondo lo hace debido a los títulos y regalías que no obtuvo mediante el enlace.

El Rey disimuló una sonrisa por la sinceridad con que la Reina admitió su negativa al matrimonio, al mismo tiempo se tranquilizó cuando escuchó que ella no deseaba casarse con Francis Lovell.

–Entonces ¿Por qué me advertiste que estaba cometiendo una imprudencia?

–Pues... yo sospechaba que él intentaría algo en contra de usted. Norfolk es tierra de Yorkistas: hombres con sangre noble sin honor, todos siguen las órdenes de Lord Lovell y estoy segura de que saben dónde está.

–¿Qué más sabes?– bajó la vista y se cruzó con sus senos que sobresalían un poco del escote.

–He dicho la verdad. Si quiere creerme es su decisión...

Elizabeth se levantó de la silla y se ubicó delante del Rey, mirándolo directo a los ojos.

–Ya veo. Sin embargo, me queda una incertidumbre: Si los nobles Yorkistas te solicitaran ayuda para atacarme ¿Tú te unirías a ellos... para conspirar a mis espaldas?

–Yo soy hija del Rey Edward IV, si he de hacer algo en contra de un adversario no usaría a otros, lo haría yo misma y de frente. Mi padre me mostró que a los enemigos se los ataca cara a cara no por la espalda–tomó la falda de su vestido para girarse y caminar hacia la ventana–Usted es el Rey de Inglaterra, quien ose hacer algo en su contra no es una persona de honor y principios.

Henry esbozó una pequeña sonrisa por las palabras de Elizabeth, confirmaba la oculta certeza que tenía de su inocencia. Ahora bien, no sabía la razón detrás de sus dichos, ella le había dejado claro que no tenía ningún sentimiento por él ni menos aguardar esperanzas a futuro.

–Así que yo te importo un poco, no soy indiferente del todo para ti–se acercó con una sonrisa amplia y coqueta.

–Usted es el Rey... tiene mi respeto y sinceridad–su rostro enrojeció levemente.

Todos sus súbditos le debemos fidelidad.

Una pequeña carcajada se escapó de la boca del rey...

–Es cierto todos mis súbditos me deben lealtad y aprecio–se aproximó a ella– pero déjame corregirte una cosa de lo que dijiste: tú eres mi esposa no mi súbdito, te cuesta mucho asumir esa realidad.

Elizabeth retrocedió un paso, él avanzó otro paso sin quitarle los ojos de encima. La mirada de Henry le parecía que llegaba hasta lo más íntimo de su ser, sintió un calor en su vientre que subía hasta su pecho, la misma sensación que experimentó cuando Henry la besó en la misa. Volvió a retroceder y nuevamente él la siguió...

–¿Qué pasa? Te quedaste sin palabras–susurró observando sus labios y su colorado rostro– Esto quiere decir que tengo razón, aceptas que al menos te preocupas por mí. Solamente falta que me aceptes como tu marido de una vez y olvides ese acuerdo de la noche de bodas.

Henry sintió un ardor inmenso de la cabeza a los pies, le surgió la necesidad incontrolable de besarla porque tenía su boca a muy corta distancia. Decidió no pensar y dejarse llevar por sus instintos.

–Su Majestad ¿Qué está…?

–Silencio, no quiero que digas nada. Deja tu boca tranquila.

Tenía el aliento entrecortado de Elizabeth en sus labios y podía darse cuenta cuán agitada estaba, su cuerpo se tensó cuando su torso rozó sus pechos mientras ella se sujetaba del marco del ventanal.

Para desgracia del Rey, un golpe en la puerta del despacho interrumpió la intimidad del momento. Los dos se recobraron. Un irritado Henry autorizó la entrada del mensajero.

–Mis disculpas Su Majestad. Traigo una misiva desde Suffolk para Su Majestad la Reina.

Elizabeth recibió el papel que venía con un sello. Lo comenzó a leer. La alegría se dibujó en su boca de pronto, entusiasmada se sentó y echando risas seguía su lectura.

–¿Puedo saber el motivo de tu entusiasmo? ¿Acaso son buenas noticias?

–Son asuntos familiares, no creo que sean de su interés mi señor–afirmó categórica

–¿Yo no soy parte de tu familia? No soy un desconocido Elizabeth.

– Mi señor, ya le he dicho que mi auténtica familia está lejos de mí en este momento.

En vista que pregunta le contaré: mi primo sweet Johnny ha anunciado que viene a la corte de visita–su alegría afloraba en una gran sonrisa

–¿Quién?– la seriedad en su voz disimulaba un poco los celos por el cariñoso apodo que tenía el futuro huésped.

–Mi primo John de la Pole, Duque de Suffolk e hijo de mi tía Elizabeth. Va a venir a la corte a declarar su lealtad y respeto a Su Majestad. Hace mucho tiempo que no estábamos juntos, necesitaba verlo y reírme con él.

–Ya veo ¿Son ustedes muy cercanos?

–Así es, desde la infancia hemos estado unidos. Crecimos juntos como hermanos. Sweet Johnny prácticamente es mi mejor amigo. Es alguien muy especial para mí.

Por primera vez Henry sentía temor de otro. El futuro huésped ocupaba un lugar importante en la vida de Elizabeth, era su primo y compartían una relación muy cercana. Este personaje lo hizo experimentar lo que eran los celos.

Capítulos
1 Capítulo I: Deber y venganza
2 Capítulo II: Solo es un acuerdo.
3 Capítulo III: Te doy mi palabra.
4 Capítulo IV: Primeras diferencias.
5 Capítulo V: Reina de Inglaterra.
6 Capítulo VI: Lenta con los labios.
7 Capítulo VII: No eres mi marido
8 Capítulo VIII: Las sospechas que llevan al deseo.
9 Capítulo IX: Proximidad
10 Capítulo X: Celos
11 Capítulo XI: La singular cobranza para un premio.
12 Capítulo XII: Yo no perdono.
13 Capítulo XIII: El cielo en sus ojos.
14 Capítulo XIV: El Flashback
15 Capítulo XV: La salida de la discordia.
16 Capítulo XVI: El riesgo de no perdonarlo.
17 Capítulo XVII: Huésped indeseable.
18 Capítulo XVIII: Esta mujer tiene dueño.
19 Capítulo XIX: Eres linda, aunque no tanto.
20 Capítulo XX: El Ataque
21 Capítulo XXI: Mi vida va a perder sentido.
22 Capítulo XXII: Regresa a mí.
23 Capítulo XXIII: Ha llegado la hora de actuar.
24 Capítulo XXIV: Enemigos.
25 Capítulo XXV: El Plan.
26 Capítulo XXVI: La Tregua.
27 Capítulo XXVII: ¡Él es mi marido!
28 Capítulo XXVIII: Íntima.
29 Capítulo XXIX: Propuesta.
30 Capítulo XXX: Acuerdo.
31 Capítulo XXXI: Juntos.
32 Capítulo XXXII: Panorama sombrío.
33 Capítulo XXXIII: Regalo.
34 Capítulo XXXIV: Días contados.
35 Capítulo XXXV: Cartas.
36 Capítulo XXXVI: Perdiste Elizabeth.
37 Capítulo XXXVII: Obligación.
38 Capítulo XXXVIII: Toda la repugnancia.
39 Capítulo XXXIX: Alejarme.
40 Capítulo XL: Baile del final.
41 Capítulo XLI: Se ha ido.
42 Capítulo XLII: Expuestas.
43 Capítulo XLIII: Volverá.
44 Capítulo XLIV: Lejanía.
45 Capítulo XLV: Esperanzas.
46 Capítulo XLVI: Sentimientos.
47 Capítulo XLVII: Una señal.
48 Capítulo XLVIII: Destino.
49 Capítulo XLIX: Ilusión idílica.
50 Capítulo L: Soy su marido.
51 Capítulo LI: Tuyo.
52 Capítulo LII: Confesión.
53 Capítulo LIII: Ella ya no está más.
54 Capítulo LIV: Secretos dolorosos.
55 Capítulo LV: Pieza de ajedrez.
56 Capítulo LVI: Corazón quebrado.
57 Capítulo LVII: Me amas, me deseas.
58 Capítulo LVIII: A mí no.
59 Capítulo LIX: Estoy sola.
60 Capítulo LX: Henry.
61 Capítulo LXI: Gracias.
62 Capítulo LXII: El trato se anuló.
63 Capítulo LXIII: Sigan en lo suyo.
64 Capítulo LXIV: Lealtad.
65 Capítulo LXV: La Furia del Amor.
66 Capítulo LXVI: El mar.
67 Capítulo LXVII: Luna de Miel.
68 Capítulo LXVIII: Ocaso.
69 Capítulo LXIX: Sangre.
70 Capítulo LXX: Abismo.
71 Capítulo LXXI– Un niño.
72 Capítulo LXXII: Maldito destino.
73 Capítulo LXXIII: Guerra.
74 Capítulo LXXIV: Saldremos muertos.
75 Capítulo LXXV: Hija de Judas.
76 Capítulo LXXVI: Barrera
77 Capítulo LXXVII: Juramento.
78 Capítulo LXXVIII: Escondido.
79 Capítulo LXXIX: Irá y Júbilo.
80 Capítulo LXXX: Fantasma de Mujer.
Capítulos

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1
Capítulo I: Deber y venganza
2
Capítulo II: Solo es un acuerdo.
3
Capítulo III: Te doy mi palabra.
4
Capítulo IV: Primeras diferencias.
5
Capítulo V: Reina de Inglaterra.
6
Capítulo VI: Lenta con los labios.
7
Capítulo VII: No eres mi marido
8
Capítulo VIII: Las sospechas que llevan al deseo.
9
Capítulo IX: Proximidad
10
Capítulo X: Celos
11
Capítulo XI: La singular cobranza para un premio.
12
Capítulo XII: Yo no perdono.
13
Capítulo XIII: El cielo en sus ojos.
14
Capítulo XIV: El Flashback
15
Capítulo XV: La salida de la discordia.
16
Capítulo XVI: El riesgo de no perdonarlo.
17
Capítulo XVII: Huésped indeseable.
18
Capítulo XVIII: Esta mujer tiene dueño.
19
Capítulo XIX: Eres linda, aunque no tanto.
20
Capítulo XX: El Ataque
21
Capítulo XXI: Mi vida va a perder sentido.
22
Capítulo XXII: Regresa a mí.
23
Capítulo XXIII: Ha llegado la hora de actuar.
24
Capítulo XXIV: Enemigos.
25
Capítulo XXV: El Plan.
26
Capítulo XXVI: La Tregua.
27
Capítulo XXVII: ¡Él es mi marido!
28
Capítulo XXVIII: Íntima.
29
Capítulo XXIX: Propuesta.
30
Capítulo XXX: Acuerdo.
31
Capítulo XXXI: Juntos.
32
Capítulo XXXII: Panorama sombrío.
33
Capítulo XXXIII: Regalo.
34
Capítulo XXXIV: Días contados.
35
Capítulo XXXV: Cartas.
36
Capítulo XXXVI: Perdiste Elizabeth.
37
Capítulo XXXVII: Obligación.
38
Capítulo XXXVIII: Toda la repugnancia.
39
Capítulo XXXIX: Alejarme.
40
Capítulo XL: Baile del final.
41
Capítulo XLI: Se ha ido.
42
Capítulo XLII: Expuestas.
43
Capítulo XLIII: Volverá.
44
Capítulo XLIV: Lejanía.
45
Capítulo XLV: Esperanzas.
46
Capítulo XLVI: Sentimientos.
47
Capítulo XLVII: Una señal.
48
Capítulo XLVIII: Destino.
49
Capítulo XLIX: Ilusión idílica.
50
Capítulo L: Soy su marido.
51
Capítulo LI: Tuyo.
52
Capítulo LII: Confesión.
53
Capítulo LIII: Ella ya no está más.
54
Capítulo LIV: Secretos dolorosos.
55
Capítulo LV: Pieza de ajedrez.
56
Capítulo LVI: Corazón quebrado.
57
Capítulo LVII: Me amas, me deseas.
58
Capítulo LVIII: A mí no.
59
Capítulo LIX: Estoy sola.
60
Capítulo LX: Henry.
61
Capítulo LXI: Gracias.
62
Capítulo LXII: El trato se anuló.
63
Capítulo LXIII: Sigan en lo suyo.
64
Capítulo LXIV: Lealtad.
65
Capítulo LXV: La Furia del Amor.
66
Capítulo LXVI: El mar.
67
Capítulo LXVII: Luna de Miel.
68
Capítulo LXVIII: Ocaso.
69
Capítulo LXIX: Sangre.
70
Capítulo LXX: Abismo.
71
Capítulo LXXI– Un niño.
72
Capítulo LXXII: Maldito destino.
73
Capítulo LXXIII: Guerra.
74
Capítulo LXXIV: Saldremos muertos.
75
Capítulo LXXV: Hija de Judas.
76
Capítulo LXXVI: Barrera
77
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78
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79
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