"AUT VIAM INVENIAM AUT FACIAM" (encontraré mi camino o haré el mío yo misma) - susurró en latin. Era una declaración de guerra. "Él pasaba horas dibujándola a ella en papel y ella se pasaba las horas dibujándole palabras de amor en la piel. Habían estado seis meses juntos y habían vivido mil cosas. Creyó que le conocía como nadie. Ahora debía aprender que nadie conoce a nadie. La traición siempre es más dolorosa cuando quien la comete es el más amado por ti."
Bixby es una experta en matar y proteger. Toba la convierte en su numerale, su mano derecha. Él es el jefe de todos los jefes de la mafia y juntos se convierten en invencibles. Todos la llaman L'onorevole del Don y la consideran el bien mas preciado del jefe. Entre ellos saltan chispas y Toba no tarda en convertirla en su goomah (amante). Pero la hermosa asesina, no es adecuada para ser la gran señora de la casa al lado de él y elige a otra mujer como su esposa.
Nunca mas le permitirá verla ni acercarse a ella.
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Cuidando a Bixby
Capítulo 10
Cuidando a Bixby
Toba abrió los ojos, atontado por el sueño. Sentía de nuevo dolor y eso lo despertó. La chica estaba a su lado en la cama y él giró el cuerpo despacio hacia ella para mirarla mejor ahora que dormía.
Estaba muy pálida y tenía los labios casi blancos. Era muy bonita, mucho. Piel blanca lechosa y suave, sin defectos. Tenía la cara de una niña, así dormida. Y rasgos perfectos. Algunas pecas salteaban los cachetes y la nariz. Los labios perfectamente dibujados y seductores, la nariz pequeña y los ojos ligeramente rasgados, casi achinados, lo que le daba un aspecto exótico. Y ese cabello negro azulado, muy liso y tan brillante como el ala de un cuervo.
Cuando estaba despierta era tan feroz que era difícil mirarla. "Qué cosa más bella y letal", pensó Toba. "¿Cuánta gente mató ayer? Con lo pequeña que es..."
Se fijó en que su aspecto era realmente malo, como si estuviera enferma, así que le tocó la frente y efectivamente tenía fiebre. Ella al sentir el toque abrió los ojos y le apartó la mano de un golpe. Apareció otra vez en su cara, la mirada feroz de asesina.
- ¿Cómo estás? Tienes fiebre- le dijo Toba sin ofenderse por el golpe. Sabía que los asesinos de la familia eran rudos.
Ella lo miró y respiró profundamente.
- Si tienes dolores aún en el botiquín encontrarás calmantes.
- Vale. Ahora cogeré algunos.
Él se quedó tumbado boca arriba.
- Déjame primero despertar y que el alma me llegue al cuerpo. En cuanto pueda reaccionar hablaremos sobre lo que debemos hacer.
Ella movió la cabeza ligeramente dándole la razón. Dejó caer su cuerpo y del mismo modo que él miró al techo.
- No he dormido un carajo por el dolor- dijo Toba
- Ajá
- Parece como si me hubieran pateado las costillas
- Ajá
- Me siento como si una apisonadora como si me hubiera pasado por encima
- Ajá
- No siento el cuerpo
- ...
- No vuelvas a decir ajá...
- Ajá
Hicieron un silencio largo y luego los dos se echaron a reír.
- Eso ha sido un cliché, totalmente. Reconócelo Parecemos tontos - se reía él
- No - rechazó ella. -Yo "parezco" tonta, pero tú lo eres de verdad
- Eh, no te pases. ¿Sabes que soy el hijo favorito de tus jefes?
- Entonces compórtate en consecuencia. No había oído tantas quejas juntas en mi vida -dijo ella
- Me duele un montón- dijo el compungido
- Ya... pero yo no soy tu mamá. No voy a consolarte. Recuerda que soy tu dómine
Él se quedó pensativo.
- Pero... ¿Eso qué es exactamente? No estoy al tanto. Quería preguntarte desde ayer...
Ella sonrió con picardía.
- ¿Sabes lo que es BDSM?
Él negó con la cabeza.
- Son las siglas de prácticas sadomasoquistas ¿Nunca has tenido fantasías sexuales?
- Lo que sea... no lo voy a hablar contigo
Ella se dio cuenta de que había enrojecido.
- ¡Uh!, eres realmente tímido ¿eh? -susurró. - Bueno, el caso es que hay un tipo de fantasía en el que una mujer fuerte, vestida de cuero negro y con zapatos de tacón de aguja hace de dómine con un esclavo, al que somete, ya sabes... lo pisa, le da latigazos en el culo, lo lleva con un collar de perro... esas cosas. Entre tú y yo, te diré que tiene mucho morbo.
- No lo veo...
- Que sí. Hazme caso. Lo tiene. En fin, la cosa es que yo soy tu dómine. Llámame dominatrix. ¿No te hace ilusión? - dijo. Y volvió a sonreír con maldad.
En serio. Esa mujer se reía de él, al revés y al derecho, pensaba el hombre.
- ¿Y eres mi dómine por qué?
- Pues porque yo soy la que manda. Soy la puta ama. Y tú eres el sumiso.
- ¿Quién te ha dicho que yo soy sumiso?
- ¡Hombre!. Te fuiste de la familia. No quieres ser el heredero. Todos saben eso en la organización. Tienes toda la pinta de ser un blandengue.
- ¿Cómo que todos lo saben?
- Pues todos... es lo que se comenta, se habla, se dice... En toda la familia. Bueno en esta y en todas las demás también. Ya sabes.
- La gente habla demasiado y sin saber
- Bueno, conmigo no te enfades que yo no digo nada
- ¿Por qué no dices nada?
- Porque soy reservada y no me gusta el cotilleo
- Y si no entras al cotilleo ¿cómo sabes lo que se dice?
- Porque lo oigo
- ...
- Este es el diálogo más tonto que he tenido en una cama. Era preferible mi plan de jugar a amas y sumisos
Ella volvió a mirar el techo.
- Olvídalo - rechazó él, ofendido. No era un blando por no querer ser un mafioso. Pero esta gente vivía así y no había forma de que entendieran que había otras maneras de vivir.
- Porque estamos heridos. Cuando estemos bien jugamos y ya verás que te gusta
- No me gustan esas mierdas
- No lo has probado
- Ni pienso
Bixby lo miró y puso una expresión curiosa. Como cuando alguien está calculando cómo ganar una discusión. Él iba a decir que no a todo lo que propusiera porque se había sentido atacado en su hombría con lo de blandengue. Ella se reía para sus adentros. Este tío cada vez le gustaba más.
- ¿Y si eres tú el amo rollo cincuenta sombras de Grey?
Le dijo mirándolo sensualmente. Él la miró fugazmente. Nunca había pensado en eso. Por un momento sintió algo de excitación. Un ligero cosquilleo le subió por las piernas hasta su centro.
En pocos segundos imaginó... sacudió la cabeza rápidamente para que ella no viera su expresión pero era tarde. Esa maldita mujer lo manipulaba a su antojo. La miró enfadado. Ella se echó a reír bajito.
- Qué fácil es sacarte de tus casillas, ja, ja, ja
Su risa era sorprendentemente cristalina.
- No me hace gracia
Dijo Toba. Pero el río también.
- Bueno ja, ja, ja. Te pido una tregua. Ahora hablando en serio, necesito tu ayuda. Estoy jodida. Me alcanzó un tiro en el costado derecho ayer.
El gritó
- ¿Te pegaron un tiro?
- Sí, a la salida del hospital, ¿recuerdas?
- Noté que caíste hacia atrás, pero como no dijiste nada...
- No era momento. La prioridad era sacarte de ahí y esconderte. Cuando llegamos aquí no me dieron las fuerzas para nada más que tumbarme y dormir. Tú tampoco estabas para mucho.
Toba aceptó que así había sido. La huida fue demasiado intensa y aún no sabía cómo habían salido ilesos. Ella era realmente buena y ahora entendía por qué doña Gilda la quería con él. Ella siguió hablándole.
- El asunto es que si no no consigo sacarme la bala la infección me va a matar sin remedio. Calculo dos días como mucho, incluso tomando antibióticos. Sé que la bala no llegó a tocar ningún órgano porque entonces no estaría hablando contigo hoy. Hubiera muerto en el camino. Pero...
Él se incorporó cómo pudo, moviéndose despacio por el dolor en las costillas y le preguntó:
- ¿Puedo mirar?
Ya sabía que era mejor no tocarla sin permiso. Ella dijo sí y él retiró la manta. Se quedó espantado. Toda su ropa y la mitad de la cama estaba empapada en sangre.
- Por Dios...
Toba palideció al ver eso. Parecía que la hemorragia se había detenido durante la noche pero la herida pintaba bastante mal. Ella tenía razón, había que sacar la bala.
- No te asustes. La sangre es muy aparatosa, pero no he perdido tanta. No podemos llamar a los médicos de la familia. ¿Se te ocurre algo?. Me estoy sintiendo cada vez peor.
Él volvió a taparla y le tocó la frente.
- No me extraña. Tienes mucha fiebre lo que indica que tu cuerpo está luchando con la infección, pero no se puede hacer nada si tienes un cuerpo extraño alojado en el costado.
Se sentó en la cama dándole la espalda un momento. Estaba más preocupado de lo que quería hacerle ver. Por eso se giró.
- Bien, vamos a hacer lo siguiente. Te vas a quedar aquí tumbada y si te es posible intenta dormir otro rato. Mientras pienso en una solución.
Bixby le hizo caso.