...CAPÍTULO 7...
Durante guerras pasadas miles fueron los que perdieron la vida en batalla, hacía ya mucho tiempo que nadie enterraba a sus muertos y todos los cadáveres eran arrojados a una fosa lejos de cualquiera de las ciudades. En cada uno de los reinados existían personas carentes de cualquier sentimiento, hombres y mujeres sin escrúpulos que se encargaban de los trabajos sucios. En aquél lugar se encontraba la entrada a la ciudad de las sombras, aunque estos no sabían que era así.
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Viertel para ese momento ya estaba preocupado por la reacción de la pequeña, su rostro estaba deformado por el shock en que se encontraba y parecía no poder asimilar la situación. Al fin pudo despegarla del lugar donde minutos antes no la había podido mover por miedo.
— ¿Qué fue lo que sucedió en ese lugar? ¿Por qué no tomaste mi mano de vuelta? ¡Responde!
Liebe aún no podía responder, ni siquiera lograba escuchar algo de su alrededor así que él decidió tomarla en sus manos y cargarla hasta el carruaje donde regresaron inmediatamente con un círculo mágico al palacio. Este ordenó que la princesa fuera a descansar a su habitación mientras él iba a dar una caminata por el jardín favorito de su esposa donde aclararía sus pensamientos.
Ahora todo tenía sentido, el cambio del color en los ojos de Liebe fue la primera pista, ante él ya no tenía a una niña fría sin escrúpulos, ahora el amor, la sabiduría y la bondad eran lo que más resaltaba. ¿Sería correcto amarla como si fuera suya? Le había fallado a su esposa a quien le hizo la promesa de mantenerla a salvo y sin embargo se sentía más confiado. Una mujer se acercaba a lo lejos, cuando estuvo lo suficientemente cerca realizó una reverencia presentando sus respetos.
— ¿Qué haces aquí? Deberías estar con Liebe.
Drianele si estuvo con la princesa, pero se llenó de dudas al ver los pies de lo pequeña llenos de heridas sangrantes y la ausencia del dolor.
— La princesa está herida, la sangre tiñó sus pies de color carmín y aún así ella no siente dolor.
Viertel decidió no responder a la mujer, no sería necesario hacer un escándalo, para todos Liebe sería la princesa que perdió la memoria y no aquella a la que le arrebataron el alma al ser maldecida por su padre de manera involuntaria.
— Que el mago cure cada herida sangrante de la princesa. A partir de mañana ella comenzará con sus estudios, antes de dormir deberá entrenar una hora con la espada, también al despertar y cada siete días uno de los magos deberá enseñarle magia.
La mujer no entendía como un padre podía ser tan desconsiderado con su primogénita, más ella sólo era la dama de compañía, no tenía voz ni voto en el tema.
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Al pasar de los días la niña con cabellos blancos comenzaba a adquirir conocimientos y sabiduría, se sentía dentro de una burbuja pues lo que podía lograr estaba años luz de sus pensamientos y sueños.
— Mi señorita, es bastante difícil empezar de cero en el entrenamiento de la espada y aún así usted ha sido la mejor aprendiz que he tenido. Han pasado pocos días pero ya sabe las posiciones correctas, claro aunque todavía falta perfeccionar su ataque.
Liebe se sentía bastante alagada por las palabras de su maestro quien era uno de los mejores caballeros del imperio, después del rey y los cuatro pilares claro está.
— Gracias sir Hados, usted es un excelente maestro.
Una vez que terminó su entrenamiento la pequeña niña caminaba de regreso a su recámara para darse un baño ya que había sudado demasiado, en el trayecto cerca del jardín donde su majestad atendía asuntos sobre la lealtad, el rey tenía sometido a un hombre con la espada en su cuello mientras que detrás de este cuatro hombres con una cara de satisfacción reían a carcajadas como si de un acto divertido se tratase. Nadie se había percatado de la presencia de la princesa y su guardia, ella no quería ver morir a nadie pues iba en contra de sus principios así que decidió pensar en algo que distrajera a todos esos hombres.
Lo más cercano a una distracción que pensó la princesa fue tirarse al suelo fingiendo una caída, aunque recordó que Sir Doran se encontraba a unos metros de ella vigilando que no le sucediera nada malo. Descartó ese plan observando como el rey empuñaba la espada con la clara intención de apresurar su ejecución así que actuó rápido. De la nada se desvaneció logrando que Doran gritara.
— ¡Princesa!
Los hombres en el jardín se giraron para ver quien era el osado que interrumpía su ejecución sin sentido. Viertel vio como la niña era cargada en brazos del caballero, soltó su espada y se acercó rápidamente a su hija, preocupado por la salud de esta preguntó.
— ¿Qué sucedió?
El caballero no sabía la respuesta correcta, ella estaba en perfectas condiciones durante el entrenamiento, hasta había caminado cantando durante el trayecto a su habitación y de un momento a otro se desvaneció frente a sus ojos. Liebe sabía que su mentira no duraría mucho tiempo así que comenzó a despertar haciendo salir de su garganta un quejido.
— ¿Liebe? Despierta.
Ella abrió los ojos lentamente y entonces observó a su padre, esos penetrantes globos oculares del mismo color que los suyos, aunque estos más intensos, la veían con ternura y preocupación, para ese momento ya se había arrepentido de no haber fingido la caída y de tener que recurrir a esa acción.
— ¿Papá? — espetó la niña —. ¿Dónde estoy?
Los cuatro hombres atrás del rey se miraron entre sí al ver lo maravillosa que era la princesa, habían presenciado con anterioridad su forma de ser más no el físico. Los ojos rojos eran claramente iguales a los de Viertel, una muestra de que en realidad era de la realeza.
— Debemos ir con el médico imperial, él nos dará una buena razón para saber sobre esto. No podrás continuar con las clases de espada hasta que sepamos que es.
Había llegado demasiado lejos, tanto como para terminar sin entrenar por quien sabe cuantos días, su mentira era la peor que pudo haber inventado. Liebe no sabía como salir de su tragedia e intentó lo primero que pensó.
— No, estoy bien mire.
Se movió de los brazos de Doran intentando tocar el suelo, aunque este puso resistencia la decisión de Liebe ya estaba en sus planes.
— Basta, no hace falta que me demuestres tu fuerza, eres mi hija después de todo.
Liebe se puso de pie frente al rey, quería ver si el hombre en el jardín seguía con vida y no se había percatado de que él ya estaba a un lado de ellos. Ella al observarlo notó que tenía una cabeza bastante extraña con orejas en punta y sus pupilas eran largas.
— Mira que escondido te lo tenías Viert, mi sobrina sigue viva, en ella huelo el aroma a rosas y el pueblo parece ser que no lo sabe. ¿Recuerdas quién era mi hermana?
Mortien tomó por el cuello al hombre y empuñó su espada apuntando a su corazón, Doran puso su mano frente a los ojos de la princesa para que esta no presenciara una muerte innecesaria.
— ¡No! ¡Por favor no lo maten!
Mortien observó a la pequeña quien con sus manitas bajaba la mano de su guardia. Se preguntó como podía tomar enserio a una niña de casi cinco años, para él era sólo un berrinche así que presionó la espada en el corazón del hombre.
— ¡Por favor! ¡Ya basta!
Liebe no sabía que hacer para que le hicieran caso, lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y entonces una rabia incomparable la inundó.
— ¡Dije que lo sueltes!
Las espadas de los hombres fueron desenvainadas apuntando a la cabeza de Mortien sin duda alguna, mientras tanto Doran intentaba alcanzar a la princesa, en cuanto su mano tocó el cabello blanco una descarga hizo retroceder al caballero sin respuesta alguna de lo que había sucedido. Dalon, Selion y Adriele obligaron a Viertel retroceder pues la magia de Liebe estaba desenfrenada.
Para ese momento los espectadores sólo podían callarse y observar el acto, la princesa comenzó a emanar un aura plateada a su alrededor mientras que sus ojos parecían tener un incendio en su apogeo dentro, estos comenzaron a tornarse negros por completo y fue en ese momento que el rey rogó por interferir.
Selion, quien era conocido por su increíble poder como mago siendo el segundo más poderoso colocó un hechizo sobre Mortien para salvaguardar su vida que era amenazada por la princesa. Lo siguiente fue acercarse de manera que esta bajara la guardia pero el escudo fue activado sin querer lanzando a los presentes por los aires.
Los espectadores se encontraban un poco aturdidos mientras la estructura amenazaba a cada instante con colapsar, el tiempo estaba contra ellos y no tenían manera de salvar a la pequeña quien observaba con ira a Mortien por haberla retado minutos atrás, Liebe no pensaba con claridad y se sentía molesta por alguna razón, el rey quien no sabía como podía ayudar intentó hacerla entrar en razón.
— Liebe no debes dejarte llevar por tus sentimientos, vas a destruir esta área del palacio y no sólo eso, también saldrás lastimada.
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Comments
✯Yurio✯
Amo cuando utiliza sus poderes.
2021-08-27
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