Lágrimas De Cristal

Alejandra: *ya me han preparado para la cirugía. Mentiría si dijera que no tengo miedo, hay muchas posibilidades de que no lo logre y si por alguna razón lo hago no duraré mucho. Solo pido resistir lo suficiente para ver sus rostros aunque sea una sola vez. Y en medio de tantos nervios siento que alguien sostiene mi mano y es Omar. Por como está vestido se quedará para la cirugía.*

Olivier: sé que su presencia te calmará, ¿estás lista?

Alejandra: sí, sostengo fuerte su mano, solo espero poder verlos.

Olivier: haremos todo lo posible por qué así sea. *La operación comienza, he tratado de que este lo más cómoda posible y la presencia de Omar ha hecho que este menos tensa. Lo cuál es bueno y luego de un rato nace el primero, es un varón las enfermeras lo toman su llanto llena todo el salón. Después de limpiarlo lo llevan para que lo vea, todos saben su situación y son lo más amables que pueden.*

Enfermera: aquí esta el pequeño

Alejandra: es hermoso. *Su llanto es fuerte, con las yemas de mis dedos acaricio su pequeña mejilla y no puedo evitar que caigan una que otra lágrima. Las cuáles el limpia.*

Omar: es hermoso y fuerte como su madre.

Alejandra: ¿eso cres?

Omar: claro que sí.

Alejandra: mi pequeño Alexis te deseo toda la felicidad del mundo.

Olivier: *sigo con la operación y nace la más pequeña y al igual que su hermano su llanto es fuerte. Sin duda nacieron saludables, después de limpiarla la acercan para que su madre la conozca.*

Omar: se parece a ti

Alejandra: mi pequeñita. *Beso su frente*. Mi Alexa para ti deseo que encuentres a un hombre como lo es tu nuevo padre, sé que serás muy feliz.

Omar: ¿qué no es muy pronto para eso?

Alejandra: suerte, tendrás un papá muy celoso.

Omar: eso no puedo negarlo. *Las enfermeras se marchan con ellos, aunque nacieron bien son prematuros y estarán un tiempo en la incubadora.*

Olivier: lo has hecho bien, ya casi terminamos.

Alejandra: está bien porque tengo mucho sueño. *Siento que me desvanezco.*

Omar: *de un momento a otro todos los aparatos empiezan a sonar como locos y todos se mueven con prisa*. ¿Qué sucede?

Olivier: !sáquenlo!

Omar: *soy arrastrado a fuera por las enfermeras, mientras adentro todo es un caos.*

Olivier: *su corazón se ha detenido. Estamos haciendo todo lo posible por salvarla. Vamos resiste un poco más y despídete de él apropiadamente.*

Kent: *veo que lo sacan del quirófano y se desliza por la pared. Definitivamente no está bien*. ¿Qué sucedió?

Omar: no lo sé, todo iba bien, ya nacieron y de pronto todos esos aparatos comenzaron a sonar y me sacaron. No se que ha sucedido.

Kent: se fuerte chico, por ellos. Ahora dependen de ti.

Dimitri: esperemos a ver que dicen los médicos.

Kent: *después de unas horas sale Olivier.*

Omar: ¿qué pasó?, ella ...

Olivier: no, no ha muerto, logramos a duras penas estabilizarla. Pero no te mentiré, no pasará de esta noche. Así que ve con ella, acompañala y despídete. Ya que a petición suya, si su corazón vuelve a detenerse no quiere ser reanimada. Ya que eso solo prolongará su sufrimiento y el tuyo.

Kent: *lo vemos partir a dónde se encuentra y vamos a ver a los pequeños en la incubadora a través del cristal. Son unos niños preciosos, lamentablemente no conocerán a su madre y la situación nos golpea a todos. Nos hemos encariñado con ella en este tiempo. Pero entendemos que esta última oportunidad es para que ellos dos no dejen nada por decirse.*

Dimitri: hay un lugar en el que debo estar, ya que le hice una promesa. Solo esperaré tu llamada.

Kent: *no necesita decir más, se a que se refiere*. Está bien, quitemos una preocupación más de su mente.

...****************...

Alejandra: *no creí que lo lograría, pero aún estoy aquí. Lo veo entrar y siento como si estuviera a punto de romperse.*

Omar: no me dejes, no quiero hacerlo solo, por favor no puedo hacer esto sin ti. *Tanto tiempo ocultándolo para derrumbarme al final.*

Alejandra: ven acércate, recuéstate a mi lado. *Siento un nudo en mi garganta y mis ojos amenazan con comenzar a llorar y cuando está a mi lado se acomoda en mi regazo. No te derrumbes, porque yo caeré contigo y no puedo quedarme aunque quiera. No sabes cuánto daría por compartir mi vida contigo hasta envejecer. Criar juntos a nuestros hijos, diera todo lo que no tengo por un futuro como ese. Pero no es posible.

Omar: *se qué tiene razón, pero no quiero aceptarlo. Me duele el hecho de que no estará conmigo. No logro calmarme, ella solo seca mis lágrimas con sus manos.*

Alejandra: no estés triste el tiempo lo cura todo. Lo que hoy te parece imposible de soportar el paso del tiempo lo hará llevadero. A demás no me iré por completo, te dejo lo mejor de mí. Prométeme que al menos lo intentarás, permite que me valla en paz.

Omar: *me lo dice casi como una súplica. Tomo sus manos que aún están en mi rostro y acaricio con ellas mis mejillas. No digo nada más solo me acerco y robo un beso de sus labios. La beso suave con delicadeza y puedo sentir como sus lágrimas mojan mi cara. Se que también tiene miedo, incluso más que yo.*

Alejandra: *con ese beso me ha hecho derrumbarme. En verdad me arrepiento, si tuviera la oportunidad de empezar de nuevo haría las cosas diferentes. Pero ya es tarde para arrepentirme.*

Omar: *no nos decimos nada más, me acuesto a su lado. Ella se acomoda sobre mi pecho.*

Alejandra: *el calor que viene de su cuerpo me relaja, siento mucho sueño. No puedo evitar cerrar los ojos y al escuchar los latidos de su corazón siento mi conciencia cada vez más lejos hasta perderme en la oscuridad.*

Omar: *se está quedando dormida, el equipo que mide los latidos de su corazón marca cada ves más lento. Hasta sólo dejar ese pitido continuó que indica que su vida ha llegado a su fin. Solo puedo aferrarme a su cuerpo y llorar sin consuelo.*

Dimitri: *estoy en el patio de la prisión, los he traído a todos aquí incluso a las mujeres y se nota que la han pasado como se merecen.*

Claudia: ¿qué hacemos aquí?

Lidia: por favor, ya no más, no nos hagan más daño.

Julián: ¿qué más quieren de nosotros?

Esteban: por lo menos dejénlas a ellas.

Dimitri: no, no hay perdón para ninguno, es probable que Alejandra no pase de esta noche y cuando ella de su último suspiro esa será la confirmación de su sentencia y no se hiran en paz. *Ante esta afirmación veo el terror que se dibuja en sus rostros y eso que no saben lo que les tengo preparado. Suena el teléfono.*

Kent: murió.

Dimitri: sufrió.

Kent: no.

Dimitri: su sentencia ha sido confirmada. *Me giro hacia mis hombres*, traigan los perros.

Lidia: ¿pe... perros?

Dimitri: !sueltenlos!

Lidia: !mamá corre!

Claudia: a dónde, no hay donde huir. Por favor perdonemos la vida no merecemos morir de esta manera, ahhhh. *Un perro se prende de mi brazo*. !hija ayúdame!

Lidia: *no puedo llegar a ella, la han rodeado. Si voy yo también caeré presa de esos animales. no tengo ni siquiera tiempo de preocuparme por ella. Miro a mí alrededor y todos estamos en la misma situación, asediados por una jauría de perros. Julián y mi padre intentan llegar a mi pero son derribados y juraría que puedo oír entre sus gritos el crujir de sus cuerpos. No puedo moverme el miedo me lo impide. No puedo ni siquiera decir una palabra, caigo de rodillas con mi rostro cubierto de lágrimas. No pensé que este sería mi final, veo a esas bestias acercarse a mí uno de ellos se abalanza, no alcanzo a esquivarlo y me toma de la garganta. No puedo zafarme, cuándo intento empujarlo con mis manos este solo afianza su agarre tirando de mí. Siento como la sangre brota a cántaros de la herida, no puedo ni siquiera gritar. Solo salen de mí quejidos casi inaudibles, el tiempo parece detenerse, me ahogo por la presión en mi cuello y la sangre que sale por todas partes. El dolor es algo que nunca había sentido, mis manos pierden la fuerza para empujar y tratar de quitármelo de encima pero aun así sigo intentándolo hasta que son tomadas por otro de esos animales, tirando de mí como si fuese un muñeco. Mi vista ya está fuera de foco y me voy apagando en una gran agonía.*

Dimitri: *sueltan a mis mascotas y ese patio de prisión se llena de gritos, súplicas y el sonido que produce la carne al rasgarse y los huesos al romperse. Los presos y los guardias observan desde los balcones, horrorizados la sangrienta escena. Como los perros se juntan y tiran desgarrando los cuerpos, muchos no pueden mantener la vista ante lo que sucede. Los gritos ensordecedores de esas personas mientras sus extremidades son arrancadas de forma tan brutal resuenan con el silencio que recorre esa prisión. Las enormes bestias comen su carne hasta que los gritos y los llantos cesan dejando atrás restos esparcidos por todas partes y la sangre que ha salpicado por todo el lugar. Sin dudas nadie olvidará que el Rey no perdona a quiénes lo ofenden.