Rosas Amarillas: El Contrato Es Solo La Excusa

- Tienes razón-

-Exacto, tengo razón, tal vez piensas que como decidiste algunas cosas por tu cuenta sin

consultarme, me tenías bajo tu control.

Las palabras frías de Lion sacudieron el cuerpo Alma

 - ¿Qué? - sus ojos se cristalizaron

-Preocupas al personal a tu cargo, te expones al peligro sin siquiera avisar, ¿es que acaso

debo recordarte cuál es tu rol?

Lion negó con su cabeza, estaba tan molesto cuando llamo a la casa y no pudo dar con

su esposa, durante horas llamo al celular, pero solo atendía el contestador, se

sintió enloquecer en su mente se agolpaban los diversos escenarios en los que

Alma podía salir dañada.

-Entiendo- Alma sonrió, había recordado que lo único que la unía a este hombre era la

firma de varios papeles, pensar que los sentimientos tendrían lugar en este

negocio era descabellado, y se sintió estúpida por dejar que su corazón se

envolviera en esta aventura.

Lion noto como una lagrima corría en la mejilla de Alma y se enfureció

 - No llores, sabias desde que firmaste que serias mi esposa, ¿tan horrible soy? -

Alma limpio su rostro con el dorso de la mano, se levantó y camino hasta la salida

del despecho, pero de repente todo oscureció.

Lion corrió apresurado cuando la joven se desplomó, el fuerte ruido del impacto en

el suelo hace eco en toda la habitación.

 - ¡Alma!!

Lion la tomo en sus brazos sintiendo como el cuerpo ardía, toco sus mejillas

mientras seguía repitiendo su nombre sin respuesta, la fiebre era alta el solo

toque asusto a Lion que grito para que el personal lo asistiera.

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Pasaron unas horas desde que Alma colapso en el despacho, el médico de la familia se había

retirado dejando una lista de medicamentos que debía tomar.

Después de solicitar a uno de sus empleados que vaya a comprar lo necesario, regreso a

su habitación donde se encontraba Alma dormida, lentamente subió a la cama y se

acercó al cuerpo de su esposa, aún estaba caliente, aunque la temperatura había

descendido un poco, rodeo con su brazo la cintura y suavemente la jalo contra

su pecho.

Teniendo entre sus brazos a Alma, Lion suspiro, el sentimiento de culpa se apodero de

él, unas horas antes mientras que el medico revisaba a la delicada mujer, camino hasta la que era la habitación de su esposa, para trasladar las  pertenencias necesarias  que aún seguían allí, encontrándose con el celular,

que no paraba de recibir notificaciones, lo tomo y sus ojos se abrieron de par en par al notar como las 20 llamadas provenientes de su número, impactaban una tras otra; un nudo se ínstalo en su garganta, producto de la tormenta las líneas habían colapsado y es por esto que Alma nunca contesto las llamadas.

Al ver el rostro pálido de Alma y el cuerpo débil en sus brazos, recordó la

sonrisa con la que fue recibido en el invernadero, y como él actuó después, sus

labios descendieron sin intención de levantar a su esposa profundamente dormida

y se depositaron en su frente.

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Por la mañana, Alma abrió lentamente sus ojos, se sentía aturdida, la cabeza ya no dolía,

pero al querer incorporarse la presión sobre su cuerpo se lo impedía, fue ahí cuando

noto el cuerpo de Lion presionado contra el suyo y como su brazo la sujetaba

fuertemente de la cintura, por unos segundos contemplo el hermoso rostro y su

corazón comenzó a latir desesperadamente, por lo que decidió levantar

lentamente el brazo de Lion para salir de la habitación,

-¿A dónde crees que vas? La voz ronca junto a su oído la congelo, Lion la tomo con

fuerza y la tiro contra su cuerpo.

Necesito ir al baño- Alma hablo un tanto avergonzada, sentir la piel del torso desnudo

del Lion, despertó emociones nunca antes experimentadas

-Bien, te acompaño-  Lion de un salto

salió de la cama.

-¡No!! Puedo sola -exclamo Alma- Lion se estiro y sonrió.

-Solo voy acompañarte hasta la puerta tengo miedo que vuelvas a desmayarte.

Alma se sorprendió, era la primera vez que Lion uso la palabra miedo

 – Bien.

Lion rodeo la cama y tomo a la joven de la cintura. Alma sostuvo con su mano el

brazo.

-No hace falta puedo caminar-

Lion realizo una mueca mostrando su disgusto

-Quiero cuidarte, ¿quieres volverme loco?, me sentí morir anoche cuando no

despertabas-

Alma sintió una emoción indescriptible, al escuchar al hombre que parecía no tener

corazón, estar tan preocupado.

Lion la guio hasta el baño, Alma cerró la puerta frente al rostro preocupado de

este, tomo una ducha, pues había sudado producto de la fiebre, cubrió su cuerpo

con una toalla y salió.

Su esposo aún seguía de pie en el mismo lugar donde lo dejo antes de cerrar la

puerta, al ver la belleza de Alma solo cubierta con una toalla, bajo la mirada

para disimular y una de sus manos presiono su nuca.

-¿Estás bien? Pregunto Alma- Lion levanto la mirada y su mano acaricio el suave rostro

de la mujer frente a él

-Eres feliz poniéndome a prueba. Sonrió.

Alma levanto las cejas no entendía a qué hacía referencia y camino hasta la puerta

de la habitación.

-¿A dónde vas? – Lion sostuvo una de sus manos.

-Es la única pregunta que conoces- sonrió y luego aclaro- A mi habitación, debo

vestirme, con un gesto le mostro a Lion que estaba aún en toalla.

-Es que tu ropa está aquí, Lion señalo uno de los amplios muebles de la habitación

- A partir de hoy no volveré a perderte de vista- el rostro de Alma se mostró dubitativo-

-No voy a propasarme, pero estamos casados y…

-Lo sé, firme un contrato, -dijo fríamente cuando comenzó a recordar la

conversación de la noche anterior.

-Alma no quise decir… las palabras de Lion se vieron interrumpidas por los golpes en

la puerta.

-¿Quién? dijo molesto

-Señor, aquí están los medicamentos que mando a pedir.

Lion abrió la puerta y salió dejando que Alma pudiera vestirse, tomo los medicamentos,

solicito que el desayuno fuera traído a la habitación, y luego de unos minutos

al teléfono con un amigo volvió.

Alma se encontraba en la cama, el desayuno estaba a su lado, pero no había probado

bocado alguno, Lion se acostó junto a ella y la rodeo con sus brazos.

- ¿Qué haces? en un tono molesto lo miro frunciendo el ceño.

-Abrazarte, mimarte, cuidarte- la sonrisa que Lion mostro en su rostro en pocos segundos desapareció,

cuando Alma tomo su brazo y lo alejo.

-¿Qué sucede?

-Anoche dejaste claro que soy parte de un trato, no hace falta que me abraces, mimes o

cuides, eso no estaba en el contrato, no debes obligarte hacer esas cosa- las

palabras que escaparon de los labios de Alma eran frías, pero en el fondo él sabía

que se las merecía, se levantó de la cama. Y camino al guarda ropa.

-Voy a salir, el personal estará a tu cuidado

Los ojos de Alma enrojecieron, pero Lion no lo noto después de unos minutos

abandono el cuarto.

Lion camino decididamente hasta su auto, tan pronto como subió sus puños golpearon

fuertemente el volante antes de apoyarse en él.

Unos minutos pasaron cuando encendió el auto dejando atrás la casa, junto con su

corazón.

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-Pensé que hoy te tomarías el día libre, y mira otra vez detrás de tu escritorio con

esa cara aterradora- El hombre elegantemente vestido sonríe cuando atravesó la

gran oficina observando el rostro malhumorado de su amigo.

-Pensé que nunca llegarías- soltó Lion casi gruñendo

-  Tuve un asunto que solucionar\, pero no me iba a perder tu rostro tan motivador- Cameron rio mientras apartaba la silla para sentarse y cruzar sus piernas.

-No estoy de humor Cameron, no juegues con tu suerte-

-Bien, bien tranquilo, ¿Qué paso? ¿Cuándo llamaste parecías morir?

Lion llevo una de sus manos a su barbilla presionándola.

-No sé cómo actuar, cualquier palabra que sale de mi boca o la mínima acción

realizada la lastima, cuando pienso que nos acercamos es cuando más lejos me

siento de ella.

-Hmm-Cameron asentía con su cabeza

-¿Es todo lo que me vas a decir? Exclamo Lion.

Cameron sonrió- Lion nos conocemos de niños cualquier cosa que diga, no servirá, has

estado obsesionado con esa chica por varios años, no sería mejor que te

confieses y dejes de alargar esta agonía. ¿a qué le temes?

La mano que sostenía la lapicera sobre el escritorio se detuvo. Lion permaneció en

silencio- Cameron noto la mirada perdida de su amigo

-Te has casado con ella, y aun no eres feliz, te advertí que esto podría pasar,

tu estúpido plan para protegerla y tu maldita ansiedad lo único que está

haciendo es lastimarlos a un más.

-No la quiero perder. La mirada de Lion se clavó en los ojos de Cameron

- ¿Qué piensas hacer? -

-Aun no lo sé, pero en mis planes no está dejarla ir- Lion soltó la lapicera en su

mano y se puso de pie tomando las llaves del coche.

Cameron movió su cabeza en negativa poniéndose de pie, golpeo el hombro de su amigo

- Me preocupas\, Tu sí que eres un hombre terco y arrogante\, ¡Maldito burro! Haz lo que te plazca

estoy aquí para ti- Lion asintió y ambos salieron de la oficina.

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-Buenas noches Señor. El mayordomo tomaba el saco de Lion mientras este ingresaba a la

casa

-Buenas noches… Pierre, la señora ¿Cómo está?

El mayordomo que ya había avanzado unos pasos entregando a la mucama el saco se

volvió,

-La señora está en el invernadero.

La expresión de Lion cayo tan pronto escucho las palabras del mayordomo,

 - Afuera está haciendo frio que pasa por su cabeza

 Lion corrió, en menos de un minuto cruzo el enorme jardín para abrir la puerta de un solo golpe. Sintió que era necesario que Alma entendiera que no debía jugar con su paciencia.

Pero cuando sus ojos se encontraron con Alma, el coraje que se había incrementado

lentamente desapareció. Ella dormía envuelta por una colcha azul su piel blanca

parecía llena de luz, el libro que descansaba en su pecho, subía y bajaba lentamente

al compás de su respiración. Lion camino hasta quedar frente a esa imagen

celestial. Se inclinó junto a ella, su mano recorrió el rostro suave, su pulgar

se detuvo en los carnosos labios rosados y los acaricio con cuidado.

Las cejas de Alma se juntaron, el rostro gracioso hizo sonreír a Lion que no dudo

en cubrirla con sus brazos y levantar su frágil cuerpo, estaba ligeramente

caliente, esto preocupo a Lion que apresuro sus pasos con ella en sus brazos

hasta la habitación.

Alma eres todo lo que necesito, no preocupes a mi tonto corazón- susurro