𝙱𝚒𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝙰𝚛𝚎𝚊 𝚁𝚘𝚓𝚊, 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚕𝚘𝚌𝚞𝚛𝚊 𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚍𝚒𝚊𝚐𝚗𝚘𝚜𝚝𝚒𝚌𝚘... 𝚂𝚒𝚗𝚘 𝚞𝚗𝚊 𝚜𝚒𝚗𝚏𝚘𝚗𝚒𝚊.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚙𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎𝚜.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘𝚜.
𝚄𝚗𝚊 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚎𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚜𝚞𝚊𝚟𝚎𝚜.
𝚈 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚜𝚙𝚒𝚝𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚌𝚞𝚛𝚊, 𝚜𝚒𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚞𝚖𝚎.
¡𝙲𝚄𝙸𝙳𝙰𝙳𝙾!
𝙰𝚚𝚞𝚒 𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘𝚜 𝚐𝚛𝚒𝚝𝚊𝚗 𝚎𝚗 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 𝚢 𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚘𝚜 𝚋𝚎𝚜𝚊𝚗 𝚌𝚘𝚗 𝚌𝚞𝚌𝚑𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜.
¿𝚀𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚘𝚜, 𝙺𝚊𝚗𝚐? 𝙴𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒é𝚗 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚝𝚎... 𝙰 𝚜𝚞 𝚖𝚊𝚗𝚎𝚛𝚊.
𝙳𝚒𝚜𝚏𝚛𝚞𝚝𝚊 𝚕𝚊 𝚕𝚎𝚌𝚝𝚞𝚛𝚊... 𝙳𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚛𝚊𝚜 𝚒𝚐𝚞𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚘𝚜.
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Capítulo 10
Recorrí el Área Verde y el Área Amarilla de punta a punta, revisé los baños del personal, el laboratorio, la cafetería, las salas de espera, incluso el ala médica. Aún así no encontré a Han por ningún lado, pensé en el internado pero la había visto ésta mañana charlando muy entretenidamente detrás del recibidor con Eun, quizás ella tenía pistas del paradero de la rubia.
Me acerqué a recepción con una pizca de esperanza, pero allí tampoco estaba.
—Hola Laurel —saludé a la mujer tras su escritorio.
—Aerin... ¿Otra vez a pedirme algo? —dijo con desgana sin despegar la vista del computador.
...«¿Será porque es tu jodido trabajo? ¿Para qué estás aquí si no te puedo pedir nada?»...
—No, de hecho quería consultarte si tenias idea de en dónde está Nelly —mantuve la calma — necesito hablar con ella.
Eun me miró sería y fugazmente a través de sus cejas.
—Probablemente esté fumando en la terraza —dijo volviendo al computador — es hora de su "almuerzo".
—Gracias Laurel —esbocé una falsa sonrisa.
Abandoné la recepción para meterme en el ascensor qué me llevaría a la terraza dos pisos más arriba. Sólo quería "disculparme" con Nelly ya que debía entablar cierta relación de trabajo al entregarle mis informes.
Las puertas del ascensor se abrieron y la brisa del exterior chocó con mi rostro de manera inesperada, el hospital era tan hermético que no corría ni una gota de viento. El fuerte sol del mediodía brillaba en lo alto, cegándome.
Divisé mi objetivo, recargando relajadamente su peso sobre las barandas de contención, mirando hacia el jardín de entrada. Me acerqué a ella contando hasta 100 para evitar dar media vuelta e irme. Imité su postura a una distancia prudente y la miré de reojo.
—Joder —dijo dándole una larga pitada a su cigarro — ¿y ahora que? ¿La zorra de Eun te dijo que estaría aquí?
...«64... 65... 66...»...
—Sólo quería disculparme —dije no tan sinceramente.
—¿Por ser una jodida egocéntrica? —rió burlonamente — no me interesa.
...«77... 78... 79...»...
—No sé si sabías, pero Edgar Park quiere que tú le entregues mis informes semanales —quise sonreír pero me contuve.
—¡Puta madre! —se quejó y le dió otra calada al cigarro — ¡viejo imbécil!
...«85... 86...»...
—Sólo quería hacer las paces... No necesariamente tenemos que llevarnos bien —me parecía un trato justo.
La rubia negó y suspiró.
Y a mi se me terminaban los números.
—¿Sabes qué es lo peor? —me miró — que a Park le rogué, le imploré de rodillas por tú puesto... Y me lo negó.
...«98... 98...»...
—Tampoco quiso escucharme cuándo le advertí sobre la salud mental de Kim Jisu, ella no estaba bien... Pero ella tampoco era así —continuó con la mirada baja.
—¿Por qué Park no querría escucharte? —indague.
—Porque yo ya estaba en deuda con él —negó — la paciente 008 era mi mejor amiga.
Aunque era conocedora de esa información, sentí una opresión en el pecho.
—¿La paciente con psicosis vampirica? —dije para salir de la duda.
—¿Hyun te lo dijo? —observó el cigarro consumirse lentamente —, parece que a ése idiota no le basta con una mamada para mantener la boca cerrada.
...«Wow... No quería saber tanto, pero al menos sé que no es tan confiable.»...
—Oye no quiero que pienses que soy una metiche —me defendí.
—No, está bien —negó y frunció el ceño — cómo jefa de área mereces saberlo.
Han Nelly se quedó unos instantes en silencio, como si midiera sus palabras antes de soltarlas. Le dió una última calada al cigarro, tiró la colilla por la baranda de contención, sacó una cajetilla y se encendió otro.
Me ofreció pero me negué, ni siquiera en los peores momentos de Kai se me había ocurrido fumar.
—Nos conocimos en la universidad, estudiamos la carrera de enfermería, Eun estudiaba con nosotras... Éramos buenas amigas —confesó — ella tenía su trabajo cómo enfermera de pacientes terminales, realmente era una excelente persona...
—¿Y qué le ocurrió? —me interesé.
—Siempre había sufrido algún tipo de psicosis mística o religiosa, ya sabés... Delirios con misiones divinas —me explicó por arriba — pero nada que no estuviera controlado.
—Si, había oído hablar de esa enfermedad —afirmé.
—Una noche salimos de fiesta, una reunión de ex-alumnos de la preparatoria, y a uno de ellos se le ocurrió la estúpida idea de jugar a la ouija en un jodido cementerio —noté culpa en su tono —, ella al principio se negó y me pidió que la llevara a su casa.
Hizo una pausa.
—Pero yo estaba tan drogada que terminé insultándola y humillándola frente a todos, y se vió obligada a jugar, supongo que por la presión social.
Nelly se mordió el labio, cómo si dudara en revivir su tormento.
—Cuándo todo terminó... Ella ya no era la misma.
—¿Por qué lo dices?
—Dejó de responder nuestras llamadas y mensajes, incluso dejó de asistir a su trabajo... Con Eun nos preocupamos y sabíamos dónde escondía la copia de repuesto de la llave de su apartamento, así que una noche fuimos a buscarla —relató.
Han se detuvo y frunció el ceño cómo si recordar aquello le generara un gran dolor y espanto.
—¿Y... Qué pasó? —no quería forzarla a recordar ningún "trauma", pero la historia era interesante.
—La encontramos en el living de su casa, en un estado de psicosis esquizofrénica total, con un lápiz clavado en el cuello —continuó — deliraba con vampiros, parecía estar entablando una conversación con "alguien" cuando estaba completamente sola.
Suspiró con pesar, inhaló de su cigarro y expulsó el humo con lentitud, cómo si no quisiera hacerlo.
—Eun y yo la trajimos aquí, y le pedimos a Park que la internara a cambio de trabajar para él —dijo — Jisu era buena en su trabajo, pero éste lugar la corrompió.
—¿Como? —pregunté.
—Escucha Aerin, hay algo raro con éste lugar, con sus pacientes —su rostro expresó incomprensión — vete mientras tengas la posibilidad, ellos volvieron loca a Jisu y por eso mezcló la medicación... Pareces una buena chica, no tienes por qué terminar cómo ella.
No dije nada, me quedé mirando hacia el jardín procesando la historia que me había contado Han. Jamás me hubiera imaginado que a simple vista, alguien cómo ella se abriría conmigo para contar algo tan difícil de expresar.
—Al fin y al cabo no soy la única que tiene un trato con Park —confesé — al menos no me siento tan fatal.
Nelly volteó la cara horrorizada.
—¿¡Qué hiciste qué cosa!? —abrió los ojos cómo platos.
—Mi hermano, tiene cáncer y necesito el dinero para su operación —cada que hablaba de él se me arrugaba el corazón —, mi padre es carpintero y mi madre ama de llaves, le pedí a Park que costeara la operación de Kai a cambio de reducir los gastos en pacientes del Área Roja.
—Pero Kang... —ahora la rubia parecía decepcionada.
—Era mi última opción... A mi hermano le dieron menos de un año de vida si no se opera —dije con un tono triste — necesito salvarlo.
Han no dijo nada, simplemente fumó y fumó hasta consumir casi todo su cigarro. Noté el golpeteo ansioso de su talón en el suelo.
...«¿Ella también estará afectada por este hospital?»...
—¿Cómo se llamaba tu amiga? —fué mi última pregunta curiosa.
Han negó con una sonrisa, apagó la colilla sobre la baranda de metal y la descartó cómo la anterior.
—Selene... Su nombre era Selene..
Se giró y se fué.