Capítulo 13

Cuando abrí mis ojos noté la oscuridad de la habitación, entonces me di cuenta de que estaba solo en la cama, así que me enderece rápidamente y corrí hacia la estancia, fue cuando la miré sentada en el sillón contemplando la televisión apagada.

— ¿Renee? —Caminé lentamente hasta ella, quien abrazaba fuertemente un cojín contra su estómago, y solo después de unos segundos me miró.

—Aún falta una hora para que se levante, detective Andrick.

Fruncí el ceño y me senté junto a ella.

— ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás aquí sentada?

No se giró a mirarme mientras apretaba más el cojín.

—No quiero dormir…

— ¿Por qué? ¿Te incomodo? Puedo regresar al piso.

Se rio sin humor.

—No me incomoda —Me miró —De hecho… me agrada tenerlo cerca.

Sentí mi respiración estancarse en mi garganta, pues a pesar de que estábamos sentados en la oscuridad, podía ver lo hermosa que era por los rayos de la luna que entraban por el ventanal. Podía sentir mi pecho sentirse extraño… de nuevo. Era una sensación que me ponía nervioso, pues no sabía cómo manejarla.

—Entonces… ¿Vuelves conmigo a la cama?

Ladeo la cabeza lentamente mientras me observaba, entonces sonrió.

— ¿Usted alejara las pesadillas?

Trague duro.

—Yo… no dejaré que te ponga una mano encima.

—No me da miedo que me ponga una mano encima detective Andrick —Negó despacio — Yo… no le temo a la muerte… —Deje que el aire saliera de mis pulmones mientras contemplaba su rostro completamente sereno —Porque ella, la muerte, es mi amiga.

—No… —Murmuré sin pensarlo, entonces negué mientras tomaba sus manos en las mías —No hables así.

—Es la verdad —Sonrió —No tiene idea de cuantas veces quise irme con ella, pero él no me dejó. ¿Sabe cuáles eran los sueños que me hacían despertar con una sonrisa en mi rostro? —Lo presentía y podía escucharla decirlo sin que hubiese pronunciado la respuesta. Mi pecho se sentía intranquilo y revolvía mi estómago —Yo anhelaba con que él se enojaría tanto que terminaría por ahorcarme hasta el final.

— ¿Hasta el final? —Pronuncie con voz temblorosa y sonrió tristemente.

—Hay ocasiones en las que puedo sentir sus manos rodear mi cuello, en ocasiones lo hacía… él apretaba tanto que podía sentir mis pulmones arder por oxigeno —Una lenta lagrima brillo en su mejilla —Podía sentir como me quemaba, entonces él… me soltaba —Apoyo su cabeza en el cojín y cerró los ojos —Y yo suplicaba para que lo terminara… No me da miedo que me ponga una mano encima, me da miedo que lo haga y no me deje morir de nuevo.

—Renee... —Suspiré mientras mi voz se quebraba un poco —No lo digas… no digas eso. No te tocara, no sufrirás, no morirás.

— ¿No sufriré? —Se rio —Yo estoy sufriendo ahora mismo porque al parecer usted no entiende —Negó.

— ¿Qué no entiendo?

—Que él ya me pone una mano encima… cada noche él lo hace. Cada noche él rodea mi cuello con sus manos y hace a mis pulmones arder, entonces cuando puedo ver mi salida él me la arrebata de nuevo. Ese día hace 10 años yo escape, mi cuerpo lo hizo, pero… él se quedó con mi alma, él no la ha soltado aun.

Sentí sal llegar a mis labios mientras apretaba mis manos en puños, entonces sin pensarlo quite el cojín de sus manos y la tome en mis brazos. Apreté su delgado cuerpo contra el mío y hundí mi rostro en su cuello.

—Yo estaré contigo… cada noche, cuando él venga a ti, yo estaré justo aquí… justo como ahora, no estarás sola. ¿Me oyes? —Mi voz se rompió — ¿Me estás oyendo?

—Sí —Asintió contra mi cuello mientras su propia voz se rompía.

—Cuando él vuelva, yo estaré tomando tu mano, yo… —Tome aire —Yo no voy a soltarte, pero… por favor, por favor, no vuelvas a decir que tu sueño es morir.

—Detective Andrick… yo, no quiero volver a dormir sola.

*Dios mío\, ¿por qué esto quema? ¿Por qué mi pecho duele? ¿Por qué mi corazón llora?*

—No lo harás —Apreté su cintura —No voy a dejarte. Estaré aquí, te lo dije.

—Yo… puedo sentirlo, en cada momento, de cada día, puedo sentirlo. Él siempre decía que yo estaba tatuada en su piel y yo… puedo sentirlo tatuado en la mía —Me aleje de ella y tome su rostro en mis manos. Lagrimas caían por sus mejillas, así que las limpie con mis dedos sin soltarla —Estoy manchada, puedo sentir como… como estoy marcada.

Respire varias veces cerca de su rostro mientras miraba sus ojos.

—Renee… él… ¿él te…? —Mi voz se quebró mientras lagrimas rápidamente empezaron a caer por su rostro.

*No quiero creerlo\, cómo a un ser tan puro… cómo pudo hacerle esto*

—Él me conoce a la perfección… Cada parte de mi cuerpo él la marcó —Su voz se rompió mientras escondía su rostro en mi cuello.

Podía sentir mis manos temblar, podía sentir mi cuerpo tensarse. Algo estaba destruyéndome, algo estaba acabando conmigo mientras un escalofrío me invadía.

—No estás manchada, no lo estás —Negué mientras intentaba sacarla de su escondite —Mírame… por favor hazlo —Suplique, así que finalmente después de varios segundos, lo hizo —No estás manchada.

— ¿Usted se enamoraría de alguien como yo? —Me quede sin aire mientras me contemplaba expectante —Responda, ¿usted… amaría a una mujer que ha sido abusada?

Cuando dijo la palabra en voz alta incontrolables lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, así que se alejó lentamente sin dejar de observarme.

—No… —Intenté tomar su mano, pero la alejo.

—Nadie nunca va a amarme.

—Yo lo haría —Me observó ponerme de pie mientras cerraba mis manos en puños —No digas que nadie te amaría, porque yo lo haría —Asentí mientras me miraba un tanto sorprendida y triste.

— ¿Y no siente pena?

— ¿Pena por qué?

—Por considerar en amar a alguien como yo.

— ¿Cómo tú? ¿Una sobreviviente? ¿La mujer más valiente que he visto alguna vez en mi vida? —Negó y yo asentí —Quien te hizo esto es un maldito hijo de puta que merece sufrir, pero no tú —Me acerqué de nuevo y tomé su rostro —No alguien como tú.

—Dice eso porque está sintiendo lastima…

—Tú dijiste que yo no sentía lastima por ti.

—Ahora la siente.

—No. Mírame a los ojos y léelos —Mantuvo su mirada baja —Mírame, mírame y dime.

Me observó por varios segundos, antes de negar.

—No quiero que usted llegue a amarme.

—Eso no lo decides tú.

—Nadie debe amarme.

— ¿Por qué? ¿Por qué dices que estás manchada? Eso no importa.

—No, nadie debe amarme, nadie debe hacerlo —Tomé la parte trasera de su cuello e hice que me viera de nuevo directo a los ojos.

—Dije… eso no lo decides tú —Miré sus labios un segundo y de nuevo a sus ojos, ellos tenían miedo, pues sabían lo que haría, pero no me detuve.

Estrelle nuestros labios en un besó y pude sentir la delicadeza de cada parte de ellos. Sus manos se formaron en fuertes puños en mi camisa, pero no se alejó, así que la acerque más a mí y la provoque para que abriera su boca, entonces la explore con mi lengua y cuando su propia lengua choco con la mía logré entender lo adicta que era. Una sensación exquisita empezó a recorrer mi cuerpo mientras nuestras bocas se acoplaban y continuaban con tan fenomenal sintonía. Logré sentir como después de varios minutos de un largo besó, ella comenzó a alejarse por falta de aire, pero no la deje ir. Nuestro oxigeno era el mismo mientras observa sus labios hinchado y después busque sus ojos

—Yo decido a quien voy a amar, ¿entiendes? —Asintió —Yo decido si me importa tu pasado y entiéndelo de una vez… Me importa un carajo, pues tú eres Renee y yo Andrick, y justo aquí, justo ahora en una habitación de hotel acabo de entender que me gustas, y nadie va a lastimarte de nuevo. No mientras yo pueda evitarlo.

Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras me escuchaba; podía sentir su angustia salir por cada uno de sus poros, pero aun así la atraje hacia mí y la abrace, lo hice fuertemente mientras cerraba os ojos. Estaba yendo contra las reglas, pues nunca debía involucrarme emocionalmente en un caso, si alguien se enteraba seria relevado, pero… ahora lo entendía. Renee me gustaba, tal vez desde la primera vez que la miré, y ahora… solo no había marcha atrás, y no quería que la hubiera.

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