¿Alguna vez haz amado contra todo pronóstico, sin importar; el tiempo, las adversidades, los enemigos, las imposiciones, el dolor y la distancia?
En un hermoso bosque, rodeado de árboles centenarios y el dulce sonido del viento, el agua y las aves, nace un amor que desafiará el destino. Luciana y Alejandro, dos adolescentes, se juran amor eterno y se prometen estar juntos siempre.
Pero su amor se verá amenazado por la intriga, la ambición y la maldad. La distancia social y las expectativas familiares parecen insuperables obstáculos. Sin embargo, Luciana y Alejandro están decididos a luchar por su amor.
¿Podrán superar los obstáculos y mantener viva su llama de amor? ¿O sucumbirán a las presiones del mundo que los rodea? Únete a Luciana y Alejandro en su emocionante viaje de amor, pasión y superación.
NovelToon tiene autorización de Rosa Verbel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Triste.
Luciana.
🍁🍁🍁
Me levanto temprano como cada día desde que estoy aquí, me ducho y luego me visto con mi nuevo uniforme, al estar lista me miro en el espejo y veo a una persona que extraña mucho a los suyos. El uniforme del internado es elegante, pero también es una constante recordación de que no estoy en mi hogar. La falda plisada azul marino, la blusa blanca con cuello alto y la chaqueta azul con el escudo del internado bordado en el pecho me hacen sentir como una estudiante modelo, pero no como yo misma, me siento casi como una prisionera, como un ave en una hermosa jaula de oro.
Debo llevar con orgullo este uniforme. Pero no puedo evitar sentir que estoy perdiendo mi identidad en el proceso, llevo dos semanas aquí. Siento que este uniforme es como una especie de disfraz que intenta ocultar lo que en verdad sentimos, una manera de hacer que todas nos veamos iguales, pero también es una manera de recordarme de no estoy donde siempre he estado.
No me tratan mal aquí, pero me siento como una ave enjaulada, lejos de mi hogar, de mi familia, de mis amigos, de mis caballos y de todo lo que amo, respiro profundamente mientras peino mi cabello en un moño bien recogido.
Este internado es un lugar hermoso mentiría si digo que no, pero es frío y desconocido mi padre dice que poco a poco me acostumbraré, pero yo lo veo difícil. Las paredes de piedra y las ventanas de cristal no pueden reemplazar la calidez de la hacienda, ese olor a tierra, a vegetación, el riachuelo y los caballos que me hacía sentir viva y libre, extraño a Viento.
Echo de menos ese bello campo, la libertad de correr por los prados, de montar mi yegua bajo el sol caliente y sobre todo en compañía de Alejandro. Aquí, todo es tan... ordenado, tan perfecto, pero yo lo siento tan vacío. Las chicas son amables, pero no son mis amigas, no son las personas con las que crecí, solo nos hablamos cuando es verdaderamente necesario durante una que otra clase.
Extraño todo de mi México, la comida de Matilde, mi escuela y también extraño muchísimo a Alejandro... a mí cielo. Lo echo de menos cada día, cada hora, cada minuto. Me duele el corazón al pensar que está tan lejos de mí, que no puedo verlo, no puedo tocarlo, no puedo besarlo, que durante un buen tiempo no podremos jugar en el bosque, bañarnos en ese bonito riachuelo que nos vió crecer.
Me siento muy sola a pesar de estar rodeadas por tantas personas. Me siento como si estuviera viviendo en un sueño, un sueño que no es mío. Quiero despertar, quiero regresar a mi hogar, quiero regresar a Alejandro. Quiero sentir de nuevo la calidez del sol en mi piel, el viento en mi cabello, el amor en mi corazón.
En este lugar todo es tan diferente a lo que estaba acostumbrada.
Salgo de mi habitación con mis cosas en la mano y me dirijo al aula de clases, a primera hora tendremos clase de literatura, al llegar saludo a las pocas chicas que están, supongo que las demás están desayunando, a mi por lo general no me gusta desayunar, la profesora Thomson está escribiendo algo en el pizarra y se voltea para saludarme con una cálida sonrisa, la cual correspondo para luego se traerme en mi puesto, poco a poco llegan las demás chicas y me permito detallar a la última chica en entrar, nunca la había visto aquí.
Es hermosa con un cabello cobrizo precioso, tiene ojos verdes, un verde brillante, pero al ver su expresión no puedo evitar compararla conmigo, se ve casi igual de triste que yo.
_ ¡Buenos días nuevamente para todas! _ duda la profesora Thomson. _ Hoy tenemos por acá una nueva estudiante. _ señala a la hermosa pelirroja. _ Dejaré que sea ella quien se presente.
_ ¡Hola! _ saluda con timidez, se para derecha y nos dedica una mirada a todas. _ Mi nombre es Abril Sullivan, tengo 15 años y vengo de Massachusetts, me gusta mucho leer y me gustaría que podamos ser amigas o buenas compañeras.
_ ¡Bienvenida al internado de la esperanza! _ decimos todas al unísono.
_ Luciana. _ me llama la profesora. _ ¿Podría Abril sentarse a tu lado?
_ Claro. _ digo señalando la silla a mi lado.
Abril se sienta y luego de que la profesora Thomson nos da a todas unas indicaciones comienza la clase.
_ Me llamo Luciana de la Vega y vengo de México. _ le susurro a Abril cuando la veo mirarme, ella se ríe.
_ Un gusto conocerte.
La hora de clase acaba y nos vamos a la de filosofía con la profesora Kennedy, es una mujer de unos sesenta y tantos años, suele ser un poco recta, pero también amable.
El resto de las clases se siente con un aire diferente con la compañía de Abril, ambos estamos en las mismas clases, durante el receso hablamos un poco. Abril es amigable y sonriente, hoy me ha hecho sentir un poco más cómoda en este lugar tan desconocido.
Después de la cena descubro que Abril y yo compartiremos habitación, así que podremos conocernos más.
No niego que me sigo sintiendo triste y algo aburrida, mi madre me quitó el teléfono antes de dejarme aquí, y no he podido comunicarme con Leticia y Sergio, y mucho menos he podido hablar con Alejandro... La soledad de siente y es como un peso que me aplasta el pecho.
Abril me ha invitado a leer con ella su nuevo libro y aunque es un pequeño consuelo, me hace sentir un poco menos sola. Pero no puedo evitar preguntarme qué estará pasando con mis amigos, con Alejandro... ¿Estarán pensando en mí? ¿Me extrañarán como yo a ellos?
_ ¿Tienes celular?. _ le pregunto con una esperanza.
_ No, mi madrastra me lo votó. _ responde cabizbaja y por instinto la abrazo, ella ya no aguanta más y se echa a llorar.
No soy la única que siente sola y triste.