Álvaro, creyente en la reencarnación, se encuentra atrapado en el cuerpo de Felipe, un ladrón muerto en un tiroteo. Con una nueva identidad, pero con la misma mente astuta y sedienta de justicia, decide vengarse de Catalina y de su amante. Usando sus habilidades empresariales y su inteligencia, se infiltra en su propia casa, ahora ocupada por otros, y empieza a mover las piezas de un plan de venganza que se va tornando cada vez más complejo.
Entre situaciones cómicas y tensiones dramáticas, la novela explora temas de identidad, amor, traición y justicia, mientras Álvaro navega en un mundo que no le pertenece, pero que está dispuesto a dominar. La lucha interna entre el alma de Álvaro y el cuerpo de Felipe crea un conflicto fascinante, mientras él busca vengarse de aquellos que lo destruyeron.
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Temporada II - Despertar en la Distopía
La oscuridad lo envolvía todo. Álvaro intentó abrir los ojos, pero una sensación densa, como de niebla pegajosa, parecía mantenerlo atrapado en un limbo interminable. La primera chispa de consciencia llegó como un golpe: un dolor sordo que pulsaba en su cabeza y el eco de una voz mecánica repitiendo palabras que no podía entender.
“Bienvenido de nuevo, Unidad A-7. Protocolo de reinicio completado.”
Las palabras eran frías, vacías, como un cuchillo que corta sin esfuerzo. Álvaro finalmente abrió los ojos. La luz blanca lo cegó por un momento y, cuando su visión se aclaró, se encontró en una habitación metálica, desprovista de vida. Los muros brillaban con un resplandor azul tenue, y una pantalla holográfica flotaba frente a él con datos que no comprendía.
“¿Qué... dónde estoy?”, murmuró con una voz rasposa, como si no hubiera hablado en años.
Intentó moverse, pero su cuerpo se sentía extraño, pesado. Miró sus manos: parecían las suyas, pero algo no estaba bien. Las líneas, las cicatrices, incluso la textura de su piel tenían algo diferente, como si estuviera observando un reflejo distorsionado de sí mismo. Entonces, un destello de memoria lo golpeó: el sótano, la explosión, el rostro de Catalina gritando su nombre... después, nada.
“¡Despierta, Álvaro!”
La voz irrumpió en su mente como un trueno. Era diferente, familiar, pero no suya. Era Felipe. “¿Pensaste que había desaparecido? Qué ingenuo.”
Álvaro sintió el peso de la presencia de Felipe en su mente, como un parásito que había estado dormido durante años y ahora se agitaba con fuerza renovada. Intentó bloquearlo, pero su resistencia era inútil.
“¿Qué hiciste? ¿Dónde estamos?”, exigió Álvaro con desesperación.
Felipe soltó una risa sarcástica. “No soy el culpable de esto, amigo. Bienvenido al futuro... aunque no sé si llamarlo bienvenido sea apropiado. Has estado... ausente.”
Un Mundo Desconocido
Con esfuerzo, Álvaro se levantó. La habitación era pequeña, con un único panel de cristal que mostraba el exterior. Al acercarse, lo que vio lo dejó sin aliento: una ciudad que no reconocía. Los edificios eran torres imposibles de cristal y acero, conectados por pasarelas flotantes. Vehículos avanzados surcaban el aire, y una niebla azulada cubría el horizonte. Pero lo más inquietante eran las personas. Todos llevaban implantes brillantes en sus sienes, moviéndose de forma mecánica, como si estuvieran sincronizados.
Un hombre apareció de repente en la puerta automática. Vestía un uniforme negro con el emblema de un círculo incompleto y una línea en el centro. En su rostro no había expresión alguna.
“Unidad A-7, acompáñeme.”
Álvaro retrocedió instintivamente. “¿Quién eres? ¿Qué es esto?”
El hombre no respondió. Simplemente señaló la puerta. Álvaro, todavía débil, intentó resistirse, pero dos guardias más aparecieron detrás del primero, apuntándolo con dispositivos que parecían armas futuristas.
Felipe habló en su mente. “No seas estúpido, Álvaro. Haz lo que dicen. Necesitamos entender qué está pasando antes de actuar.”
“¿Y desde cuándo somos un equipo?”, replicó Álvaro con ironía.
“Desde que nuestra supervivencia depende de ello.”
El Control de Eterna
Álvaro fue llevado por pasillos interminables. Todo era frío y minimalista, como si la vida hubiera sido arrancada de ese lugar hacía mucho tiempo. Finalmente, llegaron a una sala enorme, donde una mujer esperaba detrás de un escritorio flotante. Su rostro era inexpresivo, pero sus ojos mostraban inteligencia y cálculo.
“Unidad A-7, has sido activado con éxito. ¿Cómo te sientes?”, preguntó sin emoción.
Álvaro frunció el ceño. “¿Quién eres y qué es esto?”
La mujer lo ignoró y miró una pantalla holográfica a su lado. “Tu reinicio tomó más tiempo del esperado, pero el núcleo de conciencia está intacto. Los protocolos de transferencia parecen haber sido exitosos.”
“¡No soy una máquina!”, gritó Álvaro, dando un paso adelante. Los guardias lo detuvieron, pero él continuó. “Soy un ser humano. ¡Exijo respuestas!”
La mujer finalmente lo miró. “Eso es lo que crees. Pero aquí no eres Álvaro. Eres Unidad A-7, un activo de Eterna. Tu pasado ya no importa.”
Felipe intervino en su mente. “Parece que nos han dado un nuevo nombre. A-7. Me gusta.”
“¡Esto no es un juego, Felipe!”, gritó Álvaro mentalmente, desesperado por recuperar el control.
La Verdad Oculta
En un momento de descuido, Álvaro logró tomar un objeto pesado del escritorio y golpear a uno de los guardias, escapando por un pasillo lateral. Corrió sin mirar atrás, con las alarmas resonando a su alrededor. Felipe, sorprendentemente, lo ayudaba.
“Gira a la izquierda. Allí hay un elevador.”, indicó Felipe.
“¿Cómo sabes eso?”, preguntó Álvaro, jadeando.
“Llamémoslo intuición. Ahora corre, idiota.”
Llegaron al elevador, y Álvaro presionó todos los botones. Cuando las puertas se cerraron, dejó caer el objeto y se apoyó contra la pared, intentando recuperar el aliento.
“Habla. ¿Qué está pasando?”, exigió Álvaro a Felipe.
“Eterna es una organización que experimenta con conciencias humanas. Durante los últimos diez años, han usado tu cuerpo como parte de su programa de control. Yo estuve... al mando por un tiempo.”
Álvaro sintió una mezcla de rabia y desesperación. “¿Tú me controlaste? ¿Qué hiciste con mi vida?”
Felipe suspiró. “Sobreviví. Pero ahora ambos estamos atrapados, y si no trabajamos juntos, ninguno saldrá con vida.”
Un Giro Desconcertante
El elevador se detuvo bruscamente. Las puertas se abrieron a un nivel subterráneo lleno de maquinaria y tubos gigantes. Álvaro escuchó pasos acercándose y se escondió detrás de una consola. Observó a dos técnicos hablando.
“La activación de la Unidad A-7 fue un éxito, pero parece que su núcleo de conciencia está... inestable.”
“Eso no importa. Su propósito no es pensar, sino ejecutar órdenes. El Consejo no tolerará más fallos.”
Álvaro apretó los puños. Ahora sabía que lo veían como una herramienta, un objeto.
“Álvaro, presta atención.”, interrumpió Felipe. “Hay un panel a tu izquierda. Si logramos hackearlo, podríamos obtener información sobre lo que hicieron contigo.”
Álvaro dudó, pero finalmente obedeció. Al acceder al sistema, descubrió algo aterrador: un archivo etiquetado como Proyecto Renacer. Contenía imágenes de él, de Catalina, e incluso de Felipe. Pero lo más impactante era un video de Catalina siendo interrogada. Su rostro mostraba rabia, pero también miedo.
“Catalina está viva...”, susurró Álvaro.
“Y parece que sabe más de lo que pensamos.”, añadió Felipe.
Antes de que pudiera procesar lo que había visto, un ruido ensordecedor llenó el lugar. Los guardias lo habían encontrado. Sin pensarlo, Álvaro corrió hacia un túnel oscuro, con las alarmas sonando y las luces parpadeando.
“¡Por aquí!”, gritó Felipe en su mente. “Si logramos salir de este nivel, podríamos encontrar a Catalina. Es nuestra única opción.”
Álvaro no respondió, pero corrió con todas sus fuerzas. Las balas resonaban detrás de él, y la sensación de peligro lo impulsaba a seguir adelante. Finalmente, llegó a una compuerta. Al abrirla, se encontró en un exterior desolado, un paisaje postapocalíptico que parecía haber sido devastado por la guerra.
Mientras miraba el horizonte, una nave sobrevoló el área, proyectando un mensaje holográfico:
“Resistencia identificada. Unidad A-7, regrese a la base o será eliminado.”
Álvaro apretó los dientes y murmuró: “Que vengan.”
Felipe rió en su mente. “Esto apenas comienza, amigo.”
Álvaro camina hacia el horizonte, con el sonido de motores acercándose. CONTINUARÁ...