Ingrid fue menospreciada por sus padres por ser mujer, es obligada a casarse con el Duque Ibars con el cual tendrá un hijo, al descubrir el gaño de este decide separarse y vivir con quien fue su primer amor, sin saber que caería en una trampa, tras ser asesinada junto a su hijo tiene la oportunidad de volver 3 años atrás de los sucesos que llevan a su muerte ¿logrará cambiar su destino?
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Esta vez no
Ingrid se despierta en su habitación asustada, se sienta en la cama un momento y mira a su alrededor enseguida se pone de pie y revisa su cuerpo buscando algún rastro de las puñaladas que recibió recuerda lo que vivió, sale corriendo de su habitación en busca de su hijo a quien encuentra en su cuarto dormido se acerca silenciosamente a su cama y al verlo comienza a llorar, aunque intenta controlarse para no despertarlo, Thiago abre sus ojos y se sorprende al ver a su madre a su lado.
- Madre, ¿sucedió algo? ¿hice algo que te molesto? – Ingrid se limpia las lágrimas.
- No, solo te extrañaba – lo abraza y besa en la frente -, perdóname.
- ¿por qué?
- Por no ser la madre que mereces, pero todo cambiara, te lo prometo, seré la madre que necesitas, te ves tan pequeño no parece que tengas nueve años.
- Madre tengo seis años – Thiago mira confundido a su madre.
- Seis años, está bien – sonríe y lo abraza -, voy ayudarte a vestirte e iremos a desayunar juntos.
- En serio madre… sigues en pijama.
- No importa, yo no saldré de casa, en cambio tú tienes que ir a la academia. Vamos alistarte.
Ingrid alista el uniforme de su hijo mientras él se baña, cuando Thiago está listo bajan a desayunar, el mayordomo sorprendido de su presencia manda a pedir su desayuno y le informa al Duque de la situación quien se extraña de su acción, quien va a desayunar con su hijo como todos los días Thiago al verlo se alegra y va a abrazarlo, mientras que Ingrid decide ignorarlo, al terminar de desayunar Ingrid lo lleva hasta el carruaje donde lo despide y regresa a su habitación, se recuesta por un momento en la cama donde suspira aliviada.
- Volví – sonríe Ingrid -, volví, junto a mi hijo, no voy a permitir que me vuelvan a pisotear, se acabó la esposa que agachaba la cabeza, escuchaba y no respondía, no voy a permitir que vuelvan arruinar mi vida, esta vez no.
Mientras Ingrid comienza a pensar en lo que debe hacer tanto en su hogar como fuera de este, Isabella ingresa a su habitación sin golpear la puerta y hablándole despectivamente.
- No traje su desayuno porque me informaron que bajo al comedor, no le dio vergüenza bajar en pijama, por lo menos debía ponerse un vestido simple, en realidad usted lo único que le queda bien es lo simple.
- Lárgate – responde Ingrid situación que sorprende a Isabella.
- ¿Qué dijo?
- Quiero que te largues, no quiero que vuelvas a venir a mi habitación.
- Se preparará el baño sola, usted es una inútil que no sabe hacer nada.
- No me prepare el baño sola, de hecho, lo harás tú porque ese es tu trabajo, porque eres una criada, te recuerdo que yo soy la Duquesa.
- Su título solo es de adorno – Isabella intenta salir de la habitación.
- En cuanto pongas un pie a fuera de esta habitación sin haber preparado mi baño, te quedaras sin trabajo, te demostrare que mi título no sirve solo de adorno.
Isabella decide no hacer otro comentario y le prepara el baño, tras marcharse Ingrid se da un baño rápido y viste de forma adecuada, ya que no piensa quedarse encerrada como en el pasado, al encontrarse lista pide al mayordomo que le informe al Duque que necesita hablar con él. Dariel accede a recibir a su esposa, en cuanto ingresa ella le hace la reverencia correspondiente.
- No es necesario la formalidad, después de tantos años de matrimonio- responde Dariel.
- Tantos años de matrimonio que no representan ni un mes, ni siquiera somos un matrimonio que se tolere, no vine hacerle perder su valioso tiempo en ridiculeces ya estamos acostumbrados al infierno en el que vivimos. Vine hablar sobre nuestro hijo, me haré cargo de él.
- Te harás cargo de él – la mira asombrado -, no conoces nada de él, ni su rutina, entrenamiento, siempre has estado apartada de su educación.
- Sí, fui una cobarde al dejarme amedrentar por sus palabras, tenía miedo de que si usted pensaba que de alguna manera falle en la educación de mi hijo me arrojaría a la calle, me doy cuenta de que es mejor estar en la calle y tener libertad que estar aquí siendo su sombra. Thiago tiene 6 años, después de la academia solo entrenará una hora.
- No puedes tomar esa decisión.
- Es un niño, y es mi hijo, necesita divertirse no vivir bajo un régimen, la academia, horas de entrenamiento que lo fatigan, no más y no pienso discutir con usted al respecto.
- Su educación la decido yo.
- No, es mi hijo y tengo derecho a opinar sobre su vida, como madre me preocupa que a tan corta edad este toda la tarde entrenando, cree que es normal que a su edad ya tenga que dominar su magia a la perfección…
- Prefiero que aprenda a dominar su magia a que nunca sepa utilizarla – Ingrid sonríe.
- Yo puedo absorber la energía ¿sabe lo que significa? ¿Cómo se realiza? Podría obtener la magia que desee si mato al individuo. Por cierto, siempre me pareció interesante como puede dominar el aire y tierra.
- Es una amenaza…
- Quizás… - Ingrid hace una reverencia y sale del despacho.
Al verla Adel le informa que el carruaje que pidió estaba listo, ella agradece y se marcha de inmediato al centro de la capital, donde camina por un momento y por desgracia se topa con su madre.
- Querida – Elizabeth la abraza -, es un gusto verte de nuevo, como esta semana no nos visitaste nos preocupaste, es bueno ver que estas bien.
- Madre – Elizabeth se percata que Ingrid no le hizo una reverencia.
- Ingrid creo que has olvidado tus modales – la Duquesa Amelia que esta junto a Elizabeth solo observa la situación.
- Le pido una disculpa Duquesa Amelia con la emoción de ver a mi madre, no la salude de forma adecuada – hace una reverencia rápida.
- Tengo que admitir que no me preocupo la reverencia ya que tenemos el mismo título de nobleza – responde Amelia.
- Usted es una mujer que se ha convertido en el ejemplo de elegancia y modales – Amelia sonríe por el comentario de Ingrid.
- Han sido años evitando los escándalos y manteniendo un comportamiento impecable - comenta Amelia.
- Hija no me refería a eso, no me reverenciaste – Elizabeth trata de mantener su sonrisa.
- Madre no es apropiado porque yo soy una Duquesa y usted una Baronesa ante la sociedad usted debería reverenciare, como es mi madre nunca lo creí necesario.
- La niña tiene razón – interfiere Amelia -, no es una falta de respeto, ella solo debe reverenciarla como muestra de respeto y si su esposo lo permite en algún evento especial, como su cumpleaños, pero debe entender que no es digno que una Duquesa se incline ante una Baronesa.
- Tengo que retirarme, salí a comprar un detalle para mi hijo y esposo - menciona con calma Ingrid.
- Tenemos que conversar, organizare una reunión de té esta semana, espero que nos honre con su presencia - dice Amelia.
- Estaría encantada de compartir con las mujeres más educadas y bellas del reino –Ingrid hace una reverencia a la Duquesa -. Madre iré a visitarla como todas las semanas, permiso.
Elizabeth disimula su furia al ver que su hija no la reverencio, así que pone una excusa ante la Duquesa y se marcha a su casa, al llegar a su hogar le informa molesta a su esposo que su hija la humillo ante la Duquesa Amelia en la calle.