My Only Sunshine

My Only Sunshine

Prólogo

~10  años atrás~

Miré a mi madre empezar a limpiar la mesa, por lo que dejé mi mochila en el sillón y me acerque.

—Mamá, ya me voy antes de que sea más tarde.

Levantó su rostro y me sonrió.

—Claro, que te vaya bien cielo —Me acerque para que pudiese darme un beso en la frente como siempre, entonces la besé en la mejilla y di media vuelta para salir de la casa.

Le marque en repetidas ocasiones a Marleen, pero la idiota no me contestaba ninguna de las llamadas.

—Marleen, más vale que te apresures a llegar a la plaza, porque necesito regresar rápido a casa para hacer la tarea de literatura —Solté un suspiro —Llevo aquí más de quince minutos —Miré a las personas pasar frente a mi mesa —Iré a tu casa en tres —Mande el mensaje y deje el celular en la mesa.

Volví a tomar mi libreta de dibujo y retome la silueta de la madre con el bebé en la carriola. Realmente dejé pasar diez minutos, entonces guardé todo dentro de mi mochila y fui a tirar la basura. Bajé las escaleras eléctricas y finalmente crucé medio centro comercial para llegar a la calle. Marleen iba a llegar mañana con un ojo morado a clase de ciencias.

Cuando estaba caminando a la parada de autobús un escalofrío recorrió mi espalda, por lo que me detuve de golpe. Observé a las personas a mí alrededor y después de decidir que fue una ráfaga de viento helado, retomé el camino.

—Estoy yendo a tu casa ahora mismo, apenas estoy saliendo del centro comercial. Me las vas a pagar por hacerme viajar más de cuarenta minutos en autobús. Voy a hacer que comas mierda  —Mandé el mensaje mientras me sentaba en la parada junto a una mujer mayor, quien me miro feo, así que le sonreí —Hablaba con una amiga, realmente no lo dije en serio.

Frunció el ceño y agarro mejor su bolsa. Solté un suspiro y abrace fuertemente mi mochila contra mi pecho, entonces lo sentí de nuevo. El escalofrío que recorrió mi espalda. Tomé aire una vez antes de mirar a los lados, pero solo estaba la anciana y yo.

— ¿Hace bastante frío, cierto? —Le pregunté sonriente.

—Uh… soy anciana, tengo frío todo el tiempo.

Me reí y asentí.

—Claro.

Mi autobús se acercó, por lo que me subí, entonces de reojo note como un hombre se subió detrás de mí, pero no le preste mucha atención, ya que se fue hasta la parte trasera. Me enfoque en la anciana y le dije adiós por la ventanilla, a lo que respondió frunciéndome el ceño de nuevo.

Al caminar hacia la casa de Marleen volví a llamarla una última vez, y en esta ocasión me respondió.

— ¿Por qué no contestaste antes? Estoy enfrente de tu edificio —Miré al cielo —El sol esta por meterse. Realmente creo que vine a decirte “hola” y luego me voy.

—Lo siento mucho. Es que papá estaba molesto porque no encontraba un documento y nos tenía buscándolo —Soltó un suspiro cansada — No iba dejar ir a nadie hasta que lo tuviese en sus manos.

Me sentí un poco mal por ella. Conocía a su papá.

—Está bien. Podemos trabajar en la introducción y el desarrollo, entonces lo demás lo dejamos para mañana. De igual forma es para el viernes —Miré la cuadra que me faltaba por recorrer, así que apresuré mi paso.

—Bien, gracias. ¿Te parece si lo hacemos en el café al otro lado del edificio? En casa habrá mucho ruido para concentrarnos.

—Perfecto. Te veo en cinco.

Trabajamos por más de dos horas en el proyecto de Física, así que cuando salí del café el sol estaba por esconderse.

—Te acompaño a la parada — Marleen me miro pesimista —Fue mi culpa que seas la única en trasladarse —Buscó en su bolsillo —Te cooperaré para el traslado.

—Está bien. Solo termina el desarrollo.

Me acompañó a esperar el autobús.

— ¿Has escuchado del asesino de la orquídea?

— ¿Uh? —La miré mientras se sentaba junto a mí.

—Sí, al parecer hay un asesino serial, y deja una orquídea blanca en sus víctimas.

— Marleen, sabes eso porque tu tío es policía. Siempre te enteras de esas cosas primero que nadie —Mire a los lados —Pero… ¿Es verdad lo que estás diciendo?

— ¡Sí! Escuche a mi tío y a papá hablar de ello. Van dos víctimas hasta ahora. Solo chicas.

— ¡¿Y por qué me dices esto cuando estoy por ir a mi casa sola?!

— ¡Por eso lo hago! —Se acercó —Tienes que andar con cuidado. La ciudad es grande, pero no sabemos quién es el que va junto a nosotras en la calle —Señaló mi mano, la que sostenía mi celular —Llama a tu madre y dile que ya vas saliendo de mi casa. Que llegas en una hora cuando mucho.

—Bien —Mi cuerpo estaba tenso mientras le enviaba el mensaje de voz a mi madre, entonces el autobús llegó y me despedí de Marleen antes de subirme.

Me dije una y otra vez que no volvería a salir tan tarde. Debía comenzar a planear hacer las tareas en equipo más temprano.

El trayecto de la parada de autobús a mi casa era de tres cuadras, por lo que prácticamente corrí en cuanto me baje de él. El escalofrío estaba de vuelta en mi espalda, así que mire rápidamente sobre mi hombro, pero no había nada.

—Tranquilízate Gemma, solo son los nervios por lo que dijo Marleen. Es eso —Apreté mi mochila contra mi pecho y seguí caminando, cuando un hombre pasó junto a mí.

—Disculpa —Me llamó después de unos segundos, por lo que mi respiración se aceleró, pero me dije que no podía ser el asesino. ¿El asesino había venido por mí ahora que lo sabía? Debía alejar eso de mi mente, así que me gire y vi al hombre con gorra a unos dos metros de distancia.

— ¿Sí?

— ¿Sabes dónde hay una farmacia? Tengo caminando por más de cinco cuadras y aun no logro localizar una —Se rio y por más que intenté mirar su rostro, no pude hacerlo. Se había puesto alejado de la lámpara.

—Sí, uh… hay una por ese camino —Señalé hacia mi izquierda —Solo son tres cuadras arriba, una a su derecha y ahí hay una.

—Muchas gracias. Mi hija tiene dolor de estómago, y ya empezaba a impacientarme por no poder llegar de nuevo junto a ella.

Me reí un poco, ya más aliviada al escuchar su motivo.

—Claro, no hay problema —Lo miré caminar por la calle que le indique, entonces di media vuelta y retome mi trayecto.

Solo me faltaba una cuadra, podía ver el edificio frente a mí, así que sonreí aliviada; pero  fue cuando lo sentí, algo se clavó en mi cuello y fue doloroso.

—Lo siento —Escuché que alguien habló, pero no logré mirarlo antes de que todo se volviera oscuro.

No…

 

Sentí algo húmedo y frío en mi mejilla izquierda. Mi cabeza dolía mucho y todo me daba vueltas. Pero al abrir mis ojos no logré mirar claramente, ya que estaba oscuro. Al principio no entendí que ocurría, pero entonces el recuerdo vino a mi mente, así que también llegó el sentimiento arrollador de miedo y pánico. Me enderecé rápidamente y fue cuando sentí la cadena en mi tobillo, ya que se golpeó contra otra cosa metálica.

—No, no por favor —Alcancé mi pie y toque la cadena que llegaba hasta un tobo. Mis ojos se humedecieron mientras la primera lágrima corría por mi rostro —Es un sueño, es un sueño, es un sueño —Cerré mis ojos fuertemente e intenté despertar.

—No lo es —Una voz profunda dijo a la lejanía de la habitación —Gemma, por favor tranquilízate. Todo estará bien.

— ¿Quién… quién eres? —Mi voz salió temblorosa.

—No sabrías quien soy aunque te diera mi nombre —Se rio —Pero no te preocupes, eso cambiara.

— ¿Por qué… me tienes aquí? —Intenté mirarlo a través de la poca luz que entraba por una pequeña ventana, pero no lo logré — ¿Qué va a…? —Mi voz se apagó porque no pude formular la pregunta.

Es él, ¿cierto? El… asesino de la orquídea. Era él.

Mi cuerpo empezó a temblar horrible cuando una silla se movió en la otra esquina de la habitación. Me pegue lo máximo que pude en la pared, entonces escuché sus pasos, por lo que me encogí en mi lugar.

—Hay una cama junto a ti —Escuché más cerca —Hay un vaso con agua ahí, así que…

—No quiero agua, quiero irme a mi casa —Escupí molesta.

—Eso no es posible.

—Quiero irme —Miré a la oscuridad y noté su silueta de pie a unos metros de distancia. Era alto. Yo era alta, pero aun así jamás podría ganarle —Por favor —Lloré.

—Se una buena chica, Gemma, y te mantendrás tan cálida como en tu antiguo hogar. Ahora esta es tu casa.

— ¡No! No es mi casa, quiero a mi madre, quiero a papá, quiero… —Sentí el fuerte golpe en mi rostro, uno que me envió al suelo.

—No seas una niña malcriada —Soltó un suspiro y empezó a acariciar mi cabeza con delicadeza —No me gusta lastimarte, tú eres especial, por favor, no me hagas hacer cosas estúpidas de las que luego me arrepentiré.

Mi cuerpo empezó a temblar incontrolablemente mientras nuevas lágrimas corrían por mis mejillas. Dejo de tocarme y escuché sus pasos hacer eco en la habitación, logrando así dejarme sola al fin.

Los minutos empezaron a ser horas, y ellas a ser días. No sabía si era de noche o de día, porque después de intentar golpearlo con una silla cuando entró, optó por taparme los ojos con una venda y mantener mis manos atadas.

Aprendí algo de ese hombre. Siempre olía a flores y le gustaba la sopa instantánea.

 

— ¿Ya tienes hambre? —Lo sentí cuando se sentó en la cama junto a mí y por más que quise alejarme, no lo hice, porque eso le molestaba y terminaba por golpearme en alguna parte que no fuese mi rostro —Debes comer, estás muy delgada.

 — ¿Qué día... es hoy? —Mi voz salió en un susurro.

—No necesitas saber eso, Gemma —Susurro mientras acariciaba mi mejilla.

—Quiero… quiero saber cuánto tiempo llevo sin ver a… mamá —Mi voz se quebró al final de la frase. Esperaba que mi llanto no lo hiciera enojar.

—Ella ya te olvido, así que haz lo mismo. Ahora, abre la boca.

Trague duro e hice lo que dijo.

Mamá jamás me olvidaría, pero eso no se lo dije.

Sabía que era de noche porque escuché la regadera encenderse, y sabía que él solo tomaba duchas por las noches, en una ocasión lo dijo mientras cocinaba. Entendí que lo único que podía hacer era estudiarlo, así que memorice sus horarios, sus horas de salida, así como de llegada. Siempre se iba temprano, porque podía notar la luz a través de mi venda, entonces cuando estaba sola después de varios minutos, quizá una hora, me atrevía a moverme y quitaba mi venda. El lugar en el que me encontraba parecía ser una cabaña, ya que todo era de madera. Eran dos habitaciones, una era la cocina y la otra la recamara. Yo estaba en la segunda. Descubrí porque casi no había un rayo de sol; era porque había tapado casi todas las ventanas, a excepción de un pequeña en la parte superior. Era alguien que amaba la jardinería y siempre me hablaba de diferentes plantas, por lo que debía memorizar los nombres o se enojaría si me preguntaba y yo no lo sabía.

La mayor parte del tiempo estaba sola y lo agradecía, pero entonces estaban las tardes, cuando los rayos del sol golpeaban en la esquina de la habitación y el ambiente se volvía más helado. Era cuando él regresaba. Me aprendí el sonido de sus botas al pisar los escalones de la entrada, deduje que eran tres antes de llegar al porche, entonces a la puerta principal. Mi venda debía estar puesta y fingía dormir para que él empezara a cocinar, y después me despertaría para darme de comer, posteriormente se iría y empezaría a limpiar mientras hablaba en voz alta para que lo escuchara.

La noche era la que aborrecía, la que hacía a mis venas llenarse de hielo. Porque nunca podría saber o deducir si sería una noche buena o una mala. En las buenas él se iría a limpiar, entonces entraría de nuevo para arroparme y acariciar mi cabello por máximo una hora, en algunas ocasiones también lo peinaba, pero al final, me daría las buenas noches y se iría; pero en las malas… en las malas solo cerraría la puerta con candado y levantaría la cobija para acostarse junto a mí, entonces empezaría a tocarme, cada parte de mi cuerpo él ya la sabia de memoria. Mis lágrimas siempre corrían por mis mejillas, pero aun así no se detendría. Una noche le suplique morir, se lo repetí una y otra vez, entonces me golpeó tanto que quede inconsciente.

—Jamás podría matarte, porque hacerlo sería como matarme a mí mismo —Escuché que dijo antes de perder la conciencia.

Así que empecé a idear un plan, porque no tenía pensado vivir así por el resto de mi vida. Él  no planeaba matarme y solo me estaba haciendo morir lentamente. Arriesgarme me daba dos salidas más factibles; lograrlo y huir, o que se enojara tanto al descubrirme que terminara de matarme de una buena vez.

Una noche en la que me permitió bañarme en la tina, espere a que saliera por la puerta del baño para quitar mi venda y tome una de las botellitas de acondicionador, la apreté fuertemente en mi mano dentro del agua después de ponerme la venda en los ojos. Mi corazón iba a mil por hora cuando lo escuche acercarse, esperaba que me golpeara, pero no lo hizo y continuó lavando mi espalda, mientras mantenía mis piernas apretadas contra mi pecho.

— ¿Te he dicho lo mucho que me gusta tu lunar? —Toco mi labio inferior con delicadeza —Te vuelve… aún más hermosa de lo que ya eres.

—Gra…cias —Murmuré y se rio.

—Siempre tan tímida e inocente. Me gusta.

Me dio un minuto para vestirme en la privacidad del baño, irónico, pero aun así  me apresuré y puse la botellita dentro de mi ropa interior, entonces me senté en el inodoro y lo esperé. Afortunadamente fue una noche buena, así que me apresure y deje la botellita bajo el colchón.

Mañana será el día, solo una noche más.

Después de que me diera el desayuno, lo escuché moverse por la casa, para finalmente escuchar la puerta principal cerrarse. Lo había convencido de que no me amarrara las manos, y afortunadamente él ya confiaba en mí. Esperé varios minutos antes de enderezarme a quitarme la venda, entonces me estiré y tomé la botellita. Inspeccioné mi tobillo que era extremadamente delgado por mi pérdida de peso, entonces proseguí a llenarlo de acondicionador, al igual que las esposas. Luche por varios minutos y sentí la desesperación empezar a construirse en mi pecho, las lágrimas llegaron, pero seguí sin rendirme; continué intentando sacar mi pie por el orificio y en algún punto en el que limpie mi rostro de tantas lágrimas y proseguí a intentarlo una vez más, mi pie logró salir.

Me quede un segundo estupefacta observado que era libre, entonces corrí. Busqué una salida, pero la única era la ventana pequeña en la parte superior, así que busque algún objeto para quebrarla y logré encontrar un tubo metálico junto a la estufa. Mi respiración estaba acelerada mientras la quebraba, no sabía si iba a caber o no, pero aun así arrime la mesa y me subí. Sentí mi cuerpo ser rasgado por los vidrios rotos, pero no me detuve. Me deje caer al vacío y sentí un inmenso dolor en todo mi cuerpo que casi logra que cerrara mis ojos, pero no lo permití. Por primera vez en mucho tiempo los rayos del sol tocaron mi cuerpo y me hizo sentir extraña. Observé los grandes árboles a mí alrededor, entonces empecé a correr. No me detuve, no lo hice por mucho tiempo, aunque sabía que el sol estaba por meterse y él muy posiblemente ya había regresado, no me detuve hasta que encontré una casa y después otra. Lágrimas corrían por mi rostro mientras una pareja de ancianos me miraban horrorizados y empezaron a llamar a la policía. Eso era lo correcto, yo quería a la policía.

 

*****

~******Una****** mente perversa~

Me dejó, mi hermoso rayo de sol me dejó solo por más que le dije lo especial que era para mí. Observar su espacio vacío en la habitación me llenó de dolor. Por más que la busqué una y otra vez no logré encontrarla, entonces volví… volví para tomar su manta y la apreté contra mi. Aun olía a mí, aun olía a ella. Éramos los dos juntos de nuevo.

Me subí a mi camioneta junto con su manta para ir al pueblo más cercano, y fue cuando la miré. Su larga cabellera rubia sobresalía entre la multitud, así como su lindo vestido blanco, ahora manchado de rojo.

Los policías estaban subiéndola a una patrulla y se la llevaron lejos de mí.

—Volveremos a estar juntos... Lo prometo… mi pequeño rayo de sol.

 

💚💚💚💚💚

Quiero aclarar que lo que lean aquí es completamente sacado de mi imaginación; no tengo mucho conocimiento en temas policíacos, pero haré mi mejor esfuerzo para que sea decente. Perdón de antemano si algo no es correcto en cuanto a eso.

Por último, decirles que obviamente trataré temas delicados, como ya han leído, así que si no te agrada eso, tal vez esta historia no es para ti y lo entenderé; si no es así, bueno, pues veamos junt@s como resuelvo todo esto 😅.

Grácias.

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Comments

patry

patry

Mu gusto muy interesante

2023-09-29

0

Elsa Elena Isasa

Elsa Elena Isasa

Te diré que no suelo leer novelas de secuestro. Realmente detesto a las protagonistas mártires pero esta chica es una guerrera. Ya se ha escapado del loco maníaco. Buena ortografía y redacción. Muy interesante 💟

2023-09-29

2

jessica davila

jessica davila

me gusta me encanta cuando una historia me engancha en el primer capítulo gracias

2022-10-19

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