En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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El arte de la Traición
La sala del consejo estaba en completo silencio cuando Arya entró, portando una serenidad que ocultaba el huracán de emociones en su interior. A su lado, Sienna llevaba consigo un pequeño cofre de madera, cerrado con un candado robusto. Todos los miembros del consejo ya estaban presentes, incluyendo Aric, Kael y Magnus, quienes la miraban con expresiones que iban desde la desconfianza hasta la curiosidad.
Lord Thane, con su porte cansado pero autoritario, se sentó en la cabecera de la mesa, con los ojos clavados en Arya.
"Comencemos," declaró. "Arya, trajiste pruebas que prometen esclarecer los eventos recientes. Procede."
Arya respiró profundo y asintió. Dio un paso adelante, manteniendo la mirada fija en Aric, quien parecía relajado, aunque ella podía percibir la tensión en la forma en que sus dedos tamborileaban sobre la mesa.
"En las últimas semanas, nuestro clan ha sido blanco de acusaciones externas, enfrentándonos a amenazas diplomáticas y económicas. Hoy demostraré que estas amenazas no provienen del exterior, sino de alguien dentro de nuestra propia familia."
Un murmullo inquieto se propagó por la sala, y Arya hizo una seña a Sienna, quien abrió el cofre y sacó varios pergaminos y sellos oficiales.
"Aquí están los registros de transacciones financieras realizadas por intermediarios bajo las órdenes de Aric," continuó Arya, extendiendo los documentos sobre la mesa. "Estos fondos se usaron para contratar mercenarios que atacaron el festival y sembraron desconfianza entre nosotros y nuestros aliados."
Aric soltó una carcajada sarcástica. "¿Esto es todo? Papeles que cualquiera puede falsificar. ¿Esperas que el consejo crea en esto sin pruebas más contundentes?"
Arya no retrocedió. "Tus palabras siempre han sido veneno, hermano. Pero tus acciones son imposibles de borrar. Este sello" —levantó un medallón plateado con el emblema de los Eryndor— "fue encontrado en posesión de uno de los mercenarios capturados. Un sello que solo los líderes militares de la familia poseen."
Los ojos de Aric se entrecerraron.
Lord Thane se inclinó hacia adelante. "¿Qué tienes que decir sobre esto, Aric?"
Aric sonrió, una expresión de serpiente. Lord Thane, ¿de verdad va a creer en esta farsa? Arya ha estado buscando cualquier excusa para desacreditarme. Si este sello apareció, seguramente fue colocado allí por ella misma."
Kael intervino, con su tono siempre despreocupado. "Aric tiene un punto, Arya. Necesitamos algo más que evidencia circunstancial."
Arya volvió a hacer una seña, y esta vez un hombre encadenado fue escoltado al salón. Era uno de los mercenarios que había confesado bajo la presión de Sienna. Su rostro mostraba cicatrices de una vida dura, pero su voz era clara cuando habló.
"Fue Aric Eryndor quien me contrató," declaró el hombre. "Nos prometió una buena paga y protección si seguíamos sus órdenes. Su intención era culpar a los Arkavian y provocar un conflicto que le asegurara una posición más alta en la familia."
El consejo estalló en murmullos, pero Arya levantó la mano para imponer silencio.
"Las pruebas son irrefutables, Lord Thane. Si Aric sigue manejando nuestras fuerzas militares, pondrá en peligro no solo a nuestra familia, sino a todo el clan Eryndor."
Lord Thane cerró los ojos, meditando sus palabras. Finalmente, con voz grave, declaró: "Aric, hasta que estas acusaciones sean completamente investigadas, serás relevado de tus funciones militares. Kael asumirá el control temporalmente."
Aric se levantó de golpe. "¡Esto es una farsa! ¡No permitiré que una niña destruya mi reputación!"
"Esa 'niña' acaba de exponer tus maquinaciones, hermano," dijo Magnus con frialdad. "Acepta tu castigo antes de empeorar las cosas."
Más tarde, en los jardines
Después del consejo, Arya salió al aire fresco, buscando recuperar la calma. Mientras caminaba entre los arbustos perfectamente recortados, oyó pasos detrás de ella.
"Nunca dejas de sorprenderme," dijo Darian, emergiendo de las sombras.
Arya se giró, algo tensa. "¿Qué haces aquí? Este es un terreno privado."
Darian sonrió levemente. "Solo vine a observar. Tu habilidad para manejar a tus hermanos es impresionante, aunque peligrosa. No me sorprendería que Aric esté planeando su venganza en este mismo momento."
Arya suspiró. "Si Aric cree que puede asustarme, está equivocado. No soy la misma mujer que todos subestimaron."
"Eso está claro," respondió Darian, con un tono casi admirativo. "Pero ten cuidado, Arya. A veces, cuanto más subes, más enemigos acumulas."
Ella lo miró, intentando descifrar sus intenciones. "¿Es eso una advertencia o una amenaza, Darian?"
"Un consejo," respondió él, inclinando ligeramente la cabeza. "Y un recordatorio: en este juego, siempre hay más jugadores de los que puedes ver."
Antes de que Arya pudiera responder, Darian se despidió con una reverencia y se perdió en la oscuridad, dejando a Arya con más preguntas que respuestas.