El secreto de la reina

La noticia de que, la recién nombrada reina de Tarek, una mujer noble del reino del Norte, se iba a batir a muerte contra el ganador del combate que se había hecho en su honor, recorrió los reinos. Tuvieron que posponer el momento del combate, y eso favorecería además, para que el ganador se recuperara. ¿Cómo una mujer de la nobleza, aceptaba un combate a muerte? ¿Qué podría ocurrir? Llevaba desaparecida más de diez años, pero una mujer noble...¿luchando?.

La noticia hizo ir a muchos nobles a ver el combate, intrigados en saber cómo lucharía la mujer de Nemir y por qué habría aceptado. Saundarya se dio cuenta de que su poder Sombra no iba a ser una opción. Delante de tanta gente, era inútil. Tendría que aprovechar las habilidades aprendidas durante su entrenamiento para ser gunidani. Tan solo de los presentes, tres personas conocían su secreto. Nadie más sabía quién era realmente. Pensó en cómo había visto combatir al joven. Se quedó reflexionando con cada uno de los movimientos de Michael durante un rato. Luego, sin más, bajo a comer. ¿Sería entretenido?

Nemir estaba muy contento. Todos iban a descubrir con qué mujer el rey usurpador se acababa de casar. Era un sádico, sin escrúpulos, con una gunidani. Sonrió. Iba a ser interesante ver la reacción de sus enemigos y aliados. No dudaba del resultado. Aun así, sintió curiosidad por verlo. ¿Cómo lo consideraría ella? ¿Un oponente con quien armarse, o no? ¿Con qué combatiría? No quería perdérselo.

Michael se entrenó muy duro durante el tiempo en el que se pospuso el combate. Sabía a ciencia cierta, que, delante de tanta gente, no podría usar su poder Sombra. Por muy guerrera que fuera, tan solo era una adversaria más. Se preparó mentalmente, sería la primera mujer que matar, y entrenó sin descanso.

Saundarya no pasó por la armería ni un solo día. No pidió ningún arma, y nadie la vio entrenar. Pasaba los días resolviendo asuntos del castillo, presentándose a los nobles que venían al castillo como una reina más y conociendo el lugar donde vivía. El galeno estaba preocupado. ¿Por qué no se preparaba? ¿Sabía que no podía ganar? Pero no se la veía preocupada, era una anfitriona exquisita, pero no habló del combate en ningún momento.

En el momento de la celebración, Michael iba bien preparado. La gente se había colocado ya, en un lugar habilitado fuera donde habían construido un curioso escenario para que pudieran verlo. Con arena habían hecho un enorme círculo simulando un terreno, que quedaba por encima del suelo. Ahí combatirían. Alrededor, la gente se iba sentando y buscando su lugar, entre asustados y curiosos por el final de la noble. Nemir no había hecho comentario alguno a su increíble falta de interés por entrenarse, él había seguido la corriente a su mujer. ¿Le daba igual que muriera? ¿No llevaban casados tan poco tiempo como para que ya fuera mal? Al final, ya habían muerto esposas suyas, era conocido por no tener esposas que le duraran mucho tiempo.

Michael apareció bien protegido. Llevaba un casco, un escudo, armadura y una espada enorme. Incluso, aunque no se viera, escondía otras armas. Salió y esperaron. De repente, la gente empezó a murmurar. Michael, confuso, miró hacia atrás. Su oponente, vestía unas telas muy peculiares. Jamás había visto ese extraño traje. Pero no era eso lo que le mosqueaba. No había traído ni un arma consigo, y parecía relajada. Empezó a haber extraños rumores antes de que empezaran a pelear. Algo estaba ocurriendo, y no sabía qué era. Saundarya había aparecido sin más, vestida con ropa cómoda y con los hombros al aire. Era la primera noble que aparecía con unos pantalones bajo una extraña falda larga encima para pelear, y además, no llevaba armas. Gunidani, pensó en ese momento Ernest, atragantado. Una gunidani había matado a doce de sus hombres hacía años, sin haber usado armas con ellos. Pero... ¿Cómo podía ser que una reina, llevara un traje en el que se veía que era una gunidani? ¿No estaba prohibido para los nobles serlo? ¿Quién era ella? ¿Y qué se creía enseñando los hombros?

- ¿Tú has visto el tatuaje?

-si...- comentaba otro extrañado. - ¿de qué será?

- ¿no es parecido al de las gunidani?

-¿gunidani? ¿una noble? ¡eso es imposible, hombre! ¡te equivocas! - contestó.

El combate empezó. Michael atacaba todo el rato, y ella evitaba sus ataques con soltura, sin problemas, y sin tocarle. Saltaba por encima de él, lo esquivaba, y Michael se iba cansado. Tuvo que dejar el escudo y el casco. Asi estaba demasiado incómodo. Estaba claro que no iba nada bien, ella era muy buena. No conseguía tocarla y ella lo había agotado. Se quitó lo que quedaba de su armadura. Saundarya no le perdía de vista, hasta que vio su momento. Cuando fue a atacarla, sucedió. Sin más, le dio un golpe con el canto de la mano derecha en mitad de la garganta, dejándole cerrada la tráquea y asfixiándolo hasta la muerte de un solo movimiento, haciendo que cayera de un golpe seco en el suelo. La gente se levantó impactada, gritando. No podía ser cierto, no se levantaba. Lo había matado. ¿Realmente era una gunidani? Ni siquiera había llevado armas...

Efectivamente, Michael estaba muerto. El caballero de Nemir, impresionado, la nombró campeona. Saundarya miró a la gente gritando su nombre en Tarsiano. Todo esto, con la cara tapada, pues era una falta de respeto enseñar a los presentes la cara de la reina sin tener el consentimiento del marido. Al acabar, se destapó la cara, tras el asentimiento de Nemir, y la gente aplaudió, intrigada con lo que había visto. ¿Quién era realmente Saundarya de Tarek?

Durante la cena en su celebración, todos murmureaban el posible pasado de Saundarya. Ser el foco de atención nada más casarse no era la mejor idea, pero Michael la había retado, y ante la promesa de honor a Darkus, había que matar al oponente. Tan solo un golpe... Y había muerto. Si no hubieran visto la mano, habrían pensado que era magia. Ni siquiera hizo ruido al morir, el golpe al suelo dejó a la gente paralizada. ¿Una noble, una luchadora? ¿Qué estaba pasando? Saundarya habría querido hablar con él antes de morir. Pero no podía rechazar un combate ante el Gran Inmortal. La noticia de que la reina de Tarek era una luchadora increíble corrió como la pólvora. Incluso los que no habían ido, inventaron patadas, movimientos y escenas de la pelea que no habían ocurrido, pero le dieron aún más popularidad. El transcurso de la misma no fue muy grande, y el boca a boca, reescribió lo que había pasado en Tarek.

Los reyes se preocuparon. ¿Esa mujer, quién era? Había que investigar, averiguar a qué mujer se enfrentaban realmente. Las siguientes noticias, su inestimable capacidad para curar personas, el hecho de que ya sabía tarsiano y las sospechas de ser gunidani, crecieron. Pero si esa mujer era la única heredera de Elena de los montes del Hierro, había que demostrarlo. ¿Cómo la hija de una reina tan bien reputada era capaz de luchar como un guerrero adiestrado?

Lejos de escuchar la razón, se empezaron a correr rumores de que, realmente la chica que reinaba en Tarek, era una impostora. Pero pronto quedó en nada. Su padre, podía demostrar que sabía a ciencia cierta, que era suya. Lo único que no sabía, era que había ocurrido entre sus seis y diecinueve años. Pero era un calco en la cara de su madre que era indudablemente, una noble. La última guerrera Sombra. De repente, la situación de Nemir cambió drásticamente. De ser el rey usurpador, pasó a ser el marido de lo que creyeron, la última guerrera Sombra. Dejó de prestarse atención al hecho de que era gunidani, cuando como reina, volvió a Tarek, sin darle mayor importancia. Ahora que ya no se podía evitar la verdad, era momento de hacer un viaje.

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