Christopher

De vez en cuando un hombre, por más duro que sea, se ve obligado a hacer una retirada estratégica, reagruparse y volver al ataque luego.

Hice justo eso hace un rato. Algunos podrían decir que escapé como un cobarde al ver aparecer a la madre de Jess, pero hay cosas que tú no haces y una de esas es estar cerca de la mujer de El Emperador sin su permiso. Una cosa es relacionarse con Jess, quien no sabe el poder que tiene, y otra muy diferente es relacionarse con su madre. Ella fue una vez participante activa de este mundo, luego de haber conocido al Emperador, o eso nos contaba el abuelo.

Quiero utilizar la protección que me da El Emperador, no estar en su punto de mira. Mientras llego a mi casa, luego de estar un poco más con Christian, me vuelvo a cuestionar este plan. Y aunque al principio pareció una buena solución, ahora estoy viendo un montón de agujeros.

Avanzo hacia la sala, y de inmediato veo a Claudio y a Cristóbal, ambos viendo televisión y comiendo pastel, sus caras manchadas de chocolate. Voltean al unísono hacia mí y calidez me llena. Sus expresiones son idénticas, llenas de ansiedad, deben de haber estado muy preocupados por Christian y sé que debería haber llamado. Lo único que les queda somos nosotros, han perdido demasiado ya, todos lo hemos hecho.

–¿Cómo está? Está bien, ¿verdad? –pregunta Cristóbal, el mayor. Y una vez más, me sorprende el parecido que guarda con nosotros, con el pelo negro liso y los ojos verdes, es un típico Guerrero. En cambio el pequeño Claudio con sus risos castaños y ojos marrones risueños, es más parecido a su madre o lo que recuerdo de ella antes de que los abandonara.

–Él está bien, malhumorado, pero bien. Estará de vuelta en un par de días. Ya verás como no podremos sacarlo lejos de sus aparatos y computadoras como siempre pasa –los tranquilizo.

–Prometió jugar a la pelota con nosotros mañana –dice Claudio mientras Cristóbal cabecea en acuerdo. Hago una mueca al imaginarlo jugando a la pelota con una pierna herida.

–Te diré algo, si hacen su tarea ahora y luego se van a dormir, jugaré con ustedes después de la escuela –les ofrezco, porque conozco a este par y sé que aplazan la tarea tanto como les sea posible.

Una vez más vuelvo a agradecer por la señora Marta, quien se encarga de ellos durante el día, mientras no se encuentran en la escuela. La mujer es un maldito ángel. Además, cocina estupendamente, lo que es un bono.

Luego de refunfuñar y tratar de negociar, consigo que hagan los deberes y que luego de comer, se vayan a dormir.

Una vez que todo está en calma me tiro de espalda sobre la cama y repaso lo sucedido durante el día, tratando de descubrir dónde todo se fue a la mierda. Cuando llego al beso que compartimos con Jess, en lo único que puedo pensar es en regresar a ese momento, sólo que esta vez nadie nos interrumpe. Mi cuerpo se enciende en un segundo, mi erección lucha por espacio dentro de mi pantalón. Y eso sólo por pensar en ella.

Estoy tan jodido.

Trato de pensar en otra cosa, soluciones para mis problemas, pero el sueño me gana. Mi último pensamiento consciente es para Jess y lo mucho que quiero hacerla mi mujer.

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Jess

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