La Reencarnada Y Los Pegasos

Lira se detuvo en el pasillo, sorprendida cuando una maceta.. descontrolada.. dejó caer un chorro de agua justo sobre su falda.

Lira: ¡Ay, no! ¿como es esto posible? parece que se movio sola.. Mi lady, iré a cambiarme. Vuelva a la torre, ¿sí?

Arya sonrió, un poco cansada, y asintió.

Arya: Te espero allá.

Comenzó a caminar sola por el pasillo iluminado por antorchas azules. Aún sentía el calor de la mirada del duque en la piel. Intentó calmarse, respirar… pero su corazón seguía acelerado.

Solo quería llegar a su habitación.

Justo entonces, una puerta lateral se abrió suavemente.

Una mano no la tomó ni la empujó, pero sí la sujetó con firmeza y cuidado, guiándola hacia adentro antes de que ella pudiera reaccionar.

Era un pequeño cuarto de limpieza, iluminado por una lámpara tenue.

Y frente a ella…

estaba el duque Kiran Page, apoyado contra la puerta, bloqueando la salida.

No había violencia en su postura.

No había agresión.

Pero sí… una confianza peligrosa, una presencia envolvente que hacía que el aire se volviera más pequeño.

Duque Kiran Page (sonriendo): Tranquila. No voy a hacerle daño.

Arya retrocedió un paso, nerviosa.

Arya: Déjeme salir, por favor… o voy a gritar

Kiran levantó una ceja, divertido por su reacción.

Duque Kiran Page: Si gritas ahora… vendrán los magos. Y entonces tendremos que explicar… cómo nos conocemos.

Arya sintió que el estómago le caía al suelo.

Arya: No nos conocemos. No realmente.

Kiran dio un paso hacia ella.

No la tocó.

No la atrapó.

Solo acortó la distancia.

Duque Kiran Page: ¿Ah, no? La última vez recuerdo… que una joven encantadora me robó un beso en un festival.

Arya se cubrió la boca con las manos, avergonzada.

Arya: Eso… eso fue un error. Yo… yo solo quería irme antes de la medianoche..

Kiran rió suavemente, acercándose un poco más.

Duque Kiran Page: Pues… tengo una queja, Lady Arya. Robaste un beso y escapaste entre luces mágicas. ¿Y ahora no piensas hacerte responsable?

Arya lo miró confundida.

Arya: ¿Responsable… de qué?

Kiran bajó la voz, su tono cálido y juguetón a la vez.

Duque Kiran Page: De esto.

Y entonces él la besó.

Un beso cálido, firme, lleno de la tensión acumulada durante días..

Arya al principio se tensó… forcejeo un poco.. solo un poco.. pero su propio cuerpo, traicionándola y liberándola a la vez, respondió.

Sus manos subieron hasta su pecho para detenerlo…

pero en cambio se quedaron allí, sintiendo el latido fuerte bajo su ropa.

Kiran profundizó el beso solo cuando sintió que Arya lo correspondía.

La habitación desapareció.

El mundo desapareció.

Solo existían sus labios, su calor, su respiración acelerada.

Cuando al fin se separaron, ambos jadeaban suavemente.

Duque Kiran Page (sonriendo contra sus labios): Ahora sí… estamos a mano.

Arya trataba de recuperar el aliento, aún con las mejillas encendidas, cuando una pregunta escapó de sus labios antes de que pudiera detenerla.

Arya (susurrando): ¿Por qué está aquí… en el templo?

Kiran la miró un momento, como evaluando si debía mentir. Pero no lo hizo.

Duque Kiran Page: Trabajo. Negociaciones entre los ducados, discusiones sobre magia… cosas aburridas.

Arya frunció el ceño.

Arya: Nunca vino antes. Nunca lo había visto aquí.

Kiran se cruzó de brazos, apoyándose en la pared estrecha del armario. Su sonrisa se suavizó, más honesta, más peligrosa.

Duque Kiran Page: Porque nunca antes había conocido a alguien que me importara como para venir.

Arya sintió cómo el mundo se detenía.

Sus labios se entreabrieron sin poder evitarlo.

Arya: ¿Im… importar?

Kiran dio un paso hacia ella. Despacio.

Siempre dejándole espacio para retroceder.

Pero Arya no se movió.

Duque Kiran Page: Sí. Importar.

El corazón de Arya latía tan fuerte que pensó que Kiran podría oírlo.

Justo entonces, unos pasos resonaron en el pasillo exterior.

Voces.

Risas.

Gente acercándose.

Arya se cubrió la boca, aterrada.

Arya (susurro): No, no… ¡si nos encuentran aquí…! Por favor… esto no puede volver a pasar.. No podemos… no debemos… Por favor… aléjese.

Kiran la observó en silencio.

Él dio un paso más, lento, controlado, hasta quedar frente a ella.

Tan cerca que Arya podía sentir el calor de su respiración.

Ella cerró los ojos, completamente segura de que él la besaría otra vez.

Pero él no lo hizo.

En vez de eso, inclinó ligeramente la cabeza.

Duque Kiran Page (en voz baja, sin tocarla): Dices que no…

pero tu cuerpo dice otra cosa.

Arya abrió los ojos de golpe, escandalizada, con el rostro rojo como un rubí.

Sin pensarlo, le dio un golpecito en el pecho, suave, más vergonzoso que agresivo.

Arya: ¡No es cierto! ¡Usted… usted… cállese!

Kiran rió.

Duque Kiran Page: Como digas, Anastasia.

Arya: ¡No me llame así!

Él alzó una ceja.

Duque Kiran Page: Entonces dime cómo debo llamarte.

Arya no respondió.

Porque si lo hacía…

si pronunciaba su propio nombre en ese espacio tan pequeño, tan íntimo…

se rompería algo dentro de ella.

Los pasos afuera se acercaron más.

Arya aprovechó el momento, abrió la puerta y salió con rapidez, casi tropezando.

No miró atrás.

No podía.

Kiran la observó desde la sombra, apoyado en la puerta entreabierta, mientras ella huía por el pasillo con el corazón en llamas.

Duque Kiran Page (en un susurro apenas audible): Nos volveremos a ver, Arya.

Arya llegó a su habitación caminando rápido, casi tropezando con la alfombra.

Su respiración era un caos, su cara estaba encendida y sus manos temblaban.

Lira, que ya regresaba con la ropa seca, se acercó de inmediato, alarmada.

Lira: ¡Mi lady! ¿Qué pasó? ¡Está palida! ¿La asustaron? ¿Le dijeron algo? ¿Le hicieron algo?

Arya levantó ambas manos, desesperada por que Lira dejara de disparar preguntas como flechas.

Arya: N-No… nada. Solo… los nervios del banquete. Fue demasiado para mí.

Lira frunció el ceño, obviamente no convencida.

Lira: ¿Seguro? Porque parece como si hubiese corrido por todo el templo escapando de un dragón.

Arya casi se atragantó..

[solo que el dragón es humano y tiene ojos azules y una sonrisa coqueta]

Arya se dejó caer en la cama, cubriéndose la cara con las manos.

Arya: Estoy bien… de verdad. Solo… cansada.

Lira suspiró con alivio.

Arya: lo bueno es que el banquete termino y todos los invitados se van..

Lira: No, milady. Se quedarán algunos días.

Arya se incorporó tan rápido que la almohada salió volando.

Arya: ¡¿QUÉ?!

Lira retrocedió un pasito, sorprendida.

Lira: Lo siento, pensé que ya lo sabía. Escuché al Consejo decir que varios ducados quieren mejorar sus relaciones con el templo. Y como todos estos nobles son importantes… pues… se quedarán para más reuniones.

[¿VARIOS DÍAS? ¿VARIOS DUCADOS? ¿MÁS REUNIONES? ¿Y EL DUQUE TAMBIÉN? ¿EL DUQUE TAMBIÉN SE QUEDARÁ DÍAS ENTEROS AQUÍ?]

Arya quería agarrar una almohada y gritar dentro de ella hasta perder la voz.

Pero en lugar de eso, apretó los dientes y dejó que un sonido agudo escapara.

Arya: Ah…

Lira la miró con ternura.

Lira: Lo sé, mi lady. Los nobles siempre traen problemas. Pero trate de relajarse. Quizás ni siquiera la verán.

Arya quería reír. O llorar. O ambas cosas.

[No verla… sí, claro.. el problema era solo un duque con vista de halcón que ya la había visto, reconocido, recordado y besado hace diez minutos.]

Arya se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro de la habitación como un pequeño torbellino rosado.

[debo estar tranquila… sí… claro… tranquila… muy tranquila…]

Lira la observó preocupada.

Lira: Mi lady… ¿seguro que está bien?

Arya sonrió forzada, la sonrisa más falsa que había hecho en su vida.

Arya: Perfectamente bien.. Todo… está… perfectamente… bien.

Pero por dentro estaba gritando como si el mundo estuviera ardiendo.

[Voy a tener que ver al duque otra vez.]