Identikit

Ágatha se hallaba parada frente al espejo, no apartó su mirada de su cuello, el cual le dolía.

Ella con mucho cuidado se quitó la pañoleta y la apoyó a un lado del lavamanos. Se quedó observando aquella marca roja que rodeaba su garganta.

Ágatha bajó la mirada, su vista se posó sobre la cartera. Se inclinó y comenzó a buscar una base.

—Con esto estará bien —pensó.

Con aquella crema que era igual a la de su piel, tono neutral, se cubrió aquella marca roja.

—Esta vez lo cubrí muy bien —dijo mientras volvía a guardar la base en su bolso.

Ágatha salió del baño.

Sobre el escritorio, dejó su bolsa y se dispuso a salir de la oficina. Cuando abrió la puerta, chocó contra Daniel. Los papeles de este último, cayeron al piso.

—Lo siento

—¿Dónde está tu cabeza?

—No pude dormir bien —se rio algo nerviosa—. Déjame ayudarte —dijo al percatarse que Daniel se inclinaba para recoger las carpetas.

Ambos se agacharon al mismo tiempo y sus cabezas chocaron con fuerza.

Los dos se pusieron de pie y se masajearon la frente.

Volvieron a tratar de inclinarse, teniendo el mismo resultado.

—¿Estás tratando de romperme la cabeza?

—¡¿Qué?! —negó con la cabeza

—Solo quédate quieta.

Ágatha vio a Daniel inclinarse nuevamente para levantar las carpetas negras.

—Te ayudaré.

Rossi se agachó y empezó a juntar algunos papeles que se habían esparcido a los alrededores.

Sus ojos se abrieron y su pupila se expandió.

—¿Qué sucede? —preguntó al ver la expresión de asombro de su compañera.

—Esta persona —le enseñó la imagen de una mujer.

—¿Qué sucede con ella?

—¿Quién es?

—Ella se llama Erika, ¿la conoces?

—¿Por qué tienes su foto?

—Ella es la niña que hasta el día de hoy no pudo encontrar el detective Wolf.

—¿Te refieres a Aarón Wolf, tu padre?

Daniel afirma con la cabeza.

—Ella pertenecía a la familia Rivera

—¿Te refieres al grupo Rivera al que la familia Peyrou pertenece?

—Sí.

—¿Eso quiere decir que la desaparecida Erika y la difunta Emily eran familia?

—No y sí.

—Como que "no y si"

—La historia es un poco complicada. La familia Rivera era una de las familias más poderosas, actualmente lo sigue siendo. Los fundadores de la empresa tuvieron dos hijas, solo una de ellas quería dejar todas las acciones de su gran imperio. Así que se les ocurrió la brillante idea de hacerlas competir, la primera que tenga un hijo sería la que se quedaría con todo. La hija mayor era estéril, así que decidió adoptar a una niña del orfanato al que ellos apadrinaban. De esa manera llegó la pequeña Erika a convertirse en la única heredera de todo el imperio R. Tiempo después, la niña desapareció. Se dice por ahí que la última persona que la vio fue su tía; la madre de Emily.

—Esa es la razón por la que la familia Peyrou estaba a la defensiva al verlo.

—Sí, el detective Wolf los investigó por mucho tiempo, pero no pudo hallar ninguna prueba que los incriminaran. Erika actualmente tendría la misma edad que Emily. ¿Por qué estás interesada repentinamente en ella?

—Creo haberla visto

—¿En dónde? —dejó la carpeta en el piso.

Con ambas manos, le agarró del hombro.

Ella se sobresaltó.

Los dos se levantaron

—Olvídalo. Es imposible que sea ella. La persona que conocí se parecía un poco, pero su nombre no era Erika.

—¿Cuál es su nombre?

—Se presentó como Martina.

—¿Martina? —se quedó pensativo.

—¿Sucede algo con ese nombre?

Daniel agarró los papeles que Ágatha le estaba entregando y junto con la carpeta, caminó hasta el escritorio.

—¿Quién es Martina?

—Es el nombre de la persona que tenía conflicto con Emily

—¿Te refieres a la víctima?

—Así es ¿De dónde la conoces?

—Estuvo en mi casa

—¿En tu casa? ¿Qué hacía ella en tu casa?

—No lo sé, ella estaba con mi padre,

—Pero... ¿Qué hacía con tu padre?

—Por lo que pude escuchar, ellos estaban discutiendo sobre algo.

—Discutir sobre algo —murmuró—. ¿Es la primera vez que la vez?

—Si —tocó el bolsillo de su pantalón—. ¡Aquí está! —agarró la tarjeta y lo deslizó hacia su compañero.

—¿Qué es esto?

—Ella me entregó esto.

Daniel agarró la tarjeta.

—¿Segura que ya no la habías visto? —dijo sin quitar los ojos del papel—. Esto es extraño —se dijo a sí mismo.

Ágatha permaneció en silencio y trató de hacer memoria.

—Estoy segura. Aunque...

—¿Recuerdas algo?

—Su forma de actuar fue muy peculiar

—¿A qué te refieres con "peculiar"?

Ágatha movió la cabeza como si negara.

—Olvídalo, solo estoy divagando. Estoy completamente segura de que es la primera vez que la veo.

Daniel se puso de pie.

—¿Podrías hacerme un favor?

—Claro

—Me gustaría que fueras a este lugar —le entregó una dirección.

—Emanuel Bianchi, fotógrafo —leyó en voz alta—. ¿Quién es él?

—Podría estar relacionado con el asesinato de Emily.

—Ahora mismo iré.

—Bien.

Ágatha camino fuera de la oficina.

Daniel entró al baño y se lavó la cara.

—No puede ser la misma persona, ¿verdad? —murmuró mientras se reflejaba en el espejo—. Esto debe ser solo una coincidencia.

Por el espejo pudo ver una pañoleta que estaba sobre la mesada del lavabo.

Abrió la puerta del baño, pero antes de salir se detuvo. No podía ignorar aquella tela blanca.

—Será mejor que lo guarde para que no se arruine —dijo mientras se acercaba a la pañoleta.

Salió del baño.

Guardó el pañuelo en el cajón de su escritorio.

—Se lo entregaré cuando vuelva.

Agarró la llave de su auto y salió de la oficina.

—Señor, lo acompañaremos —respondieron varias voces.

—Bien.

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