Maktub, estaba escrito. Se define como lo que está destinado a ser sucede, esta es la historia de Emir el hijo mayor de Mahtob, y de Kala una mujer musulmana Chií, hija de un líder Iraki que vive en Kerbala una de las ciudades sagradas. Al cruzarse sus caminos, todo cambia. Luchar para poder vivir su amor no será fácil. Al mismo tiempo su hija Zeynep será objetivo de los pecados de su padre, la verdad tarde o temprano siempre nos lleva al mismo lugar. Por más que la ocultemos es como el agua, siempre busca su cause. Nuestra querida Mahtob y Pedro, estarán listos para enfrentar todo lo que viene para ellos. La vida está en constante cambio. Maktub
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Rechazado
Capítulo 9
Pasaron los días se había realizado la otra cirugía, al día siguiente de ella había llegado el momento de saber si Nayla había recuperado su visión en su totalidad.
Kala se sentía emocionada y sabía que Emir lo había logrado, Tono ayudaba a documentar todo el proceso así tendrían la manera de mostrar a la comunidad médica el avance de su nuevo procedimiento.
—Esta cicatrizando correctamente, veamos es momento de saber si ya puedes ver, ¿estás lista?.—preguntó Emir
—Si doctor.—respondió Nayla
Emir retiró el parche, era el momento de la verdad. Nayla abrió poco a poco sus ojos, se sentía aterrada solo de pensar que tal vez no funcionó. Poco a poco la luz entró por ambos ojos y aunque borroso se comenzó a ver, segundos después volvió a ver con claridad. Miro fijamente a aquel hombre que le había devuelto la luz y que la había sacado de su cruel destino.
—Puedo ver de nuevo.—decía Nayla emocionada
—¿Estás viendo con claridad?.—preguntó Emir
—Si doctor, lo miro a usted, al doctor Tono y a mi adorada hermana aunque traiga su burka todo el tiempo, por fin volveré a verla, a pasado tiempo sin ver lo bonita que es y lo mucho que se parece a nuestra madre.—respondió Nayla
Kala la abrazó, estaba feliz de saber que ella había recuperado su salud. Que todo había valido la pena y que su muerte no sería en vano ahora que volvieran a casa, si es que decidían hacerlo.
—Sabía que funcionaría, eres mi mejor paciente. Sanarás en quince días y ya sabes los mismos cuidados. No puedes estar tanto tiempo al fuego, y tampoco cargar cosas pesadas. Te daré todo tu tratamiento, para un mes y después traten de conseguirlo con Ibrahim.—les decía Emir
—Shukran, usted salvo mi vida.—le decía la pequeña Nayla
Emir se sentía muy contento de haberlo logrado, sin duda esto ayudaría a más personas a recuperar su salud. Pero ya había terminado su misión ahí, habían pasado más de un mes en Bagdad y debía volver a casa.
Mientras tanto en el Cairo Khaled había pasado todos esos días con sus padres, pero también salía de fiesta con Anatoli, había entablado una amistad con el. Ese día estaba disfrutando de la alberca en compañía de Zeynep.
—Pensé que estaba prohibido que las mujeres usaran bikini.—decía Khaled
—Estamos en casa, no en un lugar público. Anoche llegaste muy tarde ¿dónde andabas?.—preguntó Zeynep
—Fuimos a un club nocturno, a ver chicas lindas Anatoli y yo.—respondió Khaled
—No sabe mi padre que hiciste amistad con ese, hombre ¿verdad?.—preguntó Zeynep
—El no es como tú piensas, todos lo respetan y además las mujeres se le ponen de tapete. El es el hermano que yo hubiera querido tener.—respondió Khaled
—Gracias por la parte que me toca, ahora entiendo que no debí de haberte consentido.—dijo Zeynep
—Contigo hago la excepción, tu eres mi hermana favorita.—respondió Khaled, los interrumpió la sirvienta
—Señorito lo busca Anatoli Sherbina.—dijo Narin
—Hazlo pasar Narin.—respondió Khaled
—¿Qué hace aquí?.—preguntó Zeynep
—Tranquila, yo lo invité a pasar la tarde con nosotros. Ya verás que es increíble.—respondió Khaled
Zeynep continuó tomando el sol, entró Anatoli y pidió a sus guardaespaldas quedarse lejos de ellos
—Anatoli, que bueno que te decidiste a venir, esta es tu casa.—saludó Khaled
—Gracias por la invitación, buenas tardes señorita—saludó Anatoli
—Sea bienvenido, Narin ofrécele algo de tomar al caballero por favor.—decía Zeynep, él tomó asiento al lado de ella no pudo evitar admirar su hermosa figura, y sobre todo observar sus labios.
—Me ha contado Khaled que eres una mujer de negocios, que eres la mano derecha de tu padre. En mi opinión eso es admirable.—la halagaba Anatoli
—Si así es, y pronto Khaled también trabajará con nosotros. ¿Tú a qué te dedicas?.—preguntó Zeynep sin rodeos
—Soy la mano derecha de mi padre, que por cierto fue amigo de mucho años del tuyo y creo antes hacían negocios juntos.—respondió Anatoli
—De verdad tendré que preguntarle. Por un momento pensé que eras un mafioso o algo así, das esa impresión.—dijo Zeynep
—Así que tienes un prejuicio respecto a la mafia y todo ese mundo oscuro.—respondió Anatoli
—Es asunto de cada quien, no quise ofenderte.—respondió Zeynep
—Le contaba a Anatoli que volveremos a Milán, y que después nos iremos en familia a Dubai de crucero.—decía Khaled para cambiar de tema
—Yo también debo volver a Milán, mi padre se va a reunir con Antonio, su principal socio. Espero que estando allá, aceptes salir conmigo.—dijo Anatoli
—No creo poder lo siento, soy una mujer muy ocupada. Pero agradezco mucho tu invitación, bien debo ir a cambiarme para comer con el abuelo. Te quedas en tu casa Anatoli.—lo rechazó Zeynep
Anatoli se levantó para obstaculizarle el paso, ella se quedó sorprendida no sabía que haría ahora, él le extendió la mano. Zeynep le correspondió, Anatoli una vez más besó su mano
—Estoy a sus pies mi bella señorita.—dijo Anatoli y le sonrió, esa sonrisa puso a temblar a Zeynep algo en el no le daba confianza, de inmediato los dejó a solas
—Te dije que mi hermana no salía con chicos, me he preguntado si tal vez le gustan las mujeres.—decía Khaled
—Tu descuida yo la sabré convencer, ella me gusta y mucho. Tiene carácter, personalidad y sin duda sería una compañera ideal para mí.—expresaba Anatoli su interés
Khaled sabía que su hermana no era fácil de convencer, lo que él ignoraba es que Anatoli estaba acostumbrado a obtener lo que quería por las buenas o por las malas
Mientras tanto Elisabetta hablaba por teléfono con Emir, ella estaba desesperada porque volviera a Milán
—Te he extrañado tanto Emir, espero que pronto vuelvas.—le decía ella
—Pronto estaré de vuelta, aprovechando quiero reconocer que gracias a ti, logré mi cometido y te tengo una buena noticia. Tuve la oportunidad de llevar un nuevo procedimiento y fue exitoso.—le contaba Emir
—Es que eres el mejor, me alegro tanto por ti querido Emir. Avísame cuando llegues para organizar una bienvenida como debe ser, ya quiero verte.—decia Elisabetta
Ella era su mejor amiga, confidente y tenían años conociéndose, así que no dudaba que al volver ellos podrían funcionar como algo más.
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