Una Búsqueda Complicada
Amy Diane:
Ser la nueva en un colegio donde no conoces a nadie ya es un cliché. Pero hoy me toca a mi pasar por este tan mencionado. Soy extranjera cosa que le agrega un poco de extravagancia a mi situación.
Debo agregar que me he preparado para estar aquí, si no se sorprendan. No, vine a para aquí porque mis padres se hayan mudado o porque tenga algún tipo de intercambio escolar. No me prepare para buscar a mi hermana.
No hace mucho que me entere que tengo una hermana muchísimo más grande que yo. Mi madre estuvo presa en este país por traficar con drogas, si un angelito no es. No voy a profundizar en eso ahora.
La cosa es que mientras cumplía con su condena conoció a quien sería mi padre, un tipo detenido por trata de blancas y otras atrocidades más. No juzgo que se haya quedado embarazada de un monstruo, el corazón de una persona detenida pierde el uso de la razón muchas veces y eso le paso a ella. En fin, actualmente solo cuento con mis tíos que se hicieron cargo de mí. Mi madre murió de una sobredosis y mi padre luego de recibir su condena, pena de muerte, quede bajo la custodia de mi familia materna.
Investigando un poco a mi querido progenitor me entere que tenía una hermana. Ella lleva una vida muy diferente a la que tenía junto al que sería nuestro padre.
Yo en cambio me crie en un habiente algo.... caótico. Mis tíos pensaban que sería buena idea criarme como si fuera un muchacho, me enseñaron distintas artes marciales así también como enfundar un arma, ya sea cuchillos, espadas, ballestas algo primitivo hasta una escopeta. Mi favorita son las dagas, las puedo esconder muy fácil y prácticamente nadie se entera que llevo una.
Con el tiempo mi parecido con mi madre se fue dando de a poco eso a mi familia le causaba nostalgia por eso siempre llevaba un color diferente de cabello. Ahora lo tenía rojo. Mi piel blanca me favorecía mucho con mis tonos casuales. Mi color natural es rubio casi blanco, pero hace tanto tiempo que no luzco mi color natural que si decidiera volver a llevarlo ni yo misma me reconocería.
Antes de venir a este lugar, como dije antes me preparé. Si, estudie el entorno donde vivía mi hermana, mis tíos me ayudaron a conseguir información. Ahora estoy hospedándome en un pequeño departamento casi a las afueras, lo elegimos así para no tener demasiado contacto con la gente de este lugar.
Si bien mi idea es acercarme a mi hermana, no quiero que nadie me conozca. Por lo tanto, aquí me tienen caminando hasta la parada de autobuses escolares para llegar al dichoso establecimiento escolar. Yo no quería asistir, pero mis tíos insistieron en que no pierda mi último año escolar y además que me serviría como coartada asistir al colegio.
Tengo que fingir que soy súper tímida para que no se me acerquen, pero al parecer eso no funciona aquí. No más poner un pie en el instituto y las moscas me empezaron a seguir. Me hacía sentir como carne en descomposición tener tanta gente rodeándome. Sacar mi daga y amenazar a todos para que no se me acerquen no es una opción, así que opto por agachar la mirada y seguir con mi camino.
Otra cosa fea de ser la nueva, es no saber dónde está nada en un establecimiento que parece un hormiguero o un laberinto. Estoy tan perdida, pero mi orgullo me lleva a no preguntar a nadie y buscar por mí misma donde queda la dichosa oficina del director. Cuando encuentro la oficina, suelto un insulto al aire, como una oficina de director estaría tan lejos de la entrada principal. Casi tan escondida que uno pensaría que no existe.
Entro a la dichosa sala y me recibe la sonrisa bonachona de una mujer regordeta con lentes de pasta que me mira como diciendo “la chica nueva”.
—Buenos días, soy Amy Diane Arrubal. Vengo por mi horario de clases —le digo a la mujer que enseguida se pone en movimiento y buscando entre sus cosas saca una hoja y me la da.
—Aquí tienes tu horario, luego de clases pasa por aquí así confirmamos bien tu ficha escolar.
Asiento y salgo de la sala, me detengo a observar el papel que me paso y me encantaría que tenga un plano con lujo de detalles de todo el establecimiento así no me pierdo, aunque creo que necesitaría más bien un GPS.
Miro la hoja y dice que tengo clases de historia con la profesora Robert, perfecto ¿Dónde será dicha clase? En eso estaba rascando mi cabeza y pensando en volver a la oficina del director cuando escucho unos chicos conversar.
—Che, Del Re ¿Qué clases tienes ahora? —le pregunta un chico moreno a otro de cabello negro que esta de espalda a mí, es altísimo y mi vista se queda clavada en su trasero.
—Historia, con la Sra. Robert —prefecto seguiré a estos extraños.
Ellos emprenden su camino hacia la dichosa clase y yo los sigo disimuladamente mientras reviso mi celular y de vez en cuando el trasero del chico Del Re. Redondito con un balanceo que te trastornan las hormonas. Levanto un poco la mirada y veo que por la manga de su camisa se asoman algunos garabatos, seguro tiene algún tatuaje. O más de uno porque cuando veo su nuca también se puede ver el vestigio de otro. Mmm... que linda combinación. Entran a un aula y supongo que es la esperada.
Me quedo parada para estudiar el lugar y otra vez las moscas me miran, mierda espero que mañana sea diferente. Tendría que haber pintado mi cabello de negro a lo mejor así pasaba más desapercibida, tarde para arrepentirme.
—Buenos días señorita.... —dice la mujer mirándome.
—Amy Arrubal —digo y ella me sonríe.
—Puede sentarse en.... ahí —me señala un lugar libre.
—Gracias —respondo y sigo mi camino hasta llegar al lugar libre, por suerte los pupitres son para una sola persona y el mío casualmente esta al fondo.
Sigo mi camino y todos me miran menos el chico al que seguí que está enfrascado en una conversación con el chico de antes. Me siente en el pupitre y mientras la clase avanza alterno mi mirada con su nuca. Desearía que se voltee para verle la cara.
La clase es entretenida y la profesora muy buena, la clase transcurre sin alteración. Casi cuando falta unos minutos para que la clase termine veo que una chica le tira algo al objetivo de mi visión.
—Audin...—lo llama esta, es bonita tiene el pelo negro y largo.
Con que Audin... nombre raro. Al voltear para mirar a la chica me atraganto. Bueno si tuviera algo en la boca eso pasaría. Dioses del olimpo, acaso me morí y resucité en el paraíso de los papi chulos. Si mis tíos escucharan mis pensamientos me mandaría a entrenar cinco horas seguidas. Siento mis ojos abrirse más de lo habitual al ver semejante adonis compartiendo el mismo oxigeno que yo.
—Mama pregunta porque la ignoras —dice esta y creo que hasta respiro más tranquila se trata de su hermana.
—Estamos en clases Sylvana, ¿Cómo le voy a contestar ahora? —responde el con obviedad.
—Pues respóndele, que si no se alterará —dice ella con tranquilidad y se concentra en su a miga del lado que le muestra no sé qué en su teléfono.
Antes de voltear, el antes nombrado chico adonis me mira. No sé qué sentir bajo esa mirada seria que me dedica. Pero más raro aun es el color de sus ojos, ¿estoy loca acaso? pero sus ojos son uno azul y otro ¿violeta? Agacho la mirada a mi cuaderno y justo suena la campana, junto mis pertenencias y me dedico a estudiar la hoja y tratar de adivinar mi siguiente clase donde carancho estará.
Otra vez escucho como alguien dice que su siguiente clase es Matemáticas con el profesor Benedetto, miro por el rabillo de mi ojo y me percato que se trata del adonis nuevamente hablando con su amigo. Bien he adquirido un GPS de carne y hueso. Por lo tanto, los sigo.
Debo agregar que seguir semejante combinación de movimientos nalgaticos se pueden convertir en la parte favorita de mi día. Alguien que me tire un pañuelito para la baba.
¡Mierda! Amy estas aquí para averiguar de tu hermana no para volver locas tus hormonas de adolescente cachonda. Aunque al estar lejos de mis tíos sobreprotectores me puedo dar un airecito y aunque sea mirar el trasero espectacular del adonis.
La mañana transcurre de lo más bien, para la hora del almuerzo un moscardón llamado Sylvanas, si la hermana del adonis se pegó a mí y prácticamente me llevaba de acá para allá. Por un lado, me da cierta tranquilidad no tener que estar adivinando donde debo ir, pero por otro lado no sé cómo actuar.
Ya mencioné lo sobreprotectores que son mis tíos, bueno de hecho nunca asistí a un colegio. Mis estudios eran con profesores particulares desde el confín de la mansión que para agregarle un poco de practicidad al asunto estaba lejos de todo, en la colina de una montaña. Si, parece salido de un cuento tétrico, pero esa es mi realidad.
Puedo decir que es la primera vez que interactúo con gente de mi edad, porque claro contar como amigos ratones y gallinas no cuenta.
Mis días eran cargados de responsabilidades, por la mañana clases y por la tarde entrenaba como si me prepararan para la guerra. No sé bien a que se dedica mi familia, pero no creo que sea nada limpio ya que mi madre fue detenida tratando de ingresar drogas a este país. Eso me da una perspectiva de lo que puede ser y por eso tanto alboroto con mi entrenamiento.
La chica es muy ocurrente y en ocasiones me hace reír. En cambio, su amiga me mira con desdén y puedo agregar con odio, si le doy con mi daga en el ojo ¿se lo tomaría mal?
La mejor hora del día es gimnasia estoy acostumbrada a entrenar a diario y hacer deportes me ayudara a calmar esa parte de mí. Lástima que aquí no de arte marciales o boxeo, o la anticuada esgrima.
—¿Saben de alguna clase más...? no sé cómo describirlo peleas o cosas por el estilo —le pregunto a mi nueva amiga, esta me mira sorprendida.
—¿Hablas de peleas clandestinas? —sugiere.
—Si, puede ser.
—Valla no te hacía de esas, se de algunas que se dan, pero hasta últimamente no dicen la ubicación.
Eso no me sirve necesito entrenar más seguido, pruebo de nuevo con otra pregunta.
—Y ¿Algún lugar donde se pueda entrenar o apuntarse a clases? —la veo pensar y luego saca su celular y me apunta un número de teléfono y una dirección— Gracias.
Nos terminamos de alistar para la clase de gimnasia y al salir al patio me preparo calentando mis músculos para que no se me atrofien, algunas me miran raro ¿Acaso nadie sabe que tienen que hacerlo?
—Bien, al fin alguien que sabe lo que hace —dice la profesora y nos manda a trotar alrededor de la pista. Bien para comenzar me gusta la idea.
Termino mis vueltas y me voy a estirar un poco mientras espero a que las estiradas estas terminen de hacerlo, la profesora se me acerca y me pregunta sobre mi entrenamiento.
—Mmm... estoy acostumbrada, desde niña se me impartieron distintas disciplinas y hacer esto es muy común en mis días diarios —la profesora se me queda mirando como si tuviera un bicho en la cara, se recupera y me vuelve a preguntar.
—¿Qué clase de disciplinas? —pregunta con cierto tono de precaución.
—¿Kung fu? —le digo ya que su cara de susto es evidente y me parece que si le digo que se cómo matar a una persona con una mano no creo que le agrade mucho.
Al terminar las clases recibo la llamada de mi tío Federico, luego de contarle como me fue en mi primer día de clases salto con las quejas.
—Tío necesito un lugar donde entrenar, un lugar que pueda hacer lo que hacía en casa.
—¿Las clases de educación física no te bastan? —pregunta y resopla.
—Si correr y jugar con un balón lo llamas entrenar. ¡NO, claro que me es poco, mi ritmo es otro! —grito frustrada.
—Veré que puedo hacer —dice para tranquilizarme— ahora a lo importante te mandare un correo con la ubicación de un lugar donde en unos días te pondrás en contacto con una persona que dice tener información.
—Ok, al fin.
—Solo te pido que seas precavida —tanteo mi daga y sonrió.
—Siempre lo soy.
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Comments
candy
frase nueva agrega 😄
2024-11-16
0
Tita
tu dale, haber que pasa
2024-09-12
0
Lourdes Mendez
gracias paola Alejandra Paolini muy bien inicio
2024-08-16
1