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Un Nuevo Amor

Un Nuevo Amor

Status: En proceso
Genre:Madre soltera / Mi novio es un famoso / Capitán deportivo
Popularitas:5.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Angela Cardona

A veces, el amor llega justo cuando uno ha dejado de esperarlo.
Después de una historia marcada por el engaño y la humillación, Ángela ha aprendido a sobrevivir entre silencios y rutinas. En el elegante hotel donde trabaja, todo parece tener un orden perfecto… hasta que conoce a David Silva, un futbolista reconocido que esconde tras su sonrisa el vacío de una vida que perdió sentido.

Ella busca olvidar.
Él intenta no rendirse.
Y en medio del ruido del mundo, descubren un espacio solo suyo, donde el tiempo se detiene y los corazones se atreven a sentir otra vez.

Pero no todos los amores son bienvenidos.
Entre la diferencia de edades, los juicios y los secretos, su historia se convierte en un susurro prohibido que amenaza con romperles el alma.

Porque hay amores que nacen donde no deberían…

NovelToon tiene autorización de Angela Cardona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

"DAVID"

Al salir de la habitación, Ángela sintió un nudo en el estómago. ¿Qué fue lo que dijiste?, se reprochó mentalmente. ¿Cómo se te ocurre decirle que lo vas a pensar? Estás loca… Le estás dando entrada a algo que no estás dispuesta a permitirte sentir otra vez. ¿Qué te pasa, Ángela?

Sacudió la cabeza, intentando disipar la voz interna que no dejaba de cuestionarla. Mientras caminaba por el pasillo rumbo a la zona de lavandería, su mente no dejaba de viajar una y otra vez a ese instante. La mirada de David, su sonrisa, el tono con que le había hablado… todo seguía latiendo dentro de ella como un eco imposible de callar.

No te emociones, se dijo en voz baja. Seguramente él hace eso con todas, y tú no vas a ser una más. Respiró hondo, intentando concentrarse en su trabajo, aunque el corazón le latía con fuerza. Se obligó, casi a regañadientes, a dejar ese momento a un lado y seguir en sus labores.

Por otro lado, en su habitación, David tampoco lograba sacarse de la cabeza lo que acababa de pasar. Caminaba de un lado a otro, con una sonrisa incrédula. ¿De verdad me dijo que no? pensó. No estaba acostumbrado a que le dijeran que no, mucho menos de esa forma. Había conocido a muchas mujeres, pero ninguna le había hablado con la firmeza y serenidad con la que Ángela lo hizo.

—No puede ser —murmuró con una sonrisa traviesa—. No me puedo quedar con esa duda.

Con el corazón acelerado, tomó el teléfono de la habitación y llamó a recepción.

—Buenas tardes, habla David Silva. ¿Podrían enviar, por favor, a la empleada Ángela? Necesito unas botellas de agua.

Al otro lado de la línea, la recepcionista respondió con tono amable:

—Señor Silva, según el registro, la señorita Ángela ya pasó hace unos minutos a su habitación a dejar las botellas. Debió haber ocurrido un error, pero puedo mandar a otra camarera de inmediato.

David interrumpió con un tono sereno, pero firme:

—No, por favor. Prefiero que venga la señorita Ángela. Es una persona muy profesional y amable.

La recepcionista dudó unos segundos antes de responder:

—De acuerdo, señor Silva, en unos minutos la enviamos nuevamente.

David sonrió, satisfecho, como si acabara de anotar un gol en el último minuto. Vamos a ver si esta vez logro su número, pensó, acomodándose frente al espejo.

Mientras tanto, en la zona de lavandería, el teléfono de Ángela sonó. Al responder, escuchó la voz de la supervisora:

—Ángela, por favor, vuelve a la habitación del señor Silva. Parece que olvidaste dejarle agua.

—¿Cómo así? —respondió confundida—. Si acabo de dejar varias botellas en la nevera, no entiendo…

—No sé, Ángela, pero el huésped la pidió a usted específicamente. Vaya y verifique, por favor.

Ángela sintió cómo se le helaban las manos. Nerviosa, recordó lo sucedido minutos antes. ¿Otra vez? pensó. No, no puede ser. Pero sabía que negarse no era opción. Perder su trabajo no estaba dentro de sus planes. Respiró profundo, se acomodó el uniforme y caminó hacia el ascensor.

Minutos después, tocó la puerta.

—Adelante —respondió David con voz tranquila.

—Permiso —dijo ella, entrando con algunas botellas en la mano.

—Sigue —añadió él, con una sonrisa disimulada.

David parecía relajado, pero en el fondo estaba más nervioso de lo que mostraba. Su actitud, sin embargo, transmitía seguridad. Ángela, intentando concentrarse, abrió la nevera para reponer el agua, pero enseguida notó que estaba completamente llena.

—La nevera está llena, señor —dijo con un tono respetuoso, pero desafiante—. No entiendo por qué hacerme volver.

David se acercó lentamente y respondió:

—Te dije que me llamaras David… Y no, no quería agua. Solo quería tu número. Te fuiste y me dejaste con la duda.

Ángela lo miró sorprendida, conteniendo la respiración.

—Bueno, David —respondió, marcando su nombre con cierto sarcasmo—. Primero que todo, me está haciendo perder tiempo valioso de mi turno. Segundo, ya lo pensé… y no, no puedo darle mi número. No suelo hacerlo con cualquiera, y aunque con todo respeto usted sea el gran David Silva, el capitán, para mí es una persona más, del común. Así lo veo. No suelo dar mi número a desconocidos. Lo siento, “David”.

David quedó impactado. No recordaba la última vez que alguien lo había puesto en su sitio con tanta elegancia.

—Lo siento —dijo él sinceramente—. No fue mi intención molestarte ni interrumpir tu trabajo. Déjame presentarme bien —agregó con una sonrisa—: soy David Silva. Lo de conocernos… bueno, eso podemos arreglarlo en el transcurso, ¿no?

Su tono era pícaro, pero respetuoso.

Ángela lo miró unos segundos que parecieron eternos antes de responder:

—Ok, David… en el transcurso miramos si te doy mi número. —Su voz fue seca, fría, pero sus ojos no pudieron ocultar cierta intriga.

David sonrió. Sabía que ella era diferente. No iba a ser tan fácil.

—Ahora, si no es más —continuó Ángela—, voy a devolver estas botellas a la cocina. ¿Puedo seguir con mi trabajo?

—Claro que sí —respondió él, con una media sonrisa—. Puedes seguir… aunque estoy seguro de que esto no termina aquí. El tiempo lo dirá.

Ángela bajó la mirada, intentando ocultar la sonrisa que amenazaba con dibujarse en su rostro.

—Hasta luego, David —dijo con voz suave.

—Te cuidas, Ángela —le respondió él, guiñándole un ojo.

Ella salió de la habitación con el corazón latiendo a mil por hora, sintiendo una mezcla de nervios, enojo y emoción. Mientras tanto, David, recostado en la puerta, murmuró para sí mismo:

—Definitivamente, esta mujer es diferente. Especial… y me encanta.

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Ana Cachon
Excelente historia, me encanta!!
GALYGAM
exelente
vianca mar
estoy enamorada del capi ❤🤭
Ana Gonzalez
más capitulos 🙏
Angela Cardona
Aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas que se han tomado el tiempo de leer mi novela y dejarme un “me gusta”. 💕
Su apoyo me motiva muchísimo a seguir escribiendo y avanzando con esta historia. ¡Gracias de corazón por acompañarme en este camino! ✨
vianca mar
me encanta
vianca mar
me encanta es una historia muy atrapante y diferente.
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