Él le hizo un terrible daño al matar su bebé y luego de varios años vuelven a encontrarse y nuevamente la lastima, pero ya cansada de esa situación decide terminar con el problema, dándole vida a La Diabla, una mujer decidida y dispuesta a todo para ser feliz con su nueva hija.
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10
—No querida, él no hará nada, vete de aquí y espera en mi habitación—ordeno—si alguien va por allá, dirás que estoy con tu futuro marido, nada más
—¿Qué harás?—pregunta.
—No te importa Fátima, ve a dormir, descansa tranquila, mañana no habrá boda— contesto.
Ella me miró esperando tal vez una mejor respuesta, pero no se la daría, el viejo me miraba y se reía mientras Fátima se iba de a poco.
—Eres salvaje de verdad— se muerde el labio—¿por qué no habrá boda? ¿Quieres ser su reemplazo?
—No viejito, hoy te mueres. —Le sonreí y él se quedó serio.
—Sueña con eso perra— responde—muchos lo intentaron y no va a lograrlo una mujerzuela.
Y esa fue su última palabra "mujerzuela", podía llamarme como quisiera, pero no me gusta dialogar mucho, soy chica de pocas palabras.
Cuando menos lo pensó, yo estaba atrás de él agarrándolo del cuello. Pensé asfixiarlo, pero lo mejor fue quebrarle el cuello, es más rápido, sin tantas complicaciones, ni tanta pelea en la que si algo salía mal, me iban a descubrir.
Solo me faltaba idear el plan del supuesto accidente, obvio no iba a ir por la vida diciendo que lo mate.
La oportunidad fue fácil, al ver la tina del baño, la llené, la decoré y puse todos los elementos necesarios, nadie podía interrumpir su noche.
Él ya tenía un descanso eterno, me reía mientras desnudaba al viejo y lo metía en el agua.
Todo estaba impecable, no había fallas, o eso esperaba, obviamente.
— A dormir, mañana será un día emocionante. —finalizo—Espero que la estúpida de Fátima no abra la boca.
Tal y como dije, fui a mi cuarto y ella descansaba, me acosté en un sillón y al otro día nos despertaron unos gritos de terror, "Lo encontraron" dije en mi mente.
Todos fuimos "preocupados" a ver que pasaba. Yo ya sabía, pero debía fingir.
Mi ex suegrito le tomó el pulso al viejo verde; pulso que no existia, y nos lo comunicó a todos.
A los 10 minutos llego un médico a confirmar lo ya dicho, Fátima me miró y yo sólo le sonreí, creí que iba a delatarme, pero me devolvió la sonrisa y con sus labios me dijo "Gracias".
No sabíamos que más hacer o que estábamos esperando, hasta que llegaron 3 hombres, unos dioses griegos que sólo de verlos te daba un infarto.
Resultaron ser los hijos del viejo, y sólo llegaron para pedir el cuerpo y enterrarlo.
"Nos invitaron" y como unos malditos tarados estábamos todos ahí vestidos de negro, enterrando a un viejo verde que daba asco. Por dentro me causaba gracia, no por matarlo o ser falsos en ese momento, sino porque al viejo no lo quería nadie; estábamos mis ex suegros, la pareja "comprometida", Alen, Fátima, los tres Hijos del viejo, algunos empleados y yo. Que cruel realidad.
Los hijos se veían demasiado bien, no los vi afectados ni tristes, hasta creo que deseaban eso tanto como yo, y lo confirme dos días después.
Totalmente algo diferente a lo de siempre, saludos desde México.