Mariana se casó hace un año. Todo era maravilloso en su vida hasta hace un mes, donde todo cambió y no sabe el porque.
Justo cuando pensó que podrían superar lo malo, lo encuentra engañandola. Ahora sí, con el corazón lastimado, tendrá que salir a delante sin ese hombre por el que dejo todo atrás. Tendrá que saber afrontar lo que le deparará el destino para ella y para su pequeño.
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17
Capítulo 17
Esa misma mañana, cuando Esteban y Mariana habían llegado a la empresa, los volvió a recibir la comitiva de personas al salir del auto. Les fueron diciendo de pequeños asuntos relevantes hasta que llegaron a las puertas del elevador privado, donde solo Mariana y Esteban podían subir en él. Subieron por el elevador hasta el último piso y se separaron en sus respectivas oficinas para hacer sus trabajos.
Mariana, al llegar al escritorio de su secretaria, encontró a la muchacha con el rostro triste, así que le pidió que la siguiera adentro para poder hablar con más tranquilidad. La muchacha hizo lo que ella le pidió su jefa, aunque se le podía notar la falta de ganas de entrar ahí. Obviamente, Mariana no era tonta y pudo notar de inmediato que ella no quería estar allí dentro.
-Lamento que tengas que entrar a esta oficina otra vez, pero es importante que entiendas que no es la oficina lo que te hará daño, sino el maldito que habitaba aquí.
-Sí, señorita, lo sé. Sin embargo, eso no quita mi miedo a o que paso.
Dijo un poco apenada, de que su jefa se haya dado cuenta de lo que le pasaba.
-Lo sé perfectamente… Discúlpame, pero no te he preguntado tu nombre, hasta ahora.
-Mi nombre es Dalia, señorita. Dalia Gómez.
-Un gusto Dalia. No me acuerdo si me presenté ayer contigo, me llamo Mariana y soy la hija del presidente.
-El gusto es mío, Señorita. No nos presentamos ayer, pero sé que usted es hija del presidente, ayer me lo dijo.
Dijo Dalia recordando lo que paso ayer y como ella y su padre la habían salvado. Dejando las presentaciones de lado, Mariana le dijo.
-Ok mira, te pedí que entraras porque veo tu cara muy triste. ¿Ha pasado algo más aparte de lo que paso con el anterior vicepresidente?
Dalia no sabía si decirle la verdad a su jefa, pero al ver la cara de ella se podía notar que Mariana, no quería ser engañada, así que tomando una fuerte respiración, le dijo que era lo que estaba ocurriendo.
-Pues es que el rumor de lo que paso ayer, se corrió por toda la empresa y ahora todos andan diciendo que yo lo provoque y que me hice la víctima después, con usted y el señor Esteban.
-No puedo creerlo. ¡Malditos! Mira que armar semejante chisme, esto no lo voy a permitir. No te preocupes, yo me encargaré de que eso se acabe lo más pronto posible. Ahora ve y deja que yo me encargo.
-Gracias señorita.
Dijo Dalia, mientras salía de la oficina, dejando a Mariana pensando de qué manera podía hacer callar a las bocas maliciosas que hablaban de más en la empresa. Al rato, llamo a Dalia por el intercomunicador y le dijo.
-Dalia, hazme el favor y llama al jefe de recursos humanos y dile que venga a mi oficina lo más pronto posible.
-Sí, señorita, ahora se lo llamo.
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Han pasado aproximadamente una hora y media desde que Mariana le pidió a Dalia que llamara al jefe de recursos humanos y este todavía no se había presentado. Mariana, muy extrañada llama otra vez por el intercomunicador a Dalia.
-Dígame señorita.
-Dalia… ¿Llamaste al jefe de recursos humanos?
-Claro que sí. Dijo que en un rato estaba aquí, pero jamás llego, ¿quiere que lo llame otra vez?
-No, mejor dime en que piso esta su oficina, iré yo personalmente, ya que esta muy ocupado, para poder venir él.
-Su oficina esta en el quinto piso.
-Ok, gracias.
Dijo Mariana y corto la conversación, después se levantó y salió de su oficina. Subió al ascensor y fue hasta el quinto piso. Al llegar pregunto por la oficina del jefe y le dijeron donde estaba, así que se fue hasta allí.
Al llegar a la puerta puede ver que dentro estaba un hombre quien era el jefe de recursos humanos, con una señorita que Mariana no lo sabía, pero era la secretaria de él. Ambos estaban tan ocupados dándose besos que no se dieron cuenta de su presencia allí hasta que Mariana hablo.
-Bueno, veo lo ocupado que está, que no pudo ir a mi oficina en más de una hora.
Al oírla ambos se alejan y voltean a verla.
-¿Usted quien es?
Dijo el hombre sorprendido de la belleza de la mujer que tenía al frente.
-Soy la nueva vicepresidenta de esta empresa, la que mando que fuera a su oficina hace hora y media y todavía no se apareció allí.
El hombre, sorprendido por esto, miro a su asistente y le dijo.
-¿Mandaron a llamarme de vicepresidencia y no me avisaste?
-Ups, se me olvido.
Dijo la asistente mirando a ambos. Esa actitud a Mariana la irritó, ya que la mujer no se veía arrepentida, al contrario, parecía haberlo hecho a propósito.
-Sal afuera ahora mismo que tengo que hablar con tu jefe en privado.
-Pero…
-Pero nada, sal ahora.
La secretaria miró a su jefe esperando que él se opusiera a lo que Mariana quería; sin embargo, no solo no la defendió, sino que le dijo que los dejara solos. Enojada por la situación, se fue furiosa a su escritorio.
Los dos dentro de la oficina se sentaron y empezaron a hablar.
-Quería hablar con usted de algo que me entere…
Mariana le cuenta al jefe cuál era el chisme que andaba circulando por los empleados y que fue lo que había pasado ayer en verdad.
-Ok, es muy grave. Tanto lo que paso como lo que se esta diciendo, ¿pero qué quiere que yo haga al respecto?
-Quiero que organice una reunión con el grupo más chismoso, estoy segura de que sabe cuál es, y les diga que los dueños de la empresa, se han enterado del chisme que se anduvieron inventando. Quiero que les diga la gravedad de lo que paso ayer y las posibles consecuencias si se ve a alguien hablar de este tema, distorsionando la verdad.
-¿Si me preguntan cuál es el castigo, que les digo?
-Que serán despedidos de inmediato, sin derecho a ninguna contemplación.
Las palabras de Mariana sorprendieron al jefe de recursos humanos, jamás imaginó que ese sería el castigo. Pensó en una suspensión, no en que despediría a quien encontrara hablando de cosas que no pasaron.
-No se preocupe, que yo me encargo de hacerles saber su decisión.
Luego de eso, Mariana salió de allí y el jefe de recursos humanos mando a citar al grupo de chismosos casi de inmediato. Mientras estos se reunían para la reunión, redacto un memorándum y se lo mando a todos los empleados. Después de eso se fue a la reunión para que esas personas pasaran el chisme de lo serio del castigo, lo más pronto posible, si no rodarían muchas cabezas.
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