La Venganza De Leia

Los dias siguientes fueron una sucesion de pequeños fracasos que se le pegaban como musgo a los zapatos. Leia lo intentaba todo.. sobornar a criadas, husmear en los cajones mas escondidos, dejar notas tramposas para que alguien las encontrara, pero todo parecia conspirar contra ella. la informacion se secaba, los caminos se cerraban, y hasta el perro de la casa le gruñia cuando pasaba.. una tarde, cansada, se sento en el alféizar de la ventana y miro la luz que se iba poniendo en el jardin.

[quizas la venganza no es la unica ruta..¿para que arriesgar la vida por dinero y un titulo? si puedo vivir lejos, con sol y pan caliente, sin que nadie me busque, ni quiera matarme ¿y si hago las dos cosas? robar el papel de la herencia, huir y guardarlo hasta cumplir los veinte años.. luego reclamo lo mio y me voy de nuevo a vivir feliz sin que me sigan mordiendo los talones..]

se imaginó en una cabaña junto al mar, sin vestidos de encaje, con el pelo suelto y guisos que no se quemaban, y un gato gordo que ronroneara mientras leía libros sin que nadie la interrumpiera. la escena le dio paz, y tambien rabia..

[quizas la mayor venganza sea, ser feliz lejos de aquí]

Al dia siguiente Leia fue al puerto, con la bolsa al hombro y los ojos como un mapa. no iba a curiosear por gusto.. queria saber rutas, horarios, precios, todo lo que le permitiera desaparecer en cuanto tuviera el papel de la herencia en la mano. no queria drama, queria rutas limpias y un barco que partiera de noche..

hablo con taberneros, con mozos que cargaban cajas, hasta con un viejo marinero que juraba haber visto de todo menos la verdad. anoto.. "barco frente a la bodega 4, sale viernes de noche, capitan Riel, cambio de banderas en la bahia, precio 12 piezas por cabina falsa". lo apuntaba rapido, sin detalles, como quien escribe instrucciones para una fuga.. directas, sin adorno.

cuando se alejo Sir Davies la vio, le tomo foto mental a cada paso y envio el reporte al duque.

el duque recibio la noticia como un golpe frio. apago el fuego en la chimenea con magia y se levanto despacio. la idea de Leia marchandose le rasgo algo que no sabia nombrar.. rabia por perder el control, celos absurdos, y otra cosa mas oscura que no quiso admitir.

[que haga lo que quiera]

pero aun asi, dio ordenes precisas.. reforzar vigilancia en los muelles, seguir el barco del capitan Riel, y, sobre todo, vigilar a quienes pudieran ayudarla a escapar.

Duque: no quiero que la detengan.. quiero que no consiga irse.

mientras tanto Leia volvia a la mansion con la cabeza llena de mapas y el corazon latiendo rapido por la posibilidad de libertad. se sentia extrañamente ligera.. robar el papel, esconderlo, huir del norte, desayunar pan en una playa sin aristocratas que la persiguieran. la imagen le daba paz y rabia a la vez.

El duque seguía furioso y sonrio ladino..

Duque: quiero que la traigas a la mansión aunque no quiera

sir Davies: ¿quiere que la secuestre, excelencia?

Duque: traela. pero hazlo sin ruido, sin justificaciones legales, sin testigos. que parezca... un traslado necesario..

sir Davies: con perdon, milord, eso es secuestro. llevar a una dama contra su voluntad y sin ordenes del consejo… ¿esta seguro? las consecuencias pueden ser graves.

Donnely sonrio, pero no fue un gesto amable.

Duque: todo el mundo tiene definiciones, Davies. yo tengo necesidades. y ahora necesito que ella venga a mi porque no quiere hacerlo por propia voluntad. si la traes diciendo la verdad, vendra orgullosa. si la traes por la fuerza, vendra humillada y eso la hara pedir explicaciones a quien sea que la ayude. entiendes la diferencia?

sir Davies: si insiste, organizare algo discreto.. nada de violencia innecesaria. la traeremos a la mansion, y alli usted podra 'interrogarla' con mas... privacidad.

Donnely asintio, pero en su mente no hubo justificaciones.. hubo una mezcla de orgullo herido, de celos que no admitia, y de un impulso hasta entonces desconocido.. protegerla a su manera.

Duque: hazlo esta misma semana. y Davies… no falles.. y cuida que nadie lo relacione conmigo.

Leia ajena a todos los planes del duque, cada dia lo intentaba, pero terminaba con las manos vacias y una paciencia enorme de quien ha practicado el robo como quien aprende a coser.. mil intentos, mil disfraces, mil excusas. pero nada cambiaba, las llaves del despacho del baron.. las que ella necesitaba.. parecian pegadas al cuello del mundo.

probó todo tipo de cosas.. se hizo amiga del lacayo que las guardaba, le ofrecio galletas y conversacion, intento distraerlo con preguntas sobre caballos.. una noche intento deslizar una aguja fina para enganchar el llavero cuando el hombre dejaba la mesa, y casi lo logra, pero el lacayo sintio un cosquilleo en el bolsillo y se volteo justo a tiempo. Leia contuvo el aliento escondida tras un arbusto, y luego se marcho como si nada, con la cara tan tranquila que hasta el perro de la casa dudó.

practico con horquillas y botones, abrir un baul de su habitación.. sus dedos aprendieron un idioma nuevo, el chis-chis de los mecanismos le sonaba casi como musica. pero las cerraduras del despacho eran viejas y tercas, y una noche, justo cuando la ganzua encajo, alguien se acerco.. era el baron que volvia de una reunion y le arruino el truco. Leia tuvo que fingir que buscaba un libro de recetas y se marcho con la cara roja.

esas noches de intentos fallidos hicieron que Leia pensara en otras rutas.. y si en vez de robar la llave robaba la copia? o si en vez de entrar al despacho entraba a la habitacion del lacayo y tomaba las llaves mientras dormia? las ideas se amontonaban y algunas eran peligrosas, otras ridiculas. se sonrio ante una idea brillante y a la vez terrible.. conseguir que el lacayo fuera despedido por "descuido", asi que panico, escandalo, y luego ella pediria el puesto de asistente de llaves, todo legal. pero eran pasos largos y requerian tiempo..

En su mente creo un nuevo plan, dormiría a toda la mansión con magia, habia leído que existían pociones, entonces le echaría la pocion al agua y cuando todos durmieran entraría a la oficina y se iría.. ya tenia un plan que la hacia feliz