¿Que?

Llego al departamento y con una sonrisa de satisfacción me dirijo a la ducha. Al terminar miro que mi celular está dando una danza sobre la mesa. Esta en vibrador. Lo tomo antes que mi tío aparezca por la puerta y me quite mi libertad.

—Hola tío —respondo al tomar la llamada.

—Al fin, niña. Ya me estaba preocupando.

—Lo siento, me estaba bañando.

—¿Cómo te fue con el encuentro? —pregunta mi tío ansioso.

—Bien, tengo una foto de ella —tomo la foto que la había dejado sobre la mesa al llegar y observo a mi hermana en ella—, es bonita.

—¿Cuándo harás contacto con ella?

—No se tío, tengo que tantear el terreno —digo pensativa y me dirijo al sillón de la pequeña sala para recostarme en el—. No puedo presentarme ante ella y decirle “hola soy tu hermana”

—¿Por qué no? —piensa que seré directa como él.

—No todo el mundo es tan directo como tú, tío.

—¿Qué harás mientras tanto? —dice resoplando—. Te extrañamos en la casa.

—Por ahora descansar, encontré un gimnasio y estuve entrenando —digo con una sonrisa—. Yo también los extraño.

—Tène cuidado, recuerda que no estas en casa.

—Lo se tío, se defenderme para que sepas.

—Lo sé, lo sé —dice y escucho una pequeña risita de el—. Bueno te dejo descansar.

Corto la llamada voy a la cocina y me preparo algo para comer. Tengo que hacer las compras de la despensa este medio vació esto.

Termino de cenar y me dirijo al cuarto, antes de acostarme pongo la alarma en mi celular para tener que ir a la escuela y se me viene a la mente unos ojos raros, sonrió y me acuesto a dormir.

Los días se vuelven rutina, escuela, entrenar y estudiar la forma de acercarme a mi hermana. Cosa que es un verdadero reto. Su casa tiene seguridad yo creo que hasta en el timbre y ni hablar de la empresa suya, la perfumería.

Si no supiera que se ha convertido en una de las mejores y tiene un alcance internacional, diría que ahí manejan drogas o casas por el estilo. Tanta seguridad da miedo, al menos a mí.

En la cafetería de la escuela estoy jugando con mi comida, una mano sostiene mi cara mientras no puede dejar de pensar. Los murmullos de los chicos se escuchan a mi alrededor, pero no presto atención.

Meto una papa frita en mi boca y miro al frente para encontrarme con la mirada oscura de Audin. Miro a mi alrededor y me percato que Sylvanas está murmurando algo de una fiesta. Vuelvo mi mirada al frente y él ahora le presta atención a su hermana.

Mientras sigo masticando las papas fritas no puedo evitar darle una miradita en profundidad a mi compañero, nada mal. Definitivamente no está nada mal. Lleva una remera algo suelta, pero de mangas cotas y sus tatuajes se pueden ver bien. Bueno no tan suelta sus músculos se definen bien.

Miro sus brazos y las imágenes que muestra sus dibujos la mayoría son personas, supongo que familiares o personas muy queridas para él. Quisiera estirar sus dedos y ver mejor o el que tiene en las manos.

—Amy, ¿vienes? —mi mirada sube hasta la seria de Audin y luego volteo la cara para ver a su hermana que no sé dónde quiere que valla.

—Lo siento no te escuche.

—Deja de comerte a mi hermano con la mirada y escúchame —dice muy tranquila y yo deseo que la tierra me trague y me tire en Madagascar— ¿Vienes a la fiesta de esta noche?

—No sé, capas luego de que valla al Gim, pero no creo tener nada adecuado que ponerme —digo mirándola y acomodando mi cabello detrás de mi oreja, lo llevo color morado ahora.

—No hay problema yo te presto ropa, nos juntamos en mi casa y luego de ahí nos vamos todas juntas.

Nunca fui a una fiesta, debo admitir. Por lo tanto, no sé qué pensar al respecto, pero como acá no están mis tíos, todo bien.

—A las seis nos juntamos en mi casa —la escucho decir sacándome nuevamente de mis cavilaciones. Frunzo el ceño ¿Por qué tan temprano?

—¿Por qué tan temprano? La fiesta es a las diez —digo sin comprender.

—Pero tenemos que ponernos bellas —justifica enroscando un mechón de su cabello en su flaco y largo dedo de uñas fucsias.

—Sigo sin comprender —que tanto tiempo puede llevar poner labial y algo de sombra, como sea tendré que acortar mi hora de entrenamiento.

—Puedo usar tu baño, saldré de entrenar y voy derecho a tu casa así no pierdo tiempo.

—No hay problema —dice casi cantando.

—¿Conseguiste gimnasio? —casi brinco al escuchar la voz de Audin. Asiento— ¿quieres que te pase a buscar cuando salgas? —me quedo mirándolo, ¿Desde cuándo tan servicial? Vuelvo a asentir. Él sonríe y ahí señores es cuando casi muero. Si antes estaba muda ahora estoy seguramente mudisisima, es tan bello cuando sonríe.

Me pasa su celular para que agende mi número y luego hace una llamada para que yo agende el suyo, todo sin ningún intercambio de palabra. Antes de volver a clases la mirada venenosa de Cecilia esta puesta en mí. Me encojo de hombros y sigo mi camino.

Al terminar la jornada estudiantil dejo en mi casillero mis cosas y tomo mi bolso de entrenamiento y salgo rumbo al Gim. Estoy llegando y recibo un mensaje de Audin donde me pregunta la hora y el lugar al que debe pasar por mí.

Mientras tecleo la repuesta los dedos me tiemblan y debo reescribir varias veces las mismas palabras. No sé porque me pongo así, solo se trata de un amigo, un compañero del instituto ¿No?

Cada vez que entrenamos con Gastón, siempre me reta en el ring. Nunca me gana y eso lo tiene loco. Hoy no es distinto por eso voy a probar algo nuevo.

Nuestro trato se ha vuelto casi fraterno, es como el hermano que nunca tendré y eso me fascina. Le he enseñado mucho de lo que se y el al igual que a mí.

Todavía no tengo la suficiente confianza para contarle todo de mí, pero él no me presiona, en verdad es un gran amigo.

—Bueno, gatita, vamos al ring —me dice con ese nuevo apodo que llevo desde que comencé a entrenar junto a él.

Me subo al ring y bromeamos un poco mientras nos tiramos algunos golpes.

—Vamos, niña, muévete.

—No me digas así, después me andas llorando —le digo, pero aprovecho que se ríe y le pego en su linda cara. Gruñe y yo me rio. La fiesta comienza—. Ojo donde me pegas que tengo fiesta esta noche —advierto el me mira y busca de pegarme en las costillas.

Lo esquivo y la gata se enciende en mí. Comienzo a correr a su alrededor para distraerlo.

—¿Qué haces? Deja de escapar —dice tratando de atraparme y en un movimiento me agazapo y salto a su espalda, enredo mis piernas en su cuerpo y me tiro hacia atrás. Sin dejar el agarre de mis piernas enrosco uno de mis brazos en su cuello y aprieto.

Él se retuerce queriendo zafarse y luego de un momento lo suelto. Con una voltereta termino en una de las esquinas del cuadrilátero y trepo a él, me agazapo y espero.

—Eres una maldita gata, ya te voy a ganar —se queja sin aliento—. Ya verás.

—Miau —digo desde mi punto y me rio de él, pero también veo la risa de el—. Tendríamos que entrenar con alguna arma en mano, te animas.

—Contigo no loco —dice y yo me rio.

—Bueno llorón, me tengo que ir —le recuerdo parándome sobre el poste.

—Recién estamos calentando ¿Dónde tienes que ir? —pregunta ya levantándose del piso del cuadrilátero.

—Ya te dije, fiesta —digo levantando una pierna como queriéndome hacer la bailarina clásica—. Mis amigas me han invitado y la verdad nunca asistí a una fiesta.

—Deja de hacer eso, te puedes caer —dice como siempre y yo rio—. ¿Cómo que nunca fuiste a una fiesta?

—Ya te dije que mis tíos son muy sobreprotectores —le recuerdo y el bufa.

Me doblo sobre mi espalda para agarrarme de la base del poste y mis piernas dan una vuelta en el aire y termino con mis pies sobre el piso firme, sonrió y me doy la vuelta para encontrarme con la mirada penetrante de Audin. Carajo, que bueno que esta. Me quedo tiesa en mi lugar.

—¿A esa clase de entrenamiento te referías? —pregunta con vos ronca.

—¡He Audin! Tanto tiempo, amigo —grita Gastón desde mi espalda.

—Hola Gastón, ¿Así que entrenas con mi novia? —¿Qué? Me perdí.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***