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Obsesión Del Diablo

Obsesión Del Diablo

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Amor eterno / Demonios / Reencarnación / Mundo de fantasía / Pacto diabólico
Popularitas:6.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Poire

— Advertencia —

La historia está escrita desde la perspectiva de ambos protagonistas, alternando entre capítulos. Está terminada, así que actualizo diariamente, solo necesito editarla. Muchas senkius 🩷

♡ Sinopsis ♡

El hijo de Lucifer, Azaziel, es un seducor demonio que se obsesiona con una mortal al quedar cautivado con su belleza, pero pretende llevársela y arrastrar su alma hacia el infierno.

Makeline, por su lado, carga con el peso de su pasado y está acostumbrada a la idea del dolor. Pero no está segura de querer aceptar la idea de que sus días estén contados por culpa del capricho de un demonio.

—¿Acaso te invoqué sin saberlo?
—Simplemente fue algo... al azar diría yo.
—¿Al azar?
—Así es. Al azar te elegí a ti.

NovelToon tiene autorización de Poire para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

A punto de romperse

Escuché el sonido de los blisters y frascos de medicina agitándose y chocando entre sí. Makeline se había detenido en la cocina a buscar algo que detuviera su dolor. Cuando llegue al marco de la puerta la encontré con la cabeza recostada en la pared y los ojos cerrados, era como si esperara a que el dolor la venciera, claro que no fue así.

Percibí una creciente irritación en ella, pero al no poder leerla, no estaba seguro de si era por el dolor físico o por la conversación anterior. De repente, abrió los ojos como recordando algo, y fue hasta a su habitación, rebuscando en su bolso. Yo miraba todas sus acciones desde el mismo lugar, sacó una pastilla y volvió a la cocina en busca de agua.

—Sabes que esos analgésicos no hacen más que daño, ¿verdad? —comenté.

Llenó el vaso con el agua del grifo— ¿Ahora también eres médico? —cerró el caño con desinterés.

—Algo así.

Mi respuesta no le hizo sentido— ¿Qué? —bebió un poco antes de decidir si tomar la pastilla— ¿Qué quieres decir con eso?

—Digamos que he tratado alguna herida y dado algunas inyecciones en una que otra ocasión.

Seguramente carecía de lógica para ella, a fin de cuentas se suponía que yo me encargaba del dolor. Es decir, de infringirlo, no de repararlo. Sin embargo, no estaba bromeando.

—No entiendo. ¿Eres un demonio o un ángel?, ¿por qué ayudarías a alguien a curarse?

—¿Quién dice que no me gusta ayudar a la gente? —pregunté con arrogancia.

Levantó la ceja, incrédula— ¿Es así? 

—Algunas veces, sí —sonreí—. En realidad, puedo ser muy benevolente. Lo soy contigo.

—Como sea —dijo, y sacó la pastilla del empaque—. Igual lo necesito, el dolor está aumentando y no quiero aguantar eso.

Miré la pequeña píldora en su mano.

—Es solo un golpe, te sanará solo. No vas a morir ni nada, en serio no necesitas esa cosa —señalé con desprecio.

Me observó, aún con la pastilla en la mano.

—Recargó toda su energía contra mi pierna, no es solo un golpe.

—Aún así, los analgésicos te hacen todavía más daño dentro del cuerpo.

—Da igual —replicó ella—. Mi cuerpo está bastante dañado ya.

Inclinó la cabeza hacia atrás y lanzó la pastilla hacia su garganta, luego echó agua dentro de su boca y dio un solo trago. Ella hacía eso mientras yo pensaba en lo que acababa de soltar, su confesión había despertado mi atención. Quizá lo había hecho de forma inconsciente, pero había dicho más de lo que realmente quería.

—¿Qué quieres decir exactamente con ‘muy dañado’?

Vio en mi dirección un momento, se giró para lavar el vaso rápidamente y tomó el instinto de evadir la pregunta. Cuando terminó de limpiarlo, lo puso en la encimera y tiró el paquete de la pastilla a la basura. Ignorando, por cierto, mi presencia. Después, fue a su habitación para sentarse en el escritorio. Abrió su computador para revisar algo. Me acerqué despacio y me posicioné a su costado, manteniendo un tono relajado.

—No respondiste mi pregunta.

El sonido de las teclas al ser golpeadas invadían el cuarto.

—No estoy obligada a responder nada. Eso no es parte del trato —no apartó la vista de la pantalla.

Abrió una aplicación de música y le dió al botón de reproducir, en un intento de hacerme entender que esta intervención había terminado para ella. Consideré apretar el botón de vuelta para apagar la música, pero ella volvería a encenderla de nuevo y no quería discutir como si fueramos niños. Así que, cerré la tapa de la laptop y mantuve la mano en ella. Mirándola directamente. Ella retiró sus manos a tiempo, evitando que se las aplastara bajo la tapa.

—No, es verdad —dijel—. Es verdad que no era parte del acuerdo. Pero yo aún tengo la posibilidad de obligarte.

Ella suspiró. Lento, forzado y profundo. Sabía que sí era capaz.

—¿Y tú para qué quieres saber eso?

—Solo dime —busqué sus ojos, tratando de hallar alguna respuesta no verbal.

Ella sostuvo la mirada, desafiante— No lo harías.

Sentí un aguijonazo en el pecho al ver sus ojos directamente, sin saber completamente la razón. ¿Lo haría? No estaba seguro. Claro que tenía el poder, pero no quería manipularla de esa forma. Y aunque no estaba acostumbrado y no me agradaba para nada que alguien contradijera todo lo que le pedía, algo me frenaba.

¿Y por qué Makeline tenía tanta certeza, por cierto?

—¿Estás segura de eso? 

—Es decir. Sé que puedes —Por supuesto que puedo—, pero... no lo harías.

Me quedé sin decir nada ante su respuesta, mi propio silencio me traicionaba. Quería saber lo que ella tenía para decir, pero tal vez tenía razón. No la obligaría. Y tuve un conflicto por eso, no comprendía qué me estaba pasando, o simplemente no quería admitirlo. Intenté ocultarme a mí mismo lo que en mí se acrecentaba. ¿Por qué esta mortal estaba suavizando mis instintos? 

No. Claro que sabía por qué. Y no podía dejar que esto empezara, tenía que parar. 

—Pareces muy segura de que no lo voy a hacer. —Ella no dijo nada, y ese silencio me astilló. Mi percepción hacia Makeline no podía comenzar a cambiar— ¿Realmente tienes la seguridad de que no lo haré? —la pregunta en verdad me la estaba haciendo a mí mismo.

—Sip —dijo en tono seco y sin dudar más.

Incliné mi rostro hacia ella— ¿De verdad crees que no vas a cambiar de parecer si te presiono un poco más?

—¿Por qué tienes tanto interés en el tema?

La pregunta me tomó por sorpresa, y siendo sinceros, ni yo sabía. Al menos no a consciencia.

Me empezaba a cuestionar seriamente si no estaría haciéndole daño al excavar en eso, y si no estaría tocando una fibra sensible. Por otro lado, no podía evitar querer sacar la información a la luz. Además, ni siquiera necesitaba leer su mente para saber lo alterados que estaban sus pensamientos ante mis palabras.

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Lorena Ramirez
es muy bueno
Patricia Garcia Lizarraga
Excelente
Alcira Araujo
genial
Alcira Araujo
que ya no va a subir más capítulos
Poire: Todos los días subo, ntps
total 1 replies
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