Álvaro, creyente en la reencarnación, se encuentra atrapado en el cuerpo de Felipe, un ladrón muerto en un tiroteo. Con una nueva identidad, pero con la misma mente astuta y sedienta de justicia, decide vengarse de Catalina y de su amante. Usando sus habilidades empresariales y su inteligencia, se infiltra en su propia casa, ahora ocupada por otros, y empieza a mover las piezas de un plan de venganza que se va tornando cada vez más complejo.
Entre situaciones cómicas y tensiones dramáticas, la novela explora temas de identidad, amor, traición y justicia, mientras Álvaro navega en un mundo que no le pertenece, pero que está dispuesto a dominar. La lucha interna entre el alma de Álvaro y el cuerpo de Felipe crea un conflicto fascinante, mientras él busca vengarse de aquellos que lo destruyeron.
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El futuro incierto
La luz del amanecer filtraba sus primeros rayos a través de las rejas de la celda de Álvaro. Había pasado la noche despierto, con los ojos fijos en la carta que encontró el día anterior. Las palabras de Felipe resonaban en su mente como un eco persistente. "No todo es lo que parece. El juego aún no ha terminado."
Se levantó despacio, como si el peso de sus decisiones le presionara el cuerpo. Miró sus manos, los nudillos marcados por el esfuerzo de la tensión acumulada. Su vida había cambiado de maneras que nunca pudo haber imaginado, y aunque había dado un paso hacia la paz al perdonar a Catalina, el mensaje de Felipe lo arrastraba de nuevo al abismo.
“¿Qué significa esto, Felipe?” murmuró, más para sí mismo que para la presencia inquebrantable de aquel hombre que ahora parecía ser una sombra constante en su conciencia.
La respuesta no tardó en llegar. Felipe apareció en su mente como una visión clara, sus ojos brillantes de malicia y determinación.
—Significa que todavía no has ganado. Este juego no termina cuando tú lo decides.
—Esto no es un juego. —La voz de Álvaro estaba cargada de furia contenida—. Es mi vida, mi alma. Y no pienso perderla contigo.
Felipe rió, una risa hueca que parecía llenar la celda.
—Tu alma... es nuestra.
El Desafío del Destino
Horas más tarde, Álvaro fue trasladado a una sala de reuniones especial. Catalina estaba allí, esperándolo. Su presencia era un recordatorio de todo lo que había enfrentado. A pesar de su traición y de todo el dolor que compartieron, verla le provocaba una mezcla de emociones imposibles de descifrar.
—Álvaro. —Su voz era suave, pero firme. Llevaba consigo un aire de urgencia—. Tenemos que hablar.
—Pensé que ya habíamos dicho todo lo que teníamos que decir.
Catalina negó con la cabeza y sacó un sobre de su bolso. Lo dejó sobre la mesa entre ellos, empujándolo hacia él con un gesto firme.
—Esto llegó a mi oficina esta mañana. Es para ti.
Álvaro tomó el sobre con cuidado, como si contuviera una bomba a punto de estallar. Lo abrió lentamente y sacó una hoja de papel con el mismo tipo de escritura que había recibido antes.
"Felicidades, Álvaro. Has llegado al final del primer acto. Pero el segundo está a punto de comenzar. Prepárate para enfrentar las consecuencias de tus acciones. -F"
La mandíbula de Álvaro se tensó mientras leía las palabras.
—¿Quién te dio esto? —preguntó, levantando la mirada hacia Catalina.
—No lo sé. Apareció en mi escritorio. Pero hay algo más. —Catalina sacó un pequeño dispositivo USB de su bolso—. Esto estaba con la carta.
Álvaro lo miró con desconfianza.
—¿Lo viste?
Ella asintió.
—Y creo que tú también deberías verlo.
El Secreto Desenterrado
De vuelta en su celda, Álvaro conectó el USB en una laptop vieja que le habían permitido tener como parte de su “rehabilitación.” Lo que vio en la pantalla lo dejó sin aliento. Eran grabaciones. Imágenes de su propia vida como Felipe. Pero no era la versión de sí mismo que él recordaba.
En los videos, Felipe llevaba a cabo una serie de actos oscuros, robos, manipulaciones, incluso un asesinato que no recordaba haber cometido. Pero lo más perturbador era la expresión en su rostro. No era Álvaro. Era Felipe, en toda su esencia.
—¿Qué significa esto? —preguntó en voz alta, como si Felipe pudiera escucharlo.
Y, por supuesto, él respondió.
—Significa que soy más parte de ti de lo que quieres admitir.
Álvaro golpeó la mesa con un puño cerrado.
—¡No! Esto es una mentira.
—¿De verdad? ¿Y cómo explicas las grabaciones? —replicó Felipe con una sonrisa que se sentía tangible en su mente—. No eres tan inocente como crees, Álvaro.
La verdad lo golpeó como una ola helada. Había partes de su vida como Felipe que no recordaba, fragmentos oscuros que parecían haber sido borrados. Y ahora estaban regresando, como fantasmas vengativos.
Una Alianza Inesperada
El día siguiente, Catalina volvió a visitarlo, esta vez con una determinación que no había mostrado antes.
—Álvaro, esto no termina aquí. —Su voz era baja, pero llena de convicción—. Creo que hay algo más grande en juego.
—¿Qué quieres decir?
—Estas cartas, las grabaciones... —Hizo una pausa, como si dudara en decir lo que pensaba—. No creo que sean solo para ti. Creo que alguien está jugando con nosotros, manipulándonos a ambos.
—¿Y qué sugieres? —preguntó Álvaro con escepticismo.
—Que trabajemos juntos. Que encontremos quién está detrás de esto.
La idea de aliarse con Catalina era lo último que Álvaro hubiera imaginado, pero sabía que ella tenía razón. Esto iba más allá de su rencor personal.
—Está bien. Pero si esto es otra de tus manipulaciones…
—No lo es. —Catalina lo interrumpió antes de que pudiera terminar—. Esta vez, estoy de tu lado.
Esa noche, mientras Álvaro dormía, tuvo un sueño, o más bien una visión. Estaba de pie frente a un espejo, pero no era su reflejo lo que veía. Era Felipe, sonriendo con esa expresión de superioridad que tanto odiaba.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Álvaro.
—Quiero que aceptes quién eres. —La voz de Felipe era tranquila, casi amable—. Porque hasta que no lo hagas, este juego nunca terminará.
Cuando despertó, estaba empapado en sudor. Y en la pared frente a él, escrito con algo que parecía sangre, estaban las palabras:
"La verdad te liberará."
Álvaro se levantó de un salto, su corazón latiendo con fuerza. El mensaje era claro, pero la pregunta permanecía: ¿qué verdad?
En la última escena del capítulo, Álvaro y Catalina están en un auto, conduciendo hacia un lugar que ambos temen, pero saben que deben enfrentar: la casa donde todo comenzó.
—¿Estás seguro de esto? —pregunta Catalina, sus manos temblando ligeramente sobre el volante.
Álvaro asiente.
—Es el único lugar donde podemos encontrar respuestas.
Cuando llegan, las luces de la casa están encendidas, a pesar de que nadie debería estar allí. Se miran el uno al otro, y sin decir una palabra, entran juntos.
La puerta se cierra detrás de ellos con un estruendo, y una risa familiar llena el aire.
El desenlace de la historia lleva a Álvaro y Catalina a un enfrentamiento con su destino en la casa donde todo comenzó. Al entrar, los recuerdos de sus vidas pasadas y presentes los envuelven, y las piezas del rompecabezas finalmente encajan, revelando una verdad mucho más oscura de lo que cualquiera de ellos imaginó.
En el sótano, descubren un antiguo escritorio repleto de documentos y fotografías que exponen los hilos invisibles que han manipulado sus vidas desde el principio. Entre ellos, una figura desconocida emerge como la verdadera mente maestra detrás del tormento de Álvaro y la relación disfuncional de Catalina. Alguien que conocía cada uno de sus pasos y había orquestado sus decisiones desde las sombras.
La revelación deja a ambos atónitos. Felipe, la otra personalidad de Álvaro, no fue un accidente. Fue una creación deliberada, diseñada para cumplir un propósito siniestro. Las grabaciones, las cartas y las visiones no eran simples juegos mentales; eran pruebas de una conspiración mayor, un experimento cuyo alcance todavía no comprenden del todo.
Catalina, abrumada por la culpa y el miedo, intenta huir, pero Álvaro la detiene.
—No podemos seguir corriendo, Catalina. Si queremos ser libres, debemos enfrentarlo.
Pero justo cuando parece que están listos para enfrentarse a su enemigo común, las luces de la casa se apagan. En la oscuridad, una voz familiar rompe el silencio.
—Bienvenidos al final... o más bien, al principio. —Es la voz de Felipe, pero hay algo diferente en ella, algo más calculador y frío.
De repente, las paredes del sótano comienzan a temblar, y Álvaro se da cuenta de que no están solos. Un grupo de personas enmascaradas aparece, rodeándolos. Entre ellos, una figura se destaca: un hombre mayor, cuyos ojos reflejan una inteligencia perturbadora.
—Ustedes dos son las piezas clave de algo mucho más grande —dice el hombre, su voz calmada pero cargada de autoridad—. Y ahora que han llegado hasta aquí, el verdadero juego puede comenzar.
Catalina intenta luchar, pero es rápidamente contenida. Álvaro, por otro lado, siente una oleada de poder dentro de sí, como si Felipe estuviera tomando el control de nuevo, esta vez con un propósito completamente diferente.
—¿Qué quieren de nosotros? —grita Álvaro, luchando por mantener el control sobre su cuerpo y mente.
El hombre sonríe.
—No se trata de lo que queremos. Se trata de lo que ya son.
En el momento final, Álvaro debe tomar una decisión: aceptar la oscuridad que ha estado intentando rechazar toda su vida o sacrificarlo todo, incluso su humanidad, para proteger a Catalina y descubrir la verdad.
La pantalla se oscurece mientras su rostro refleja la lucha interna que lo consume. Un grito de Catalina corta el silencio, seguido por una explosión, y el capítulo finaliza con un fundido en negro y una frase que promete más:
"El principio del fin es solo el comienzo."
CONTINUARÁ...
CONTINUARÁ...