12-

Extrañaba a su prometido. La tradición dictaba que los futuros contrayentes no debían verse la fecha antes de la boda, pero Iván quiso asegurarse y no acudió a verla hacía tres días ya. Le emocionó pensar que esta tarde la tomaría de la mano frente al altar y juntos pronunciarían sus votos.

Estaba un poco ansiosa por la noche de bodas. Su nana le había contado lo que pasaba entre un hombre y una mujer cuando dormían juntos. Le había dicho también que le dolería un poco la primera vez. Pero cuando el acto era con amor el placer superaría al dolor en poco tiempo. Se estremeció al recordar el sueño. Solo había dolor. Nada de placer.

Sacudió la cabeza para espantar esos pensamientos que lo único que lograban era asustarla. Comenzó a ponerse algo abrigado en los pies pues se le habían helado con el frescor de la mañana cuando golpearon la puerta.

- Mi niña: ¿Estás despierta?

- Si, Nanny. Adelante.

La puerta se abrió y entró su nana. La recibió con una sonrisa al tiempo que disfrutaba de mirar su amable rostro. Algunas arrugas se marcaban alrededor de sus ojos y en su cabello reinaba más el blanco que el negro. Amaba a esa mujer. En su sueño no la había vuelto a ver después de su boda.

Se levantó de golpe y abrazo a su amada niñera con energía.

- Nanny: ¡Buenos días!

- Ya no eres una pequeñita para actuar de esa manera. Pronto serás una mujer casada.

La reprimenda de Nanny no fue hecha con mucha convicción.

- Pero eso será a partir de esta tarde. Además, para ti seré siempre la pequeña Luz. ¿No es así?

La mujer sonrió complacida. No tenía defensas ante esta niña.

- Está bien, Lucecita. Pero siéntate a desayunar que se enfriará la comida. Debes acumular fuerzas para afrontar todas las cosas que te esperan hoy.

- De acuerdo, Nanny. Te haré caso una vez más.

La mujer acarició la crespa cabellera con cariño. Estaba orgullosa de cómo su niña había atravesado las dificultades para convertirse en una mujer excepcional. Estaba segura de que sería una excelente emperatriz el día de mañana.

La muchacha terminó de desayunar justo a tiempo para que llegaran las doncellas a prepararla.

Tardó unas horas en estar lista. Cuando al fin terminó se miró al espejo complacida. Había valido la pena la tortura de los tratamientos de belleza. Veía en la imagen a una novia resplandeciente y enamorada. Otro flash de su sueño se coló en su pensamiento: El camino hacia el altar y el leve beso que le dio su amado. La sonrisa se le congeló en el rostro. No entendía qué le estaba pasando.

Subió al fastuoso carruaje que habían preparado para el evento. Era una magnífica carroza blanca adornada con flores. Recordó que el Emperador Marco y la Emperatriz Ira habían sido llevados al templo en este mismo vehículo. Igualmente su padre y su madre habían viajado en él.

Pronto llegaron al templo y los edecanes la ayudaron a bajarse del carro. Su padre la esperaba emocionado en la puerta para llevarla del brazo y entregarla en el altar. Luz miró el amado rostro y sintió un ramalazo de pena: en su sueño él había muerto sin que ella lo pudiera despedir.

Luz enganchó su brazo con el de su padre y ambos avanzaron hasta el gran portal de la iglesia. Éste se abrió dándoles paso y de inmediato comenzó a sonar la marcha nupcial.

Padre e hija caminaban lentamente por el pasillo. A medida que avanzaban los asistentes iban quedándose sin aliento. La chica estaba tan hermosa que parecía una visión celestial.

Pronto llegaron frente al altar, Iván tomó la mano de la novia y ambos enfrentaron al sacerdote para presentar sus votos.

El clérigo comenzó la ceremonia invocando los santos escritos. Le recordó a cada uno de los contrayentes los derechos y obligaciones de los cónyuges y, por último, les permitió pronunciar sus votos.

Iván comenzó con semblante serio.

- Yo: Iván Nicolás de Molinac Congo, te tomo a ti, Luz Estrella Congo Sanflower como esposa. Prometo honrarte y respetarte en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza hasta que la muerte nos separe. Si así no lo hiciera, que Dios me lo demande.

Ahora le tocó el turno a Luz.

- Yo: Luz Estrella Congo Sanflower, te tomo a ti, : Iván Nicolás de Molinac Congo. Prometo honrarte y respetarte en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza hasta que la muerte nos separe. Si así no lo hiciera, que Dios me lo demande.

El sacerdote concluyo:

- Habiendo ambos pronunciado sus votos ante Dios y ante los hombres, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

La audiencia prorrumpió en atronadores aplausos. La flamante pareja recorrió del brazo el pasillo hasta la salida mientras los invitados arrojaban a su paso pequeñas flores blancas.

Se subieron al carro nupcial y salieron a recorrer las calles de la capital. Iván iba tenso en su asiento, saludando mecánicamente a las multitudes apiñadas a los lados de la calle. Luz notó la incomodidad de su esposo pero decidió no preguntarle nada.

Hicieron el recorrido en silencio hasta que llegaron al palacio. Iván ayudó a su esposa a bajar del carruaje y la tomó del brazo para entrar juntos al salón de banquetes.

Los invitados que ya habían llegado prorrumpieron nuevamente en aplausos al entrar la pareja. La chica sentía que su sonrisa se volvía un gesto rígido, pues todo estaba sucediendo igual que en el sueño. Las mismas caras, las mismas actitudes…

Después de la cena vino el baile. Las mesas fueron retiradas por los sirvientes y el espacio interior se despejó. Iván la tomó de la cintura y ambos comenzaron a danzar al compás del vals.

Luego de una pieza su padre le pidió tomar su lugar a Iván para bailar con su hija. Luz sonrió feliz de que su padre estuviera bien. Las escenas de su sueño no dejaban de rondarle en la cabeza.

Terminó la pieza de baile y cada uno se fue a su asiento.

Mientras Luz se acomodaba en su silla miró casualmente hacia el lugar donde estaba sentado su padre. Quedó paralizada por la impresión y una garra de hielo le recorrió la espalda. Detrás de su padre, en posición de firmes, Se hallaba un hombre cuyo rostro reconoció al instante.

Le costó respirar por un momento. No pudo evitar pensar en el maldito sueño. Ese rostro fue lo último que vio antes de que la envolviera la oscuridad.

Los ojos dispares del hombre se clavaron en los suyos. Fue solo un momento, pero esto la aterrorizó. Nunca lo había visto antes, pero esa terrible cicatriz era algo difícil de olvidar.

Se estremeció y apartó la mirada para dirigirla al que ahora era su esposo. Éste la observaba con una expresión inescrutable. Al verse observado sonrió amablemente mientras se servía otra copa de licor.

Noelia, su prima, se acercó a su mesa y le pidió a Iván que bailara con ella. Este aceptó y ambos se dirigieron a la pista. Luz los vio sonreír y charlar íntimamente y se sintió molesta. No dijo nada y se paró para hablar con su padre. Quería saber quién era el extraño desconocido.

Se sentó junto al monarca y apoyó su cabeza en el hombro de él.

- ¿Estás feliz, mi niña?

Le preguntó al tiempo que acariciaba su cabeza con ternura. La chica se obligó a sonreír al responder.

- Si, Papi. Hoy es el día más feliz de mi vida.

- Si tú eres feliz, yo también lo soy.

Luther amaba a su hija con locura. Era lo único que tenía en el mundo.

- Papi…

- ¿Si, Muñeca?

- ¿Quién es ese hombre que está detrás de ti? No lo había visto nunca.

- ¡Ah! ¿Él? Es el Capitán Gómez.

- Pero yo conozco al Capitán Gómez y, definitivamente, no es él.

- Es su hijo.

- Oh. ¿Y qué le pasó al padre?

- Fue herido en una redada a unos bandidos y tuve que darle de baja a su servicio como Capitán de la Guardia Real. Ahora es instructor en la escuela de novatos.

- ¿Su hijo heredó su cargo?

- Para nada. Se lo ganó. Es un excelente soldado.

- Pobre. Tiene esa inmensa cicatriz en el rostro.

- Si. En la misma redada que su padre fue incapacitado, él también fue herido.

- Parece un hombre muy joven.

- Tiene la misma edad que tú. De hecho es un par de meses menor. Es un joven muy agradable.

Luz sonrió a su padre y vio que su esposo volvió a su lugar y la buscaba con la mirada. Se puso de pie y se despidió de su progenitor.

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Comments

nereida Martinez

nereida Martinez

estoy de acuerdo...yo leyó el diarios...y encontró lo que ella misma escribió y aún así no reacciona 😂

2024-02-20

0

Janeth Guevara

Janeth Guevara

esta es una estúpida.. va.a pagar..x su estupidez..

2023-06-17

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