perdon

DESCONOCIDO:

Me crie en las calles, mi vida no fue fácil. No voy a entrar en detalles. Solo debo aclarar que todo lo que hice lo hice pensando en que estaba bien, trataba de justificar mis actos con la razón de mi abandono. Pero no hay excusa para las atrocidades que hice.

Hoy en día estoy arrepentido o bueno, em su mejor forma trato de redimirme, con el fruto de mis delirios. Mis hijas.

Estando detenido conocí un ángel, ella me enseñó a ver la vida desde otro punto de vista. Me enseñó a perdonar y perdonarme. Lástima que ella estaba tan perdida como yo y su adicción la llevo al infierno.

Como un cobarde me escape. La razón es que quiero pedirle perdón al primer ser que le hice todo el mal que no necesitaba. Ella necesitaba más de mí, pero mi mente desvariada no me dejo ver lo que tenía en frente.

Llegar a ella es difícil, tiene custodia todos los días a cada hora. Lo peor que su pareja, irónicamente sería mi cuñado. Mi Ángel me conto que él era una especie de dios en las artes marciales y si con la edad que tengo no estoy para andar enfrentándome a nadie.

Desde las sombras espero y observo, estudio. Espero el momento justo.

Para mi sorpresa el fruto de mi amor con mi Ángel también se encuentra en este lugar y eso me facilita todo. Lo que no entiendo es porque no se encuentran nunca. He visto que la niña es toda un arma para el combate, en resumen, un arma mortal.

No me sorprende, su tío la crio bien.

Volviendo al tema, sé que me tienen en búsqueda por eso debo andar casi todo el tiempo disfrazado para no levantar sospechas. Me entere de una fiesta de cumpleaños, que casualmente es del chico todo tatuado con el que sale mi niña pequeña.

Otro que tiene todos mis respetos. Me quedo tranquilo al saber que mis hijas tienen la protección y el amor que nunca le di por estar enfermo y desquiciado. Si, ese es un asunto difícil. Tengo una serie de enfermedad psicológica. Ahora estoy medicado, pero los delirios me atacan, por suerte los reconozco y trato de encerrarme. Tengo ayuda, una prostituta que en su momento la paso muy mal. Y culpa mía, pero me disculpé y le pedí ayuda.

Los días que no ando bien ella se encarga de que no pise las calles. Pero tengo que apurarme, necesito hablar con ellas y pedir perdón. Todo en esta vida se paga y yo tengo una deuda muy grande.

En la fiesta de cumpleaños estuve trabajando de mesero y las vi más de cerca, pero me acobardé y no pude hablar con ellas, más sabiendo que los agentes que me buscan están en su círculo.

Pero hoy, hoy es el día. Mi niña pequeña cumple años. Su novio le organizo una fiesta sorpresa y yo no voy a perder la oportunidad. Tengo que redimirme y luego cuando mi alma este en paz, podre entregarme para saldar mis deudas pendientes.

Esta búsqueda complicada que se ha transformado mi vida, llega a su fin sabiendo que ellas están juntas y que mi deuda será pagada.

AMY:

Sorprendida, es poco. Estoy feliz. Mi tío se deshizo en disculpas. Mi hermana me dijo que me quería pero que luego hablaríamos, ahora debía disfrutar de mi cumpleaños.

El salón estaba decorado como si se tratara de una fiesta de quince años. La cena transcurrió sumida en charlas, recuerdo, risas. Cada tanto mi mirada se dirigía a mi hermana y por ende a mi tío.

Nunca lo había visto enamorado. La mirada de tonto que tiene mientras la observa me saca una sonrisa. Ella me sonríe cuando me ve y yo le devuelvo el gesto. Pero si quiero hablar ya con ella. Necesito una explicación. ¿En verdad me buscaba? ¿Querrá tener ese contacto conmigo?

La música suena, bailamos con Audin y mis amigos. Gastón me dice tía y lo miro mal. Pero al pensarlo mejor me doy cuenta que es así termino abrazando a mi sobrino, ganándome una mirada de reprobación de mi cuñada.

—Hay sobrinito, tan lindo y tan idiota —digo mirando y sonriendo a mi cuñada—. Dile a tu madre que necesito esa charla ya, y por favor no hagas esperar a mi amiga y sácala a bailar —Gastón me mira sin comprender y yo niego riendo—. Sylvanas, tonto.

Lo empujo para que haga mi recado y dirijo mis pasos hacia una puerta que conecta con el exterior del salón llevándome a un gran patio. Esta iluminada por pequeñas luces, hay bancos y una fuente en el fondo.

Camino hasta una de las bancas y me siento mirando el firmamento. Escucho el sonido de unos pasos firmes y al voltear la mirada me encuentro con la sonrisa angelical de mi hermana.

Se acerca a mí y se acomoda a mi lado, toma mis manos y me sonríe mientras las sostiene.

—No pienses que nunca te busqué, que nunca quise saber de ti —comienza diciendo. Yo la miro y sonrió, las palabras no me salen. Tengo un nudo en mi garganta al saber que si quería saber de mi—. Cuando conocí a tu tío, mi marido todavía estaba vivo. Fue difícil para mí porque, aunque amaba a mi esposo comencé a sentí cosas por él. Ellos eran compañeros de trabajo y eran pocas las veces que frecuentaba mi hogar, pero era inevitable sentirme atraída por el —se calla un rato y mira el cielo como recordando, sonríe—. Cuando mi esposo murió él fue mi refugio. Me ayudo a superar ese momento tan feo en mi vida y me conto de ti, cuando vi tu foto supe enseguida quien eras —me mira y acariciando mi mejilla como lo haría una madre me sonríe—. Supe como tu tío te quería y te cuidaba, como por protegerte no te dio esa libertad para que crezcas como una adolescente normal. Por eso le pedí que te alentara a que me buscaras. Le pedí que te dejara acercarte y que seas tú la que tengo que buscarme a mí.

—¿Todo esto fue tu plan? —pregunto deberás sorprendida.

—Si, quería que salieras de tu rutina, que vidas. Me conto persuadirlo para que te deje y en este tiempo tuve que retenerlo más de una vez para que no pise tu apartamento —dice dejándome con la boca abierta—. Tú sabes que es sobreprotector y al saber que no venias a buscarme prácticamente querían seguirte, pero le dije que por una vez te dejara ser libre, que dejara que disfrutaras de tu libertad y que cuando estuvieras listas aparecerías en mi puerta. Claro que nunca pensé como se darían las cosas y menos que estabas saliendo con mi ahijado —me mira picara y yo me sonrojo.

—Si, bueno, ni se cómo es que estoy con él.

—Heres muy bella, no te das cuenta, pero robas miradas —la miro sorprendida.

Me abraza y yo rodeo su cuerpo con mis brazos afirmando este sentimiento fraternal que pensé que no se daría. Pero un ruido nos alerta que no estamos solas y cuando nos separamos hay un hombre parado frente a nosotras. Mi mirada se contrae al no reconocerlo, pero cuando veo a mi hermana ella esta pálida e inmediatamente se posiciona de forma defensiva.

—¿Qué quieres, maldito loco? —dice casi murmurando, apuesto a que sus dientes están apretados.

—Tu perdón eso solo quiero y bueno conocer a ni otro angelito —me quedo dura y miro al tipo que dice esas palabras y veo que tiene el mismo color de ojos que yo y mi hermana.

—¿Quién es? —pregunto ya sabiendo la respuesta.

—Mi nombre es Alejandro Marchatti, alias EL Diablo —dice y un escalofrió recorre mi columna, ¿no debería estar esterado? —. Por tu cara veo que no sabias que me había escapado.

—¿Maldito loco, que quieres de nosotras, acaso sabes que hay agentes en esta fiesta? —dice mi hermana tratando que disimular el terror en sus palabras.

—Si, lo se. Por eso aprovecho para estar acá. Quiero redimirme —yo miro alucinada pero mi hermana bufa—. Aunque no lo creas, todos estos años que pase huyendo la pase buscando la forma de que me perdonaras, pero es difícil dar contigo.

—Sabía que habías escapado, por eso reforcé mi seguridad, no te quiero cerca, tu … hiciste de mi vida un infierno —grita casi llorando.

—Yo sé que actúe mal contigo y con muchos, por eso ahora te pido tu perdón, sé que cuando me detenga mi fin será rápido, pero no quería dejar este mundo sin decirte lo mucho que me arrepiento de no haber sido el padre que necesitabas.

Mi hermana llora y yo no sé qué sentir, miro al tipo sabiendo que es mi padre.

—¿Qué te hizo razonar? —pregunto intrigada.

—Tu madre —sonríe nostálgico y creo que con algo de amor en su mirada perdida en sus recuerdos—. Ella fue un Ángel. Ella me ayudo a comprender que estaba mal, me ayudo a entender que estaba enfermo y me enseño lo más importante. Me enseño lo que es el amor —dice sin apartar sus ámbares de mi—. Te pareces mucho a ella.

—Un Ángel que murió de una sobredosis —digo casi con bronca al sentirme abandonada.

—Sus fantasmas eran muy grandes, ella también estaba enferma y nunca nadie lo quiso admitir —su mirada cae y veo que suspira—. La quise ayudar, pero yo también estoy tan enfermo como ella y no sabía cómo ayudarla.

Veo movimientos a su espalda y me percato que Audin desenfunda un arma, que sexy se lo ve en su rol de protector.

Mi padre, que loco suena eso, se percata del movimiento y levanta sus manos en rendición, se inca en el suelo y Veo como mi tío y mi suegro lo detienen. El en todo momento no aparta la mirada de mi hermana, ella llora. Cruzo mis brazos en ella, abrazándola, sé que es duro para ella, pero nuestro padre necesita su perdón para morir en paz.

—Perdónalo —susurro para ella, ella me mira con lágrimas en sus ojos—. Sierra el ciclo y vive feliz.

Ella me mira dudosa, se aprieta a mí, mira de nuevo a nuestro progenitor y asiente, sus palabras se ahogan en llanto. El entiende y suspira. Yo le sonrió y veo como se lo llevan.

Enseguida mi tío se encarga de su amada y Audin se acerca a mi abrazándome, me aprieta y siento la preocupación en su gesto.

—Estoy bien —digo dejando un beso en su pecho.

—Lo sé, pero por un momento temí que ese loco quiera tentar contra ustedes —se separa de mí y toma mi rostro en sus manos—. Te juro que el miedo que cruzo por mi cuerpo fue algo que no quiero volver a sentir.

—Te amo —susurro y él junta nuestros labios en un beso demandante.

—Yo también te amo —dice separando sus labios de los míos, apoyando su frente en la mía.

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