Implicada

A la mañana siguiente, mientras Saundarya se levantaba, apareció la criada muy agitada. Parecía que había venido corriendo.

- ¡Malas noticias mi señora! – dijo nada más entrar. – La hermana del rey…- intentó coger aire.

- ¿Qué pasa con la hermana de mi marido? – dijo fingiendo preocupación

- ¡Han robado a la hermana del rey!

- ¿Ayer un traidor y hoy un ladrón? – comentó preocupada – convocaré una reunión para averiguar qué ocurre.- dijo

- Sí mi señora!

- Pero lo primero es estar presentable. Ayúdame a cambiarme.

La ayudó a vestirse y arreglarse el pelo y pronto estuvo lista y llegó al salón. La hermana estaba ahí, angustiada. Los consejeros no tardaron en llegar.

- Hermana – dijo Saundarya al verla – me han contado lo que ocurre. ¿Qué te han robado? – dijo cogiéndola de ambas manos.

- Es la perla del caimán, el regalo de mi hermano al cumplir la mayoría de edad. Es una perla brillante, el símbolo de nuestro amor filial – dijo consternada. Miró a Saundarya sin comprender. ¿Cómo es que estaba levantada y no enferma? ¿Qué había ocurrido con el veneno? - lo guardo siempre en mi cofre, pero hoy al buscarlo, ¡no estaba! No sé que ha podido pasar

¡Muy buena actuación! Pensó Saundarya. Si hubiera sido cualquier otra mujer, no habría podido notar que era una mentirosa. Pero ella llevaba mas de un década entrenando para poder distinguir a alguien cuando mentía. Supo con solo tocar sus manos y ver que la temperatura de éstas cambiaba ligeramente para darse cuenta de que la intentaba engañar.

- No te preocupes hermana, sé que aún nos conocemos poco, pero valoro mucho a tu hermano y la relación que tenéis. Descubriré quién robo ese… - Saundarya fingió olvidar lo que era

- La perla del caimán – dijo la hermana.

- Exacto, y le daré el castigo que merece a aquel que se haya atrevido a cogerlo. Vayamos a tus aposentos, es necesario investigar esto a fondo.

La hermana le siguió curiosa de ver cómo trataba el asunto, al igual que los consejeros. Una perla de ese nivel era de un valor incalculable, fuera quien fuera el culpable, pagaría. Saundarya sonrió mientras iba de camino. Miró el cofre, fingiendo sorpresa.

- Está forzado! – dijo intentado parecer escandalizada. – traed a la sirvienta.

La joven se puso de rodillas ante su reina, y dijo exactamente lo que le habían dicho.

- Yo terminé de ayudar a mi señora y fui a acostarme a medianoche. Cuando salí, el cofre estaba cerrado. Esta mañana, al venir a despertarla.. Lo vi abierto.

- ¿En serio? Si mientes, servirás de comida al lobo de mi marido.- dijo tranquilamente. Hablaba de que se la comieran viva como si fuera hablar del tiempo.

La criada palideció, temblando de miedo y se arrodilló en el suelo. ¿Ser comida por un lobo?

- Le aseguro que le digo la verdad mi señora, jamás la mentiría – ella le miró un breve instante.

Los consejeros la miraron interesados. ¿qué clase de mujer era la nueva reina?

- Así que, a lo largo de la noche… interesante. - miró a la hermana de su marido que esperaba.

- ¿En algún momento de la noche sentiste algún ruido o te levantaste y saliste? - preguntó el segundo preocupado

- Me desperté en mitad de la noche, me pareció ver a una mujer... Pero no sabría decir quien era. - ahí estaba.

- ¡revisen el castillo! ¡Todas las habitaciones de palacio serán registradas! - dijo rápidamente Saundarya. - segundo - dijo dirigiéndose a él

- Mi nombre es Aston - Saundarya casi se muere de la risa, recordando su infancia con Nemir. ¡Qué curiosa coincidencia!

- Aston, te confío el registro de mi alcoba, como segundo del rey, deposito mi confianza en ti.

La hermana pareció complacida. Horas más tarde, todos volvieron con las manos vacías. La hermana estaba estupefacta. Sabía que el segundo la protegería a ella, así que claramente no había nada en la alcoba de la reina.

La perla de incalculable valor no aparecía, y la hermana empezó a creer que el joven se la había quedado para sí. ¿Tantos años sirviéndole y ahora pretendía abusar de su confianza? Lo mataría si ése era el caso. ¿Por qué no estaba en su habitación?

Tras todo el día de búsqueda, solo quedaba un sitio en el que mirar, la habitación de Nemir. Aston se negó a entrar, ni su hermana tenía permiso para hacerlo sin que él estuviera presente. Saundarya hizo una seña y entró. Al fin y al cabo era la esposa del rey.

Miró por todos lados, bajo la atenta vigilancia del resto fuera, y tras un buen rato suspiró.

- Aquí no está tampoco- dijo levantándose.

- Esto es serio- contestó la hermana - tengo que llevar la perla cuando vuelva, no puede ser que haya desaparecido.

- Tranquila, quien la haya robado, lo pagará con su vida- dijo seria. ¿Dónde estaba la perla? No tenía ningun sentido lo que estaba ocurriendo, y la hermana se preocupó. Su plan no había funcionado.

Saundarya, ya fuera, de nuevo en los pasillos, fingió pensar en la siguiente acción. Pronto no quedaría luz natural y se haría imposible encontrar el regalo.

- La única habitación por revisar me temo, es la tuya hermana. - dijo tranquilamente. - Antes de seguir buscando otro ladrón deberíamos asegurarnos de que no está ahí

- Pues claro que no está en mi cuarto- dijo excesivamente enfadada- he buscado en mi alcoba en primer lugar.- Saundarya hizo una seña al segundo en todo caso y éste hizo lo propio. La hermana estaba completamente tranquila. Sabía perfectamente sin mirar que no estaba ahí, ella misma se lo había dado al joven por medio de un cuervo en mitad de la noche.

Aún así, fueron de nuevo hacia la alcoba de la hermana. Antes de llegar, se oyó la voz de Aston.

- ¡Aquí está! - dijo acercándose a la puerta. Evidentemente, lo que llevaba en la mano, era la perla del caimán en cuestión. ¿Cómo era posible? Ella había ordenado que la dejaran en la habitación de Saundarya, no en la suya. ¿qué estaba pasando?

- ¿Cómo? - se le escapó, sin querer.

- Vi que lo llevabas el día de nuestra boda. Probablemente, se te caería luego. Por fortuna estaba en tu habitación, no se ha perdido.- dijo tranquilamente

- pero..- intentó contestar, aunque no supo cómo responder. Ella lo había guardado en el cofre, solo lo sacó para dárselo al joven

- Debería revisar su cuarto antes de hacernos buscar por el castillo - recriminó el segundo molesto. Si a la reina no se le hubiera ocurrido mirar en esa habitación, habrían seguido buscando a un ladrón inexistente. - Tenemos cosas más importantes que hacer que buscar fantasmas

Los consejeros se fueron molestos. ¡Tenía que tener más cuidado la próxima vez! No estaban ahí para solucionar despistes. Incriminar a alguien sin mirar en su propia alcoba, ¿qué clase de hermana tenía el rey? Todos comentaron molestos la falta de respeto de la joven.

- Es una preciosidad- dijo Saundarya, mirando la perla como si fuera por primera vez, antes de irse. Ella sonrió de forma forzada, y se disculpó con las personas ahí delante ¡Tenía que averiguar cómo lo había hecho! ¡La había avergonzado delante de la corte!

Se fueron todos.Saundarya miró su botella de polvos para dormir. En cuanto entendió lo que planeaba, había escalado a la habitación de la hermana sin problema, echado esos polvos sobre ella y dejado de nuevo su perla en un lugar que no pudieran encontrar a simple vista. Sonrió para sus adentros mientras se dirigía de nuevo al salón. Aún tenía que tratar algunos temas del reino.

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Comments

Liliana Barros

Liliana Barros

Muy astuta la reina jajaja

2024-04-22

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