El torneo

Saundarya miraba el combate tranquila. Los primeros en presentarse no resultaron ser tan buenos como se creían, pero la gente disfrutaba de ver ataques en el patio de arena que habían preparado, y Saundarya debía apoyar las tradiciones de su país, aunque le parecieran poco emocionantes. Si ella fuera la que lo hubiera organizado solo se habrían podido presentar los más capacitados. De repente salió a escena un chico flacucho. Saludó a los reyes y a su oponente. El guerrero ni siquiera lo saludó, parecía muy confiado en su fuerza.

- Apuesto una moneda de oro a que esta vez gana el joven

-¿ese flacucho? - la hermana bufó- Su oponente es Diande el Grande. Ganó la batalla de Madvick hace doce años.

- ¿y?- dijo Saundarya

- ¡de acuerdo! ¡Los veo!

El combate era interesante de ver. Pese a la fuerza de Diande, el joven gozaba de una velocidad y flexibilidad increíbles. Gracias a eso, mientras el guerrero se cansaba y daba palos de ciego, el joven espadachín le iba hiriendo y quitando protecciones y parecía fresco como una lechuga. El combate parecía bastante obvio, pero el guerrero le dio un buen golpe a su espada y éste se tambaleó

- ¿te arrepientes de tu decisión?

Saundarya sonrió. Buen truco joven. El jovencito fingió caer al suelo. El guerrero, orgulloso, saludó al rey y fue a asestarle el golpe mortal. En ese momento, el joven le clavó un puñal en el corazón. La gente hizo un ruido de asombro, al ver al guerrero Diande caer muerto al suelo.

El joven saludó a la reina.

- Las personas que viven de sus logros pasados nunca son tan fuertes - dijo. La hermana entregó la moneda enfadada. Seguro que había usado algún hechizo. Ahora esperaría, pero pronto la descubriría como bruja y nada podría salvarla.

Esa noche, los cinco hombres que habían superado el primer combate, fueron invitados a cenar al castillo. El joven miró a la reina curioso. Ella no se había asombrado de su logro.

- Cuidado joven, yo no miraría mucho a la Reina, el rey de Tarek no es precisamente cariñoso con los que fantasean con ella- le dijo uno de los caballeros.

- No es eso. Ella parecía segura de que ganaría, me pregunto cómo.

- Nuestra Reina es una mujer extraordinaria. Posee mucha inteligencia, hoy mismo salvó a unos hombres de una enfermedad incurable.

- ¿En serio? ¿Cómo se llama?

- Saundarya

¡Saundarya, hija de Elena de los montes de hierro! ¿Cómo era eso posible? Se levantó de la mesa y se acercó a donde se sentaban los reyes y nobles.

- Felicidades - dijo nemir sin ganas- hoy has acabado con un gran guerrero. Espero verte subir hasta la final.

- sería un honor- hizo una reverencia- ¿me permitís presentarme? - el rey hizo un movimiento

- Soy Michael, hijo de Dubrov, gran servidor de Elena de los montes de hierro. - Saundarya lo miró - es un honor conocer a su hija al fin. - interesante, había supervivientes de esa matanza.

- Dubrov sirvió a mi madre durante años, sé que se perdió todo con su muerte.

- Es cierto

- estaría orgulloso de ver que combates con elegancia

- gracias mi señora- Michael se fue. Tenía sus ojos, era la única hija de Elena de los montes de Hierro, por lo que, ¿no estaba delante de la última guerrera sombra? ¿Serian ciertas las leyendas de los sombra? Se decía que eran guerreros legendarios, incapaces de perecer ante los humanos, porque su poder emanaba de las sombras del mundo. La miró de nuevo curioso, hasta que el caballero le golpeó en la cabeza.

- No te creas que por haber ganado una batalla no puede matarte en el castillo.

El segundo miró a Saundarya

- ¿Conoció a Dubrov?

- Solo lo que se decía de su familia. Eran buenos consejeros. - dijo quitándole importancia. Pero si él era realmente Michael, eso implicaba que esa noche había escapado también y que, por lo tanto, podía conocer que ella era una sombra. Si superaba los combates, lo usaría en su beneficio. Tener en la corte a un aliado era una oportunidad que no podía dejar pasar.

Al día siguiente, el resto de combatientes tuvieron su momento en la arena. Por la tarde, los finalistas del primer día volvieron a luchar, esta vez entre ellos. Algunos usaban artes marciales, otros mazas, e incluso uno peleaba con hachas. Al final, solo quedaron tres. Entre ellos seguía estando Michael, aunque malherido.

Saundarya no se interesó demasiado. No parecía estar a la altura al fin y al cabo. Aún quedaban tres días de torneo, y ya solo podía usar un brazo. Al día siguiente, una lluvia tremenda mantuvo el combate mucho más interesante. Aquellos que habrían tenido ventaja, se deslizaban y caían bajo su propio peso en el barro. Había momentos en los que no se sabía quien iba ganando y quien perdiendo, y las luchas eran más aparatosas pero más encarnizadas. Saundarya parecía contenta, y eso agobió de nuevo a la hermana de Nemir.

¿Qué clase de mujer disfrutaba tanto de estas cosas? En la noche seguía todavía lloviendo mucho. Nemir se fue a su habitación pronto. Cuando ella estaba a punto de dormir, el sonido de un cuervo llamó su atención.

Abrió la ventana y vio a un cuervo mojado. Parecía a punto de congelarse. ¿Un mensaje para ella a estas horas? Puso un almohadón y trozos de carne para el cuervo. Él se acurrucó, intentando entrar en calor.

Cogió de sus patas el papel enrollado.

SÉ TU SECRETO, HECHICERA

Saundarya no pudo evitar sonreír. ¿Hechicera? Alguien debía haberla visto usar su poder sombra, pero estaba claro que desconocía su secreto. El resto del mensaje parecía borrado por la lluvia. Qué inconveniente. Tiró el papel por la ventana, y éste terminó de emborronarse. Aun así, aunque se equivocara, no estaba de más averiguar quién creía que era hechicera. Se cambió de ropas y decidió buscar por el castillo. Si alguien le mandaba un cuervo a esas horas, alguien, aparte de los guardias, estaba despierto.

Tras una inspección por el lado sur del castillo, escuchó unos pasos acercándose y se enganchó al techo.

- ¿Por qué no ha venido? - dijo la hermana a su doncella.

- Es una cobarde mi señora, una hechicera teme que la ley caiga sobre ella. Probablemente, ni siquiera sepa de conocimientos de batalla y haya embrujado a Nemir.

Saundarya miro a la hermana de Nemir. Parecía realmente preocupada. ¿Asi que ella era la que le consideraba hechicera? ¡Por eso se había asustado! Se mantuvo quieta en el techo hasta que las dos pasaron. Luego bajó sin hacer ruido y volvió a la habitación.

¿Así que hechicera? Si hechizos es lo que quieres, hechizos tendrás. Saundarya miró con curiosidad a la doncella que la acompañaba. Ella parecía completamente segura de que era una hechicera. Una nueva idea cruzó su mente.

Al dia siguiente, durante el torneo, Saundarya comentaba todos los movimientos de los combatientes.

- ¿Lo ves? No equilibra bien el cuerpo, ahi pierde mucha fuerza. De esa forma no es oponente para Gadren. Hace ya tres años que ese movimiento se demostró únicamente útil con armas ligeras, y él ha escogido un arma pesada, de manera que..- Saundarya no paraba de explicarle detalles a su sirvienta, como si realmente quisiera enseñarle sobre combates.

Nemir comentaba curioso con su segundo los movimientos que ella explicaba a la joven. La doncella, detrás, no comprendía nada ¿Entonces era una hechicera guerrera? ¿Por eso no había ido a su encuentro? Pero para ser hechicero se necesitaban años de meditación continuada, y paz física.

De repente, cuando ya estaban de vuelta del castillo, Saundarya comentó con Nemir.

- He oído que hay una hechicera en el castillo.

- ¿Hechicera? - Si hubiera sido otra persona lo habría considerado una tontería, pero Saundarya había demostrado no equivocarse en sus predicciones desde que llegaba. - Y tú, ¿qué opinas sobre eso?.

- Podrían ser solo rumores, pero de ser cierto, tendríamos un grave problema.

La hermana no salía de su asombro. ¡Ella era la hechicera! ¿Por qué decir que había una?

- ¡Cierto! Deberíamos asegurarnos de que realmente es solo un rumor. De ser cierto, podría haber entrado en el castillo sin problema, en estos días de torneo hay mucha más gente en Tarek de lo habitual. - aprovechó la hermana. Si su plan era quitarse las sospechas, esta vez no le iba a salir.

Saundarya fingió apoyarla. El plan marchaba. Pronto, aparecería una hechicera.

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Jenifer Iguini

Jenifer Iguini

no hay que juzgar ni subestimar sin conocer 👏👏

2024-05-05

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