Jess

Dios... ¿esto es una broma? Este día no terminará nunca. Estoy cansada. Este ha sido el día más largo que he tenido en mi vida, una completa pesadilla.

Aunque esta pesadilla, en un precioso momento fue el paraíso… fue todo. Ese beso… tendría que vivir mil vidas para olvidar ese beso. Mis labios están inflamados y adoloridos, pero, aunque suene loco, quiero mucho más de esos besos. Que no terminen nunca.

Si así besa Guerrero sólo puedo soñar como hará otras cosas.

¡Jess concéntrate! Si no lo haces, ese será tu último beso en la vida. Dios, no.

Miro al líder de Los Toros, es claramente un tipo rudo, alguien que mataría sin necesitar excusas. Nuestro problema es que ahora las tiene y son muy justificadas. Observo a mi nuevo primo, y tiene una expresión aburrida. Siento

unas ganas irrefrenables de golpearlo. Es como un crío, no sabe el tamaño de la travesura que ha hecho ahora.

Por lo menos este sujeto conoce a Christopher, aunque no sé si eso es algo bueno o malo, porque la manera en que le dijo Chris, no sonó muy amistosa. En realidad, fue de manera despectiva.

Christopher lo estudia antes de hablar: –Pero si es Patito –le devuelve en el mismo tono burlesco–. El cielo se caerá antes que haga mandados para ti. ¿Se puede saber a quién demonios buscas ahora?

Guerrero trata de ocultarme detrás de él, y noto lo rígido que está. Esto es malo. La situación está muy tensa, tanto, que podríamos cortar el aire con un cuchillo. Increíblemente la gente camina por nuestro lado, sin darse cuenta de nada. Ni siquiera sospechan que, si esto se nos sale de las manos, habrá un baño de sangre y muchos pueden salir heridos. De hecho, veo a mi vecina que baja de un taxi y me mira extrañada cuando me saluda, antes de dirigirse a su casa. Debe ser una situación extraña de observar, estoy rodeada de varios hombres y algunos se

ven muy agresivos.

–Busco a ese hijo de perra que está ahí, detrás de ti –sisea–. Verás, necesito hacerle un cariñito o tal vez hasta lo arrope antes de acostarlo esta noche.

Oh, no puede ser. Hasta yo sé que significa eso, lo van a golpear, probablemente hasta matarlo. Miro a mi primo quien está tranquilo. Increíble.

–Parece que a Molina le molesta que su mujer haya buscado a un verdadero hombre. ¿No es cierto, Patito? –pregunta David riendo como un crío que disfruta con su chiste. Siento miedo por todos quienes me rodean. Más hombres armados se acercan. Sería genial que estuvieran de nuestra parte. Pero, ¿quién sabe? No creo que tengamos esa suerte–. ¡Hey, deberías agradecerme, estoy haciendo tu trabajo! Hice disfrutar a tu mujer como nunca antes. Veo que más que toro eres un buey. ¡Amigo, deberías cambiar el nombre de tu banda! –continúa David sin dejar de reírse.

La furia del líder de Los Toros es palpable. Juro que veo el humo que sale de su nariz. Esto es malo. Mi primo es increíblemente indiscreto.

–Te voy a matar con mis propias manos, creo que mis perros tendrán una buena cena al amanecer.

Siento unas tontas ganas de reír por la estupidez que acaba de decir, parece salido de una mala película de la mafia. Mi primo me guiña un ojo de forma cómplice y se me escapa una risita. Me arrepiento de inmediato cuando puedo palpar la ansiedad de Guerrero, quien está muy preocupado.

Mi reacción llama la atención del líder de Los Toros y se acerca a mirarme. Guerrero trata de interponerse al igual, que Sujeto 1, 2 y 3 y otros más que se acercan a mí. Al parecer tenemos más protección.

Me mira como si me conociera. Sus ojos se abren sorprendidos y miedo cruza su rostro. No sé de donde me puede conocer, yo nunca lo he visto en mi vida. De pronto el líder de Los Toros mira hacia todos lados, nervioso, como

reconociendo el lugar. A lo mejor vivía aquí antes.

De pronto, terror asoma a sus ojos.

Estoy tratando de interpretar las emociones que veo en el hombre, que quiere asesinar a mi nuevo primo, cuando una voz muy familiar hace que me congele de miedo.

–Hija, ¿qué estás haciendo a esta hora en la calle? Te estamos esperando –dice mi madre caminando hacia mí.

Ahora sí estoy aterrada. Si algo le pasa a mi mamá, no me lo perdonaría en la vida.

Noto, algo desconcertada, que todos bajan la guardia. Las luces rojas desaparecen y todos dan un paso hacia atrás, algunos comienzan a alejarse. Oigo que uno de los hombres de la banda de Los Toros dice con voz baja: –No puede ser, es la mujer de El Emperador. Retirada.

Yo estoy en shock, no entiendo nada. Miro a mi mamá, pero ella mira a David, quién se acerca a ella de inmediato con una gran sonrisa.

–Tía, está tan hermosa como siempre –dice para a continuación abrazarla.

–David, tan mentiroso como siempre. No cambias.

¿Qué demonios?

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