una historia de una enfermera y un paciente
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capítulo 8: no me voy a dejar
Valeria se acercó a Sofía, con una sonrisa burlona en su rostro. "Sabes que no eres lo suficientemente buena para Alejandro", dijo. "Él merece alguien mejor que tú".
Sofía se sintió enfadada, pero intentó mantener la calma. "No necesito tu aprobación, Valeria", dijo. "Alejandro me ama y eso es lo que importa".
Valeria se rió. "Eso no durará", dijo. "Alejandro se aburrirá de ti pronto y vendrá corriendo a mí".
Sofía se sintió harta de las burlas de Valeria. "No creas que puedes manipularme con tus mentiras", dijo. "Sé la verdad sobre ti y tu relación con Alejandro".
Valeria se sorprendió. "¿Qué sabes?", preguntó.
Sofía sonrió. "Sé que tú y Alejandro ya no están juntos", dijo. "Y sé que él me ama a mí, no a ti".
Valeria se enfadó. "Eres una mentirosa", gritó. "Alejandro siempre me amará a mí".
Sofía se defendió. "No eres la única que puede amar a Alejandro", dijo. "Y no eres la única que puede hacerlo feliz".
Valeria intentó golpear a Sofía, pero Jorge intervino. "¡Basta, Valeria!", gritó. "No te permitiré que lastimes a Sofía".
Valeria se enfadó aún más. "Esto no ha terminado", dijo. "Voy a hacer que Alejandro te odie, Sofía".
Valeria salió de la habitación, enfadada y decidida a cumplir su amenaza. Sofía se sintió aliviada de que Jorge hubiera intervenido, pero sabía que Valeria no se rendiría fácilmente.
"Gracias, Jorge", dijo Sofía. "No sé qué habría pasado si no hubieras intervenido".
Jorge sonrió. "No te preocupes, Sofía", dijo. "Estoy aquí para protegerte".
Pero justo entonces, Alejandro entró en la habitación, con una expresión seria en su rostro.
"Sofía, necesitamos hablar", dijo.
Sofía se sintió inquieta. ¿Qué había pasado?
"¿Qué pasa, Alejandro?", preguntó.
Alejandro suspiró. "Mi padre me ha dado un ultimátum", dijo. "Si no te dejo, me cortará la herencia".
Sofía se sintió impactada. ¿Alejandro consideraría dejarla por su herencia?
"¿Qué vas a hacer?", preguntó.
Alejandro vaciló. "No sé", dijo. "Pero sé que no puedo perder mi herencia".
Sofía se sintió herida. ¿Alejandro la amaba de verdad?
"Entiendo", dijo. "Si eso es lo que quieres, entonces déjame".
Pero Alejandro se acercó a ella. "No, Sofía", dijo. "No quiero perderte. Pero no sé qué hacer".
Sofía se sintió confundida. ¿Qué debía hacer?
Sofía se sintió harta de las manipulaciones de Valeria y decidió tomar cartas en el asunto. Se dirigió a la casa de Alejandro, donde sabía que Valeria estaría esperando.
Al llegar, encontró a Valeria en el salón, sonriendo con malicia. "Sofía, qué sorpresa", dijo. "Creí que ya te habías rendido".
Sofía se enfrentó a Valeria. "No me rendiré", dijo. "Y no te permitiré que me manipules más".
Valeria se rió. "Eres débil, Sofía", dijo. "No puedes competir conmigo".
Pero Sofía no se dejó intimidar. "Tengo el apoyo de mi familia", dijo. "Mi madre, Lucía, y mi hermano, Carlos, me creen y me apoyan".
Valeria se sorprendió. "Eso no importa", dijo. "Alejandro me ama a mí, no a ti".
Pero justo entonces, entró Lucía, la madre de Sofía. "Eso no es cierto, Valeria", dijo. "Alejandro ama a Sofía, y nosotros la apoyamos".
Carlos, el hermano de Sofía, también entró en la habitación. "Sí, Valeria", dijo. "Deja de manipular a Sofía. No te saldrá bien".
Valeria se enfadó, pero Sofía se sintió fortalecida con el apoyo de su familia. "Gracias, mamá", dijo. "Gracias, Carlos".
Jorge, el hermano de Alejandro, también entró en la habitación. "Sí, Valeria", dijo. "Deja de causar problemas. Alejandro ama a Sofía, y nosotros la aceptamos".
Valeria se sintió rodeada y decidida a rendirse. "Esto no ha terminado", dijo, y salió de la habitación.
Sofía se sintió aliviada y agradecida con su familia. "Gracias por apoyarme", dijo.
Después de que Valeria se fue, Sofía se sintió más segura. Sabía que tenía el apoyo de su familia y de Jorge, y que Alejandro la amaba de verdad.
"Gracias por defenderme", le dijo Sofía a su madre, Lucía.
"Siempre te defenderé, hija", respondió Lucía. "Eres una buena persona y mereces ser feliz".
Carlos, el hermano de Sofía, también se acercó a ella. "No te preocupes por Valeria", dijo. "Ella no es nadie para ti".
Jorge sonrió. "Sí, Sofía. Tienes una gran familia que te apoya".
Alejandro entró en la habitación, con una expresión seria en su rostro. "Sofía, lo siento", dijo. "No debería haber dudado de ti".
Sofía se acercó a él. "No te preocupes, Alejandro", dijo. "Sé que me amas".
Alejandro la abrazó. "Sí, te amo", dijo. "Y no te dejaré por nada del mundo".
Sofía se sintió feliz y segura en los brazos de Alejandro. Sabía que había superado la prueba y que su amor era más fuerte que nunca.
Pero justo entonces, sonó el teléfono. Alejandro lo contestó y se sorprendió al escuchar la voz al otro lado.
"¿Quién es?", preguntó Sofía.
Alejandro se puso pálido. "Es mi padre", dijo. "Y quiere hablar conmigo sobre ti".
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Alejandro se puso nervioso al escuchar la voz de su padre al teléfono. Sabía que su padre no aprobaba su relación con Sofía y temía lo que podría decir.
"Sofía, mi padre quiere hablar conmigo", dijo Alejandro, nervioso.
Sofía se acercó a él. "No te preocupes, Alejandro", dijo. "Estoy aquí para ti".
Alejandro respiró hondo y contestó el teléfono. "Sí, padre", dijo.
Su padre, don Ricardo, se enfadó al otro lado del teléfono. "Alejandro, te dije que no te relacionaras con esa chica", dijo. "Es de clase baja y no es adecuada para ti".
Alejandro se defendió. "Sofía es una buena persona, padre", dijo. "Y la amo".
Don Ricardo se rió. "Eres un tonto, Alejandro", dijo. "No sabes lo que es mejor para ti".
Sofía se sintió herida al escuchar las palabras de don Ricardo. Sabía que no era de clase alta, pero creía que su amor por Alejandro era más importante que cualquier diferencia social.
Alejandro se enfadó con su padre. "No te permitiré que hables así de Sofía", dijo. "Ella es la mujer que amo y no te permitiré que nos separes".
Don Ricardo se sorprendió al escuchar las palabras de Alejandro. No estaba acostumbrado a que su hijo se le enfrentara.
"Está bien, Alejandro", dijo finalmente. "Pero recuerda que te cortaré la herencia si sigues con esa chica".
Alejandro se sintió aliviado al colgar el teléfono. Sabía que había tomado una decisión difícil, pero creía que valía la pena por Sofía.