Un Arsenal Peligroso

Un Arsenal Peligroso

Prólogo

El sonido de los disparos irrumpe en la tranquilidad de la tarde, terminando con la paz que reinaba en el lugar. Bajo la mirada y veo a dos hombres muertos a mis pies. La sangre lentamente se acumula bajo ellos. Cierro los ojos y un grito desesperado sale de lo más profundo de mí.

–¡¿Hasta cuándo?! –pregunto gritando a los cuerpos y los pateo con toda la fuerza que tengo–. ¿Hasta cuándo? –vuelvo a preguntar sin respuesta.

Guardo el arma en mi chaqueta y me alejo del lugar. Llego a mi auto, me subo y comienzo a manejar hacia mi hogar, si es que se le puede llamar así.

Golpeo el volante con fuerza.

–¿Hasta cuándo? –vuelvo a preguntar y sé la respuesta.

Hasta que nos maten a todos.

La desesperación me consume. El dolor y la tristeza me aprietan la garganta dificultándome el respirar. Este último mes ha sido un infierno para nuestra familia. Nuestra vida era tan tranquila. Tranquila para una familia que se dedica al tráfico de armas. Convivíamos con peligro, pero era parte del trabajo. Existía comunión entre las familias que se reparten el mercado, y además, como bien decía el abuelo, la competencia te hace mejorar. No éramos amigos, pero nos respetábamos, nunca hubo un problema mayor.

Hace un mes, un nuevo líder asumió en la familia de los Rodríguez, y todo se fue a la mierda. Se propusieron acabar con la competencia. Reclutaron hombres, y antes de dos semanas acabaron con los integrantes de la familia Herrera, lo que fue sorprendente ya que eran muy buenos y respetados por todos. Luego comenzó el

infierno para los Guerrero, mi familia. Acabaron rápidamente con dos de mis tíos, sus esposas y sus hijos, mis primos. Mi papá reaccionó rápido y ocultó a mamá. Mi tío César, el único que quedó vivo junto con papá, no quiso separarse de sus hijos, mis primos de once y cinco años, y se fueron a instalar con nosotros. Fue una suerte que ese día los niños no se encontraban en la casa, porque lo que pasó nunca lo olvidaré.

Estábamos discutiendo cuáles serían nuestros pasos a seguir cuando ocurrió. Escuchamos ruido afuera, mi hermano y yo nos miramos y reaccionamos rápido, abrimos la habitación oculta detrás del librero y sacamos armas para proteger a la familia. Estábamos en eso, cuando escuchamos los disparos. Eran cinco hombres armados

hasta los dientes, nos vieron y comenzaron a disparar. Nos protegimos con las repisas y devolvimos el fuego. Fue una suerte que tuviéramos las Uzi en esa habitación. Acabamos rápido con ellos. Nos miramos con Christian y sonreímos, pero luego escuchamos los quejidos. Caminamos hacia el salón y lo que vimos me acompañará hasta el día que muera.

La cabeza de mi tío estaba destrozada con los impactos de los disparos, pero lo que más me dolió y me hizo entender que estábamos pérdidos fue cuando vi a mi padre, luchando por un respiro mientras la sangre salía de su boca. Nos acercamos a él y tomamos su mano. Nos miró con amor y tristeza, luego de unos segundos, murió.

El hombre que significaba el mundo para mí, dejó de existir por culpa de esos malnacidos.

Estuvimos junto a él mucho tiempo, ni Christian ni yo queríamos movernos del lado de papá. Lo peor de todo fue decirle a nuestra mamá lo que pasó. Recuerdo su expresión, siempre lo haré. La luz y la alegría en sus ojos se apagaron, luego lo único que hizo fue llorar sobre mi hombro. La sentí pequeña y vulnerable en mis brazos. Mis papás se desvivían el uno por el otro, se amaban como sé que nunca yo lo haré, siempre admiré su relación. Nunca he sentido algo así de fuerte por alguna mujer, para mí son sólo un pasatiempo, nunca me acosté con la misma dos noches seguidas, me aburren, sólo las uso para matar el rato. Sé que a mis padres siempre les ha preocupado mi comportamiento, que, a mis treinta y un años aún no tenga una relación seria, pero no tengo tiempo para esas boberías, menos ahora. Lo más importante es mi familia, lo que queda de ella. Todo lo demás no significa nada para mí.

En el funeral de mi papá juré sobre su tumba que nadie tocaría a mamá, ni a mi hermano y mucho menos a mis primos. También le juré que vengaría su muerte, aunque fuera lo último que haga en mi vida. Christian también lo hizo.

Estas últimas semanas han sido difíciles, sólo estamos nosotros con mis primos. A mi mamá la mantenemos oculta en una localidad a varios kilómetros de la ciudad. Mis primos no quisieron alejarse de nosotros, debido a eso, hemos triplicado la seguridad de ellos. Cada vez que salimos estamos expuestos, hasta ahora hemos salido ilesos, pero están agotando nuestras fuerzas y recursos. Continúo por inercia, he acabado con varios de los hombres de los Rodríguez, pero cuando mato uno salen cinco, son como unas malditas cucarachas. Es imposible.

Me pregunto cuánto más resistiremos. Estamos perdiendo, lo sé. Únicamente el juramento que le hice a papá me mantiene en pie, pero no me engaño, sé que es cosa de tiempo. Ya no siento nada, estoy distanciándome de todo lo que me hace humano. Mis sentimientos están congelados, el instinto de supervivencia es lo único que me mantiene respirando. El asesino en mí está al mando y siento que me ahogo en la oscuridad. Sólo soy capaz de sentir odio hacia los Rodríguez, y miedo por lo que le pueda pasar a lo queda de mi familia.

Si algo me pasara a mí hoy, sólo sentiría dejarlos desprotegidos, no hay nada ni nadie que me haga querer vivir y luchar, ya no hay esperanza para mí. De todas maneras, es mejor así, si muero hoy, me iré tranquilamente. No me gusta en lo que me estoy convirtiendo; un monstruo que sólo vive para matar.

Esto no es vida, es una puta pesadilla.

Miro la hora al llegar a la casa, los chicos aún están en el colegio. Eduardo los pasará a buscar con sus hombres, es la única persona junto con Christian a quién le confiaría la vida de mis primos.

Veo a Christian dejarse caer en el sofá, yo hago lo mismo. Ve la sangre en mi camisa por la pelea reciente, pero no pregunta, sabe lo que pasó. Ha sido así en el último tiempo.

El silencio se apodera de la sala, nadie habla. De todos modos, no hay nada que decir.

El celular de Christian interrumpe el silencio. Lo saca de su bolsillo y contesta. Habla un buen rato, pero no tengo la energía para prestar atención. Sin embargo, eso cambia cuando lo veo patear la mesa de centro.

Me pongo en alerta de inmediato.

–No nos interesa estar en la red de El Emperador –espeta furioso–. Bueno, entonces pueden comprarles a otros. –Escucha otro rato. Está molesto, me doy cuenta–. No hay nada más que hablar –sisea y corta.

–¿Qué te pasa? –pregunto.

–Un cliente que estaba exigiendo que contáramos con el respaldo del El Emperador, ¿lo puedes creer? Este tipo está controlando todos nuestros negocios.

–Sí, es increíble lo que ha logrado. Pero podemos solos, lo sé. No necesitamos ese tipo de publicidad. No lo quiero cerca de nosotros –digo.

Christian asiente de acuerdo conmigo.

–Está construyendo un imperio. En poco tiempo más nadie venderá nada sino pasa por él. Es ridículo, todos le temen. Nadie se atrevería a estar en contra de El Emperador. Como odio a la gente con poder –dice Christian furioso y sigue despotricando en contra de El Emperador y lo que provoca en los demás.

Una idea cruza mi mente.

–¡Eso es! –le digo, logrando que me mire curioso.

–¿Qué cosa?

–El Emperador, eso es lo que necesitamos.

–No. Te lo dije, no quiero a esa mierda en nuestros negocios –espeta furioso.

–No en nuestros negocios, estoy de acuerdo contigo sobre eso. Lo necesitamos para mantener a los Rodríguez a raya. –Me mira, no entendiendo nada–. Christian, tú lo dijiste, todos le temen a El Emperador. Si está de nuestro lado los Rodríguez no se atreverán a atacarnos, ¿no lo ves? Es nuestra única oportunidad de que nos den un respiro para poder reunir fuerzas y atacar –le explico.

Se sienta, meditando mis palabras.

–Sí –dice después de un rato–. Entiendo tu punto, pero, ¿cómo lograrás eso? No tenemos nada que ofrecerle.

–No lo necesitamos a él. Tiene dos hijas, ¿cierto? –le pregunto. Asiente confirmando, mirándome con reserva–. Me puedo acercar a una de ellas y tratar de convencerla de que nos ayude. Tal vez lo logre.

–No lo sé, Christopher. Para empezar, es sabido que las hijas de El Emperador están muy protegidas, tienen seguridad a todas horas y creo que no tienen idea quién es su padre ni el tipo de negocio que hace.

–No creo eso. Lo siento, pero tiene que ser una fachada. Te aseguro que lo saben. –Me mira dudando–. Christian es nuestra única oportunidad. Averigua todo lo que sabes de la familia de El Emperador, tú sabes cómo. Cuando tengas lo que necesito sabré cómo actuar.

–Está bien, averiguaré –dice poniéndose de pie, antes de desaparecer por el pasillo con dirección a su oficina, donde tiene sus computadoras y dispositivos.

*****

Luego de acostar a mis primos, me dirijo a la sala, Christian está esperándome con varios papeles en sus manos.

–Esto es lo que sé –dice mientras me siento en el sofá–. El Emperador tiene una mujer, Laura De la Hoz, ya sabes, creo recordar decir al abuelo que trabajaban juntos. –Asiento. Recuerdo las historias del abuelo, es cierto, trabajaban juntos, así se conocieron–. Luego tuvieron a su primera hija, Jess González De la Hoz, quien hoy tiene 28 años y trabaja como contadora en una oficina en el centro. Cinco años después tuvieron a su segunda y última hija, Alicia González De la Hoz. Hoy tiene 23 años y estudia Fonoaudiología en la Universidad. –La descarto de inmediato. Es muy joven y probablemente tenga más seguridad–. Como lo ves, no creo que sepan nada. He revisado sus cuentas bancarias, nada extraño ahí, hasta revisé por cuentas en el extranjero y nada. Viven en un barrio tranquilo, la mayor trabaja de lunes a viernes en su oficina y la menor va a la Universidad. Christopher algo me dice que no saben nada. –Me mira muy serio–. No quiero pensar qué haría El Emperador si se entera que acudiste a una de sus hijas y le contaste la verdad.

–Christian tienen que saber, tienen seguridad, ¿no? En algún momento tienen que haberse dado cuenta –digo, pero Christian sigue negando con la cabeza. Está indeciso, pero no me importa, necesitamos esto–. ¿Qué más tienes? –le pregunto.

Me entrega una foto. –Esa es la mujer de El Emperador. –Observo la foto de una atractiva mujer que aparenta tener entre treinta y treinta y cinco años, pero sé que tiene más de cuarenta. Me pasa otra–. Alicia –dice. Es una niña linda, se parece mucho a la foto de la mujer de El Emperador–. Esta es Jess –prosigue, pasándome la foto.

Me congelo al ver la última foto. La mujer que aparece en ella es hermosa, deslumbrante. Mi boca de pronto se seca. Trago con dificultad.

–Aquí hay más fotos de ellas –continúa Christian, obligándome a apartar mis ojos de la foto.

Tomo las fotos y las paso rápidamente hasta que encuentro más de Jess. Siento añoranza cuando miro sus fotos, no entiendo el porqué. En la última que veo está sonriendo. Su sonrisa ilumina su rostro. Verla así, me hace sonreír también, no lo hacía desde la muerte de mi papá. Dios, es muy atractiva. Observo sus labios y me pregunto cómo sería besarla. Mi cuerpo se enciende en un segundo. Sacudo mi cabeza y alejo mis ojos de ella, no entiendo qué me pasa.

–Gracias, hermano, creo que la mejor opción es Jess. La vigilaré por un tiempo. Luego decidiré qué hacer.

Christian asiente, aún indeciso, pero decido pasar de él.

Tomo las fotos de Jess y las llevo conmigo a mi cuarto.

La miro con detenimiento, y con cada segundo que pasa la encuentro más cautivante. ¿Tendrá un hombre en su vida? Christian no dijo nada, si tuviese a alguien lo hubiese dicho, ¿cierto? Espero que no tenga a nadie y si tiene, siempre puedo eliminarlo. No quiero a nadie rondándola. La necesito con urgencia... La necesitamos, me corrijo rápidamente. Esto no es sobre mí, es sobre mi familia. Sin embargo cuando veo esos ojos, sé que no estoy siendo sincero. Quiero verla, necesito verla a ella, las fotos no son suficientes.

Mañana la vigilaré y después de un tiempo prudente, veré si puedo correr el riesgo de solicitar su ayuda. Sí, eso haré.

Me quedo dormido mirando su hermosa sonrisa.

****

Despierto feliz como hace tiempo no lo hacía. Primera noche desde que murió papá que no tengo pesadillas. Jess se coló en mis sueños toda la noche, fue muy agradable y placentero. Sonrío con esperanza, un sentimiento que pensé que no volvería a sentir.

Hoy la veré.

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Comments

Tere Roque 🇨🇺

Tere Roque 🇨🇺

🤣🤣🤣🤣🤣🤣 cm k estás súper decidido sí sr k bueno y bravo x tí y x ella, k ojalá te pueda llenar otra vez de sentimientos humanos

2024-05-13

0

Tere Roque 🇨🇺

Tere Roque 🇨🇺

WAOOOOOOO éste 1er capítulo me atrapó y cautivó, lo encontré súper 👍🏻 bueno 👍🏻 x lo k deduzco k la novela está súper buena y muyyyy atractiva, sigo leyendo, gracias autora x escribir ✍️ y compartir con nosotr@s

2024-05-13

1

Ailid Manzano

Ailid Manzano

dios a amor a primera vista 😍

2024-02-11

1

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Updated 103 Episodes

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