El resultado

Saundarya se levantó tranquilamente. En la plaza, la doncella de su nueva hermana, aseguraba que no era bruja, gritando. Un soldado del rey Nemir le tapó la boca con un paño del suelo.

- Mmmm

- La gente acusada de usar hechicería contra el reino o para subir en la escala social, no tiene derecho a defenderse. - leyó uno de sus súbditos. Saundarya miraba tranquila desde la ventana. Mientras las dudas de la hermana desaparecieran, no había problema en que muriera una doncella. Azotaron a la joven en público, y ella miró impasible. No sería la última vez que lo veía, y ya hacía mucho que había dejado de afectarle.

-Hoy es el día final del combate.

Los resultados eran muy favorables para el caballero de Ernest. Parecía que era claro quien se coronaría campeón, pero algo ocurrió que nadie esperaba. Michael, que parecía haber perdido ya, remontó de golpe, y de repente, tan solo quedaban tres guerreros en la final.

- Michael, no me lo esperaba - reconoció curiosa. ¿Qué idea tendría en mente?

- Yo apuesto por Edvgar. Es un luchador de hielo, su estilo es rápido y no va tan magullado como Michael

- ¿Y Drogun? Es el mejor de nuestros aliados, yo apuesto por él.

Nemir sonrió encantado. Parecía que cada uno veía a un oponente distinto ganando. Edvagr tuvo que luchar contra el caballero Floren, de las tierras Blancas. El combate, a espada, parecía no tener fin. Edvagr, entonces, en un momento, lanzó su cuchillo hacia el joven caballero, directamente sobre la carótida. La sangre acabó con él enseguida. Además, parecía estar congelándose. Nemir sonrió, el suyo había pasado.

Luego le tocó luchar a Drogun. El combate no parecía tan interesante desde el punto de vista del público, pero la reina, su marido y la hermana de éste, discrepaban. Tenía que luchar contra Michael, y ellos habían hecho apuestas. Michael no iba bien. Drogun, en cambio, no llevaba tantos combates en la semana. Aun así, no terminaba de darle el golpe mortal. La lucha parecía un tanteo por parte de Drogun, y todos aseguraban que ganaría. Cuando ya Michael cayó al suelo, la hermana sonrió.

- Está acabado Saundarya, no ganará la final si no supera este combate. - ella, en cambio, continuó seria, mirando. Michael no estaba fresco ya, pero Drogun tampoco. Y había gastado un tiempo maravilloso.

-¡Por Darkus el inmortal!- gritó uno. Ya solo quedaban unos segundos, y ante esa llamada, había que matarlo ya. Drogun lanzó su espada contra Michael, pero él la esquivó. Rompiendo su muñeca, le clavó su propia espada.

- Por Darkus el inmortal- le dijo antes de atravesarlo.

La arena quedó en silencio, y luego la gente aplaudió. La hermana estaba muy molesta. ¿Michael ganando? ¿Cómo era posible?

- No me lo esperaba- reconoció Saundarya, curiosa. Le gustaba que la sorprendiera, pero ni siquiera ahora ella iba con Michael. Edvagr estaba en mejor forma y no había sufrido daños, y esta tarde, pelearían a muerte.

Salieron de la arena, mientras los que iban a combatir esa tarde eran atendidos.

- ¿Cuál queréis que sea vuestra última comida? - dijo Edvagr mirándolo con desprecio.

- Cuando llegue el momento, la pensaré. Primero, quiero el lugar en Tarek- sonrió. En realidad, no tenía ningún interés en el premio que había hecho Saundarya, sino en Saundarya en sí. ¿Cómo era posible que supiera de tantas cosas? ¿Cómo es que había sobrevivido a la masacre de los Sombra? Tenía que conseguir ganar ese torneo, y averiguar la verdad.

Ese mismo mediodía, se invitó a los finalistas. Michael miró al hombre con el que combatiría esa noche. Estaba descansado, relajado y seguro de sí mismo. Era perfecto. Mientras él aparentara dificultad, Edvagr bebería, seguro de su victoria. Aunque comían ambos, y el castillo les alababa, Nemir se fijó en cómo evaluaba Michael a su oponente y sonrió. Tampoco parecía beber alcohol.

- Este torneo va a ser distinto, veo yo. ¿No crees?

- Tienes razón, los confiados son más débiles... Pero no olvidemos la destreza física del oponente.

Nemir sonrió a su mujer. Era agradable hablar de batallas, y había sido una de las cosas que había temido de su matrimonio. Una mujer de alta cuna, ajena al combate y la lengua que tanto amaba era lo que se había esperado. Saundarya, aun con sus secretos, era mucho mejor de lo esperado. Con eso no quería decir que la quisiera, tan sólo la apreciaba como compañera.

Terminaron de comer y descansaron hasta la hora del combate. Cada luchador hizo lo que quiso en ese par de horas, y Saundarya miró decepcionada la elección de Edvagr. Se había llevado a una mujer a su aposento, mientras su contrincante practicaba.

- Las debilidades del hombre son siempre las mismas - razonó decepcionada.

Al llegar la tarde, empezó el torneo. El joven guerrero parecía convencido, pero notó curioso que desde el primer momento, Michael no flaqueaba. Se mantenían luchando, frenando cada uno los ataques del otro sin problema, y seguían aguantando cuando empezó a anochecer. Daba igual si no se veía bien. Mientras encendían unas velas, los contrincantes seguían luchando, desesperados. Michael había confiado en que la bebida lo derrotaría, pero no parecía ser el caso. Edvagr por el contrario, había pensado que no llegaría tan lejos con el flacucho herido, y estaba cansándose. Los caballeros empezaron a jugar más sucio. Edvagr le tiró arena a los ojos para desestabilizarlo, y Michael estuvo a punto de tirarlo metiéndole la zancadilla. Pero realmente se puso emocionante, cuando Michael por fin hizo un gran movimiento. Con su espada, y con una velocidad increíble, le cortó la oreja, intentando darle en la cabeza. Edvagr había evitado morir, pero su oreja cayó al suelo.

- ¡AAA!- se tocó, y vio, para su asombro, la oreja en el suelo. Estaba sangrando y veía cada vez peor a Michael. - ¡VAS A MORIR!

Michael evitó el golpe lleno de rabia, pero no pudo esquivar el corte en el brazo. Michael iba con el brazo izquierdo siendo diestro, y Edvagr sangraba por todo el lado izquierdo de su cara sin parar. Saundarya no perdía atención, sabía que en casos así podían morir ambos, y ese resultado habría sido maravilloso. Nemir, en cambio, quería un vencedor, ya le daba igual cuál. De repente, un relámpago iluminó el cielo, empezaría pronto una tormenta. Pero para Michael fue una nueva esperanza.

- Darkus, no te fallaré. - soltó la espada y tiró de un golpe en el lado izquierdo a Edvagr. Empezó a pegarle más y más sobre la herida de la oreja. Las personas empezaron a gritarle, encantadas, y acabó con su contrincante

- Hacía tiempo que no veía un combate a muerte, por puñetazo - reconoció Nemir. - Felicidades, Michael, es usted el ganador.

La gente gritó encantada el nombre. Esa noche se hizo una celebración para él y felicitó por las nupcias a la joven pareja de reyes. Al fin y al cabo, el torneo era en honor a Saundarya.

Michael se acercó al rey Nemir tras la cena, y, cuando le entregaron la recompensa, él la rechazó.

- Preferiría hacer una petición a la Reina.

La gente presente se le quedó mirando. ¡Tendría un lugar entre los miembros de la corte! ¿Por qué rechazarlo?

- Tengo mis razones- aclaró

- ¿Qué petición tienes? - Nemir no le quitaba ojo. No era un rival para él, eso estaba claro. Intentó aguantar la mirada del rey.

- Quiero luchar a muerte contra Saundarya, en cuatro días.

Saundarya le miró, curiosa. ¿Un combate a muerte? Si él sabía que ella era una Sombra.. ¿Por qué se enfrentaba a ella? La sala estaba en silencio.

- De acuerdo. - dijo aceptando tranquilamente. - Hasta dentro de cuatro días entonces. - dicho esto, salió de la sala.

Nemir pensó que se había vuelto loco. Luchar contra una gunidani era simplemente, querer morir. ¿Podía no saber que lo era?

- ¿Una batalla a muerte? ¿Estás seguro?

Michael le miró serio. Saundarya iba a salir ya, cuando oyó.

- ¡Por Darkus, el Gran Inmortal! - todos levantaron su copa. Saundarya se dio la vuelta, y cogió la suya. Era un combate sagrado ahora.

- Por Darkus, ¡morirás!- dicho ésto tragó.

- Está sellado, todos los presentes son testigos, Saundarya de Tarek y Michael de Dubrov, combatirán en cuatro dias, a muerte, en honor al Gran Inmortal.

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