...CAPÍTULO 15...
Durante los días seguía siendo como la noche, no había diferencia entre uno u otro y sin embargo las personas que aún guardaban su fe residían en sus casas, algunos esperando sólo la muerte y otros la invasión de esa maldición.
La mujer había perdido la conciencia, despertó unas horas después, se sentía cómoda, como si estuviera bajo un nido hecho de las mejores plumas, mientras el aire golpeaba sus mejillas ligeramente. Al abrir sus ojos lentamente y sin necesidad de volver a cerrarlos pues la luz no era un problema pudo ver en donde estaba.
Una enorme cosa; porque no había otra manera de decirle, llena de plumas negras que aparentaban ser de ave. Era una impresionante imagen, ella se veía tan pequeña y frágil a su lado, hasta que mostró parte de su rostro, era como estar viendo un águila gigante, sólo que color negra y más de seis veces su tamaño. El animal parecía no tener intenciones de dañar a la mujer, al igual que ella no le temía.
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La niña estaba tan distraída hablando con Balakan que parecía no percatarse de la amenaza tras de ella. En un abrir y cerrar de ojos la mujer atrapada minutos antes volvía a estar en apuros, ahora bajo una espada de entrenamiento.
— Quién quiera que sea no es bienvenida en este lugar, la marca del traidor brilla en su frente y dudo que haya entrado aquí de buena manera. ¿Qué busca un demonio traidor cómo tú en este lugar?
Los ojos de la niña brillaron molestos por tal intrusión, pero más que nada el valor que aquella mujer tuvo al levantar su mano contra ella.
— Usted es la princesa, perdone no la reconocí. El caballero Emlet presenta sus respetos a la princesa el imperio.
Nadie en su sano juicio se atrevería a desafiar a la princesa, desde hacía meses un rumor se extendió hablando sobre lo increíble que era, al parecer a los demonios no les agradaba el hecho de que ella sí poseía más sentimientos y no simple odio. Cada lugar a donde ella iba era iluminado con una luz cegadora para los demonios, que no sólo los sorprendía, sino también podía ayudarlos a sentir algo más.
— Bien caballero Emlet, a pesar de ser parte de este reino sigue teniendo la marca del traidor, el rey Viertel jamás permitiría que alguien regresara después de haberlo desterrado al otro mundo, por lo tanto usted debe ser una descendiente real ¿Me equivoco?
La mujer estaba atónita, en unos segundos había llegado a la conclusión correcta y no sólo eso, aunque no había llegado a su mayoría de edad ya podía ver la marca, esa que sólo era posible ser vista por el rey y la reina. Liebe guardó sus alas para ir a pie hasta donde los llevaría.
— Será mejor que nos vayamos de aquí, Doran está cerca y aunque mi padre está ocupado siempre se da tiempo para verme, si usted es de la realeza necesito saber el motivo por el cual mi padre la marcó. Oh y también quien es ese niño que claramente huele distinto a nosotros.
La princesa caminó unos metros hasta que se detuvo en seco, unas voces provenían del pasillo a su derecha, eran conocidos pero lo que decían no precisamente era algo que una niña debía escuchar.
— Debes parar Mortien, estoy harto de esto.
El desenvaine de la espada se escuchó fuerte y claro, hasta cierto punto Liebe tenía miedo pues su tío hablaba con la persona menos indicada para molestar. Estando a punto de intervenir el olor a sangre inundó sus fosas nasales, antes de poder dar un paso más la mujer tomó su brazo impidiendo que ella saliera.
— ¿Qué hace? Suelteme, lo va a matar — susurró Liebe.
— Son adultos princesa, ellos deben arreglar sus problemas solos, usted es aún muy pequeña para entender eso.
De alguna u otra forma ella tenía razón, no sabía el motivo que aquellos hombres tenían para pelear, lo único verdaderamente cierto que sabía hasta ese punto era que su tío Loben se había enamorado de Mortien.
— Vamos, cerca de aquí está mi lugar secreto, ahí nadie nos encontrará.
Minutos después entraron a una puerta bajo el suelo, no parecía haber sido construido por un profesional, era más bien una cueva hecha por ella misma. Las cosas adentro hablaba distinto. Espadas, herramientas de tortura, cadenas, lazos, ese lugar estaba repleto de las cosas que debían estar en los calabozos.
— Vaya, no sabía que a princesa le gustaran este tipo de cosas.
Liebe había tenido que recurrir a eso pues era así o tendría que meter cada una de esas cosas dentro de su habitación. En cada cumpleaños le daban ese tipo de regalos y no sabía cómo decir no.
— Es, una larga historia. Por favor tomen asiento, es un poco extraño venir justamente a este lugar para hablar pero es lo mas seguro. Les ofrecería té y galletas si tuviera, en vista de que claramente no hay pasaremos con las preguntas. ¿Por qué fue desterrada?
A ella no le gustaba andar con rodeos, su mayor defecto era la impaciencia. No podía esperar para saber los secretos de todas las personas, siempre terminaba metida en problemas y hasta una vez frente a ella habían asesinado a un niño. Aunque cada noche se culpaba por ese suceso en realidad no lo era, pues el padre de ese pequeño lo dejó a su suerte, quizá por un error, ella no sabía exactamente la verdad.
— No creo que quiera saberlo, soy una traidora, al igual que lo fue mi esposo, pero eso
— Si se niega a decirme la verdad no tendré más remedio que hablar con mi padre, ¿Cómo puedo confiar en usted?
La mujer dudó de nuevo en si hablar con la verdad o inventar alguna historia, pero su princesa no parecía de esas personas que se creían lo que sea por muy increíble que fuera.
— Hace un año mi esposo y yo asistimos a su fiesta de cumpleaños, aquella que usted inventó hace dos años, cuando cumplió cinco. Mi hijo tenía su edad, la había visto en diversas ocasiones cuando usted visitaba en secreto el callejón de subastas. Mi niño era bastante, en realidad no encuentro palabras para decirlo pues en este reino siempre conocimos la oscuridad, hasta que por supuesto apareció frente a nosotros como una luz resplandeciente. En ese momento ambos nos dimos cuenta que había algo más y no sólo sombras. El día de su cumpleaños usted estaba ahí, hubo un intento de asesinato pero se equivocaron de niño, tomaron al mío en lugar de usted ¿Lo recuerda? Tenían a ambos arrodillados con una espada en el cuello, el rey y los presentes observaban con atención, entonces tú moviste al caballero que te capturó, provocando que la espada atravesara el cuerpo de mi pequeño.
Para ese momento el cuerpo de Liebe no dejaba de temblar, sus ojos estaban abiertos de más recordando el suceso del cual se culpaba cada noche. Era inevitable, ella asesinó a ese pequeño que no tenía culpa alguna, por el simple hecho de respetar la decisión de su padre al no usar su escudo y espada.
— Pero no se quedó ahí, el rey no me permitió ver a mi pequeño, se lo llevó y no me dejó apreciar su carita por última vez. Por eso unos pocos días después decidimos dar todo por perdido al intentar asesinar al rey.
Hubo un pequeño silencio donde Balakan entendía a la perfección lo sucedido, en su reino atentar contra la vida de algún miembro de la realeza era automáticamente sentenciado a la orca, pero no al exilio.
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Nota del autor:
Saludos a todos mis queridos lectores, a partir de este capítulo comenzaré a actualizar diario, espero entiendan que esto lo hago por ocupar una parte de mi tiempo y no es un trabajo en sí.
Agradezco a tod@s aquell@s que se toman su tiempo en comentar y los que dan me gusta igual. También les invito a compartir la novela para hacerla más conocida.
¿Qué les parece la novela?
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Comments
susej orta
muy buena
2024-01-19
0
Lupe Moreno
esta muy interesante me gusta
2021-11-07
1