— Advertencia —
Es una historia corta.
La trama tiene contenido adulto, se pide discreción.
♡ Sinopsis ♡
Jodie nunca se ha quedado quieta, tiene una energía desbordante y una manera de meterse en donde no la llaman. Cuando se muda a un nuevo edificio, se encuentra con Kai; totalmente opuestos.
Él es reservado, ama el silencio y su rutina inquebrantable, pero su tranquilidad empieza a flaquear cuando Jodie lleva el caos hasta su puerta. ¿Podrá Kay resistirse a sus provocaciones?
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Confianza a medias
Mi cuerpo se estaba estremeciendo. La sensación que sentía por dentro contra su miembro erecto me estaba derritiendo, empujaba más y más profundo. Las palabras salían de su boca con prisa, a la vez que sus rudos movimientos reflejaban su deseo. Sus labios se unieron con los míos profundamente y con necesidad, su lengua exploraba exasperante mi boca mientras continuaba empujando su cuerpo encima de mí, provocando que mis piernas empezaran a temblar.
Buscó masajear suavemente la parte más sensible de mi cuerpo con el propósito de llevarme al borde, estaba temblando con sus dedos moviéndose con más energía.
—¿Por qué te gusta provocarme tanto? —añadió cerca de rostro, entre jadeando, mientras continuaba enfocado en su tacto.
—Cá-cállate —respondí.
Mis palabras provocaron una risa de su parte. Ahora él tenía el poder sobre mí y estaba jugando, aunque no iba a quejarme.
—No, no voy a callarme, quiero que me respondas. Te gusta hacerlo, ¿verdad? —Asentí, apretando los labios—. Y te gusta verme desesperado —dijo, percibí leve frustración en su tono.
—Bésame —rogué mientras mi cuerpo vibraba, ignorando su pregunta.
Pero no lo hizo, en su lugar, se alejó antes de que intentara hacer contacto con su boca.
—No, responde a mi pregunta primero.
—Kay…
Continuó manteniendo distancia, a pesar de mis súplicas.
—No te besaré hasta que me respondas.
Y yo no estaba prestando atención a sus palabras, tenía la mente en otra parte y no quería desenfocarme.
—¿Qué quieres… saber?
Kay volvió a acercarse con la intención de hacerme desearlo, pero se mantenía fuera de mi alcance.
—Quiero saber… quiero que me digas por qué te gusta tentarme de ese modo… y verme desesperado por ti —sus manos vagaban libremente por todo mi cuerpo.
—Porque… m-me encanta… verte así.
Al escucharme rompió lo que lo estaba conteniendo y la fuerza con la que se movía comenzó a incrementar.
—Maldita sea —dijo—. ¿Te gusta… así?
Asentí, sin importarme si podía verme a través de la oscuridad o no, ya no podía hablar. Kay siguió acariciando mi piel cuando se acercó a mí para besarme finalmente. La presión que ejercía fue más fuerte hasta que mis gritos se derramaron dentro de su boca, eso hizo que Kay subiera más el nivel, haciéndome retorcer.
………………………………..
Él terminó desplomado contra el colchón, completamente agotado. Su respiración se volvía más lenta y tranquila, el sueño se apoderaba de él mientras en mi cabeza rondaban sus palabras. Parecía estar seguro de lo que había dicho, aunque evidentemente tenía la cabeza nublada por el calor del placer. Me lo había prometido y quería aferrarme a esa idea a pesar de que temía que lo olvidara al despertar o que su perspectiva cambiara.
Al hacerlo, pareció haberse tomado un tiempo para darse cuenta de lo que había pasado y ubicarse en el tiempo y espacio. Yo estaba sentada en una esquina cuando notó mi presencia, no dijo nada, solo se estaba estirando.
—Oye, es en serio lo que te dije —dije, colocándome los zapatos.
—¿A qué te refieres? —preguntó con la voz todavía adormilada— ¿Qué dijiste?
Sep, lo supuse.
—Lo de Lucy, Kay.
—Ah, eso —respondió, como si el tema ya le pesara antes de siquiera hablar de ello.
Se sentó en la cama y se abstuvo de contestar al comienzo, por lo que tuve que volver a intervenir después de dar un suspiro.
—¿Y bien?
Kay asintió, casi imperceptiblemente, como si estuviese rindiéndose.
—Está bien —dijo sin entusiasmo—. Sí, está bien. Prometo que no voy a volver a invitarla aquí —se puso de pie, y yo lo seguí.
Me estaba obligando a descifrar si realmente estaba comprometido con lo que decía o si solo quería terminar con la conversación.
—Kay, ¿estás enojado?
Caminó hasta su cocina, en silencio, encendiendo la luz de su sala –había vuelto, al parecer–, evitaba mirarme directamente. Luego, su voz salió con un dejo de irritación.
—No estoy enojado, simplemente me molesta un poco que no confíes en mí. —No entendí de qué estaba hablando—. Te había dicho que nada pasó entre Lucy y yo —tomó la tetera para llenarla de agua—, y nada va a pasar —volteó hacia mí—. ¿Por qué no puedes creer lo que te digo? No tendrías por qué preocuparte, solo es una amiga, y nada más.
Encendió la estufa para prestarme toda su atención.
—Voy a recordarte que te enojaste conmigo hace unas horas por su culpa.
—No es así. Dijiste algo que no debiste haber dicho, y ya hablamos de eso —se apoyó en la repisa—. Mira, la verdad no veo por qué estás intentando prohibirme algo así, es absurdo y no me está gustando. Te dije que no pasará nada y eso debería ser suficiente para ti.
—Kay, es —me quedé plantada en el marco de la puerta— ¿Es en serio? —no contestó—. Me acabas de prometer que no lo harías, ¿vas a ignorar eso?
—Es que yo no tengo por qué alejar una amiga solo porque tú lo decidiste así.
—¿Entonces no lo harás?
Sus ojos manifestaban una irritación obstinada, los mantenía fijos sobre mí, como intentando que yo interpretara lo que tenía en mente, y tal vez sí, solo no quería decirlo en voz alta.
—No, Jodie. No me gusta cómo estás manejando esto. Estás siendo irracional.
Me quedé plantada en el marco de la puerta, tratando de dejarle espacio para que se retractara. Me rendí muy pronto.
—Listo.
Fui hasta la habitación para tomar mi blusa y colocármela. Al salir, lo vi a él, iba en dirección a mí para seguir hablando, pero lo esquivé sin darle más oportunidad.
—¿A dónde vas?
—A mi casa —abrí la puerta con fuerza—. La verdad ya me cansé de esto —abrí la puerta y la cerré de golpe. Ingresé a mi depa antes de que intentara detenerme.