mi compañero

AMY:

—Deberías hablar con tu tío, creo que debe tener una explicación a todo —escucho el susurro de Audin a mi lado.

Estamos en clases esperando que la Sra. Robert, profe de historia, llegue. Hoy el eligió sentarse conmigo ya que su amigo Scott no vino a clases.

—Si te sentaste conmigo para fastidiar más vale vuelve a tu lugar, no pienso hablar con él. No hasta que la bronca se me pase —supongo que algún día se me pasara.

—No te enojes amor, solo quiero que estén bien —dice dejando un beso en mi mejilla.

Justo en ese momento la profesora de historia ingresa al aula con un proyector, mmm... creo que veremos peli. Se escucha el murmullo de mis compañeros al ver entrar a la profe, la mayoría desaprobando esta acción.

—Las películas que suele poner esta profe son por demás de aburridas —mierda, mejor no puede ser.

Me acomodo en mi lugar para una larga hora de película aburrida. Estoy molesta y no es por el hecho de que hoyes mi cumpleaños y nadie lo sabe, sino porque mi tío dejo un mensaje que me hizo llorar a mares.

Me pedía perdón por no haber tenido las agallas de decirme que estaba enamorado de mi hermana y además de eso que estaban saliendo ya hace un tiempo. Lo peor de todo que ella sabe de mí y nunca me busco. Así de importante soy para ellos que me tienen acá y no les importa nada.

Apagan las luces, genial. Así como pretenden que uno no se duerma.

—Pellízcame si ronco fuerte —advierto a mi compañero cuando las primeras imágenes de la película aparecen atreves del proyector.

—No te preocupes que me encargare de que la película sea la más interesante que hayas visto jamás — susurra y lo miro a través de la poca claridad tratando de buscar el chiste.

—Silencio al fondo, por favor —dice la profesora dirigiéndose a nosotros, le doy un pisotón a mi compañero.

—Lo sentimos profe —espeto a lo que Audin solo sonríe. Es tan linda su sonrisa que hace olvidarme de darle una buena.

El rodaje comienza y siento la mano de Audin en mi muslo, lo miro, pero él tiene la vista fija al frente. Sus dedos traviesos trepan por mi falda. Si, ahora uso faldas y son con un fin, no porque me agrade esta prenda.

Mi piel se estremece al sentir la delicada caricia que recibo de los dedos de mi compañero. Trato de sostenerla ya que si sigue no aguantare soltar algunos gemidos. Miro a mi lado para ver cómo se desliza por la silla y queda en medio de mis piernas. ¿Mierda que piensa hacer ahí?

—¿Qué haces? —susurro nervioso mirando a nuestro alrededor, nadie nos ve ya que somos los últimos en el salón a penumbras.

—Relájate —responde y deja un beso en la cara interna de mi pierna.

Me muevo inquieta, pero excitada ante la idea de él. Veo su cabeza perderse entre los ruedos de mi falda y como sus dedos se encargan de mi ropa interior. No sé qué tipo de obsesión que tiene en romper mis bragas, pero eso hace justo ahora.

Me muevo tratando de sacarlo de ahí pero el agarra mis manos y fuertemente las sostiene a mis costados. Aprieto las piernas, pero él las muerde levemente haciendo que las vuelva abrir.

Ahí señores es cuando su boca ataca mi centro y me es difícil contener los gemidos. Que casualmente coinciden con una escena de la película y casi todo el curso gime al igual que yo. Con la gran diferencia que yo gimo de placer y mis compañeros de terror.

No sé si agradecer a la película de mierda que estamos viendo por semejante momento que estoy pasando. Definitivamente esta película sí que es interesante.

Su lengua juega conmigo haciéndome enloquecer y aguanto mis lamentos hasta que nuevamente mis compañeros chillan por las escenas que no tengo ni la más mínima idea de que se trata.

Dos de sus dedos se unen a la acción y me retuerzo mordiéndome mi puño para acallas los clamores que mi cuerpo produce. Mis caderas cobran vida y se unen a la fiesta.

Cuando los latidos cesan Audin muerde ligeramente mi muslo y así de escurridizo como se bajó, vuelve a colocarse a mi lado.

Mi respiración es un concierto, lo miro y su sonrisa de satisfacción esta plasmada en su fas. A película termina y las luces son encendidas.

Me siento sudorosa y agitada. Miro al frete que todos comenta de la película que no tengo ni idea de que se trató y la profesora para por los bancos dejando una hoja con un cuestionario que debemos responder. Genial no tengo idea de que se trata.

Miro a mi compañero, pero las palabras todavía no me salen, tengo la garganta seca. Levanto la hoja y se la muestro con una queja en mi mirada. Por suerte suena la campana anunciando el fin de la clase. Recojo mis cosas y acomodo mi falda para que no se note que no llevo nada, mierda.

Audin se pega a mi lado al salir del aula y Sylvanas se une a nosotros.

—Si que te gusto la película, cuñada —dice está a mi lado y la miro sin comprender. Audin ríe y besa mi mejilla antes de salir disparado ¿Qué me acabo de perder?

—No tengo idea de que fue esa película —respondo sincera, ya que voy a tener que hacerlas dichosas preguntas con ella.

—Eso me di cuenta —dice con una sonrisa pícara en su cara y al caen en la cuenta de lo que dice me pongo roja como un tomate o peor.

Voy a mi siguiente clase y cuando entro al aula mi compañero ya está esperándome al lado de mi lugar. Llego y me siento al lado de el sin decir ni mu. Corro mi silla lo más lejos que puedo y serrando mis piernas para que no se vea el espíritu santo, me siento casi al borde.

Audin al ver mi movimiento levanta una ceja y estirando su fuerte brazo agarra la silla y la arrastra hasta que estoy a su lado de nuevo.

—¿Escapando? —pregunta y su aliento choca en mi nuca haciendo que la piel se me ponga de gallina.

—No, evitando que me dejes en vergüenza nuevamente —respondo apretando los dientes.

—Mmm... creí que lo habías disfrutado.

—Si, pero... —besa mis labios para acallarme.

—Bien, no pienses en otra cosa. Vive el momento y no te dejes llevar por lo que diga mi hermana.

—Lo hare siempre y cuando tu boca no valla a parar a mi entrepierna en medio de una clase.

—¿Mis dedos sí? —tiene la caradura de preguntar eso, está loco.

—Definitivamente ¡No! —casi le escupo en la cara de lo cerca que lo tengo.

—Ok, no te pongas loca —mira que entra el profesor de matemática—. Luego de gimnasia quiero mostrarte algo.

—Ok —por lo menos dejo el tema de lado.

Nunca pensé que pasar a la siguiente fase de nuestra relación nos tendría... cachondos a todas horas. Debo admitir que me gusto la adrenalina que corría en mi cuerpo en la hora de historia, pero eso no quita que, si nos hubieran atrapado nos ganábamos una muy buena sanción y eso significa llamar a mi tío, por ende, se enteraría de todos los cambios que hay en mí.

Seguro que ya los intuye, pero prefiero pensar que no. El profe comienza la clase y nos llena la pizarra con ecuaciones que me tienen la mente ocupada por un buen momento, hasta que siento como las manos de mi novio se posan en mis piernas y las sierra. Estaba tan concentrada que no prestaba atención a lo que mi cuerpo hace.

—Tu no quieres, pero tu cuerpo me llama —me susurra y lame mi oído que pego un respingo, saltando de mi silla.

Todos me miran a la espera de que diga algo. Entonces se me ocurre una idea para hacer que mi compañero pague lo que hizo.

—Lo siento profe por interrumpir, pero siento que me ha bajado la regla —tomo del brazo a Audin llevándolo conmigo, todos nos miran confundidos incluido mi compañero.

—¿Y para que necesita al Sr. Del Re? —pregunta mi ingenuo profesor.

—Necesito a mi novio para que valla a mi casillero a buscar mis toallas femeninas, profesor —digo, fuerte y claro mientras lo arrastro a la salida del aula y todos se ríen.

Salimos del aula y me mira confundido.

—No creo que te haya bajado nada —me dice mientras lo empujo dentro del baño.

—Lo único que me bajo son las ganas de sentirte nuevamente —lo empujo dentro de unos de los cubículos.

Lo empujo y cae sobre uno de los inodoros, casualmente tiene tapa y está limpio. Desabrocho su pantalón y me coloco entre sus piernas. Sus manos se posan en mi cintura y su boca se junta con la mía.

—Necesito comprar pantis —le digo a mi cuñada saliendo del instituto.

 Audin se fue con su padre, sé que colabora con él. Lo ayuda en algunos casos, pero no sé con qué específicamente.

—Bueno, pasaremos por una tienda de camino a casa —dice ella mirando su celular, luego levanta la mirada y sonríe—. ¿No habías comprado el otro día?

—Si, pero...

—Mmm... —me mira risueña.

—Tu hermano tiene una seria obsesión con romperlas, casualmente ahora no llevo ninguna —digo y ella comienza a reír como si hubiera contado el mejor chiste del mundo—. No te rías.

—Lo siento, pero me causa risa —dice tomando su estómago y sacando una lagrima falsa—. Pasaron de abstenerse a parecer conejos en celo.

—Mas bien gatos, me hace gemir como enferma —digo sin pensar y cuando me doy cuenta que lo dije en voz alta la miro encontrándome con que Sylvanas llora de verdad de la risa.

Dios sácame de esto.

Pasamos por la dichosa tienda y vamos a su casa. Hoy no hay gimnasio. Aprovechare para entrenar en el gimnasio de mis suegros.

Entro a la habitación de mi Audin y busco ropa cómoda que ponerme. Hace unos días el trajo un bolso con una muda de ropa mía por las dudas, dijo el. Menos mal. Me coloco una de los pantis que acabo de comprar, es roja con encaje en negro me gusta espero que me dure más que las otras.

Luego de eso termino de vestirme con una calza corta y un top. Salgo de la habitación y paso por la de Sylvanas y me sorprendo al verla enfundada en una calza fucsia y una musculosa amarilla fosforescente con detalles en negro, creo que teme perderse.

—¿Dónde vas? —pregunto al verla con esas fachas.

—A entrenar contigo, necesito que mi trasero este bien firme para cuando Gastón se decida meterle mano —dice mientras se mira en el espejo que tiene en unas de las paredes logrando que esta vez sea yo la que se despanse de la risa.

Juntas vamos al gimnasio, que por cierto está bien equipado y luego de hacer algo de ejercicio en los aparatos, ponemos música y nos paramos frente a los espejos y le enseño algunos movimientos de las artes que por años mi tío me enseño.

Pase una tarde amena junto a ella, reímos tanto que casi me olvidaba en qué fecha estaba.

Mas tarde cuando salimos del gimnasio hablando de su amor platónico Gastón, ella se va a su habitación y yo me adentro a la de mi novio para darme una ducha ya que apesto a muerto.

Estaba terminando de enjuagar mi cabello cuando casi pego un grito al ver que soy observada por mi chico de ojos arcoíris.

—Casi me matas de un susto amor —digo tomando una de las toallas del montón.

—¿Entrenaste? —pregunta mirando el montón de mi ropa en el suelo.

—Si y Sylvi me acompaño, nos divertimos un montón —murmuro colgándome de sus hombros.

—¿Me harías un favor? —pregunta dejando un suave beso la comisura de mi boca.

—Mmm... depende —digo dudosa ya que últimamente todo tiene que ver con sexo.

—¿Me acompañarías a cenar? —mis ojos se agrandan y asiento—. Con vestido y tacones.

—Ok... —digo rodando los ojos. Me separo de él y me dirijo a la puerta de su habitación—. Le pediré ayuda a tu hermana, no quiero volver a mi departamento.

—Ok me ducho y te veo abajo.

Salgo disparada de la habitación entrando en la de mi cuñada que se encuentra con una pijama recostada en su cama mirando su celular, me mira.

—¿Qué paso? —pregunta ella al ver mi cara de felicidad, soy una tonta enamorada.

—Tu hermano me invito a cenar —ella se sorprende como yo—. Sugirió que use tacones y vestido.

—¡Wow! —salta de su cama chillando de la felicidad se adentra en su armario tirando cintos de vestidos buscando el indicado—. ¡Este!

Me tiende un vestido negro pegado al cuerpo corte corazón en la zona del pecho, me llega un poco más arriba de mis rodillas. Tiene un detalle en encaje negro con bordados blancos en la zona de los hombros. Es sexy y elegante a la vez.

Me queda como un guante, me pasa unos tacones que me causan vértigo de solo verlos, pero me los coloco igual. Me siento en su pequeño sillón frente a su tocador y me maquilla dejando mis ojos con unas sombras blancas y doradas, lo que si noto bien son mis labios rojos carmesí.

Peina mi cabello dejándolo suelto y coloca una especie de faja negra de raso en mi cabeza como si se tratara de una vincha y al verme me quedo anonadada, estoy bellísima señores.

Casi temblando bajo las escaleras, ya saben tacones de vértigo combinados con mi mal uso de ellos y escaleras es igual a una catástrofe. Suerte que sobrevivo al llegar a la primera planta entera. Luego de acomodar la falda de mi vestido alzo la vista y me encuentro con sus arcoíris que me miran con deseo.

—Estas.... espectacular. No encuentro alago que te quede —besa mi mejilla para no arruinar mi labial, sonrió—. Simplemente eres y estas bellísimas —susurra dejándome tembleque.

—Gracias, tú también estas muy guapo —digo fingiendo que acomodo la solapa de su esmoquin—. ¿Cuál es la ocasión para que estemos tan bien vestidos?

—¿Tiene que haber alguna? —responde con otra pregunta que me deja con una sonrisa de oreja a oreja y pone su brazo en jarra para que me tome de él y salimos al exterior.

Caballerosamente me ayuda a subir a su coche, que ya había olvidado que tenía ya que siempre vamos en su moto.

El camino al lugar donde cenaremos es largo y pierdo la mirada por la ventanilla sin dejar de sentir el calor de su mano tatuada en mi rodilla izquierda, que solo suelta cuando cambia de marcha. Casi una hora después estaciona su coche en uno de los restoranes más lujosos de esta ciudad, sale me tiende su mano y me ayuda a bajar.

Tomada de él ingresamos al establecimiento que luego de dar su nombre somos guiados por unos de los meseros hasta una zona reservada que se encuentra al pasar por unas cortinas negras de terciopelo, me siento en la realeza.

Dos tipos bien vestidos se encargan de correr las cortinas y cedernos el paso y al hacerlo me quedo muda de la impresión.

Frente a mi están todos, mis amigos, mis tíos, mi hermana, los padres de Audin un pastel con velas y un cartel espectacular que reza “Feliz cumpleaños”. Con lágrimas en los ojos miro a mi novio que sonríe y me susurra un feliz cumple y besa levemente mis labios.

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Comments

lisbeth mijares

lisbeth mijares

que hermosa sorpresa 😍😍😍😍

2025-02-02

0

Lourdes Mendez

Lourdes Mendez

asaaaaaasssss era sorpresaaaaaaaaaa
ella que pensó se había olvidado

2024-08-17

2

Anonymous Carmen diaz

Anonymous Carmen diaz

Que bueno que su sorpresa fue una fiesta cumpleaños y ya que están sus tíos ella hable con ellos y que se encuentre María de los Ángeles y se hablen aclarando todo

2024-05-29

1

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