Un acuerdo nada convencional. Bryan Roignz, un famoso empresario y abogado, es un hombre apuesto y deseado por muchas, por su dinero, belleza, fama y poder. Sin mencionar que su apellido ya tiene su propia fama. Él ve una gran oportunidad, pero necesita ayuda. Samantha, una mujer fuerte, decidida y con habilidades únicas, se encuentra sin nada. De un día para otro, su vida da un giro total. Él necesita un acuerdo y ella dinero. El destino decide ponerlos cara a cara. Ven conmigo, viajemos juntos en esta historia de amor, comedia, superación y fe...
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Capítulo 9
Bryan: Ahora tenemos que pensar en cómo nos conocimos.
Samantha: De acuerdo, y tenemos que ceñirnos a los detalles, sobre todo porque dijiste que tus padres son muy detallistas.
Bryan: Tú también eres bastante detallista.
Samantha: Me fijo en las cosas y capto bien la información. Odio tener que repetir y supongo que a los demás les pasa lo mismo.
Bryan: ¡Genial! Yo tampoco tengo problemas para recordar detalles y rara vez se me pasan por alto, son importantes en mi profesión.
Samantha: ¿Y dónde nos conocimos?
Bryan: Dijiste que haces ejercicio y que te gusta mucho.
Samantha: Sí.
Bryan: ¿Corres o caminas por la calle?
Samantha: Sí, normalmente corro por las mañanas, pero a veces por las noches.
Bryan: Podríamos habernos encontrado por casualidad en una de esas carreras.
Samantha: ¡No! Muy raro, no tienes pinta de hablar con nadie en la calle.
Bryan se pasa la mano por la cabeza. Es verdad, no lo hago ni lo haría, además rara vez corro por la calle, lo hago en la cinta.
Samantha: Seguro que te gusta leer.
Bryan: Es lo que más hago, leo y analizo mucho.
Samantha: ¿Hay alguna cafetería a la que vayas con frecuencia?
Bryan piensa un momento: La hay, dice el nombre.
Samantha: ¡Por Dios! ¿Sólo vas a sitios caros?
Bryan: Normalmente sí, son los mejores.
Samantha: Eso no va a funcionar, nunca iría a esa cafetería y, si lo hiciera, tendría que ser muy rica, ¡sólo una taza de café allí es una fortuna!
Bryan: No exageres, ¡es bueno!
Samantha: Si no fuera por la coincidencia de ayer, que tu amigo fuera el novio de la amiga de mi sobrina, nunca nos habríamos conocido y, además, si no te hubieras acercado a mí, probablemente nunca nos habríamos dirigido la palabra.
Bryan: Es cierto, pero has dicho algo interesante.
Samantha: ¿Qué?
Bryan: ¡Coincidencia! Y si por casualidad, nos encontramos en un accidente de tráfico. Por ejemplo, que chocaras contra mi coche.
Samantha: ¡No! Chocaste contra mi coche y lo peor es que tuve que venderlo.
Bryan: Pronto comprarás otro coche,
¡Ya tengo una idea! Tuviste un accidente, yo iba detrás y te ayudé, eso lo haría y todo el mundo lo sabe.
Así que te ayudé, acabamos tomando un café y empezamos a estar en contacto.
Samantha: ¿Por qué tengo que chocar yo? ¿Por qué no al revés? Yo te ayudo a ti.
Bryan: No se lo creerían, porque llamaría a mis amigos, si no estuvieran conmigo, y probablemente tendría a mis guardaespaldas.
Que yo te ayude es diferente, podría estar sin los guardaespaldas, yendo a casa o los guardaespaldas para ayudarme, con ellos me las arreglo.
Samantha: Qué le vamos a hacer.....
Bryan: Entonces chocaste, pero sólo fueron daños materiales, te ayudé y acabamos tomando un café y así fue como nos conocimos y decidimos formalizar nuestra relación.
Como dijiste que no te parabas cerca de casa, podríamos decir que nos conocimos en otro lugar, en otra ciudad.
Samantha sonríe: ¿Puede ser Barcelona?
Bryan: ¡Perfecto! Tengo una sucursal allí y a veces, de hecho, últimamente he tenido que ir mucho, estaba organizando algunas cosas y sería muy convincente.
Samantha: Tengo un título en Educación Física y diles a tus padres que trabajaba allí como profesora y luego como entrenadora personal. Así es más fácil.
Bryan: ¿A eso te dedicabas?
Samantha: ¡No! Ni por asomo, tengo varios cursos y no te voy a decir nada más, señor abogado.
Bryan sonríe: Vale, pero ya lo descubriré con el tiempo.
Samantha: ¿Entonces nos quedamos así?
Bryan: Odio que me ignores, pero vale. Sabes que te van a juzgar, a intentar intimidarte y cosas así.
Samantha: Eso no me preocupa o es lo que menos me va a preocupar.
Bryan: De acuerdo, entonces mañana mismo nos casamos y vienes a vivir conmigo.
Le da una tarjeta y le dice
Bryan: Aprovecha hoy y compra lo que necesites, ¡mañana te recojo a las 8:00 h en punto! Para casarnos, vamos directamente al juzgado y luego te dejo en el ático.
Samantha: Pero el juzgado abre a las 9 de la mañana.
Bryan: No te preocupes por eso, tengo mis contactos.
Samantha: Vale, hasta mañana.
Bryan: Hasta mañana.