Jess

–¿Alex?, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? –pregunto a gritos, pero no escucho su voz, sólo ruidos de peleas, y a mi amiga gritando de fondo. Mierda.

Salgo corriendo de mi dormitorio y me encuentro con mi primo, quien está viendo televisión en la sala.

–No le digas nada a mi mamá –le digo antes de salir corriendo.

Lo escucho gritar: –¡¿A dónde vas?!

Lo ignoro y sigo corriendo. Ya que vivo tan cerca del Hospital, más me vale correr.

Espero que no le haya pasado nada a Alex. Me siento la peor amiga del mundo, ¿por qué dejé que ella se quedara cuidando al hermano de Christopher sabiendo el peligro permanente que corre la familia de Guerrero? Sí, claramente no obtendré el premio a mejor amiga este año.

Si algo le pasa por mi culpa, no me lo perdonaré, ¿cómo podría? Debo ayudarla, tengo que ayudarla.

Sigo corriendo y llego al puente. Me detengo unos segundos para recuperar el aliento.

Cuando me dispongo a seguir corriendo, un auto estaciona bruscamente a mi lado. La puerta del acompañante se abre y una voz sale del vehículo: –Suba, señorita González.

Me subo al auto de inmediato al reconocer a Sujeto 1.

Sin esperar una palabra de mi parte, comienza a manejar como un loco. Hace una vuelta donde no corresponde y se cambia de carril, provocando un desastre a su paso. El ruido de las bocinas es infernal.

 –¿Cómo? ¿Cómo supo? –pregunto.

Me mira avergonzado. ¿Avergonzado de qué? Eso me gustaría saber

–Señorita González…

–Sólo Jess –le pido. El tipo ronda los cuarenta años, podría ser mi padre.

–Todas sus llamadas son rastreadas y las escuchamos para identificar cualquier peligro. Sobre todo ahora. El Emperador decretó código rojo.

Lo miro sin dar crédito a lo que oigo. Como no sé qué decir, asiento.

Todas mis conversaciones, mis movimientos, todo es vigilado. Me siento vulnerable y expuesta. ¡Ni que hubiera cometido un delito!

Sujeto 1 llega en menos de dos minutos. Me bajo y corro hacia la entrada del hospital. Paso corriendo al guardia de la entrada, quien me pide a gritos el pase. Sujeto 1 en vez de dar una explicación, me sigue.

Si esta vigilancia abusiva consigue salvar a mi amiga, estaré agradecida. Juro que, si algo le pasa, me vengaré, pediría ayuda hasta el mismo demonio o peor aún, a mi padre si es necesario.

Corro lo más rápido que puedo. Sujeto 1 habla a la nada, dando órdenes.  Supongo que estará pidiendo refuerzos, aunque no veo cómo lo hace, ya que no utiliza celular ni woki–toki. Sólo me queda esperar que esté pidiendo refuerzos, y que éstos lleguen a tiempo.

Al llegar al pasillo, veo manchas de sangre. Me paralizo. Sujeto 1 me toma del brazo, y me pone detrás de él, protegiéndome. Seguimos caminando y nos topamos con un sujeto, inconsciente o muerto, no estoy segura, detrás de la estación de enfermeras. Sujeto 1 lo revisa. Doy un respingo cuando en la revisión le pesquisa un arma, que se apresura a esconder dentro de su chaqueta.

Más adelante, llegando al ascensor, hay otro sujeto con una jeringa enterrada en el cuello. Si tuviera que apostar diría que está durmiendo, debido a un acusador hilo de baba, que cae de su boca abierta hacia el piso.

Quiero avanzar, pero Sujeto 1 me retiene a su lado. Los nervios me están matando así que le desobedezco y corro hacia a la sala. Afuera están unos guardias, tirados en el suelo. Entro a la sala, con miedo de lo que encontraré.

Suspiro aliviada al ver a mi amiga, quien está sentada en el suelo, al lado del hermano de Christopher, casi como si lo estuviera protegiendo. Y Christian de alguna manera no está en su cama, el arnés que mantenía su pierna en alto está tirado en el suelo. Pero lo que más me sorprende es la expresión en el rostro de Alex, parece una fiera salvaje, dispuesta a lo que sea. Además de su expresión aterradora, tiene su brazo estirado con el bisturí en su mano, preparada para pelear. Enfurezco al notar que hay sangre en sus manos. También tiene algunos cortes y golpes en su frente y mejilla.

Cerca de la cama hay otro sujeto inconsciente con un basurero a su lado.

Espero unos segundos, pero mi amiga no reacciona, sigue apuntándome con el bisturí.

Me acerco a ella, arrodillándome en el suelo.

–¿Alex? Amiga, estoy aquí –susurro suavemente–. Estás bien. Dame eso, por favor.

Me mira, como si no entendiera lo que le digo, pero poco a poco sus ojos se centran y algo de cordura llega a ella. Su expresión cambia y comienzan a caerle lágrimas por sus mejillas.

Christian se mueve y acuna el rostro de Alex entre sus manos. Sus ojos se oscurecen de preocupación y algo más que no alcanzo a distinguir. Con sus nudillos comienza a secarle las lágrimas a mi amiga.

–No te pongas llorona ahora, princesa, mira que, si sigues así, vas a perder el poco respeto que te has ganado hoy.

Esa frase basta para hacer reaccionar a mi amiga, quien levanta la barbilla, furiosa.

–No hagas que me arrepienta de salvar tu sucio trasero. Te juro que no me tomaré la molestia la próxima vez –espeta.

–No pedí tu ayuda –le devuelve Christian, sorprendiéndome y molestándome. Francamente, ¿cómo le puede hablar así a Alex?

Ella lo queda mirando fijamente, pero para mi sorpresa ambos se ríen. Christian la abraza de manera protectora antes de hablar: –Tendré que agradecerte como corresponde por salvarme –le dice guiñándole un ojo. Mi amiga lo golpea suavemente en el brazo que no tiene vendado.

Ok, estoy pérdida. No entiendo a estos dos.

Llegan más personas a la sala y todos nos giramos, preocupados. Sin embargo, Sujeto 1 nos tranquiliza de inmediato.

–Tranquilos, están de nuestra parte.

Veo como entran y se llevan a los hombres que están en la sala, en menos de dos minutos.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, me giro y veo a  Christopher, quien entra corriendo a la sala. Me mira sorprendido, como si no pudiera creer que esté aquí. Luego, demasiado rápido, su expresión cambia, y mira irritado a su alrededor. Espero que su irritación no sea conmigo.

–¿Estás bien? –le pregunta a su hermano, quien asiente sin soltar a Alex.

–Siento asustarte, tenían mi teléfono y te llamaron para que vinieras, creo que querían matarte a ti también. ¿Con quién dejaste a los chicos? –pregunta Christian alarmado. Christopher lo mira fijamente antes de responder.

–Están bien, están protegidos no te preocupes por ellos. No volverá a pasar esto. Te lo juro.

Siento la tensión en Christopher, y veo el peso de ese juramento caer sobre sus hombros. Ambos hermanos se miran y comparten ese tipo de conversaciones no verbal, que hacen los hermanos. Lo sé, porque yo lo hago con la mía. Luego de eso se aleja de Christian y me mira.

Mierda, está furioso.

–Hablaremos luego. Te dije que no quería que te vieras en la línea de fuego otra vez –sisea en mi oído.

Lo miro furiosa también. No pienso discutir con él. Alex es mi amiga y lo volvería hacer.

Christopher se gira rápidamente y le da un golpe de puño en la cara, a un desprevenido Sujeto 1, quién cae al suelo.

–Eso es por no proteger a Jess como se supone que lo hagas. Ella no debería estar aquí –masculla con la respiración pesada, como si le estuviera costando trabajo contenerse.

¿Pero qué demonios le pasa?

Lo miro furiosa, de hecho creo que nunca antes he sentido tanta ira. Ni siquiera pensé que podría llegar a sentir algo así.

Me acerco a Sujeto 1, y descubro como se comunica con los otros, tiene una especie de audífono colgando de su oído. Lo ayudo a incorporarse, avergonzada por el comportamiento cavernícola de Guerrero.

Levanto mi rostro, incomoda de pronto, y descubro la mirada irascible de Christopher sobre mí, lo miro de la misma manera.

–Jess, es ahora cuando empiezas a soltar todo –dice Alex quien aparece a mi lado, distrayéndome de la guerra de miradas con el señor amistoso.

Llevo mis ojos a Alex, y doy un respingo. Conozco esa expresión, no va a detenerse hasta que le cuente toda la verdad.

¿Ahora qué hago?

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***