Christopher

–Sólo tomate tus medicinas y cállate. Tengo muchos problemas como para además lidiar con tus estupideces –mascullo. Mi hermano es desesperante cuando se lo propone.

Por un momento pienso que no debería hablarle así, después de todo está malherido y lo han intentado matar dos veces en el mismo día. Al diablo, ahora no puedo preocuparme de sus estupideces.

–Christopher, si pudiera, créeme que te golpearía. Estás insoportable. Además no debiste llevarte a nuestros primos con mamá. Sé que dices que es seguro, pero no nos podemos confiar –reclama en respuesta–. Y no deberías haberme sacado del Hospital, no así. Dejamos sola a Alex.

Así que de eso se trata. Intento respirar y calmarme

–Te dije que El Emperador la tiene custodiada, estará bien. Después de todo es la amiga de Jess.

Cuando pronuncio su nombre siento una patada en el estómago. Creo que prefiero que me den una paliza o que me disparen. Sí, todo eso es mejor que recordar su dulce sabor, su aroma y el cómo respondía a mis caricias.

Cierro los ojos y veo sus hermosos ojos dorados, tristes. Sin duda, nuestra última conversación fue dolorosa.

Me siento el hijo de puta más grande de este mundo, yo la metí en este lío. Su vida cambió irremediablemente por mi culpa. Cuando se separó de mí, después de ese momento tan ardiente que compartimos, sufrí. Lo que dijo me hirió, fue peor que una herida de bala, y he tenido varias. Si ambos queremos estar juntos, ¿por qué no podemos? No la entiendo.

Me muero por hablar con ella, pero debo ser paciente. Pretender que estamos juntos va a ser el cielo y el infierno. El cielo porque podré tocarla, besarla y sentirla. Y un infierno, porque nada es real, y sólo será un recordatorio de lo que no puedo tener.

Enfurezco al recordar su terquedad. ¡Esa mujer me va a volver loco! Lo que más me molesta es que no me escucha, se pone en peligro una y otra vez… De nuevo volvimos a lo mismo. Todo es por mi culpa.

¿Tú crees que en mi vida no hay peligro?

Recuerdo lo que me dijo en la sala de espera. No soy idiota, sé que está en peligro, pero también sé que está protegida, y hace tiempo que nadie es tan valiente para meterse con la familia de El Emperador. Pero ahora yo la puse en el radar de los Rodríguez. Esa familia es realmente una porquería, han exterminado a la competencia, sólo quedamos mi hermano y yo. El sólo hecho de pensar lo que le pueden hacer, me enloquece. He visto cosas

terribles. Estos hombres no tienen escrúpulos, no les corre sangre por las venas, son prácticamente unos psicópatas.

Soy una mierda. Nunca debí exponerla, pero no pude prever todo lo que despertaría en mí… ¿le pasará lo mismo a ella?

Recuerdo que me dijo que no quería seguir así, porque iba a confundir las cosas. ¿Por qué me diría eso si yo no le afectara en nada? Sí, Jess siente algo por mí, tengo una pequeña esperanza. Luego recuerdo que cuando le pedí que por favor me dejara acercarme, me pidió que me alejara… quizá no tenga esperanzas después de todo.

Me quiere ayudar y yo ya no quiero involucrarla en esto. Ni siquiera si tiene la protección de su padre. Ahora quiero protegerla, estar con ella, amar su cuerpo y, si soy optimista, amarla a ella. Un pensamiento cruza mi mente, a lo mejor Jess no quiere estar con alguien como yo, un criminal. Después de todo, ella es muy correcta, nunca se ha involucrado en este mundo y seguiría ajena a todo de no ser por mí. Esa idea me produce tal dolor que la deshecho.

–Vas a tener que contratar a una enfermera y más te vale que sea tan buena como Alex, porque no hay nadie como ella. Es muy profesional –continúa mi hermano, molesto, logrando distraerme de mis pensamientos.

Sonrío, es una muy buena idea. Contrataré a Alex, así tranquilizo a mi hermano, ella lidiará con su humor y yo tengo la excusa perfecta para llamar a Jess, ya que le tengo que pedir el número de celular de su amiga. Sé que Christian lo puede conseguir en un segundo, pero necesito esto para llamarla. Y si Alex está aquí, Jess también lo estará. No creo que sea difícil que acepte, le puedo ofrecer cuatro o cinco veces lo que gana en el hospital y un bono, ya que tendría que dejar su puesto para cuidar a mi hermano, y después que Christian esté bien, quedará

sin trabajo. Aunque puedo hablar con un contacto que tengo en la principal Clínica de la ciudad y asegurarle un buen contrato después que termine de cuidar al cabezón de mi hermano. Y probablemente, ya que estamos en eso, tendría que ofrecerle tratamiento psicológico, porque seguro Christian la volverá loca.

–Ok –le respondo entre ofuscado y agradecido–. Contrataré a Alex para que cuide tu trasero y me dejes en paz.

Esboza una sonrisa ante mis palabras. Espero que no se encapriche con esa mujer, pero la verdad no me importa.

¡Llamaré a Jess!

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