JADE

Contenido explícito +18

Braxton era duro como una jodida roca.

Todo el día había estado tratando de distraerse del recuerdo de Jade. La había llevado al final dos veces con su boca, explorando lo que la hacía funcionar. Había más en Jade que su dulce clítoris.

Aún así, quería estar profundamente dentro de ella. Quería erradicar cada recuerdo de la primera vez que la tomó.

Braxton quería que ella sólo recordara lo bueno, para que cuando él no estuviera allí, ella pensara en él todo el maldito tiempo. Sabía que era cruel de su parte querer eso, pero tampoco le importaba un carajo. La vida era cruel.

Jade había gritado para entrar en su vida, y ahora parecía que no podía deshacerse de ella. En el momento en que lo hizo, esperó que ella estuviera loca para poder volver a concentrarse en las cosas que importaban y no en ella.

No estaba acostumbrado a permanecer en un lugar por tanto tiempo, ni a seguir a alguien como lo hacía con Jade, a menos que fuera un éxito.

Nadie estaba pagando para que sacaran a Jade. Él simplemente no podía tener suficiente de ella.

Con ella desnuda, la observó mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. "No."

Los bajó lentamente. Le encantó que ella hiciera lo que le decía.

"Date la vuelta, déjame verlos a todos".

Tenía las manos apretadas a los costados y se movía en círculo, no demasiado rápido.

“Otra vez… ahora, aléjate de mí”.

Ella le dio la espalda.

"Agacharse."

Estaba bastante seguro de haber escuchado un pequeño gruñido, pero decidió ignorarlo, ya que ella se inclinó.

"Ahora, agarra tu trasero", dijo.

"¿Qué?"

"Agarra tu trasero". No estaba acostumbrado a tener que preguntar dos veces, y si ella le obligaba a preguntar una tercera vez, le dejaría a ese trasero una bonita huella grande. Ella no le hizo preguntar por tercera vez.

“hazlo”, dijo.

Sabía que ella quería hacer preguntas, pero como buena mujercita, lo hizo y él pudo ver todo lo que necesitaba. Braxton sabía que era un sucio bastardo, pero Jade parecía estar convirtiéndolo en un artista.

No le dio permiso a Jade para moverse y ella se quedó quieta. Se acercó y luego tocó las curvas masajeándolas. Agachándose, pasó los pulgares por cada labio. Escuchó su suave gemido, pero no perdió la concentración. Con la mirada fija en su entrada, movió el pulgar hacia ella y luego presionó hacia adentro. Sintió lo mojada que estaba y lo apretada que estaba.

Tomó su pulgar, lo sacó y luego lo chupó, saboreándola. La siguiente vez, no usó el pulgar, sino que presionó un solo dedo dentro de su calor apretado y húmedo. Ella lo llevó hasta el nudillo tan profundo como pudo. Añadió un segundo dedo y comenzó a estirarla.

Sacando los dedos, la agarró por las caderas y luego la movió para que se inclinara sobre el sofá. Él colocó sus manos frente a ella, apoyándolas sobre la almohada.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó.

"Te voy a follar, pero esta vez lo disfrutarás".

Abrió el botón de sus pantalones, deslizó la cremallera hacia abajo, teniendo cuidado de no pillarse. Fue muy duro.

Braxton envolvió sus dedos alrededor de su eje, trabajando desde la base hasta la punta, y luego nuevamente hacia abajo.

Soltándose presionó su palma entre sus muslos abiertos y comenzó a acariciar. Yendo y viniendo, trabajando con ella hasta que gimiera y retorciéndose en su palma. Presionando dos dedos, usó su pulgar para acariciar y provocar su clítoris.

Sintió el momento en que ella estaba cerca, y luego la derribó, saboreando sus gritos de placer mientras ella se los concedía. Eran música dulce y hermosa y exactamente lo que él quería escuchar.

"Tan hermoso."

Ella empapó su mano con su liberación, y él envolvió la misma alrededor de su eje y luego presionó la punta en su entrada. Empujó dentro de ella, sintiendo lo apretada que todavía estaba.

Ella se tensó y con la otra mano él le masajeó la base de la espalda. "Está bien. Esta vez no te va a doler”.

Él ya la había llevado al final, y en lugar de tomarla fuerte y rápido, tenía la intención de tomarse su tiempo, explorarla y tratar de borrar de su mente el recuerdo de ella, de una vez por todas. Al menos ese era el plan.

No necesitaba conocer el plan. Cuando él dejara de aparecer en su puerta o de seguirla, ella se daría cuenta. Tenía el presentimiento de que Jade no estaría muy feliz si él se fuera sin decir una palabra.

Cuando un par de centímetros de el estuvieron dentro de ella, se mantuvo perfectamente quieto. Soltándose, la agarró por las caderas. Sería muy fácil simplemente golpear cada centímetro dentro de su apretado y húmedo agujero, pero no lo hizo. Eso había terminado en desastre y no tenía la costumbre de repetir sus errores. Entonces, se aferró a sus caderas y luego, lentamente, comenzó a penetrar dentro de ella, centímetro a centímetro.

Verla tomarlo fue jodidamente embriagador. Le encantaba ver su longitud desaparecer dentro de su cuerpo. En el último centímetro, no pudo evitar empujar sus caderas hacia adelante, haciendo que ella lo tomara por completo. Se sentía como si estuviera en la empuñadura dentro de ella.

Jade no gritaba de dolor ni le rogaba que se detuviera.

Braxton se mantuvo perfectamente quieto y esperó. Los segundos pasaron. Y entonces, ya no tuvo paciencia para esperar más y, agarrándose de sus caderas, empezó a mecerse dentro y fuera de ella. Lentamente, al principio, y luego acelerando, cada vez más rápido, hasta que realmente no pudo verla tomándolo por completo.

Cerró los ojos, sintiendola apretarse alrededor de su longitud, ordeñandolo. Braxton estaba muy cerca. Sabía que debía retirarse porque otra vez no había usado un maldito condón. ¿Por qué Jade era tan diferente? Nunca olvidó usar condón con nadie más. No es que hubiera estado con nadie más durante bastante tiempo.

Empujando fuerte y profundamente dentro de ella, no se contuvo, sino que empujó hasta el fondo de ella, y apretó los dientes, corriéndose fuerte y rápido dentro de su apretado calor.

En el fondo de su mente, Braxton sabía que debía retirarse, levantarse los pantalones, cerrar la cremallera e irse. No debería mirarla. Eso era lo que necesitaba hacer. Tenía toda la intención de hacerlo y no regresaría. Sólo que, cuando abrió los ojos, todavía estaba hasta las pelotas dentro de ella.

Pasando las manos por su cuerpo, se maldecía en su propia cabeza por ser un imbécil y no escapar. Tenía que irse, dejar que Jade viviera su vida en paz. Encontrar un hombre que fuera digno de ella.

No iba a dejar de ser quien era.

Había que matar a la gente y ocuparse de ella, y la muerte era en lo que él era bueno. Nada más.

Jade era buena. Él no estaba. Vivían en dos mundos diferentes y, sin embargo, se encontró inclinándose sobre ella y presionando sus labios contra su oreja.

"No te lastimé, ¿verdad?" preguntó.

"No. Eso se sintió… maravilloso”.

"Bien."

Vete.

Maldito imbécil.

Pinchazo.

Vete

Braxton salió de ella y no pudo evitar mirar mientras salía de su entrada. Quería empujarlo hacia adentro, hacer que ella lo mantuviera todo dentro de ella.

Vete.

Él no se fue.

En lugar de eso, tomó a Jade en sus brazos y la llevó al baño. Ella iba a ser su muerte.