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My Only Sunshine

Prólogo

~10  años atrás~

Miré a mi madre empezar a limpiar la mesa, por lo que dejé mi mochila en el sillón y me acerque.

—Mamá, ya me voy antes de que sea más tarde.

Levantó su rostro y me sonrió.

—Claro, que te vaya bien cielo —Me acerque para que pudiese darme un beso en la frente como siempre, entonces la besé en la mejilla y di media vuelta para salir de la casa.

Le marque en repetidas ocasiones a Marleen, pero la idiota no me contestaba ninguna de las llamadas.

—Marleen, más vale que te apresures a llegar a la plaza, porque necesito regresar rápido a casa para hacer la tarea de literatura —Solté un suspiro —Llevo aquí más de quince minutos —Miré a las personas pasar frente a mi mesa —Iré a tu casa en tres —Mande el mensaje y deje el celular en la mesa.

Volví a tomar mi libreta de dibujo y retome la silueta de la madre con el bebé en la carriola. Realmente dejé pasar diez minutos, entonces guardé todo dentro de mi mochila y fui a tirar la basura. Bajé las escaleras eléctricas y finalmente crucé medio centro comercial para llegar a la calle. Marleen iba a llegar mañana con un ojo morado a clase de ciencias.

Cuando estaba caminando a la parada de autobús un escalofrío recorrió mi espalda, por lo que me detuve de golpe. Observé a las personas a mí alrededor y después de decidir que fue una ráfaga de viento helado, retomé el camino.

—Estoy yendo a tu casa ahora mismo, apenas estoy saliendo del centro comercial. Me las vas a pagar por hacerme viajar más de cuarenta minutos en autobús. Voy a hacer que comas mierda  —Mandé el mensaje mientras me sentaba en la parada junto a una mujer mayor, quien me miro feo, así que le sonreí —Hablaba con una amiga, realmente no lo dije en serio.

Frunció el ceño y agarro mejor su bolsa. Solté un suspiro y abrace fuertemente mi mochila contra mi pecho, entonces lo sentí de nuevo. El escalofrío que recorrió mi espalda. Tomé aire una vez antes de mirar a los lados, pero solo estaba la anciana y yo.

— ¿Hace bastante frío, cierto? —Le pregunté sonriente.

—Uh… soy anciana, tengo frío todo el tiempo.

Me reí y asentí.

—Claro.

Mi autobús se acercó, por lo que me subí, entonces de reojo note como un hombre se subió detrás de mí, pero no le preste mucha atención, ya que se fue hasta la parte trasera. Me enfoque en la anciana y le dije adiós por la ventanilla, a lo que respondió frunciéndome el ceño de nuevo.

Al caminar hacia la casa de Marleen volví a llamarla una última vez, y en esta ocasión me respondió.

— ¿Por qué no contestaste antes? Estoy enfrente de tu edificio —Miré al cielo —El sol esta por meterse. Realmente creo que vine a decirte “hola” y luego me voy.

—Lo siento mucho. Es que papá estaba molesto porque no encontraba un documento y nos tenía buscándolo —Soltó un suspiro cansada — No iba dejar ir a nadie hasta que lo tuviese en sus manos.

Me sentí un poco mal por ella. Conocía a su papá.

—Está bien. Podemos trabajar en la introducción y el desarrollo, entonces lo demás lo dejamos para mañana. De igual forma es para el viernes —Miré la cuadra que me faltaba por recorrer, así que apresuré mi paso.

—Bien, gracias. ¿Te parece si lo hacemos en el café al otro lado del edificio? En casa habrá mucho ruido para concentrarnos.

—Perfecto. Te veo en cinco.

Trabajamos por más de dos horas en el proyecto de Física, así que cuando salí del café el sol estaba por esconderse.

—Te acompaño a la parada — Marleen me miro pesimista —Fue mi culpa que seas la única en trasladarse —Buscó en su bolsillo —Te cooperaré para el traslado.

—Está bien. Solo termina el desarrollo.

Me acompañó a esperar el autobús.

— ¿Has escuchado del asesino de la orquídea?

— ¿Uh? —La miré mientras se sentaba junto a mí.

—Sí, al parecer hay un asesino serial, y deja una orquídea blanca en sus víctimas.

— Marleen, sabes eso porque tu tío es policía. Siempre te enteras de esas cosas primero que nadie —Mire a los lados —Pero… ¿Es verdad lo que estás diciendo?

— ¡Sí! Escuche a mi tío y a papá hablar de ello. Van dos víctimas hasta ahora. Solo chicas.

— ¡¿Y por qué me dices esto cuando estoy por ir a mi casa sola?!

— ¡Por eso lo hago! —Se acercó —Tienes que andar con cuidado. La ciudad es grande, pero no sabemos quién es el que va junto a nosotras en la calle —Señaló mi mano, la que sostenía mi celular —Llama a tu madre y dile que ya vas saliendo de mi casa. Que llegas en una hora cuando mucho.

—Bien —Mi cuerpo estaba tenso mientras le enviaba el mensaje de voz a mi madre, entonces el autobús llegó y me despedí de Marleen antes de subirme.

Me dije una y otra vez que no volvería a salir tan tarde. Debía comenzar a planear hacer las tareas en equipo más temprano.

El trayecto de la parada de autobús a mi casa era de tres cuadras, por lo que prácticamente corrí en cuanto me baje de él. El escalofrío estaba de vuelta en mi espalda, así que mire rápidamente sobre mi hombro, pero no había nada.

—Tranquilízate Gemma, solo son los nervios por lo que dijo Marleen. Es eso —Apreté mi mochila contra mi pecho y seguí caminando, cuando un hombre pasó junto a mí.

—Disculpa —Me llamó después de unos segundos, por lo que mi respiración se aceleró, pero me dije que no podía ser el asesino. ¿El asesino había venido por mí ahora que lo sabía? Debía alejar eso de mi mente, así que me gire y vi al hombre con gorra a unos dos metros de distancia.

— ¿Sí?

— ¿Sabes dónde hay una farmacia? Tengo caminando por más de cinco cuadras y aun no logro localizar una —Se rio y por más que intenté mirar su rostro, no pude hacerlo. Se había puesto alejado de la lámpara.

—Sí, uh… hay una por ese camino —Señalé hacia mi izquierda —Solo son tres cuadras arriba, una a su derecha y ahí hay una.

—Muchas gracias. Mi hija tiene dolor de estómago, y ya empezaba a impacientarme por no poder llegar de nuevo junto a ella.

Me reí un poco, ya más aliviada al escuchar su motivo.

—Claro, no hay problema —Lo miré caminar por la calle que le indique, entonces di media vuelta y retome mi trayecto.

Solo me faltaba una cuadra, podía ver el edificio frente a mí, así que sonreí aliviada; pero  fue cuando lo sentí, algo se clavó en mi cuello y fue doloroso.

—Lo siento —Escuché que alguien habló, pero no logré mirarlo antes de que todo se volviera oscuro.

No…

 

Sentí algo húmedo y frío en mi mejilla izquierda. Mi cabeza dolía mucho y todo me daba vueltas. Pero al abrir mis ojos no logré mirar claramente, ya que estaba oscuro. Al principio no entendí que ocurría, pero entonces el recuerdo vino a mi mente, así que también llegó el sentimiento arrollador de miedo y pánico. Me enderecé rápidamente y fue cuando sentí la cadena en mi tobillo, ya que se golpeó contra otra cosa metálica.

—No, no por favor —Alcancé mi pie y toque la cadena que llegaba hasta un tobo. Mis ojos se humedecieron mientras la primera lágrima corría por mi rostro —Es un sueño, es un sueño, es un sueño —Cerré mis ojos fuertemente e intenté despertar.

—No lo es —Una voz profunda dijo a la lejanía de la habitación —Gemma, por favor tranquilízate. Todo estará bien.

— ¿Quién… quién eres? —Mi voz salió temblorosa.

—No sabrías quien soy aunque te diera mi nombre —Se rio —Pero no te preocupes, eso cambiara.

— ¿Por qué… me tienes aquí? —Intenté mirarlo a través de la poca luz que entraba por una pequeña ventana, pero no lo logré — ¿Qué va a…? —Mi voz se apagó porque no pude formular la pregunta.

Es él, ¿cierto? El… asesino de la orquídea. Era él.

Mi cuerpo empezó a temblar horrible cuando una silla se movió en la otra esquina de la habitación. Me pegue lo máximo que pude en la pared, entonces escuché sus pasos, por lo que me encogí en mi lugar.

—Hay una cama junto a ti —Escuché más cerca —Hay un vaso con agua ahí, así que…

—No quiero agua, quiero irme a mi casa —Escupí molesta.

—Eso no es posible.

—Quiero irme —Miré a la oscuridad y noté su silueta de pie a unos metros de distancia. Era alto. Yo era alta, pero aun así jamás podría ganarle —Por favor —Lloré.

—Se una buena chica, Gemma, y te mantendrás tan cálida como en tu antiguo hogar. Ahora esta es tu casa.

— ¡No! No es mi casa, quiero a mi madre, quiero a papá, quiero… —Sentí el fuerte golpe en mi rostro, uno que me envió al suelo.

—No seas una niña malcriada —Soltó un suspiro y empezó a acariciar mi cabeza con delicadeza —No me gusta lastimarte, tú eres especial, por favor, no me hagas hacer cosas estúpidas de las que luego me arrepentiré.

Mi cuerpo empezó a temblar incontrolablemente mientras nuevas lágrimas corrían por mis mejillas. Dejo de tocarme y escuché sus pasos hacer eco en la habitación, logrando así dejarme sola al fin.

Los minutos empezaron a ser horas, y ellas a ser días. No sabía si era de noche o de día, porque después de intentar golpearlo con una silla cuando entró, optó por taparme los ojos con una venda y mantener mis manos atadas.

Aprendí algo de ese hombre. Siempre olía a flores y le gustaba la sopa instantánea.

 

— ¿Ya tienes hambre? —Lo sentí cuando se sentó en la cama junto a mí y por más que quise alejarme, no lo hice, porque eso le molestaba y terminaba por golpearme en alguna parte que no fuese mi rostro —Debes comer, estás muy delgada.

 — ¿Qué día... es hoy? —Mi voz salió en un susurro.

—No necesitas saber eso, Gemma —Susurro mientras acariciaba mi mejilla.

—Quiero… quiero saber cuánto tiempo llevo sin ver a… mamá —Mi voz se quebró al final de la frase. Esperaba que mi llanto no lo hiciera enojar.

—Ella ya te olvido, así que haz lo mismo. Ahora, abre la boca.

Trague duro e hice lo que dijo.

Mamá jamás me olvidaría, pero eso no se lo dije.

Sabía que era de noche porque escuché la regadera encenderse, y sabía que él solo tomaba duchas por las noches, en una ocasión lo dijo mientras cocinaba. Entendí que lo único que podía hacer era estudiarlo, así que memorice sus horarios, sus horas de salida, así como de llegada. Siempre se iba temprano, porque podía notar la luz a través de mi venda, entonces cuando estaba sola después de varios minutos, quizá una hora, me atrevía a moverme y quitaba mi venda. El lugar en el que me encontraba parecía ser una cabaña, ya que todo era de madera. Eran dos habitaciones, una era la cocina y la otra la recamara. Yo estaba en la segunda. Descubrí porque casi no había un rayo de sol; era porque había tapado casi todas las ventanas, a excepción de un pequeña en la parte superior. Era alguien que amaba la jardinería y siempre me hablaba de diferentes plantas, por lo que debía memorizar los nombres o se enojaría si me preguntaba y yo no lo sabía.

La mayor parte del tiempo estaba sola y lo agradecía, pero entonces estaban las tardes, cuando los rayos del sol golpeaban en la esquina de la habitación y el ambiente se volvía más helado. Era cuando él regresaba. Me aprendí el sonido de sus botas al pisar los escalones de la entrada, deduje que eran tres antes de llegar al porche, entonces a la puerta principal. Mi venda debía estar puesta y fingía dormir para que él empezara a cocinar, y después me despertaría para darme de comer, posteriormente se iría y empezaría a limpiar mientras hablaba en voz alta para que lo escuchara.

La noche era la que aborrecía, la que hacía a mis venas llenarse de hielo. Porque nunca podría saber o deducir si sería una noche buena o una mala. En las buenas él se iría a limpiar, entonces entraría de nuevo para arroparme y acariciar mi cabello por máximo una hora, en algunas ocasiones también lo peinaba, pero al final, me daría las buenas noches y se iría; pero en las malas… en las malas solo cerraría la puerta con candado y levantaría la cobija para acostarse junto a mí, entonces empezaría a tocarme, cada parte de mi cuerpo él ya la sabia de memoria. Mis lágrimas siempre corrían por mis mejillas, pero aun así no se detendría. Una noche le suplique morir, se lo repetí una y otra vez, entonces me golpeó tanto que quede inconsciente.

—Jamás podría matarte, porque hacerlo sería como matarme a mí mismo —Escuché que dijo antes de perder la conciencia.

Así que empecé a idear un plan, porque no tenía pensado vivir así por el resto de mi vida. Él  no planeaba matarme y solo me estaba haciendo morir lentamente. Arriesgarme me daba dos salidas más factibles; lograrlo y huir, o que se enojara tanto al descubrirme que terminara de matarme de una buena vez.

Una noche en la que me permitió bañarme en la tina, espere a que saliera por la puerta del baño para quitar mi venda y tome una de las botellitas de acondicionador, la apreté fuertemente en mi mano dentro del agua después de ponerme la venda en los ojos. Mi corazón iba a mil por hora cuando lo escuche acercarse, esperaba que me golpeara, pero no lo hizo y continuó lavando mi espalda, mientras mantenía mis piernas apretadas contra mi pecho.

— ¿Te he dicho lo mucho que me gusta tu lunar? —Toco mi labio inferior con delicadeza —Te vuelve… aún más hermosa de lo que ya eres.

—Gra…cias —Murmuré y se rio.

—Siempre tan tímida e inocente. Me gusta.

Me dio un minuto para vestirme en la privacidad del baño, irónico, pero aun así  me apresuré y puse la botellita dentro de mi ropa interior, entonces me senté en el inodoro y lo esperé. Afortunadamente fue una noche buena, así que me apresure y deje la botellita bajo el colchón.

Mañana será el día, solo una noche más.

Después de que me diera el desayuno, lo escuché moverse por la casa, para finalmente escuchar la puerta principal cerrarse. Lo había convencido de que no me amarrara las manos, y afortunadamente él ya confiaba en mí. Esperé varios minutos antes de enderezarme a quitarme la venda, entonces me estiré y tomé la botellita. Inspeccioné mi tobillo que era extremadamente delgado por mi pérdida de peso, entonces proseguí a llenarlo de acondicionador, al igual que las esposas. Luche por varios minutos y sentí la desesperación empezar a construirse en mi pecho, las lágrimas llegaron, pero seguí sin rendirme; continué intentando sacar mi pie por el orificio y en algún punto en el que limpie mi rostro de tantas lágrimas y proseguí a intentarlo una vez más, mi pie logró salir.

Me quede un segundo estupefacta observado que era libre, entonces corrí. Busqué una salida, pero la única era la ventana pequeña en la parte superior, así que busque algún objeto para quebrarla y logré encontrar un tubo metálico junto a la estufa. Mi respiración estaba acelerada mientras la quebraba, no sabía si iba a caber o no, pero aun así arrime la mesa y me subí. Sentí mi cuerpo ser rasgado por los vidrios rotos, pero no me detuve. Me deje caer al vacío y sentí un inmenso dolor en todo mi cuerpo que casi logra que cerrara mis ojos, pero no lo permití. Por primera vez en mucho tiempo los rayos del sol tocaron mi cuerpo y me hizo sentir extraña. Observé los grandes árboles a mí alrededor, entonces empecé a correr. No me detuve, no lo hice por mucho tiempo, aunque sabía que el sol estaba por meterse y él muy posiblemente ya había regresado, no me detuve hasta que encontré una casa y después otra. Lágrimas corrían por mi rostro mientras una pareja de ancianos me miraban horrorizados y empezaron a llamar a la policía. Eso era lo correcto, yo quería a la policía.

 

*****

~******Una****** mente perversa~

Me dejó, mi hermoso rayo de sol me dejó solo por más que le dije lo especial que era para mí. Observar su espacio vacío en la habitación me llenó de dolor. Por más que la busqué una y otra vez no logré encontrarla, entonces volví… volví para tomar su manta y la apreté contra mi. Aun olía a mí, aun olía a ella. Éramos los dos juntos de nuevo.

Me subí a mi camioneta junto con su manta para ir al pueblo más cercano, y fue cuando la miré. Su larga cabellera rubia sobresalía entre la multitud, así como su lindo vestido blanco, ahora manchado de rojo.

Los policías estaban subiéndola a una patrulla y se la llevaron lejos de mí.

—Volveremos a estar juntos... Lo prometo… mi pequeño rayo de sol.

 

💚💚💚💚💚

Quiero aclarar que lo que lean aquí es completamente sacado de mi imaginación; no tengo mucho conocimiento en temas policíacos, pero haré mi mejor esfuerzo para que sea decente. Perdón de antemano si algo no es correcto en cuanto a eso.

Por último, decirles que obviamente trataré temas delicados, como ya han leído, así que si no te agrada eso, tal vez esta historia no es para ti y lo entenderé; si no es así, bueno, pues veamos junt@s como resuelvo todo esto 😅.

Grácias.

Capítulo 1

\~Presente\~

Escuchar el teclado de la computadora estaba empezando a generar un fuerte dolor de cabeza. Oliver siempre había sido un chico muy entusiasta en su trabajo, pero ahora mismo quería lanzar la carpeta frente a mí directo a su cabeza, tal vez así quedaría inconsciente por unos minutos y me dejaría redactar el reporte del robo a la tienda.

—Andrick, ¿estás bien? —Me preguntó Aubrey. La única mujer detective del plantel —Te miras algo… pálido —Se acercó e intentó tocar mi frente, pero me alejé de manera inconsciente.

—Estoy bien —Sonreí levemente —Es solo que… no dormí mucho anoche.

Me miró insegura, entonces levantó su mano izquierda y checó la hora.

—Son casi las seis de la tarde —Me miró —Deberías ir a casa.

—No puedo.  Estoy redactando el reporte del robo que ocurrió esta mañana en la calle octava —Miré la computadora frente a mí —El sospechoso fue localizado esta misma tarde, por lo que debo terminarlo hoy.

— ¿Dónde está Maikel? —Miro sobre su hombro para buscarlo.

—Dijo que tenía que atender una llamada —Señale la sala de descanso.

—Bien —Me miró — ¿Quieres qué te traiga un café?

—Uh… lo haré yo mismo —Sonreí y me puse de pie.

—De acuerdo. Si necesitas algo, avísame.

Asentí y fui directo a la pequeña cocina, entonces comencé a preparar mi café. Estaba por verter el café en mi taza cuando escuche el escándalo en el área de trabajo, por lo que deje las cosas y salí corriendo para ver lo que pasaba. Miré a los chicos acercarse a Aubrey, quien estaba atendiendo el teléfono.

— ¿Qué ocurre? —Le pregunté a Oliver, así que me miró rápidamente.

—Han encontrado el cuerpo de una chica —Pensó un segundo antes de continuar —Los chicos están pensando que a lo mejor se liga al caso de hace un mes.

— ¿Por qué? —Fruncí el ceño a la espera de su explicación.

—Misma orquídea.

—Andrick, tenemos trabajo —Maikel se paró a mi lado y puso su mano en mi hombro.

—Por favor dime que tiene que ver con la reciente escena del crimen.

Sonrió de lado y apretó mi hombro.

—Siempre adivinando —Golpeó mi espalda levemente, entonces fue hacia su escritorio y tomó sus cosas —Vamos, apúrate, debemos ir a la escena.

De repente mi sueño y desánimo desaparecieron, así que corrí rápidamente por mis cosas y seguí a Maikel a la patrulla.

— ¿La llamada fue con el jefe? —Pregunté en cuanto nos integramos al tráfico.

—Sí, éste caso ahora le pertenece a nuestra jurisdicción —Miro por el espejo retrovisor — Es hora de atrapar orquídeas —Se rio.

— ¿Has estado estudiando el caso ya?

—No mucho, he leído por encima los reportes que se han publicado, pero realmente no me había metido de lleno. No tenía caso —Me miro rápidamente — ¿Tú?

—Solo leí un poco—Tome un respiro e intente ordenar mis ideas —No se había prestado mucha atención a la orquídea, pero si está repitiéndose debemos empezar a pensar en  un asesino serial.

Asintió.

—Sí —Me miró —Por eso debemos llegar rápido antes de que los forenses empiecen a moverla.

El lugar se encontraba cerca de una plaza comercial, justo a la cercanía de una parada de autobús con muchos arbustos detrás, donde se encontraba el cuerpo. El sitio era parecido al anterior.

—No es coincidencia que los lugares donde se encuentran las víctimas sean parecidos —Murmuré en voz alta para que me escuchara, así que me miró sobre su hombro con una mirada sombría por presenciar la muchedumbre de personas intentando acercarse para mirar.

—Creo que no.

Nos acercamos al cordón amarillo, por lo que cuando un oficial se acercó para prohibirnos la entrada, mostramos nuestras placas.

—Soy el detective Maikel Peters y él es mi compañero, el detective Andrick Wang.

—Claro, pasen. Los están esperando —Asintió y levantó el cordón amarillo para facilitarnos la entrada al área.

Guarde mi placa de nuevo y me apresure. Encontrar tal escena revolvió un poco mi estómago, pues el cuerpo de la chica, completamente desnudo, tenía el rostro desfigurado que era imposible reconocerla.

—Igual que la anterior —Murmuró Maikel mientras se ponía de cuclillas para inspeccionarla.

Me acerqué, y fue que presté atención a la orquídea blanca en su mano derecha.

—El asesino está realizando el mismo método en muchos aspectos. Para empezar, la orquídea blanca, el lugar que elige para dejar el cuerpo, ambas mujeres son rubias —Me incliné para inspeccionar de cerca el rostro desfigurado, entonces lo mire. Una parte del labio inferior estaba intacta y se podía notar un leve lunar ahí —Mira, no toco esta parte del rostro —Señalé el labio.

Maikel se puso junto a mí y presto atención.

— ¿Habrá sido a propósito o no?

Miré el cuerpo frente a mí.

—Fue a propósito —Murmuré —El asesino es listo. Básicamente esta es su obra de arte, no puede dejar pasar ningún detalle —Señalé la orquídea —Se asegura de que este sujetando bien la flor sobre su estómago —Señalé el cabello —La peina adecuadamente. Es meticuloso, jamás dejaría pasar  algo como eso por alto —Miré a Maikel —Deja el lunar a la vista por una razón.

Maikel sonrió y se puso de pie.

—Eres listo Andrick, aprendes rápido —Asintió y se acomodó mejor la gabardina, entonces empezó a dar instrucciones de las fotos que requería que tomaran de la escena.

Escuché el murmullo de las personas a mí alrededor, así como de los flashes, pero seguí sin despegar mis ojos de la víctima. El asesino estaba dando un mensaje, eso podía intuirlo,  pero… ¿Cuál era? ¿A quién quería llegar?

Los forenses se acercaron después de varios minutos y levantaron el cuerpo. Observé como se lo llevaron, entonces empecé a inspeccionar el lugar pero estaba bastante oscuro. Intenté pensar cual sería el camino más apto para traer un cuerpo y tener el tiempo de colocarlo ahí sin ser visto. Me alejé un poco para salirme del espacio verde y miré a mis lados. Había muchas personas observando, pero sentí algo extraño en mi cuerpo, era esa sensación de sentir cuando alguien te vigila. Lo entendí. Estaba aquí, entre el montón de personas. Intenté observar a cada persona, pero eran demasiadas.

— ¿Qué haces Andrick? —Escuché la voz de Maikel a mi lado.

—Está aquí —Contesté sin mirarlo, no quería dejar de observar a la multitud.

— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —Hablo rápidamente — ¿Lo viste?

—No, pero piénsalo —Lo mire esta vez —Es meticuloso con lo que hace porque lo considera preciado. Dejo ese cuerpo a la vista del público porque quiere que lo encuentren. Disfruta esto. No se perdería el espectáculo de que su obra fuese encontrada, quiere la reacción de alguien, pero no estoy seguro de si es la de la policía. Tal vez solo ama provocar —Pensé en el lunar y algo me dijo que no.

Miré el asombro pasar por sus ojos, entonces empezó a mirar a las personas.

—Hay muchas personas y no sabemos si es hombre o mujer.

—Sí —Solté un suspiro —Es imposible buscar a alguien sin conocer cómo es.

—Bien —Golpeó mi hombro —Debemos regresar y estudiar lo que tenemos. Las evidencias del caso anterior han sido enviadas a la comisaria.

—De acuerdo —Miré una última vez a las personas, entonces seguí de nuevo a Maikel.

Cuando llegamos de nuevo a la oficina fuimos directo a la sala de investigación, que era donde se reunían todas la evidencias para estudiarlas en equipo. Esperé a que imprimiera los papeles del crimen anterior, entonces empezamos a esparcir las fotografías de ambos casos. Rápidamente busqué lo que quería y lo encontré.

—Aquí esta —Sonreí —Las dos víctimas tienen un lunar bajo su labio inferior —Miré a Maikel tomar ambas fotografías y observarlas de cerca —Esto me está confirmando…

— ¿Qué?

—No es un acto para llamar la atención de la policía, quiere la de alguien, pero allá afuera —Señale mi labio —Y esto es significativo.

Asintió y prosiguió a seguir observando las fotografías.

—Hay algo que no deja de rondar en mi cabeza —Las puso sobre la mesa y me señaló la orquídea que sostenían ambos cuerpos —No puedo dejar de pensar en la orquídea blanca —Frunció el ceño y negó —Pero por más que lo pienso… nada viene a mi mente.

Solté un suspiro y me senté.

— ¿Cuánto le tomara a los forenses tener la identidad del cadáver?

—Mañana por la mañana —Miró el reloj en la pared —Pasan de las 8:40 p.m. ahora han cerrado. Tal vez… ¿Deberíamos descansar también? —Cerro los ojos —Mi mente está confundida ahora mismo. No podemos hacer mucho con solo fotografías. Será mejor tener el reporte de la víctima.

Lo pensé un segundo, entonces asentí.

—Bien.

Capítulo 2

Cuando llegué a mi departamento me dejé caer en el sillón por un buen rato. Mi cuerpo se sentía cansado, pero mi mente no dejaba de correr en todas direcciones, así que  finalmente me puse de pie y caminé hasta el baño para tomar una ducha. El agua fría le ayudo a mi cuerpo a relajarse un poco, pero mi mente seguía yendo a los rostros de las personas. Necesitaba tomar algún té para relajarme. Al terminar, me puse un pantalón de chándal, entonces fui poner agua a calentar.

Me detuve a contemplar la ciudad por el gran ventanal frente a mi estancia y bebí mi té de valeriana. La ciudad seguía despierta y algo me decía que el asesino también; posiblemente ahora mismo había capturado a una chica más mientras yo tomaba mi estúpido té. Pensar eso me hizo molestarme, así que deje la taza en mi mesita de centro cuando mi celular sonó. Era Maikel.

— ¿No puedes dormir? —Me reí cansadamente.

—No, pero era por lo que te mencioné, lo de la orquídea. Ahora lo recuerdo.

— ¿Qué cosa? —Me senté en el sillón blanco con forma de “L”.

—“El asesino de la orquídea”

— ¿Asesino de la orquídea? ¿Se le ha puesto apodo tan pronto?

—No, no aquí. El asesino de la orquídea pertenece a otra ciudad —Habló rápidamente —En Purmerend. Estuve ahí hace como siete años por motivos personales, pero eso no importa. El punto es que escuché esta plática de personas mayores y mencionaron a un “asesino de la orquídea” —Se detuvo un segundo —Una orquídea blanca.

—Exactamente como el asesino de ahora —Murmuré.

—Sí. Ahora debemos averiguar si es el mismo…

—O alguien lo está imitando.

—Exacto.

— ¿Cómo era el modus operandi de ese asesino? ¿Desfiguraba sus rostros igual?

Soltó un suspiro pesimista y lo escuché moverse por su departamento, muy posiblemente buscando beber algo, como yo.

—No lo recuerdo. Fue solo una plática que escuché ya hace mucho tiempo… Haré esto. Redactaré un reporte a la delegación de Purmerend, explicaré la situación y pediré los papeles de los casos que ocurrieron en aquel tiempo.

— ¿Te los darán? —Me levanté y fui por una cerveza al refrigerador.

—No estoy seguro, pero creo que sí. Lo he hecho antes.

—Bien. Supongo que tendremos que esperar hasta mañana.

—Sí, por eso lo enviaré ahora, aunque pasa de la 1:00 a.m., pero así lo verán en la mañana cuando peguen su trasero a la silla en la que trabajan.

Me reí.

—De acuerdo —Le tome un segundo trago a mi cerveza — ¿Entonces hablamos mañana?

—Sí, duérmete. Que no sé cuándo volverás a hacerlo.

—Intenta hacer lo mismo. Adiós.

—Adiós —Colgó.

Me tomé dos cervezas más antes de dirigirme a mi habitación al final del pasillo, entonces me metí bajo las sabanas de color gris. Di vueltas una y otra vez hasta que en algún punto perdí la conciencia.

***

—Aquí están los documentos —Maikel puso una carpeta frente a mí —Los casos del “asesino de la orquídea” ocurrieron hace diez años. Empieza a revisarlos.

Abrí rápidamente la carpeta y empecé a leer. Pasaron las horas y continué leyendo mientras comentaba algunas cosas con Maikel, así como él a mí. En algún punto otros se integraron a trabajar y dabas sus propias teorías con respecto a las muertes del pasado y las de ahora.

Había varios puntos sobre la mesa. Las primeras dos víctimas tenían 16 y 17 años, ambas mujeres, pero ninguna con el rostro desfigurado, así como no coincidían en el tipo de muerte. La primera fue por golpes en la cabeza y la segunda por asfixia; a partir de la tercera era donde estaban las coincidencias con las dos víctimas de ahora. El asesino de hace diez años había tenido cinco víctimas, pero las dos primeras no coincidían con las últimas tres, solo determinaron que era el mismo por el objeto al que debía su nombre; las cinco tenían una orquídea blanca sostenida por su mano derecha sobre su estómago.

—Cuando mató a las primeras dos chicas aun no era un asesino profesional —Hablo Oliver  — Con la primera de seguro entro en pánico al atacarla, entonces la mató por medio de golpes imprecisos y desesperados —Señaló la fotografía —El reporte habla que el asesino intentó asfixiarla, hay marcas en el cuello, pero después terminó de matarla por los golpes en la cabeza.

— ¿Por qué a la segunda la mataría de solo asfixia?

—Tal vez odiaba la sangre.

—Pero a las últimas tres las desfiguro del rostro.

Escuché su discusión, entonces volví a centrarme en las fechas. Algo no me cuadraba.

—Definitivamente algo pasó entre la dos y la tres —Suspiró Maikel —Algo lo volvió más agresivo.

—Hay mucho tiempo entre ellas dos —Dije al fin —No es normal. En cada una de las victimas hay una diferencia de un mes o poco más —Mire a las cinco chicas frente a mí —Pero entre la dos y la tres, hay ocho meses —Volvieron a revisar las fechas —Lo que ocurrió debió durar varios meses y por eso estuvo inactivo.

Todos asintieron y continuaron viendo los papeles, pero Maikel me miró.

— ¿Tienes planes para tus próximos días o puedes venir a la comisaria de Purmerend?

Sonreí levemente.

—Creo que haremos un viaje.

***

Mi espalda dolía después de las tres horas en avión.

— ¿Tienes la reserva del hotel? —Preguntó Maikel.

—Sí, deberían estar esperándonos.

—Genial. Necesito un baño antes de ir a la comisaria.

El trayecto al hotel fue lento, pues era el horario de las personas yendo a trabajar. Las habitaciones eran sencillas, pero solo pasaríamos dos noches como máximo, no podíamos estar tanto tiempo si no encontrábamos algo en los primeros días.

Escuché los golpes en mi puerta cuando salí de bañarme, así que fui a revisar y encontré a Maikel.

—Debes apurarte —Miro su reloj —Estas personas saldrán a almorzar en cualquier momento.

—Dame dos minutos.

—Bien, bajaré a recepción.

Me vestí rápidamente, entonces corrí al elevador para ponernos manos a la obra.

La comisaria estuvo aún más retirada de lo que imaginé, pero para nuestra fortuna, el jefe superior aún estaba ahí.

—Quédate aquí —Maikel me miró y señaló las sillas —Déjame tratar con él.

—Bien.

Esperé por más de veinte minutos mientras observaba a los oficiales ir y venir de un lado a otro. Esta estación de policía era un poco más pequeña que la nuestra, pero aun así había mucho movimiento.

Escuché la puerta de la oficina abrirse, entonces Maikel salió con una sonrisa triunfal en su rostro.

—Nos darán una copia de todos los documentos. Nos permitió pasar a su sala de reuniones.

—Genial.

Una policía vino a indicarnos el camino a la sala, entonces minutos después llegó con un montón de documentos.

—Miro más papeles de los que enviaron —Murmure cuando nos quedamos solos —Definitivamente pasaron por alto algo —Me senté en una de las sillas y tomé el primer folder.

—Al parecer el día será largo.

Empecé a leer, pero muchos de los documentos ya los había memorizado de los días anteriores, por lo que pasaba las hojas rápido.

—Lo encontré —Dijo de repente Maikel —No fueron cinco víctimas —Levantó su mirada del documento y me miro —Fueron seis.

Tome el folder que sostenía y lo leí. Gemma Hoek, una chica de 18 años que estuvo cautiva por siete meses y de alguna manera logró escapar. Busqué su fotografía y la encontré. Ella era… hermosa a primera instancia y aunque mi pecho se sintió extraño, lo ignoré y me enfoqué en su labio inferior.

Sonreí mientras miraba a Maikel.

—Ella tiene el lunar —Le mostré la fotografía — Es ella. Gemma Hoek es el motivo por el que cambió su modus operandi.

Maikel estudio su fotografía y después me miro.

—Esta chica estuvo secuestrada por siete meses. El asesino nunca dura tanto tiempo con sus víctimas —Miro la fotografía una vez más —Ella era especial, así que debió enojarse cuando escapo.

—Le gustaba su rostro —Dije pensando en lo hermosa que era —Por eso a sus futuras víctimas empezó a desfigurarlas. Quería que supieran de su molestia, que le habían quitado algo que amaba.

—Debemos encontrarla —Me miró mientras me mostraba la fotografía —Debemos saber dónde está Gemma Hoek, porque algo muy fuerte me está diciendo que ya sabemos a quién quiere encontrar el asesino de la orquídea. Y muy posiblemente esta chica nos dará las pistas necesarias para poder atraparlo.

—Muy brillantes ambos —Hablo de repente alguien a nuestro lado. Miramos a un hombre mayor observarnos desde la puerta y por sus insignias supe que era el jefe superior —Pero les tengo una mala noticia.

— ¿Cuál es? —Preguntó Maikel.

—Esa chica fue puesta en el programa de “protección a víctimas” —Se acercó a la mesa —Así que no encontraran más papeles de una Gemma Hoek o su existencia.

— ¿Cómo se llama ahora? —Pregunté después de unos segundos de silencio.

El hombre me miró y después a la foto.

—Su nombre es Renee Visscher.

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