19

...CAPÍTULO 19...

Dudas, preguntas, suposiciones, nada era suficiente para esa situación. El hombre le hablaba sobre una profecía de la cual ella era ajena, mientras que él la miraba con dulzura.

— Hace mil años sucedió algo similar, un rey de Bonien no encontró el amor provocando que una maldición cayera sobre el mundo, sin embargo en ese entonces no hubo nadie que pudiera hacer algo para detenerlo, de esa forma todo desapareció, los sobrevivientes repoblaron la tierra y el ciclo comenzó de nuevo. Así pasaron otros mil años y de nuevo el próximo príncipe sería coronado rey pero este ya tenía una persona especial, ella lo amó como jamás se había visto, por lo tanto no hubo maldición. Cada año, los reyes de Bonien hacen que sus hijos convivan con muchas mujeres y así se enamoraban más fácil. Lo que estos reyes no sabían era que la mujer debía provenir del oeste. Yo creí haberme enamorado de una mujer aquí, hasta que la vi con otro, así fue como la maldición me alcanzó convirtiéndome en ese monstruo alado.

La mujer estaba sorprendida al haber escuchado la historia, era increíble pero bastante cierto tendría que ser.

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En cuanto llegaron al castillo llamaron al mago real para que atendiera con rapidez y seguridad al príncipe. Los minutos pasaban lentos y el mago aún no salía, mientras tanto Selion había regresado de buscar a la princesa quien tampoco aparecía, era como si la tierra se la hubiese tragado sin embargo había rastros de su magia.

No tenía intenciones de decirle al rey porque crearía un escándalo innecesario para buscarla, quizá había salido para explorar, pero su caballero seguía allí. El mago por fin salió de la habitación después de largos minutos de espera que se hicieron años para Mortien quien casi lo asesinaba con la mirada pidiendo respuestas.

— Se encuentra bien, un poco débil debido a la falta de alimento pero insiste en hablar con alguien — Mortien sonrió —. ¿Quién es Selion? El príncipe quiere hablar con ese caballero.

Este borró todo rastro de felicidad de su rostro, se giró para ver a su hermano, no entendía por qué había pedido verlo justamente a ese y no a él quien lo había salvado. Este salió hecho una furia del lugar bajo la mirada del caballero azul, él ya se imaginaba lo que Loben tenía para decirle, como nadie más sabía sobre su secreto quizá tenía miedo de que se enterara Mortien sobre eso. Entró sin demora y se acercó a la cama.

— Príncipe Loben, aquí estoy.

El de pelo rubio no quería mirar a nadie, se sentía sucio, de nuevo había sucedido y no pudo siquiera defenderse. Tenía demasiados sentimientos dentro pero sobre todo aquél que le pedía terminar con su vida. Ya nada tenía sentido para él, fue deshonrado por segunda vez y debía deshacerse de la criatura también por segunda vez.

— ¿Sabias que en nuestro reino los hombres somos más fértiles que las mujeres y más resistentes? Cada ciertos años tres hombres se encargan de procrear miembros de la realeza debido a que somos muy pocos, los hombres siempre tenemos varones mientras las mujeres pueden tener hermosas niñas. Selion había creado nuevamente la barrera en caso de que alguien se acercara para escuchar.

— ¿Por qué me cuenta eso alteza? — Loben sonrió tristemente.

— Porque ese hombre lo hizo conmigo, abusó de mi. Ahora cargo con un engendro nuevamente, así que te pido amablemente que te deshagas de eso con tu magia, al ser un híbrido también tienes la habilidad de sacarlo sin hacerme daño, después de todo sigo siendo un príncipe y mi deber es procrear hijos reales.

Selion no podía creer lo que escuchaba, si bien tenía la posibilidad de hacerlo no lo haría debido a que, a pesar de ser un demonio, las vidas que arrebatada siempre eran de asesinos despiadados o mercenarios que comerciaban ilegalmente.

— Lamento tener que hacer esto alteza, pero será mejor para todos — durmió al príncipe con su magia mientras que buscaba a su hermano le pidió al mago que terminara de curarlo y así tener tiempo de buscar a los dos desaparecidos.

Al seguir el rastro de magia de Liebe notó que estaba muy cerca y entonces lo vio. Ella estaba abriendo la barrera entre ambos reinos ayudando a un niño un poco más pequeño a comparación de esta. Selion se acercó pero ella ya había cerrado la barrera.

— ¡Princesa! ¿Pero qué a hecho?

Liebe se giró asustada hacia el hombre que gritó, al ver de quien se trataba su corazón dejó de palpitar tan rápido y la sangre regresó a su cara. Estaba asustada, Selion la había visto, sólo esperaba que este guardara silencio después de contarle lo que sucedió.

— Entonces esa mujer fue la que intentó asesinar al rey, pero no sólo eso él sabía que era de la realeza y por ese motivo prefirió exiliarla junto a su esposo — esta asintió mientras Selion suspiraba —. Bien, dejaré pasar esto pero de ahora en adelante tiene estrictamente prohibido abrir la barrera, no sabemos qué hay más allá y tampoco queremos arriesgarnos aunque las historias sólo hablen de personas muy por debajo de nuestros poderes. Ahora, regrese a su habitación, aséese y cene, mañana partimos a primera hora de regreso al reino, recuerde que deberá estar lista para presentarse ante los aristócratas.

Esta lo había olvidado por completo así que sin más que decir se fue, Selion tenía demasiadas cosas que poner en su lugar como consejero del rey y maestro de magia de la princesa, todo su tiempo se había visto afectado debido a que le gustaba ser organizado.

En ese momento recordó que ya había perdido demasiado tiempo y su hechizo no duraría demasiado, al buscar a su hermano este casi cae en su trampa. El pelirrojo acostumbraba poner círculos incendiarios a su alrededor para que cualquiera que intentara cruzar fuera calcinado, cuando se decidía a estar solo no había alma que lo aplacara. Selion usó un pequeño truco para hacerle saber lo que Loben le había dicho y en menos de cinco minutos este ya había desaparecido. Ambos llegaron al mismo tiempo a la puerta de la habitación donde el príncipe aún dormía obligado.

— ¿Por qué no me lo habías dicho? Él no merece ser así de infeliz.

— Ay hermanito, de verdad no entiendo cómo eres caballero del rey si no piensas con la cabeza. El príncipe tenía miedo de hablar sobre eso a la persona que ama, por supuesto que a nadie le da orgullo decir que fue abuzado y menos el hecho de haber sentenciado a un bebé sin culpa. Por segunda vez se siente impotente y recurrió a esa petición, pero siendo sincero no deseo arrebatarle la vida a ningún niño.

— Si eso quiere él haré lo posible por que no lleve esa carga tan pesada.

Entró en la habitación cerrando la puerta a su paso. Selion sabía que su trabajo ahí estaba terminado y nada más podía hacer. Loben ya se encontraba despierto cuando el caballero pelirrojo había entrado, este al verlo sonrió con la mejor intención del mundo, intentando hacerle ver a su príncipe que pasara lo que sea él estaría a su lado, sin embargo una daga se clavó en el hombro de este evitando los puntos vitales, mientras otras tres se dirigían a su cuerpo. Loben estaba enojado, no quería ver a ese hombre, su orgullo era tanto que prefería morir en ese momento así que atravesó otras tres dagas en el cuerpo del caballero.

— Sigue, si esto libera un poco tu enojo hazlo, seré quien te ayude en lo que pueda porque te amo.

Loben al escuchar aquellas palabras comenzó a llorar, se sentía impotente, todo su cuerpo aún temblaba por recordar aquél suceso y sin embargo quería amarlo de la misma manera.

— Estoy manchado, ahora cargo en mi cuerpo una vida nuevamente sin culpa y tendré que deshacerme de eso porque no soportare verlo a la cara sin que me recuerde lo que me hicieron. En estos momentos en verdad desearía que mi hermana estuviera aquí, ella me amaba tanto que hizo todo por ayudarme a eliminar aquella cosa aunque estuviera mal, compartió conmigo la carga y le pagué de la peor manera, dejé que se marchara, ahora me arrepiento.

Mortien retiró cada daga clavada en su cuerpo y se acercó a Loben, lo abrazó cálidamente llenándolo de sangre, en ese momento nada importaba mas que amarse, ambos se olvidaron de sus orgullos y compartieron sus labios el uno con el otro. El caballero dijo unas palabras en el idioma de Wald, para cuando Loben se dio cuenta ya estaba hecho, el bebé se había ido y la carga ya no era tan pesada.

— Permite que yo sea quien comparta la carga ahora.

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