Jess

Esquivo a Alex por la siguiente hora, incapaz de enfrentarme a ella aún.

Luego de limpiar el lugar, presencié como sacaban a tres hombres inconscientes sin que se percatara todo el hospital. El conocimiento de Alex fue de gran ayuda. Sin embargo, fue un caos. Sobre todo, cuando uno de los hombres se despertó he intentó huir.

¿Qué hicieron con ellos? No pregunté. A veces es mejor no saber.

Encontramos a una enfermera atada en un armario y explicarle que pasó a ella fue un trabajo agotador. La pobre mujer no dejaba de llorar, pidiendo a gritos que alguien llamara a la policía. Luego tuvieron que buscar un médico para revisar al hermano de Guerrero. Por suerte no estaba mucho peor que más temprano. Aunque su cuello empezaba a amoratarse, y los cortes a sangrar, situación que mi amiga solucionó eficientemente.

El caos es mi amigo esta noche, y me ayuda a mantenerme ocupada. Lamentablemente todo lo bueno termina, pienso, cuando escucho a Alex a mi espalda, acorralándome frente a la máquina expendedora de cafés.

 –Estoy esperando. –Es lo primero que dice, haciéndome saltar.

Volteo a verla y estoy segura que me veo como un ciervo ante los faros de un coche. La verdad, es que temo que vaya a cambiar conmigo cuando sepa quién es mi padre. Después de todo, no todos los días te enteras que tu mejor amiga es de la realeza del crimen por así decirlo. Y si mi padre es el mal personificado, yo soy igual por asociación, ¿no?

–Vamos a sentarnos primero –le pido y respiro hondo. Levanta las cejas, pero encabeza el camino hacia una pequeña sala de espera que se encuentra vacía. Una vez sentadas, empiezo la titánica tarea de contarle todo lo que he averiguado desde que conocí a Guerrero–. Sé que suena todo muy loco, pero es lo que pasó –le digo después de relatar todo lo sucedido este día.

Robo una mirada en su dirección tratando de leer su expresión, pero no obtengo nada. Su rostro, por una vez en su vida, está en blanco. ¿Qué significa eso? ¿Qué es lo que está pensando? Quiero preguntar, pero me detiene el que quizá no me gusten las respuestas.

–¿Eso es todo? –pregunta luego de un momento.

Repaso las cosas que le conté y sé que le dije todo, menos una cosa. Mi reticencia a conocer a mi padre. Desde que escuché sobre él, he sentido que conocerlo cambiará todo, quizá algo en mí, algo importante e irrecuperable. ¿Qué? No estoy segura. Sólo sé que no estoy esperando ese momento.

–Sí, es todo –le respondo.

Mira a lo lejos, con la mirada perdida. Y de verdad desearía poder leer mentes, la de Guerrero, la de Alex, la de mi madre y la lista sigue. Sería más útil que tener garras de metal en las manos, aunque eso tampoco estaría mal. Luego de unos segundos reacciona, y se levanta de golpe de la incómoda silla.

–Tengo que ir a revisar a Christian. Vuelvo en un minuto –murmura antes de apresurarse. Sin embargo, camina en la dirección opuesta a la habitación del hermano de Christopher.

Me quedo mirando su espalda, preguntándome si debí inventarme una historia diferente a la verdad y si ser honesta me costó a una de las personas más importantes en mi vida.

–Dale tiempo. Estará de vuelta.

Volteo hacia Guerrero, quien se deja caer sobre la misma silla que desocupó Alex. Se pasa una mano por su cara. El cansancio se puede ver en cada una de sus facciones.

–¿Cómo podrías saberlo? Acabas de conocerla hoy –replico, todavía un poco molesta con él y su numerito anterior.

Me mira, y se encoje de hombros antes de hablar: –Alguien que defendió a mi hermano así, no sale huyendo tan fácil. Probablemente necesita un momento para organizar sus pensamientos. –Me sorprende lo lógico que suena lo que acaba de decir y me tranquilizo un poco.

Alex se ganó el respeto del hermano que faltaba. Espero celos, pero nada llega. Tal vez se deba a que estoy segura que ninguno está atraído por el otro. Hay que ser ciego para no darse cuenta que Alex y Christian tienen algo fuerte entre ellos ¿Qué es? No tengo idea, pero sin duda es intenso.

–Sé que estás molesta conmigo por haber golpeado a tu sombra, no pienso disculparme –declara con una expresión orgullosa. Y suena tan parecido a mamá más temprano que resulta más frustrante–. Sé también, que es tu amiga y querías ayudar, pero él debería haber entrado solo. ¿Qué hubiera pasado si esos hombres estaban despiertos? Podrían haberte matado –termina y me vuelve a molestar su poca fe en mí.

Si bien me gusta y estaba soñando despierta con estar con él antes, no puedo estar con alguien que no me vea como su igual. ¿Cómo pasamos de buscar protección a querer protegerme? No lo sé. Quizá el beso fue un error. Aunque un error que no se sintió como eso.

–Pero no pasó así que olvídalo. Además, tú también entraste por tu hermano –mascullo y sé que estoy siendo infantil. Todo esto está muy fuera de mi liga.

–No es lo mismo. –Lo miro tercamente, cruzándome de brazos. Sonríe antes de agregar: –Sé defenderme. Además, los Rodríguez han matado a gran parte de mi familia. Esto no es un juego.

–¿Te das cuenta de lo idiota que estás siendo? ¡Sé que no es un maldito juego! Toda la noche, no ha sido más que una situación peligrosa tras otra –le devuelvo con ganas de lanzarle algo por la cabeza–. ¿Rodríguez? –pregunto cuando me percato de que no sé quiénes son, aunque puedo suponerlo.

–Sí, es el apellido de la familia que quiere acabar con nosotros. Aunque han ido reclutando un gran número de miembros que ningún parentesco guardan con ellos. Lo que los hace mucho más numerosos y peligrosos que cualquiera alrededor.

Suspira y quiero poner mi mano sobre su hombro en señal de apoyo, pero me recuerdo que estoy irritada con él.

–Bueno. Creo que ha llegado el momento de que hagas correr la voz, dile a todos que estás con la hija de El Emperador –le digo porque ese era el punto desde un principio. Y si el día de hoy me ha demostrado algo, es lo desesperada de la situación.

Levanta la mirada y por primera vez lo veo inseguro.

–Ya no estoy tan seguro de que sea una buena solución, es muy peligroso. No quiero que te pase nada por mi culpa –me dice, pero lo descarto con un movimiento de mano.

–¿Tú crees que en mi vida no hay peligro? –pregunto y antes de que tenga tiempo de responder sigo: –¿Por qué crees que tengo tantos guardaespaldas para empezar? Estoy segura que mi padre tiene enemigos a los que no les importaría vengarse con mi hermana o conmigo. Y sé que tengo razón.

–Sería sumarle más peligro a tu vida –defiende, pero ya tengo esto en la bolsa. Sé cómo desmoronar su resistencia y así lo hago.

–Piensa en lo que pasó con tu hermano hoy, no quieres perderlo o a tus primos –termino.

Su expresión muestra su lucha en proteger a los que ama y seguir con el plan inicial o dejarme fuera de ello. Luego de un momento su expresión se endurece y cabecea.

–Mañana correré la voz –murmura molesto, y antes de que tenga tiempo de reaccionar, me besa. Un beso duro y corto antes de levantarse y volver con su hermano.

Me levanto también y me quedo mirando su espalda, sin saber a qué se debió eso. Entonces siento una mano tomar la mía. Miro y es Alex, siento alivio porque sé que estaremos bien.

–¿Ahora qué? –pregunta dejándome ver que está dentro y me apoya en lo que sea.

Lo pienso durante un minuto, pero cuando veo a Sujeto 1 acercarse, la inspiración me golpea.

–Ahora nos volvemos fuertes –digo después de recordar las palabras de Christopher sobre no saber defenderme. Siento una sonrisa formarse en mi cara y me pregunto cuánto me costará hacer a Sujeto 1 nuestro nuevo profesor.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***