ella fue secuestrada el día de su boda, el día más importante de su vida
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capitulo 23
Fueron noches complicadas para Mireya, ella no podía dormir adecuadamente ya que tenía pesadillas en las que Lucas iba a buscarla, Mireya
Mireya estaba sentada en la esquina de la habitación, sus manos firmemente aferradas a las rodillas, los ojos fijos en el suelo. No quería pensar, no quería sentir. Cada vez que cerraba los ojos, el rostro de Lucas, su presencia dominante, se colaba en sus pensamientos. Sentía el eco de su voz, la fuerza de sus manos sujetándola, la presión constante de estar bajo su control. Era como si su mente estuviera atrapada en una pesadilla interminable.
El aire de la habitación parecía espeso, casi denso, como si cada rincón estuviera lleno de las sombras de su pasado. No importaba cuánto intentara huir, esos recuerdos la seguían, anclándola a un lugar del que no podía escapar.
Caesar, observando a Mireya desde la puerta abierta, se acercó con cautela. No quería alarmarla más de lo que ya estaba. Sabía que cualquier movimiento brusco podría desatar una reacción en ella, como una presa acorralada. Pero él también sabía que no podía dejarla sola. Mireya lo necesitaba, aunque ella aún no lo aceptara.
—Mireya... —su voz suave rompió el silencio, y ella levantó la vista lentamente, como si despertara de un trance Sus ojos estaban vacíos, perdidos en un mar de angustia,
Caesar se acercó lentamente, dándole espacio, sabiendo lo frágil que estaba en ese momento. Con una expresión de comprensión, se agachó frente a ella, colocándose a su nivel, sin intentar tocarla Sabía que el contacto físico era aún algo que la aterraba,
—Sé que no te sientes bien ahora —dijo Caesar en tono bajo, pero lleno de una preocupación genuina— Pero no estás sola Yo te voy a cuidar, Mireya Haré todo lo que esté a mi alcance para que encuentres paz,
Mireya no dijo nada, pero las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, brillando como diamantes rotos. Sentía el peso de sus palabras, pero el miedo seguía atenazándola. ¿Cómo podía confiar en alguien más, después de lo que Lucas le había hecho? ¿Cómo podía creer que Caesar no la dejaría caer como todos los demás?,
* Caesar intentando consolar a Mireya*
Caesar suspiró, sabiendo que no podía forzarla a abrirse, pero no estaba dispuesto a rendirse. Se quedó en silencio durante un momento, observando cómo las lágrimas de Mireya comenzaban a caer lentamente por su rostro, deslizándose como si fueran el único escape de un sufrimiento interno profundo.
—Está bien —continuó Caesar, con la voz cargada de ternura— No tienes que hablar si no quieres Yo estaré aquí, no importa cuánto tiempo tarde en que estés lista para confiar en mí Pero quiero que sepas que no eres una carga para mí Eres importante, y quiero ayudarte a sanar,
Mireya tembló, sintiendo cómo su pecho se apretaba Las palabras de Caesar eran un bálsamo en medio de su tormenta, pero aún había una parte de ella que se resistía a abrirse. El miedo de volver a ser controlada, de depender de alguien más, la mantenía a la defensiva,
Caesar, al ver su lucha interna, se levantó lentamente y caminó hacia la ventana. Miró al horizonte, buscando las palabras correctas para seguir brindándole el apoyo que Mireya necesitaba.
—No tienes que hacerlo sola, Mireya —dijo sin volverse— Yo estaré aquí en cada paso, incluso cuando no lo quieras Si necesitas tiempo, lo tendrás. Si necesitas silencio, lo respetaré. Pero lo que nunca te voy a negar es mi apoyo Porque, por encima de todo, quiero verte libre de lo que te atormenta,
Mireya lo observó de reojo, aunque sus ojos seguían vacíos. Por un momento, su cuerpo se relajó ligeramente, como si un peso invisible se levantara, aunque solo fuera por un segundo. La oferta de Caesar era la más genuina que había recibido en mucho tiempo. Quizás, solo quizás, podía confiar en él,
Él se giró y volvió a mirarla, sus ojos llenos de comprensión. Luego, caminó hacia la puerta y antes de salir, dijo,
—Si alguna vez te sientes demasiado abrumada, si sientes que el miedo te consume, ven a mí No tienes que cargar con todo esto sola Yo te ayudaré a sanar, te lo prometo,
Mireya observó la puerta por donde Caesar había salido, su mente aún inundada por los ecos de su pasado Pero algo había cambiado Algo en su pecho, que por un momento había estado frío y cerrado, había comenzado a abrirse No sabía si era la esperanza o el miedo lo que la mantenía en vilo, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía respirar un poco más libre,
Mireya lo pensó pero sentía un enorme terror, ella se levanta y decide ir a la habitación de Caesar, se quedó parada frente a su puerta dudando si golpear o no, cuando se dió vuelta para irse la puerta de la habitación de Caesar se brío,
—pasa—le dijo Caesar, abriendo la puerta,
Mireya duda pero le da miedo ir a su habitación, tenía miedo de seguir siendo atormentada por las pesadillas, al principio Caesar intento darle espacio pero cuando Mireya se durmió profundamente el la abraza y acurruca en sus brazos,
*Caesar abrazando a Mireya mientras duerme*
espetemos que te pueda rescatar