Laura renace como personaje de una novela que leyó.. y decide a cambiar su destino.
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
** Todas novelas independientes **
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Duque Aldridge
De regreso en el ducado, Nora se refugió en la soledad de su estudio.. los libros que había llevado del palacio descansaban sobre la mesa, abiertos y llenos de anotaciones. cada página hablaba de tecnicas antiguas, de control del maná, de la conexión entre el cuerpo y la energía interior.
los primeros días se dedicó solo a leer, fascinada por los símbolos y los antiguos conjuros, pero pronto comprendió una verdad incómoda.. era debil. no solo en poder mágico, sino físicamente. cada intento por canalizar energía la dejaba exhausta, su respiración agitada, el cuerpo tembloroso.
[si hubiese entrenado antes…]
no de los textos más antiguos mencionaba que la magia no dependía solo del talento, sino del equilibrio del cuerpo. el maná fluye con la vitalidad, decía. y la vitalidad se cultivaba con disciplina, no con soberbia.
esas palabras le dolieron más que cualquier reproche del príncipe. cuando leyó la historia pensó quee bastaba con el linaje y el don natural. ahora entendía que la verdadera Nora habia desperdiciado tiempo valioso en su arrogancia.
así, desde el amanecer hasta el mediodía practicaba control mágico.. mover objetos pequeños, sostenerlos por más tiempo, mantener la energía estable. por las tardes, bajo la mirada sorprendida de los sirvientes, salía al jardín a entrenar su cuerpo. al principio tropezaba, se caía, terminaba cubierta de tierra y sudor. pero no se rendía.
poco a poco su cuerpo comenzó a responder. ya no se cansaba tan rápido, y su magia se volvía más estable. al cabo de unas semanas, podía mantener levitando tres objetos a la vez sin que le temblaran las manos.
[no volvere a ser debil.. no dependere de nadie más.]
cuando el duque Aldridge se enteró de los nuevos hábitos de su hija, soltó una carcajada tan fuerte que hasta los sirvientes se asustaron.
Duque: ¿Nora entrenando? seguro es una moda de la corte o quiere verse mejor para el príncipe. ya se le pasará en unos días.
los criados asintieron sin decir palabra, aunque sabían que esta vez la señorita hablaba en serio. cada mañana la veían salir con el cabello atado, el rostro decidido y la mirada fija en el horizonte. nada quedaba de aquella joven altiva que odiaba ensuciarse las manos o despeinarse.
—mi señor, la señorita incluso ha pedido que le preparen comidas más ligeras y ha limitado los dulces —comentó una de las doncellas con timidez.
el duque volvió a reír.
Duque: ¿ves? te lo dije. seguro quiere bajar de peso o seguir alguna moda de esas muchachas nobles. no me sorprende que le preocupe la apariencia ahora que está comprometida con un príncipe.
pero mientras su padre lo tomaba a broma, Nora seguía firme en su propósito. no era vanidad lo que la movía, sino la necesidad de sobrevivir. cada vez que su cuerpo se fortalecía un poco más, sentía que su magia respondía con mayor fluidez, que su mente se aclaraba y su control mejoraba.
por las noches, mientras el duque disfrutaba de los banquetes y las fiestas, ella permanecía en su habitación, repasando sus notas y practicando.
una mañana, despues del desayuno, Nora se sentó frente a su padre en el despacho familiar. el duque estaba revisando unos documentos cuando ella, con voz tranquila pero decidida..
Nora: padre, me gustaría que llamara a la modista. necesito que me confeccione más ropa.
el duque levantó la vista de inmediato y una sonrisa amplia se dibujó en su rostro.
Duque: ¡al fin! sabía que esa fase de sudar y correr por los jardines no duraría mucho. dime, ¿que estilo quieres esta vez? puedo pedirle a la modista que te haga los vestidos más elegantes, algo digno de la futura princesa heredera.
Nora parpadeó lentamente, reprimiendo la risa.
Nora: no, padre… no necesito vestidos de gala. quiero ropa cómoda, de telas resistentes, pantalones amplios y blusas ligeras para entrenar.
el duque la miró, confundido.
Duque: ¿ropa… de entrenamiento? ¿no te parece un poco… impropio para una dama de tu rango?
Duque: impropio es no saber defenderse.. y si he de vivir en este mundo, necesito aprender a usar lo que tengo.
el duque se quedó en silencio unos segundos, observando a su hija. algo en su tono lo hizo dudar, pero enseguida volvió a reír.
Duque: bueno, si eso te hace feliz, que así sea. pero dile a la modista que, aunque sea ropa de entrenamiento, mantenga el estilo del ducado. no quiero que digan que mi hija se viste como un soldado.
Nora: lo hare, padre..
cuando salió del despacho, no pudo evitar soltar una risa ligera. si su padre supiera que no le interesaban las modas ni los bailes, sino la fuerza que necesitaba para sobrevivir al destino que conocía, probablemente se desmayaría.
días despues, mientras el duque disfrutaba de una copa de vino en el salón principal, Nora entró con paso firme. su porte había cambiado.. se movía con más seguridad, y aunque aún conservaba la elegancia natural de una dama noble, había en su mirada algo más… determinación.
Nora: padre.. quería pedirle algo.
Duque: lo que desees, hija mía.. por cierto, se te ve radiante últimamente, así que si necesitas algo para mantener esa sonrisa, dímelo y lo tendrás.
Nora: quiero un maestro..
el duque asintió enseguida, complacido.
Duque: por supuesto. ya era hora de que retomaras lo que dejaste. te enviare a la mejor maestra de bordado del reino, o si prefieres, a un instructor de etiqueta.
ella bajó ligeramente la mirada para ocultar la sonrisa que se formaba en sus labios.
Nora: no, padre. no necesito bordar ni aprender a saludar de nuevo. necesito un maestro que me ayude a mejorar mi magia.
el duque arqueó una ceja, algo sorprendido, pero luego soltó una carcajada.
Duque: ¡ah, claro, tu magia! no sabía que seguías con esas tonterías. pero si eso te entretiene, adelante. contratare a quien digas.
Nora: gracias, padre. yo misma encontrare al mago..
el duque, creyendo que era solo una distracción pasajera, no preguntó más. pero esa misma tarde, Nora envió una carta en secreto al anciando que habia conocido antes para que le enseñara, al principio el mago no iba a aceptar pero recibió una segunda carta con un pago que sobrepasaba por mucho el pago normal por lo cual acepto a enseñarle..